ARTÍCULO

CÓMO RECUERDA LA TELEVISIÓN. El pasado evocado en los informativos españoles

HOW TELEVISION REMEMBERS. The past as told by Spanish news programs

Luis Pablo Francescutti

Universidad Complutense de Madrid

luispablo.francescutti@urjc.es

RESUMEN
Las relaciones de los medios de comunicación con la memoria colectiva son objeto de controversia: ora se les acusa de instalar a la audiencia en un presente fugaz y desmemoriado; ora se reconoce su papel de procesadores del recuerdo y el olvido. Para contribuir al debate se presenta un estudio sobre una de las maneras de recordar de la televisión: las conmemoraciones. El análisis de contenido de los informativos televisivos españoles muestra que estas noticias se han vuelto un contenido permanente de estos programas. Las efemérides construyen una versión de la historia altamente condicionada por el formato del noticiario, que reconfigura el perímetro de los asuntos dignos de evocación al tiempo que legitima al dispositivo televisivo como testigo y narrador de los hechos históricos. Se concluye que, lejos de fomentar la amnesia social, el periodismo conmemorativo le sirve al medio audiovisual para intervenir en la gestión de la memoria colectiva.
Palabras clave: Amnesia; Efemérides; Historia; Medio audiovisual; Pasado; Social.

ABSTRACT
Mass media relationships with collective memory are the subject of ongoing debate; either they are blamed for immersing the audience into a fleeting amnesic present; or they are hailed as crucial mediators of remembering and forgetting in contemporary society. This article contributes to the discussion with a research about one of the ways television has to remember: anniversaries. The content analysis of Spanish news programs confirmed the regular broadcasting of anniversaries. These news narrate a version of history highly dependent upon the news program format, reshaping the borders of the subjects, countries and facts worthy of remembrance while legitimizing television as witness to history and as history narrator. Far from promoting social amnesia, this commemorative journalism allows television to get involved in the management of collective memory.
Keywords: Anniversaries; Audiovisual Media; Amnesia; History; Past; Social.

Recibido:04/02/2013 / Aceptado: 17/12/2013 / Publicado: 10/06/2015

Cómo citar este artículo / Citation: Francescutti, L.P. 2015. “Como recuerda la televisión. El pasado evocado en los informativos españoles”, Revista Internacional de Sociología, vol. 72, nº2, e014. Doi: http://dx.doi.org/10.3989/ris.2013.02.0

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CONTENIDOS

SUMMARY
RESUMEN
INTRODUCCIÓN
MARCO TEÓRICO
OBJETIVOS Y METODOLOGÍA
ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS
DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA

Introducción [1]Top

A través de los medios de comunicación masiva, las sociedades contemporáneas reciben volúmenes sin precedentes de información y referencias históricas (Anania 2009Anania, F. 2009. I Mass Media: Tra storia e memoria. Roma: RAI-ERI.; Cannadine 2004Canandine, D. ed. 2004. History and the media. London: Palgrave.; Baer 2001Baer, A. 2001. “Consuming history and memory through mass media products”. European Journal of Cultural Studies 4:491-501. http://dx.doi.org/10.1177/136754940100400401 ). En el cine (Evans 2013Evans, O. 2013. “Memory, melodrama and history: The return of the past in contemporary popular film in Germany”. Europeans Studies 30:241-269.), la prensa (Kitch 2006Kitch, C. 2006. “’Useful Memory’ in Time Inc. Magazines. Summary journalism and the popular construction of history”. Journalism Studies 1:94-110. http://dx.doi.org/10.1080/14616700500450384), la radio (Neiger 2011Neiger, M., E. Zandberg & O. Meyer. 2011. “Localizing collective Memory: Regional Radio Stations in Israel and the Construction of Regional Memory”. Pp 156-173 in On Media Memory: Collective Memory in a New Media Age, edited by Motti Neiger, Oren Meyers & Eyal Zandberg. London: Palgrave Macmillan.), la novela gráfica (Chaney 2011Chaney, Michael A. 2011. Graphic Subjects: Critical Essays on Autobiography and Graphic Novels. Madison, Wisconsin: University of Wisconsin Press.) y los nuevos medios (Garde-Hansen et al. 2009Garde-Hansen, Hoskins & Reading, 2009. Save As... Digital Memories. Basingstoke: Palgrave Macmillan.), las alusiones al pasado se multiplican. La televisión no va a la zaga; lo acreditan canales temáticos como The History Channel y TV Land, los documentales de la cadena PBS en Estados Unidos y los programas de los canales Arte e Historia en Europa. En el campo de la ficción, las series estadounidenses Raíces y Holocausto revisitaron la esclavitud y el genocidio judío, y la española Cuéntame revivió el tardofranquismo a través de una saga familiar (Anania 2009Anania, F. 2009. I Mass Media: Tra storia e memoria. Roma: RAI-ERI.; Corbalán 2009Corbalán, A. 2009. “Reconstrucción del pasado histórico: nostalgia reflexiva en Cuéntame cómo pasó”. Journal of Spanish Cultural Studies 10:341-357. http://dx.doi.org/10.1080/14636200903186897; Rueda Laffond 2009Rueda Laffond, J. C. 2009. “¿Reescribiendo la historia? Una panorámica de la ficción histórica televisiva española reciente”. Alpha 29:85-104.).

