ARTÍCULO

TERRITORIO, INNOVACIÓN Y DESARROLLO RURAL. EL CASO DEL TERRITORIO BRASILEÑO DEL VALE DOS VINHEDOS

TERRITORY, INNOVATION AND RURAL DEVELOPMENT. THE CASE OF “VALE DOS VINHEDOS” IN THE BRAZILIAN REGION OF RIO GRANDE DO SUL

Daniel L. Jeziorny

Facultad de Ciencias Económicas. Universidad Federal de Bahia. Brasil

alemaodaniel@gmail.com

 

RESUMEN

Este artículo trata el tema de la apropiación territorial de los espacios rurales en el marco de procesos de innovación. Su autor plantea la tesis de que los procesos innovadores están configurados por el avance técnico y tecnológico, pero siguen la lógica de acumulación del capital, teniendo por tanto una dimensión económico-política. Sobre la base de este argumento analiza, en primer lugar, las dinámicas de innovación que han tenido lugar en el sector vitivinícola brasileño, centrando el análisis en el territorio denominado “Vale dos Vinhedos”, situado en el Estado de Rio Grande do Sul. Asimismo, analiza los sistemas de gobernanza surgidos en torno a esos procesos innovadores y el modo como se gestionan las interacciones entre los diversos actores sociales, económicos e institucionales presentes en ese territorio. Finalmente, analiza cómo los capitales instalados en el “Vale dos Vinhedos”, al encontrar dificultades para avanzar en el proceso de acumulación, se trasladan a la zona de la “Campanha Gaucha”, dando un giro al proceso de innovación en el sector vitivinícola.

ABSTRACT

This paper is focused on innovation processes in rural areas. Its author pose that although these processes are encouraged of technical and technological advances, they are also oriented by the logic of capital accumulation. That is why the innovation processes has a political dimension. In base of this thesis, the author analyzes, firstly, the general innovation tendencies taking place in the Brazilian wine sector, and in particular the innovation experiences in the rural area called “Vale dos Vinhedos”, placed in the region of Rio Grande do Sul. Also, he analyzes the governance system in this territory, paying attention to the organization of social and economic players, and their relations with the public institutions at the local level. Finally, the author analyzes how the financial capital decides to change its strategy and to remove from Vale dos Vinhedos to other rural areas (for example, Campanha Gaucha) when economic players find difficulties to increase the capital accumulation process.

Recibido: 20-08-2014; Aceptado: 15-09-2015. Publicado on line: 22-08-2016

Cómo citar este artículo/Citation: Jeziorny, D.L. 2016. "Territorio, innovación y desarrollo rural. El caso del territorio brasileño del Vale dos Vinhedos". Revista Internacional de Sociología 74 (3): e041. doi: http://dx.doi.org/10.3989/ris.2016.74.3.041

PALABRAS CLAVE: Brasil; Capital social; Desarrollo rural; Innovación; Sector vitivinícola.

KEYWORDS: Brasil; Innovation; Rural development; Social capital; Wine sector.

Copyright: © 2016 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution (CC BY) España 3.0.

CONTENIDOS

RESUMEN
ABSTRACT
INTRODUCCIÓN
EL “TERRITORIO”, UNA CONSTRUCCIÓN SOCIOPOLÍTICA DEL ESPACIO
ALGUNAS NOTAS SOBRE DESARROLLO TERRITORIAL
CAPITAL SOCIAL Y SISTEMAS DE GOBERNANZA EN EL DESARROLLO TERRITORIAL
LAS BASES POLÍTICAS DE LA INNOVACIÓN
LA SINGULARIDAD DEL TERRITORIO COMO ESTRATEGIA DE DESARROLLO
EL CASO DEL “VALE DOS VINHEDOS”
CONCLUSIONES
AGRADECIMIENTOS
NOTAS
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

INTRODUCCIÓN Top

Este artículo se fundamenta en la tesis de que los principios técnicos que orientan los procesos de innovación y apropiación espacial de los territorios, tienen una dimensión política que debe ser incorporada en el análisis. Tomando como referencia empírica el proceso innovador en el sector vitivinícola brasileño, nuestro objetivo es demostrar cómo los territorios rurales que son objeto de innovación, son precisamente aquellos espacios donde la aplicación de la tecnología disponible hace posible aumentar la rentabilidad del capital. Es decir, la lógica de la innovación responde a una lógica económica y política, de tal modo que no es posible comprender el modelo de desarrollo implantado en los territorios sin tener en cuenta la dinámica política subyacente.

Para cumplir ese objetivo, dedicaremos la primera sección a mostrar que el “territorio” es un concepto multidimensional que se concreta en la práctica como un proceso de construcción sociopolítica. En la segunda y tercera sección expondremos algunas ideas sobre el desarrollo territorial y profundizaremos en el proceso de “territorialización” de los espacios rurales, analizando desde la perspectiva del capital social el modo cómo se organiza la gobernanza en esos territorios. En la cuarta sección, y en base a la “teoría evolucionaria”, reflexionaremos sobre los procesos de innovación en las economías capitalistas, y analizaremos la dimensión política de la innovación. Ese marco nos permitirá analizar los procesos innovadores que tienen lugar en el sector vitivinícola, y estudiaremos el caso del “Vale dos Vinhedos”, un territorio situado en la región brasileña de Rio Grande do Sul. En dicho territorio, analizaremos el sistema de gobernanza surgido en el sector para gestionar la interacción entre los distintos actores socioeconómicos e institucionales. Finalmente, se analizarán las claves que explican el traslado a la zona “Campanha Gaucha” de los capitales instalados en el “Vale dos Vinhedos” ante la dificultad de avanzar en el proceso de acumulación.

 

EL “TERRITORIO”, UNA CONSTRUCCIÓN SOCIOPOLÍTICA DEL ESPACIO Top

El análisis económico suele tratar como sinónimos los conceptos de “espacio” y “territorio”. Sin embargo, como afirma Souza (2009Souza, M. L. 2009. "Território da divergência (e da confusão): em torno das imprecisas fronteiras de um conceito fundamental". Pp. 57-72 en Território e territorialidades: teorias, processos e conflitos, coordinado por M. A. Saquet y E. S. Sposito. São Paulo: Expressão Popular.), el “territorio” es un concepto multidimensional formado por diversas dimensiones, de las cuales la dimensión material (espacio físico-geográfico) es una de ellas, pero no la única, operando otra no menos importante, la dimensión política. Coincidimos con este autor cuando dice que el territorio es la proyección de relaciones sociales en un espacio determinado, es decir, de relaciones de poder que operan sobre un determinado sustrato material (el espacio). De acuerdo con este razonamiento, el espacio antecede al territorio: primero ha de haber un “espacio” (físico, geográfico) para que sobre él se proyecten relaciones sociales (de poder), y de ese modo pueda ser transformado en un “territorio”[1]. Por tanto, los conceptos de “espacio” y “territorio” no son equivalentes ni tampoco sinónimos.

De acuerdo con Medeiros (2009Medeiros, R. M. V. 2009. "Território, espaço de identidade". Pp. 217-228 en Território e territorialidades: teorias, processos e conflitos, editado por M. A. Saquet y Eliseu Savério Sposito. São Paulo: Editora Expressão Popular.), el territorio es, además, un espacio de identidad, que tiene como base los sentimientos. Puede ser un espacio imaginado, hasta incluso soñado. Afirma este autor que es justo a partir de un sueño cuando comienza la construcción social de un territorio. Inicialmente, el territorio es un espacio cultural de identificación (de pertenencia); la apropiación material del espacio es posterior. Al reflexionar sobre la experiencia de los asentamientos agrarios del MST (Movimento Sem Terra) en Brasil, Medeiros señala que a un territorio le precede no solo un espacio, sino también un proyecto, un ideal, un sueño. El territorio es, por tanto, un lugar donde los proyectos pueden ser apropiados por un determinado grupo en detrimento de otros; es un espacio de poder por ser ahí donde los sueños se convierten en proyectos. Lo importante no es, por tanto, analizar el orden secuencial del proceso de “territorialización”, sino entender que no hay territorio sin un proyecto previamente soñado. La conversión de un espacio en territorio requiere de un proyecto a ejecutar sobre ese sustrato material (Raffestin 2009Raffestin, C. 2009. "A produção das estruturas territoriais e sua representação". Pp. 17-36 en Território e territorialidades: teorias, processos e conflitos, coordinado por M. A. Saquet y E. S. Sposito. São Paulo: Expressão Popular.).

Sin embargo, siguiendo a Milton Santos (2011Santos, M. 2011. Economia Espacial: críticas e alternativas. São Paulo: EDUSP.), es un hecho que el espacio es hoy un sistema de objetos cada vez más artificiales, provocado por sistemas de acciones igualmente imbuidas de artificialidad y cada vez más tendentes a fines extraños al lugar y a sus habitantes[2]. A ello añadimos aquí que, además de su contenido técnico, estos objetos reflejan las diversas perspectivas culturales e ideológicas que hay detrás de cada proyecto de desarrollo territorial. No cabe hablar, por tanto, de neutralidad en la tecnificación del espacio, sino todo lo contrario. Entendemos que los enfoques técnicos que orientan los proyectos de apropiación del espacio (o de lo que hemos llamado proceso de territorialización) son fundamentalmente políticos, al reflejar una confrontación entre grupos de intereses por la imposición de un determinado proyecto de desarrollo.

En ese sentido, la dimensión política tiene importancia dentro de las dimensiones que configuran un territorio, pues se refiere directamente al ejercicio del poder, y, por tanto, a la selección de los proyectos. Para algunos autores, el propio concepto de “territorio” se confunde con el ejercicio del poder político en un determinado espacio geográfico (Medeiros 2009Medeiros, R. M. V. 2009. "Território, espaço de identidade". Pp. 217-228 en Território e territorialidades: teorias, processos e conflitos, editado por M. A. Saquet y Eliseu Savério Sposito. São Paulo: Editora Expressão Popular.; Souza 2009Souza, M. L. 2009. "Território da divergência (e da confusão): em torno das imprecisas fronteiras de um conceito fundamental". Pp. 57-72 en Território e territorialidades: teorias, processos e conflitos, coordinado por M. A. Saquet y E. S. Sposito. São Paulo: Expressão Popular.; Raffestin 2009Raffestin, C. 2009. "A produção das estruturas territoriais e sua representação". Pp. 17-36 en Território e territorialidades: teorias, processos e conflitos, coordinado por M. A. Saquet y E. S. Sposito. São Paulo: Expressão Popular.) y se asienta en un determinado entramado institucional (Reis 2007Reis, J. 2007. Ensaios de economia impura. Coimbra: Edições Almedina.).

Los modelos de desarrollo territorial son, por tanto, construcciones sociopolíticas sobre un determinado espacio geográfico, que requieren de unas estrategias previas de apropiación. Y es en esas estrategias donde se proyectan las distintas concepciones sobre el desarrollo que tienen los diversos grupos sociales y económicos presentes en el territorio. De ahí que sea necesario dedicar una sección a cómo la literatura económica recoge los diferentes modos de concebir el desarrollo de los territorios.

 

ALGUNAS NOTAS SOBRE DESARROLLO TERRITORIAL Top

Tratar el tema del desarrollo no es tarea fácil, dado que es un concepto de naturaleza multidimensional que no se presta a ser encapsulado en fórmulas simples (Sachs 2008Sachs, I. 2008. Caminhos para o desenvolvimento sustentável. Rio de Janeiro: Garamond.). Dado que no es objetivo de este artículo revisar las distintas teorías del desarrollo, optamos por realizar aquí una breve aproximación a las mismas. Para ello comenzaremos recordando que, con el propósito de explicar las diferencias en los niveles de desarrollo económico entre los países, muchas de esas teorías surgieron en el contexto ideológicamente polarizado de los años siguientes a la finalización de la II Guerra Mundial. En tal escenario, y pese a sus diferencias ideológicas, estas teorías tenían en común el hecho de entender el desarrollo como el aumento de la riqueza material y el avance de la industrialización.

Al reflexionar sobre eso, autores como Bonente (2011Bonente, B. A. 2011. Desenvolvimento em Marx e na Teoria Econômica: por uma crítica negativa do desenvolvimento capitalista. Brasil: Universidade Federal Fluminense. Tesis doctoral.) señalan que las teorías clásicas del desarrollo arrastran un doble sesgo ideológico: i) “maniqueo”, en la medida en que asocian el desarrollo con algo bueno, y su ausencia (el subdesarrollo) con algo ruin; ii) “positivo”, en la medida en que sitúan el desarrollo en bases esencialmente materiales, de tal modo que una sociedad que se desarrolla pasa a una situación de bienestar material. Ante ello plantean la necesidad de alejarse de esa visión ideológicamente sesgada y de definir el concepto de “desarrollo” en términos más objetivos a partir de la idea de “complejidad”. De ese modo, un determinado objeto se “desarrolla” en la medida en que su estructura constitutiva se hace más “compleja”. Trasladado al tema que nos ocupa, el desarrollo territorial sería un proceso por el cual las diversas esferas constitutivas de un territorio (sociales, políticas, económicas e institucionales) se hacen más complejas. El análisis se debería ocupar, por tanto, de estudiar el grado de complejidad que adquieren esas esferas constitutivas, analizar la lógica subyacente a cada una de ellas y encontrar una explicación adecuada al modo como tiene lugar el proceso de desarrollo territorial.

No obstante, para abordar ese análisis, es necesario considerar que el desarrollo territorial se basa en un proyecto previo de apropiación espacial, y que tal proyecto depende de los condicionantes impuestos por la sociedad y por el espacio en sí. En los proyectos de desarrollo territorial inciden, por tanto, las especificidades geográficas y sociales del territorio, siendo estas especificidades las que condicionarían el contenido de las estrategias emprendidas, dando lugar a diferentes vías dentro de una multiplicidad de posibles trayectorias.

Por ello, autores como Reis (2007Reis, J. 2007. Ensaios de economia impura. Coimbra: Edições Almedina.) destacan la importancia de las instituciones en tanto fuentes de especificidad y, por tanto, de diferenciación entre unas sociedades y otras. Entendido de este modo, el éxito de un proceso de desarrollo requerirá, por tanto, de la creación de sinergias entre los actores presentes en las diversas áreas territoriales: local, regional, nacional y, en algunos casos, incluso supranacional (como es el caso de algunos programas de la UE). Para ello, se necesita la implementación de un mecanismo eficaz para facilitar la concertación de intereses, es decir, de una “estructura de gobernanza” que posibilite a estos actores convertirse en sujetos del proceso de apropiación del espacio (Cassiolato y Lastres 2003Cassiolato, J. E. y M. L. Lastres 2003. "O foco em arranjos produtivos e inovativos locais de micro e pequenas empresas". En Pequena Empresa: cooperação e desenvolvimento local, coordinado por J. E. Cassiolato y M. L. Lastres. Río de Janeiro: Relume Dumara.; Moyano 2009Moyano Estrada, E. 2009. "Capital social, gobernanza y desarrollo en áreas rurales". Ambienta 82:23-34.).

Sin embargo, debemos tener en cuenta que, en muchos casos, algunas oportunidades y recursos para el desarrollo se encuentran enraizados en redes más distantes, o sea en puntos externos a los límites espaciales del territorio, como puede ocurrir con algunos recursos inmateriales (conocimiento) o tangibles (materias primas, mercados de consumo) localizados en otros espacios. Esto nos conduce a la idea de que un territorio, aunque esté determinado por el espacio geográfico, por las instituciones y por las relaciones de producción existentes, es, sobre todo, un sistema social que puede sobrepasar el entorno físico que le sirve de base.

En definitiva, entender el territorio en tanto construcción (sociopolítica) sobre el espacio no significa interpretarlo como un sistema cerrado, autoencapsulado en ese espacio, con una dinámica restringida solo a los estímulos y condicionantes internos. Por el contrario, debemos entenderlo como un sistema abierto capaz de responder de diversas maneras a los estímulos externos. Y conviene también señalar que esas respuestas dependerán, muy particularmente, de la forma como el sistema de gobernanza esté organizado a nivel interno del territorio. En otras palabras, se precisa un buen sistema de organización interna que pueda ayudar al aprovechamiento de las oportunidades externas.

 

CAPITAL SOCIAL Y SISTEMAS DE GOBERNANZA EN EL DESARROLLO TERRITORIAL Top

Como es conocido, el enfoque del “capital social” se basa en la idea de confianza como elemento fundamental del orden social, y centra su atención en la existencia de estructuras sociales intermedias, redes asociativas y valores compartidos. Aunque ha sido utilizado por una gran variedad de autores con fines diversos (Bourdieu, Coleman, Putnam,...) su utilización en los estudios sobre desarrollo recibe un fuerte impulso al final de los años 80 y a lo largo de la década de 1990, gracias a los economistas y sociólogos de la “nueva sociología económica” (Halpern 2005; Lin 2001Lin, N. 2001. Social Capital: A Theory of Social Structure and Action. Nueva York: Cambridge University Press, Structural Analysis in the Social Sciences. http://dx.doi.org/10.1017/CBO9780511815447.; Portes 1998Portes, A. 1998. "Social capital: Its Origins and Aplication in Modern Sociology". American Review of Sociology 24:1-24. http://dx.doi.org/10.1146/annurev.soc.24.1.1 .). En ese marco multidisciplinar había consenso en considerar que la noción de “capital social” se definía a partir de dos dimensiones: enraizamiento (embededdness) y autonomía (autonomy)[3] (Moyano 2003Moyano Estrada, E. 2003. "Capital social y desarrollo en zonas rurales". Pp. 103-129 en Desarrollo rural: organizaciones, instituciones y territorios, coordinado por M. Lattuada, M. Manzanal y G. Neumann. Buenos Aires: Ciccus.).

La búsqueda de una combinación óptima entre esas dos dimensiones se convirtió en el principal objetivo de los estudios sobre el desarrollo. Ya a mediados de los 90, los sociólogos advertían de la dificultad de encontrar esa combinación, pues se trataba de analizar procesos de desarrollo que eran protagonizados tanto por los individuos, como por las instituciones, y que ocurrían tanto a nivel micro como macro.

Con el propósito de superar esas dificultades, Michael Woolcock (1998Woolcock, M. 1998. "Social capital and economic development: toward a theoretical synthesis and policy framework". Theory and Society 27:151-208. http://dx.doi.org/10.1023/A:1006884930135.) plantea un modelo-síntesis en el que amplía las dimensiones de embeddedness y autonomy para analizar cómo se expresan en los niveles micro y macro. Buciega (2012Buciega, A. 2012. "Capital social y LEADER. Los recursos generados entre 1996 y 2006". Revista de Estudios sobre Despoblación y Desarrollo Rural 2:111-144.) señala que la utilidad del modelo de Woolcock radica en que permite identificar el nivel micro como el escenario donde tienen lugar las dinámicas ascendentes del desarrollo territorial (bottom-up), y el nivel macro como aquel donde se manifiesta el marco regulador y donde se expresan las dinámicas descendentes (top-down). En la realidad empírica, los procesos de desarrollo territorial son resultado de dinámicas ascendentes y descendentes que no se presentan de forma separada (como en el modelo teórico), sino de forma combinada, por lo que habría que analizarlas de ese modo (Buciega y Esparcia 2013Buciega, A. y J. Esparcia 2013. "Desarrollo, territorio y capital social. Un análisis a partir de dinámicas relacionales en el desarrollo rural". REDES 24:81-113.)

Algunas de las críticas recibidas por el modelo, llevó a Woolcock a revisar algunos elementos de su propuesta, incorporando las dimensiones de bonding, bridging y linking que habían acuñado otros autores dentro del enfoque del capital social (Woolcock y Narayan 2000Woolcock, M. y D. Narayan 2000. "Social Capital: Implications for Development Theory, Research and Policy". World Bank Research Observer 15:225-249. Consultado el 1 de agosto de 2014. (Traducción al castellano en http://preval.org/documentos/00418.pdf). http://dx.doi.org/10.1093/wbro/15.2.225.). Realmente, la dimensión de bonding es similar a la de embeddednes, y de hecho son términos intercambiables, al referirse ambos a las relaciones afectivas de integración y enraizamiento de los individuos en sus grupos primarios. Por su parte, la dimensión bridging puede equipararse a la de autonomy, ya que se refiere a las relaciones de tipo más instrumental que afectivo que se establecen entre individuos pertenecientes a comunidades o grupos distintos. Es la dimensión linking la que introduce un cambio relevante en la mirada analítica sobre el capital social, ya que amplía el modo de abordar la relación entre instituciones en el nivel macro, sobre todo cuando no es una relación simétrica en términos de poder. De hecho, esta dimensión permite analizar las relaciones interinstitucionales como relaciones jerárquicas entre unas instituciones revestidas de authoritas/imperium y otras subordinadas o dependientes de aquéllas. Woolcock amplía así el horizonte de su propuesta inicial, centrada en una dimensión de “sinergia institucional” que no tenía en cuenta el diferente status de poder entre las instituciones.

En lo que respecta a los sistemas de gobernanza del desarrollo territorial, los actores que componen estos sistemas no son actores individuales, sino de naturaleza asociativa o institucional. Por ello, es la citada dimensión de “sinergia institucional” de Woolcock, ampliada con la dimensión linking, la que presenta más utilidad para abordar desde la perspectiva del capital social el análisis de la estructura de gobernanza en las dinámicas de desarrollo territorial. Desde nuestro punto de vista, la estructura de gobernanza puede estar formada tanto por elementos internos del territorio como externos al mismo, y la cooperación institucional se puede dar en ambos niveles: dentro del propio sistema de gobernanza (entre los actores asociativos o institucionales que lo forman: representantes de la sociedad civil, autoridades públicas de ámbito local,…), o fuera del mismo (ya sea de manera directa o indirecta con entidades que no están presentes en el territorio, pero que tienen fuerte incidencia en lo que allí ocurre)[4]. Dado que la relación no es simétrica en términos de poder e influencia, el uso de la dimensión linking es útil para abordar en su complejidad el análisis de las estructuras de gobernanza en el territorio.

Con ello, reafirmamos la tesis planteada por Moyano (2009Moyano Estrada, E. 2009. "Capital social, gobernanza y desarrollo en áreas rurales". Ambienta 82:23-34.) de que los procesos de desarrollo territorial requieren, para tener éxito, de la construcción de una estructura de gobernanza eficiente, y que esa eficiencia dependerá del grado de capital social (confianza, cooperación,…) existente ente los actores colectivos e institucionales que forman parte de ella. Desde el punto de vista del análisis territorial, esto significa disponer de una estructura capaz de poner en relación un conjunto de actores de diversa naturaleza y a diferentes escalas para, en común, identificar las potencialidades de un determinado territorio respecto a las oportunidades surgidas en su entorno (interno y externo), y a partir de ello construir una estrategia compartida de desarrollo (Camagni 2003Camagni, R. 2003. "Incertidumbre, capital social y desarrollo local: enseñanzas para una gobernabilidad sostenible del territorio". Investigaciones Regionales 2:31-57.).

Finalmente, cabe señalar que la existencia de un buen stock de capital social, además de ser fundamental para una estructura de gobernanza que conduzca al avance del proceso de desarrollo territorial sobre un determinado espacio, contribuiría también a facilitar el funcionamiento del sistema de innovación, un sistema que se sustenta en la cooperación entre actores que ocupan posiciones diferentes en la estructura económica y social y que actúa tanto dentro como fuera del territorio.

 

LAS BASES POLÍTICAS DE LA INNOVACIÓN Top

Desde el comienzo de los años 1990 ha ido creciendo el número de estudios sobre la innovación desde una perspectiva sistémica. Esta perspectiva cuestiona el proceso innovador como un proceso lineal, en el que la innovación partiría de la ciencia pura, pasaría por la ciencia aplicada y desembocaría en el mercado. El enfoque sistémico no considera la innovación como un fenómeno exclusivamente science push, y mucho menos como un acto aislado, fruto de una acción individual. De acuerdo con la teoría política evolucionaria, la innovación es fruto de un proceso de interacción social que se extiende en el tiempo y en el espacio, y que tiene como recurso fundamental el conocimiento (Lundvall 1992Lundvall, B. A. 1992. "Introduction". Pp. 1-19 en National System of Innovation: towards a theory of innovation and interactive learning, editado por B. A. Lundvall. London/New York: Pinter Publishers.; Cooke y Morgam 1998Cooke, P. y K. Morgan 1998. The associational economy: firms, regions, and innovation. Oxford (England) and New York: Oxford University Press. http://dx.doi.org/10.1093/acprof:oso/9780198290186.001.0001.).

Aceptar que la innovación es el resultado de dinámicas de interacción social implica admitir que los actores involucrados en tales dinámicas ocupan diferentes posiciones en la estructura social y económica, y que sus intereses pueden ser divergentes. Los procesos innovadores no son, por tanto, dinámicas sociales marcadas siempre por la armonía y guiadas por el logro del interés general, sino que suelen estar afectadas por divergencias y conflictos de intereses, a la hora de valorar los costes y beneficios que conllevan (Becattini 2006Becattini, G. 2006. "Industrial District and Development Economics". Pp. 664-671 en Elgar Companion to Alfred Marshall, editado por T. Raffaelli, G. Becattini y M. Dardi. Cheltenham: Edward Elgar.; Gurutxaga 2010Gurrutxaga Abad, A. 2010. Recorridos por el cambio, la innovación y la incertidumbre. Bilbao: Universidad del País Vasco.; Vázquez Barquero 2005Vázquez Barquero, A. 2005. Las nuevas fuerzas del desarrollo. Barcelona: Antoni Bosch Editor.).

Esto nos conduce a prestar atención a las bases sociopolíticas de la innovación, planteando cuestiones tales como las siguientes: ¿en torno a qué temas (económicos, ambientales,…) surgen los conflictos de intereses en un determinado proceso innovador?, ¿qué estructuras de gobernanza hay disponibles para gestionarlos?, ¿cómo se construyen los consensos en torno a los tipos de innovación que se utilizan como base de los modelos de desarrollo?

Aprehender el sentido de la innovación en un determinado proceso de desarrollo territorial, y la trayectoria tecnológica que lo conforma, exige considerar que son encadenamientos de un juego vinculado a una arquitectura de poder y asentado en una determinada estructura social. El desarrollo territorial y la apropiación social de espacios geográficos por la vía de la innovación tecnológica suceden en conformidad con las leyes generales de funcionamiento de la sociedad en que se insertan.

Así, por ejemplo, cuando un inversor decide comprar o arrendar tierras para montar una bodega, su objetivo último no es la elaboración del vino, es decir, los bienes mercantiles que esa inversión le producirá, ni tampoco es su objetivo desarrollar el espacio rural. Su objetivo es valorizar, mediante la producción, el capital invertido en ese proceso. En tal caso, es preciso tener en cuenta que la apropiación social de un espacio geográfico ocurre mediante un proceso de valorización del capital.

Tanto la utilización del espacio, como la adopción de tecnología, deben verse desde este punto de vista. Es ahí donde residen las causas de la innovación, el porqué de la innovación. En otras palabras, cabe decir, con raras excepciones, que el porqué de la innovación no está en la producción en sí misma, sino en la valorización del capital, de la misma forma que la valorización del capital se encuentra entre las causas del proceso de apropiación social de los espacios geográficos.

En ese sentido, Katz (1996Katz, C. 1996. "La concepción marxista del cambio tecnológico". Pensamiento Económico 1:155-180. Consultado 24 marzo de 2013 (http://katz.lahaine.org/?cat=4).) destaca que la ley del valor trabajo y de la plusvalía constituyen nociones indispensables para una teoría de la innovación. Así, cuando en un determinado territorio, una fuerza de cualquier tipo ofrece resistencia a la concreción de las leyes generales (es decir, genera una tensión que da como resultado una fricción en el proceso de acumulación) es razonable pensar que el capital busque estrategias para superarla. Entre tales estrategias puede contemplarse la de desplazar las inversiones a otros espacios.

Trasladada la reflexión a un determinado territorio vitivinícola, la acción colectiva de los agricultores, organizados, por ejemplo, bajo la forma de una cooperativa, puede funcionar como una especie de barrera que genere tensiones en la aplicación de la ley general de acumulación del capital. En ese caso, es bastante probable que los mayores capitales busquen otros espacios geográficos donde, dado el estado de la tecnología, se puedan utilizar innovaciones que reduzcan la componente variable de la composición orgánica del capital (Schetjman y Berdegué 2004).

Sin embargo, la trayectoria de las innovaciones dista de ser neutral, ya que posee un carácter político en la medida en que se vincula a los intereses de determinados grupos dentro del sistema social de producción, y también porque sirve de instrumento para un determinado modo de apropiarse de los espacios territoriales. Así, una determinada innovación tendrá lugar en el sistema productivo de los territorios y en el proceso de apropiación social del espacio si es útil para valorizar el capital y contribuir al avance del proceso de acumulación.

 

LA SINGULARIDAD DEL TERRITORIO COMO ESTRATEGIA DE DESARROLLO Top

Dentro de las distintas formas de apropiación de los espacios geográficos, hay modelos que se benefician de la cohesión e identidad preexistentes en los territorios para poner en marcha planes estratégicos de desarrollo. Tal es el caso de algunas estrategias concretas que se basan en la idea de que la riqueza de los territorios está en su diversidad y no en la homogeneización, adoptando de ese modo como principio guía la atribución de singularidades a los bienes que se producen en un determinado territorio.

Por el lado del productor, y de una manera general, nos parece que la construcción de productos singulares se basa en la búsqueda de una renta de monopolio. Según Harvey (2013Harvey, D. 2013. Os limites do capital. São Paulo: Boitempo Editorial.: 139), esta renta surge en la medida en que ciertos agentes socioeconómicos consiguen absorber, durante largo tiempo, un mayor flujo de renta en virtud del control exclusivo sobre algún bien comercializable que sea, en ciertos aspectos, único e irreproducible. Desde el lado del consumidor, son muchos los aspectos que le impelen a la búsqueda de productos con características singulares, y el análisis de estos productos requiere un poco más de reflexión acerca del funcionamiento del mercado de las singularidades (Díaz Méndez 2015Díaz Méndez, C. 2015. "Comer en un mundo globalizado". XXII Informe sobre la Agricultura Española. Madrid: Fundación de Estudios Rurales.).

En rigor, estos mercados singulares poseen un tipo de funcionamiento que se caracteriza por la primacía de la calidad. Al mismo tiempo, es importante comprender que una singularidad debe ser entendida como una cualidad específica de un producto, que sirva para atribuirle el rasgo de producto único. Esta cualidad puede surgir, por ejemplo, de una técnica productiva típica de un territorio, así como de una materia prima que se da de forma exclusiva en un determinado espacio geográfico.

Paralelamente al mercado convencional, donde buena parte de la capacidad de juicio de los consumidores se basa en patrones generales, en el mercado de productos singulares es el consumidor quien les atribuye valor, no según la utilidad marginal, sino en consonancia con la subjetividad inconmensurable de su gusto personal (Abramovay 2007Abramovay, R. 2007. "Os mercados como construções sociais". Valor Econômico 24 de noviembre.). El mercado de los “grandes vinos” se enmarca en ese contexto. Hace algún tiempo, la crítica vinícola inventó la celebración de los “grandes vinos” como obras de arte. Con ello, se logra conectar la pasión por el vino con segmentos de consumidores de alto nivel de renta y con el deseo de participar en el arte de la mesa, entendido como arte del buen vivir (Karpik 2007Karpik, L. 2007. L’ Èconomie des singularités. París: Gallimard.)[5].

Con el objetivo de proteger la singularidad de un producto asociado a un determinado territorio, surgen las “Indicaciones Geográficas” (IG), sobre cuya experiencia en los países de la UE existe una amplia literatura (IPTS 2007IPTS (Institute for Prospective Technological Studies) 2007. Food quality assurance and certification schemes managed within an integrated supply chain. European Commission, Joint Research Centre Project. http://foodqualityschmes.jrc.es/en/index.html.; Sanz Cañada y Macías 2008Sanz Cañada, J. y A. Macias 2008. "Territorio y calidad certificada". XIV Informe sobre la Agricultura Española. Madrid: Fundación de Estudios Rurales.). Las IG son un activo intangible y representa una cualidad atribuida al medio natural y/o una reputación que distinguen productos o servicios de determinado origen geográfico. En este sentido, las IG pueden verse como un “nested market” (mercado anidado) construido sobre la base del “common pool resource” que se crea en un territorio a partir de sus especificidades espaciales y sociales (Polman et al. 2010Polman, N. et al. 2010. "Nested markets with Common Pool Resources in Multifunctional Agriculture". Rivista di Economia Agraria 65:295-318.).

En relación a la experiencia de las IG en Brasil, Ferreira et al. (2013Ferreira et al. 2013. "Indicação geográfica no Brasil: aspectos legais". Pp. 127-134 en Território, identidade territorial e desenvolvimento regional: reflexões sobre Indicação Geográfica e novas possibilidades de desenvolvimento com base em ativos com especificidade territorial, coordinado por V. R. Dallabrida. São Paulo: LibrArs.) señala la Ley de Protección Industrial (LPI n.º 9279) de 14 de mayo de 1996, como el marco legal que las regula. Para Pimentel (2013Pimentel, O. 2013. "Os desafios dos aspectos legais na prática de estruturação das indicações geográficas". Pp. 135-143 en VV. AA. Território, identidade territorial e desenvolvimento regional: reflexões sobre Indicação Geográfica e novas possibilidades de desenvolvimento com base em ativos com especificidade territorial. São Paulo: Editora LibrArs.), la protección jurídica de la IG pone en valor el territorio y puede ser un importante instrumento de desarrollo territorial, ya que exige la existencia de una determinada organización de los productores como condición imprescindible para su reconocimiento. De esa forma, entendemos que, respecto a la organización de los actores sociales, la estrategia de IG puede funcionar como un importante incentivo, pues requiere la construcción no solo de una asociación (o de algún aparato social semejante), sino principalmente de un “consejo regulador” donde serán decididas las bases normativas de producción en las que se sustentará dicha estrategia. Así, por el hecho de organizar a los productores en torno a un proyecto, la IG puede servir de guía para orientar las estrategias de desarrollo. De hecho, Sacco dos Anjos (2012Sacco Dos Anjos, F. 2012. "Indicações geográficas, identidade e desenvolvimento: um diálogo entre a realidade europeia e brasileira". En Desenvolvimento Territorial: produção, identidade e consumo, coordinado por M. Froelich. Ijuí: Unijuí.) afirma que el “consejo regulador” es el corazón de la IG por ser el responsable del establecimiento de un “pliego de condiciones” para orientar la producción de un determinado bien, pero, sobre todo, por la importancia que tiene en la concertación de intereses, en la gestión de los conflictos y, por tanto, en la búsqueda de soluciones para resolver los problemas de la acción colectiva.

No obstante, un proyecto de desarrollo territorial en base a la construcción de una IG no parece ser una posibilidad abierta a todos los territorios rurales. Tenderán a extraer los mejores resultados aquellos territorios que, además de tener tradición y conocimiento, en la producción de un determinado bien, posean habilidades sociales para organizarse y presentar un buen nivel de cohesión social. Como han demostrado los trabajos de Jeziorny (2009Jeziorny, D. L. 2009. Território Vale dos Vinhedos: instituições, indicações geográficas e singularidades na vitivinicultura da Serra Gaúcha. Uberlândia: Instituto de Economia, Programa de Pós-Graduação em Economia, UFU. Dissertação (mestrado). y 2015Jeziorny, D. L. 2015. Indicações geográficas e difusão de tecnologia no mercado de vinhos finos: estudo comparado entre territórios no Brasil e na Espanha. Uberlândia: Instituto de Economia, Universidad Federal de Uberlândia. Tesis doctoral.) y de Ortega y Jeziorny (2011Ortega, A. C. y D. L. Jeziorny 2011. Vinho e Território: a experiência do Vale dos Vinhedos. Campinas: Átomo e Alínea.), ese es el caso de la IG “Vale dos Vinhedos” (en la región serrana del estado de Rio Grande do Sul), la primera estrategia brasileña de este tipo. Se trata de un territorio con fuerte identidad cultural y un alto grado de cohesión social. Es una construcción social que se convirtió en referencia de la vitivinicultura brasileña, principalmente a partir de la acción cooperativa llevada a cabo por sus actores sociales, económicos y políticos, y que hoy utiliza su buen nivel de capital social para, sobre la base de la IG, gestionar una estrategia de desarrollo.

 

EL CASO DEL “VALE DOS VINHEDOS” Top

En el Vale dos Vinhedos, la apropiación del espacio se basó en el viñedo como uno de sus principales pilares de desarrollo económico. A los efectos de la tesis que planteamos en este artículo, nos interesa destacar que la región del Vale dos Vinhedos reúne una serie de características físicas y socioeconómicas que la convierten en una zona vitivinícola singular. Tal singularidad ha marcado el proceso de territorialización de este espacio geográfico, y ha guiado los movimientos del capital en el territorio en diversos momentos históricos: inicialmente, impulsando, gracias al espíritu cooperativo, las primeras inversiones en el sector vitivinícola, y más tarde, provocando el traslado de los inversores a otras áreas de la región gaucha (en concreto hacia la Campanha Gaucha) ante las dificultades encontradas en el Vale dos Vinhedos para seguir avanzando en la acumulación de capital.

El análisis del caso del Vale dos Vinhedos se iniciará con una aproximación histórica al proceso de apropiación social de este espacio geográfico, destacando los elementos clave de su singular modelo de desarrollo. Después, analizaremos la realidad actual del sector vitivinícola en esta zona, mostrando sus formas socioeconómicas de organización (basadas en un sólido movimiento cooperativo) y las dinámicas de interacción entre los distintos actores presentes en el territorio en el marco de un singular sistema de gobernanza. Finalmente, abordaremos el análisis del proceso de innovación y los problemas surgidos en el proceso de acumulación de capital y su traslado a otras áreas.

Breve aproximación histórica

El hecho más significativo del proceso de territorialización de la Serra Gáucha (más tarde conocida como Vale dos Vinhedos) es la llegada de emigrantes europeos de origen italiano en torno al año 1875, que tuvieron que afrontar las dificultades orográficas de un espacio natural aún no explotado por el hombre. Las primeras tareas de los emigrantes allí instalados fueron preparar el terreno para la agricultura y para la construcción de las primeras estructuras y equipamientos técnicos (caminos, casas, iglesias, centros de salud…), siendo fundamental la ayuda mutua y la cooperación entre ellos (Tavares dos Santos 1978Taveres Dos Santos, J. V. 1978. Colonos do Vinho: estudo sobre a subordinação do trabalho camponês ao capital. São Paulo: Hucitec.). Gracias a eso fue arraigando en la zona un fuerte espíritu de cooperación que se convertiría en una característica singular de la Serra Gáucha.

Figura 1. Localización geográfica del Vale dos Vinhedos

Localización geográfica del Vale dos Vinhedos

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Dadas las características montañosas de la Serra Gaúcha y su mayor lejanía respecto de la capital de la región (a 120 Km de Porto Alegre) –en comparación con las zonas de asentamiento de los emigrantes alemanes (que se asentaron en el Vale dos Sinos, a solo 40 Kms de la gran ciudad portuaria y con fáciles vías de transporte)–, los emigrantes de origen italiano tuvieron serias dificultades para competir con las demás zonas en la canalización hacia los mercados urbanos de los excedentes procedentes de los cultivos cerealistas. Eso ocurría en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX, un momento histórico en el que las técnicas agrícolas, los sistemas de conservación y almacenamiento de los productos y los medios de transporte, eran bastante rudimentarios. Por ello, los pequeños agricultores de la Serra Gaúcha optaron por el cultivo de la vid, un producto poco explotado en esas otras zonas y que se adaptaba muy bien a las condiciones orográficas de la región. Fue la implantación de un modelo de desarrollo agrícola basado en el cultivo de la vid lo que acabaría por darle a esta zona de la Serra Gáucha el nombre de Vale dos Vinhedos, teniendo en el cooperativismo su espina dorsal.

Este sistema agrícola adquiriría rasgos típicamente comerciales, conforme la producción artesanal del vino (en cantinas o lagares familiares) fue siendo desplazada por la producción industrial (en instalaciones de mayor tamaño) y conforme fueron surgiendo agentes intermediarios encargados de las actividades de compraventa y canalización de la oferta a los mercados externos. Los comerciantes y grandes productores de vino (muchos de ellos las mismas personas) se organizaron en 1927 en el Sindicato Vitivinícola Riograndese, que dos años más tarde se transformaría en la Sociedad Vinícola Riograndese Ltda. (aunque la población local seguiría llamándolo “Sindicato do Vinho”). En aquel momento lo que ocurrió fue la centralización de los capitales comerciales –vinculados entonces a la actividad vinícola– en una sociedad de responsabilidad limitada, estrategia que también puede ser interpretada como una tentativa de establecer barreras de entrada en el mercado del vino.

En el transcurso de ese proceso crecerá paulatinamente la influencia del grupo de los grandes productores y comerciantes (“cantineiros”) con el objetivo final de aniquilar la producción artesanal (Tavares dos Santos 1978Taveres Dos Santos, J. V. 1978. Colonos do Vinho: estudo sobre a subordinação do trabalho camponês ao capital. São Paulo: Hucitec.). El mencionado Sindicato do Vinho tendría una influencia decisiva en todo ello, al promover, y lograr, la aprobación de un reglamento para controlar el acceso de nuevos productores e inspeccionar el proceso de producción de vino en la región. Este reglamento fijaba estrictas exigencias técnicas en materia productiva y establecía normas de obligado cumplimiento en los equipamientos e instalaciones, que, en muchos casos, no podían ser cumplidas por las cantinas y lagares familiares, debido a su elevado coste.

Muchas de estas familias renunciaron a la producción de vino, limitándose a producir uva y venderla a los comerciantes y bodegueros (cantineros), pero otras familias se resistieron a ello, y fueron capaces de adaptarse a la nueva situación organizándose en cooperativas. Se inicia así el desarrollo del cooperativismo en el sector vinícola de la Serra Gáucha (Vale dos Vinhedos), un movimiento que, recogiendo la cultura asociativa de los primeros emigrantes italianos, logró crear una situación de equilibrio entre los diversos grupos de intereses: de un lado, los comerciantes y grandes bodegueros agrupados en el Sindicato do Vinho, y de otro, los pequeños productores agrupados en las cooperativas. El asociacionismo en general, y el cooperativismo en particular, sería, por tanto, un importante elemento de equilibrio y cohesión social en la región, y una relevante fuente de identidad para la población rural, siendo, además, el factor que, en el futuro, condicionaría el proceso de acumulación capitalista en el Vale dos Vinhedos.

Una estrategia de desarrollo basada en la singularidad del territorio

Al no imponerse ningún sistema de producción, la cultura asociativa favoreció que se creara en el Vale dos Vinhedos un sistema de gobernanza capaz de agregar los diversos intereses individuales (industriales, comerciantes, pequeños productores,…) en torno a un interés general construido sobre la base de un modelo de desarrollo cuyo eje vertebrador sería la producción vitivinícola. La base de esa estructura de gobernanza es APROVALE (Asociación de Productores de Vinos Finos del Vale dos Vinhedos), una organización interprofesional que ha sido capaz de lograr para la región la primera Indicación Geográfica brasileña.

APROVALE es resultado de la voluntad cooperadora de los diversos y heterogéneos actores sociales, económicos e institucionales presentes en la región, y de la intención de la sociedad civil de dotarse de un conjunto de reglas para poner en valor la singularidad del territorio en torno a la producción vitivinícola. Además, el sistema de gobernanza que gira en torno a APROVALE es también una estructura de representación de intereses cuya acción sobrepasa el ámbito de los asuntos ligados a la gestión del sector vitivinícola. De hecho, también integra a grupos no vinculados directamente al sector productor, como propietarios de bares y restaurantes, y se ocupa de temas (ambientales, culturales,…) que tienen que ver más con una concepción integral del desarrollo territorial, que con una concepción sectorial.

En el fondo de las actividades de APROVALE late la preocupación por mantener la singularidad del Vale dos Vinhedos como espacio geográfico diferenciado y por consolidar la referencia vitivinícola como base de la identidad territorial y eje estratégico de desarrollo, impulsando con este propósito la elaboración de un Plan Director para el conjunto de la región. Ese Plan gira en torno a la Indicación Geográfica (IG) “Vale dos Vinhedos” como marca diferenciadora del territorio, y al enoturismo como actividad estratégica, elementos ambos sobre los que existe un amplio consenso en la población[6]. Los datos de la asociación APROVALE nos ayudan a sustentar la anterior afirmación en la medida en que muestran que el flujo de turistas deseosos de impregnarse del “aura de la producción vitivinícola”, pasó de 45.000 personas en 2007 a 283.000 en 2013.

La ahora relativa proximidad a la ciudad de Porto Alegre, importante centro urbano de Brasil, favorece el flujo turístico en dicho territorio. Paradójicamente, en el momento histórico inicial de apropiación territorial del espacio por parte de los emigrantes de origen italiano, la distancia a Porto Alegre era, como hemos comentado, una desventaja, mientras que, hoy, con la mejora de los medios de transporte, esa distancia se convierte en un factor de oportunidad gracias al atractivo que le supone a la población urbana la existencia del Vale dos Vinhedos como espacio rural dotado de un paisaje singular y de unas interesantes rutas turísticas en torno a la cultura del vino.

En este sentido, puede verse en la IG “Vale dos Vinhedos” la construcción de un nested market que utiliza de elemento diferenciador la producción vitivinícola, creando a partir de este sector un commun pool resource como base del plan de desarrollo de la región. El proceso de “territorialización” de este singular espacio de la Serra Gáucha ha sido el resultado de un proceso histórico iniciado a finales del siglo XIX, en el que se han ido incorporando a lo largo del tiempo sucesivos avances técnicos (en materia productiva, pero también en comunicaciones y medios de transporte) y donde se han desarrollado nuevos sistemas de relaciones sociales sobre la base de la producción vitivinícola, entendida no solo en su dimensión productiva, sino viendo en ella un sector estratégico para el desarrollo territorial.

La experiencia del Vale dos Vinhedos ha de integrarse, por tanto, en un modelo interpretativo espacio-tiempo, en la medida en que la “territorialización” de ese espacio geográfico concreto se produce en un momento (tiempo) determinado de desarrollo técnico, tanto en el ámbito productivo como en el ámbito de las relaciones sociales y de los sistemas organizativos. La experiencia del Vale dos Vinhedos muestra que los territorios son expresiones espacialmente localizadas de la tecnología, es decir, la materialización en el espacio de un conjunto de relaciones sociales y de conocimientos específicos sobre la base de una determinada técnica productiva, pero que también son construcciones sociopolíticas que ganan forma a medida que la tecnología se desarrolla en el espacio geográfico.

De cara al hilo argumental de nuestro trabajo, cabe señalar que la lógica espacio-tiempo del Vale dos Vinhedos ha sido, y continúa siendo, la lógica de una economía de mercado. No obstante, esta lógica no prescinde de recrear el espacio incorporando no solo nuevos objetos técnicos, sino también nuevos significados a los objetos antiguos. Por ejemplo, la vieja cantina (lagar) de piedra ubicada bajo la granja del agricultor, que al inicio del siglo XX servía para producir vino de forma artesanal, es hoy utilizada como una especie de pieza de museo; las instalaciones que en otro tiempo sirvieron para albergar a la familia rural funcionan como posadas para dar cobijo a los visitantes procedentes de la ciudad o como restaurantes donde se les ofrecen productos típicos de la gastronomía local. Así los engranajes de la economía de mercado, que son los que mueven a la población del Vale dos Vinhedos, armonizan objetos de tiempos diferentes sobre una misma lógica, la lógica del capital. Esta lógica no puede prescindir de desarrollar innovaciones que se correspondan con nuevos productos, nuevas técnicas productivas, nuevos mercados, nuevas fuentes de materia primas.

Innovación, cohesión social y gobernanza en el Vale dos Vinhedos

Llegados a este punto conviene analizar si el sistema de gobernanza del territorio Vale dos Vinhedos consigue no solo articular distintos tiempos pasados en el actual desarrollo territorial, sino si logra también incorporar tiempos nuevos que renueven o le den nuevos significados al espacio y le marquen nuevos caminos. En este sentido, Jeziorny y Ortega (2013Jeziorny, D. L. y A. C. Ortega 2013. "Inovação e performance competitiva na indústria vitivinícola brasileira". Ensaios FEE 33:865-886.) han demostrado que el Vale dos Vinhedos es uno de esos territorios donde la organización de un sistema de innovación ha tenido éxito. Señalan también que, en ese territorio, las innovaciones han contribuido, de manera significativa, al desarrollo del propio Vale, pero también, y de un modo general, al crecimiento del sector vitivinícola brasileño, en la medida en que el modelo se difunde a otros espacios geográficos.

Se trata, por tanto, de un territorio que no solo absorbe conocimiento e innovaciones foráneas y los combina con el conocimiento local, sino que los transfiere a otros territorios. Los datos expuestos en el trabajo ya citado indican precisamente este aspecto de la estrategia territorial del Vale dos Vinhedos y dan soporte empírico a la afirmación de que la vitivinicultura brasileña crece a partir de ese proceso de transferencia. Pese “a las dificultades afrontadas por el aumento de la competencia ocasionado por la apertura comercial de la década de 1990, el sector vitivinícola brasileño en general, y el gaucho en particular (muy especialmente el del Vale dos Vinhedos), han mostrado crecimiento a lo largo de los últimos años. En efecto, aumentó la superficie plantada de vides, se incrementó la cosecha de uva y aumentó la cantidad producida de uvas, viníferas o no. Hubo también aumento de la producción de vinos, comunes, finos y espumosos, así como se incrementó el consumo (y la comercialización) de vinos finos y espumosos. Por tanto, hay que reconocer que las innovaciones difundidas en las últimas décadas, sobre todo las del Vale dos Vinhedos, repercuten en el sector vitivinícola brasileño” (Jeziorny y Ortega 2013Jeziorny, D. L. y A. C. Ortega 2013. "Inovação e performance competitiva na indústria vitivinícola brasileira". Ensaios FEE 33:865-886.: 17).

Según estos autores, esto se debe, en gran parte, al hecho de tratarse de un territorio cohesionado, donde los actores socioeconómicos e institucionales son capaces de cooperar para establecer acuerdos colectivos y pactos de concertación. En otras palabras, la cultura de la cooperación en el Vale dos Vinhedos es un código de conducta que se ha institucionalizado a lo largo del tiempo, que está enraizado históricamente y que puede servir de referencia para el funcionamiento de otros sistemas de innovación.

Todo ello ha permitido que se dé en el territorio del Vale dos Vinhedos un buen nivel de capital social en sus diversas dimensiones. En lo que respecta a la dimensión bonding, fueron los lazos fuertes de confianza y el fuerte sentimiento de pertenencia a una comunidad de intereses compartidos, lo que ayudó inicialmente a la población local a organizarse en torno a una estrategia común de apropiación espacial en torno a la producción vitícola. Más tarde, sería la dimensión bridging la que permitió a los pequeños viticultores agruparse para hacer frente a la presión de los comerciantes y evitar su aniquilación. Finalmente, alcanzada una situación de relativo equilibrio entre grupos de intereses dispares y entre fuerzas con diferentes niveles de poder, la dimensión linking hizo posible alcanzar acuerdos, superar estrategias particularistas y construir consenso en torno a un interés general definido de forma conjunta para el territorio del Vale dos Vinhedos.

Sin embargo, habría que añadir que la citada cohesión no ha sido fruto exclusivo de la cultura cooperativa local, sino que se debe también al modo de organizarse la producción, basado en la pequeña propiedad y en el trabajo de tipo familiar. Como puede observarse a partir de los datos de la Tabla 1, se trata de un territorio que, además de estar formado por la intersección de tres municipios, está basado en la agricultura de carácter familiar.

Tabla 1. Número de explotaciones familiares y patronales, y su porcentaje en relación con el total de explotaciones, según los municipios que forman el Vale dos Vinhedos (2009)

Número de explotaciones familiares y patronales, y su porcentaje en relación con el total de explotaciones, según los municipios que forman el Vale dos Vinhedos (2009)

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Los datos de la Tabla 2 muestran que, además de ser un territorio de pequeña propiedad de base familiar, se trata también de un territorio donde la mayoría de sus habitantes tiene un nivel alto de renta, estando la mitad situados, con excepción del municipio de Monte Belo do Sul, en el percentil de renta alta[7]. En ese sentido, el territorio posee no solo una base histórica de cooperación, sino también una cierta homogeneidad social, que se refleja en otros indicadores (escuelas, carreteras, centro de salud,…).

Cabe señalar, no obstante, que esa cohesión social genera fricciones en el proceso de acumulación de capital, sobre todo cuando este proceso tiende a centralizarse. Más concretamente, afirmamos que la tendencia a la centralización del capital se encuentra con una barrera territorialmente construida, basada en la acción colectiva de los agricultores familiares organizados en cooperativas[8]. Estas cooperativas constituyen un mecanismo que impide el hundimiento de sus rentas y por tanto la caída de la rentabilidad de las explotaciones familiares. Las cooperativas dificultan la tendencia a la centralización del capital dentro de los límites espaciales del Vale dos Vinhedos, ya que, en la medida en que funcionan como una especie de amortiguador, contribuyen a garantizar una renta mínima a las familias asociadas.

Tabla 2. Porcentaje de explotaciones familiares, según su nivel de renta en los municipios que forman el Vale dos Vinhedos (2009)

Porcentaje de explotaciones familiares, según su nivel de renta en los municipios que forman el Vale dos Vinhedos (2009)

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En esa línea argumental, el proceso de acumulación de capital, en tanto que geográficamente expansible, encuentra en el Vale dos Vinhedos una cierta resistencia, que incentiva el traslado de las inversiones a otros espacios que permitan extraer mayor rentabilidad. En la medida en que es posible utilizar de forma más eficiente en otros territorios el paquete tecnológico ya probado en Vale dos Vinhedos, se estimula la exportación de capitales y, con ello, el modelo de innovación (Harvey 2013Harvey, D. 2013. Os limites do capital. São Paulo: Boitempo Editorial.: 53).

Por tanto, parece correcto afirmar que la transferencia de capitales desde el Vale dos Vinhedos a otros espacios geográficos, en particular a la Campanha Gaúcha, situada en el extremo sur del estado de Rio Grande do Sul, ha sido un proceso vinculado a la dinámica del progreso técnico[9]. Dado el actual nivel tecnológico en el sector vitivinícola, es posible en ese espacio, de topografía plana, introducir innovaciones que aumenten la composición orgánica del capital reduciendo drásticamente su dependencia de la mano de obra, así como los costes de producción.

En esa misma línea argumental, Ortega y Jeziorny (2011Ortega, A. C. y D. L. Jeziorny 2011. Vinho e Território: a experiência do Vale dos Vinhedos. Campinas: Átomo e Alínea.) y Jeziorny (2015Jeziorny, D. L. 2015. Indicações geográficas e difusão de tecnologia no mercado de vinhos finos: estudo comparado entre territórios no Brasil e na Espanha. Uberlândia: Instituto de Economia, Universidad Federal de Uberlândia. Tesis doctoral.) afirman que la región de la Campanha Gaúcha destaca como un nuevo y prometedor polo de la vitivinicultura brasileña, resultado de la penetración de capitales oriundos no solo del sector vitivinícola de la propia Sierra Gaúcha, sino también de otros sectores interesados en rentabilizar su capital invirtiendo en el sector del vino. Como resultado de ese movimiento, señalan estos autores, la producción de uvas en uno de los municipios de esta región (el de Santana do Livramento) creció un 83,21 % entre 1999 y 2009, mientras que en el conjunto del estado de Rio Grande do Sul este crecimiento fue de poco más de la mitad (un 46,1 %).

Solo para confirmar esta tesis, resaltamos que, según los datos de la Fundación de Economía y Estadística de Rio Grande do Sul (FEE), la cantidad producida de uvas en los municipios de Candiota y Santana do Livramento (ambos de la Campanha Gaúcha, y donde se localizan las inversiones de las dos mayores bodegas del Vale dos Vinhedos) creció un 137,82 % entre 2000 y 2012. En ese mismo periodo, el crecimiento de la producción de uvas en los tres municipios que integran el Vale dos Vinhedos (Bento Gonçalves, Garibaldi y Monte Belo do Sul) fue de solo el 22,7 %. Por tanto, en lo que se refiere a la actividad vitícola, no puede negarse que existe una deslocalización de la producción de un espacio a otro.

En definitiva, el excedente del capital oriundo del Vale dos Vinhedos, en buena parte tributario de la estrategia de singularización de la producción de vino, se está transfiriendo a otras áreas, y en particular, trasladándose al espacio rural de la Campanha Gaúcha, donde orienta las estrategias de apropiación y desarrollo de esta región.

 

CONCLUSIONES Top

En este artículo hemos tratado el tema de la apropiación social de los espacios geográficos a partir de procesos de innovación, analizando el papel desempeñado por el estado de las fuerzas productivas en cada momento histórico. Tomando como base empírica el Vale dos Vinhedos, se ha mostrado la tesis de que el desarrollo territorial es un proceso de construcción sociopolítica, en el que, para tener éxito, es necesario superar los particularismos de los diversos grupos de interés y definir un interés general capaz de generar consensos sociales y políticos en el territorio.

La creación de la IG “Vale dos Vinhedos” es una buena muestra de ello, al ser resultado del esfuerzo compartido entre la población local, es decir, el fruto de la acción colectiva en pro de un proyecto de desarrollo que, girando en torno al vino (en su doble dimensión productiva y cultural), ha logrado aprovechar las singularidades del territorio para transformarlo en un espacio diferenciado.

No obstante, el caso del Vale dos Vinhedos muestra también que los procesos de apropiación social de los espacios geográficos siguen la lógica del capital, discurriendo por aquellos espacios donde la aplicación del paquete tecnológico vigente posibilita mayor rentabilidad. Eso explica que cuando los capitales invertidos en el Vale dos Vinhedos encuentran dificultades para avanzar en el proceso de acumulación, debido a la tupida red asociativa en torno al cooperativismo, deciden trasladarse a la Campanha Gaúcha, un espacio geográfico donde la combinación de la geografía con la tecnología hace posible seguir aumentando la rentabilidad del capital en el sector vitivinícola.

Nuestro trabajo deja algunas cuestiones abiertas, que afrontamos como pistas para continuar con el estudio de los procesos de apropiación social de los espacios geográficos y de desarrollo de los territorios, contemplando otros casos empíricos. Una vez que tratamos el territorio como una construcción sociopolítica sobre el espacio, y que aceptamos que tal construcción requiere de un proyecto, así como que el diseño y aplicación de ese proyecto implica la organización de una estructura de gobernanza por parte de los actores socioeconómicos e institucionales del territorio, cabe preguntarse lo siguiente: ¿es la transferencia de capitales oriundos de otros territorios una condición suficiente para explicar la construcción de nuevos territorios? En ese sentido, ¿la apropiación espacial de la Campanha Gaúcha implica la creación de un nuevo territorio vitivinícola o solo se trata de la expansión espacial del Vale dos Vinhedos?

Entendemos que la respuesta a estas preguntas está relacionada con la capacidad de organización de los actores implicados en la Campanha Gaúcha para crear una estructura propia de gobernanza, que no solo oriente el proyecto de apropiación del espacio, sino que lo haga de forma compartida con su desarrollo. Como vemos, la dimensión rectora del territorio es la política, por lo que el desarrollo territorial requiere de una estructura de gobernanza propia, que, además, sea eficiente. De lo contrario, será solo un proceso de apropiación del espacio por parte de un proyecto diseñado en otras estructuras de gobernanza, es decir, en otros territorios.

 

AGRADECIMIENTOSTop

Este trabajo no existiría si no fuera por la cuidadosa y perspicaz orientación del Dr. Eduardo Moyano, que me ayudó a organizar las ideas aquí expuestas. Agradezco también a los Dres. Marisa Amaral y Antonio César Ortega (Instituto de Economía de la Universidad Federal de Uberlandia, Brasil) sus comentarios y sugerencias, si bien eso no exime al autor de su responsabilidad con el texto que aquí se presenta.

 

NOTAS Top

[1]

Esta es la perspectiva adoptada también por Raffestin (2009Raffestin, C. 2009. "A produção das estruturas territoriais e sua representação". Pp. 17-36 en Território e territorialidades: teorias, processos e conflitos, coordinado por M. A. Saquet y E. S. Sposito. São Paulo: Expressão Popular.) al reafirmar que el “espacio” sería la “prisión originaria” (jaula), en tanto que el “territorio” sería la “prisión construida” por los hombres a partir de una reorganización de las condiciones iniciales.

[2]

El desarrollo de la actividad vitivinícola en espacios geográficos totalmente alejados de esta cultura, como ocurre en las zonas brasileñas de la Campanha Gaucha o del Sub Médio do Sao Francisco, son prueba de esta afirmación.

[3]

Como se sabe, la ideia de enraizamento (embeddedness) fue acuñada por K. Polanyi en su libro The Great Transformation (1944), y rescatada por M. Granovetter (1985Granovetter, M. 1985. "Economic action and social structure. The problem of embeddeness". American Journal of Sociology 91:481-510. http://dx.doi.org/10.1086/228311.).

[4]

Pensemos por ejemplo, en las entidades de ámbito estatal, pero también en las entidades financieras, en los centros de investigación y transferencia, o en actores empresariales que actúan desde los mercados globales y cuyas estrategias condicionan la dirección de los proyectos de innovación.

[5]

Es en ese contexto donde se inserta la noción de “terroir”. Según Tonietto (2007Tonietto, J. 2007. Afinal o que é Terroir?. Bento Gonçalves: EMBRAPA Uva e Vinho.), se trata de una palabra francesa originaria del año 1929, proveniente del latín popular territorium. Hoy día, en Francia, el término está asociado a una connotación positiva en relación al vino, y aunque puede ser encontrado en diccionarios como sinónimo de “un gusto particular ligado solo al lugar donde la vid es cultivada”, el terroir sobrepasa este significado y representa la interacción entre el medio ambiente y el ser humano.

[6]

En una serie de entrevistas realizadas en 2013 por uno de los autores de este artículo a la población de la zona, la práctica totalidad de los entrevistados (30 agricultores y 10 vinicultores) opinaron que la IG es positiva para el desarrollo del Vale dos Vinhedos y que el enoturismo es una actividad económica muy importante en la generación de renta para los agricultores y para los productores de vino.

[7]

En lo que respecta a la renta, la clasificación corresponde al siguiente criterio: ‘renta alta’, cuando la RT (renta total de la explotación) triplica la VCO (valor del coste de oportunidad – valor de la renta media diaria regional del trabajador rural, aumentado en un 20 % y multiplicado por el número de días útiles del año, calculado en 260 días); ‘renta media’, cuando la RT se sitúa entre una y tres veces la VCO; ‘renta baja’, cuando la RT se sitúa entre una y la mitad de la VCO; y ‘cuasi sin renta’, cuando la RT es menor que la mitad de la VCO. Por RT, o renta total, se entiende toda la renta de las diferentes actividades de la explotación (FAO/INCRA 2000).

[8]

Solo para ilustrar la fuerza del cooperativismo local, mostremos algunos datos referentes a la mayor cooperativa de viticultores de la región. Se trata de una instalación fundada en el inicio de la década de 1930 a partir de la unión de 16 familias, pero que hoy cuenta con más de 1100 familias asociadas, una producción anual de cerca de 55 millones de kg de uvas y de 42 millones de litros de vino y derivados. Además, esa cooperativa mantiene un equipo técnico, así como una unidad de vinificación especialmente destinada a la investigación y desarrollo, donde son realizados, por ejemplo, pruebas con enzimas y levaduras. La cooperativa exporta a más de veinte países y en el primer trimestre de 2014 embarcó 390.000 garrafas al exterior, un aumento del 20 % en el volumen de exportación respecto al mismo período del año anterior. En términos de volumen de producción, se trata de la mayor empresa brasileña en el sector vitivinícola.

[9]

En ese sentido, nos estamos refiriendo a la utilización de tractores en la recogida de la uva o a la mecanización de las labores de poda y tratamientos fitosanitarios. Un estudio de Engelman (2009Engelmann, D. 2009. Da estância ao parreiral: um estudo de caso da vitivinicultura em Santana do Livramento-RS. Porto Alegre: Escola de Administração, Programa de Pós-Graduação em Administração, UFRGS. Dissertação (mestrado).) refuerza este argumento, afirmando que el modelo vitivinícola que se ha instalado en la Campanha Gaúcha es idéntico al modelo mecanizado de las grandes áreas de cultivos extensivos, de tal modo que permite aumentar de forma significativa las economías de escala.

 

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DANIEL LEMOS JEZIORNY es Graduado en Ciencias Económicas por la Universidad Federal de Río Grande del Sur y Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Federal de Uberlândia, Brasil. Actualmente es Profesor Adjunto en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Federal de Bahia, Brasil, donde enseña en las clases de Economía Marxista, Evolución del Capitalismo, Teorías del Desarrollo y Desarrollo Rural en los programas de grado y postgrado.