El temor a que tales contenidos eclipsen el saber historiográfico impartido a través del sistema educativo ha suscitado un debate. Los detractores achacan a los medios adulterar y falsear los hechos y embotar el espíritu crítico de la audiencia. Kaes (1990Kaes, A. 1990. “History and Film: Public Memory in the Age of Electronic Dissemination”. History and Memory 1:111-129.:118) acusa a las ficciones audiovisuales de “colonizar la imaginación histórica de la audiencia en lugar de estimularla y liberarla”. Jameson ataca al cine por producir pastiches que comprimen pasado y presente y confunden historia con estilos históricos (1991Jameson, F. 1991. Postmodernism, or the Cultural Logic of Late Capitalism. Durham: Duke University Press.:19); y responsabiliza a las noticias televisivas de ser “los mismísimos agentes y mecanismos de nuestra amnesia histórica” (1983Jameson, F. 1983. “Postmodernism and Consumer Society”. Pp. 111-125 en The Anti-Aesthetic: Essays on Postmodern Culture, edited by Hal Foster. Port Towsend: Bay Press.:125). En línea similar, Lasch (1973Lasch, C. 1979. The culture of Narcisism: American Life in an age of Diminished Expectations. New York: Norton.) critica a la televisión por contribuir al “debilitamiento del sentido de tiempo histórico”, Heath la culpa de “producir olvido, no memoria; flujo, no historia” (1990Heath, S. 1990. “Representing Television”. Pp. 267-302 in Logics of Television, edited by P. Mellencamp. Bloomington: Indiana Univ. Press.: 279), mientras Doane afirma: “Television thrives on its own forgetability [...] the annihilation of memory and consequently of history, in its continual stress upon the ‘nowness’ of its own discourse” (1990Doane M. 1990. “Information, crisis and catastrophe”. Pp. 3-27 in Logics of Television: Essays in Cultural Criticism, edited by Patricia Mellencamp. London: BFI.: 228).

Otros autores, en contrario, rechazan que los medios promuevan amnesia histórica. “It is precisely these media —from print to television to CD-ROM and the Internet— that make ever more memory available to us day by day”, advierte Huyssen (2000Huyssen. A. 2000. “Present Pasts: Media, Politics, Amnesia”. Public Culture 1:21-38. http://dx.doi.org/10.1215/08992363-12-1-21: 37). Y Daniel Dayan y Elihu Katz observan que la televisión, al transmitir hechos actuales como olimpíadas, bodas reales, cumbres internacionales y funerales de Estado, y declararlos hitos históricos, “se convierte en el historiador autorizado que invita a una vasta audiencia a tomar parte en la crónica de la modernidad” (1995Dayan, D. & E. Katz. 1995. La historia en directo. La retransmisión televisiva de los acontecimientos. Barcelona: G. Gili Ed.: 67). Para esta corriente, televisión e historia no se oponen; por el contrario, el medio audiovisual se ha tornado un procesador estratégico del recuerdo y el olvido, cuyos contenidos forman parte de la memoria popular, pues en el recuerdo público la retransmisión de la caída del muro de Berlín o del alunizaje competirán con las versiones de tales eventos hechas por los historiadores[2] (Dayan & Katz loc. citDayan, D. & E. Katz. 1995. La historia en directo. La retransmisión televisiva de los acontecimientos. Barcelona: G. Gili Ed..). “Desde su inicio, la televisión estadounidense ha mantenido un compromiso extremadamente activo y matizado con la construcción de la historia y de la memoria cultural”, sostiene Anderson (2001Anderson, S. 2001. “History TV and Popular Memory”. Pp. 19-36 en Television Histories. Shaping Collective Memory in the Media Age, edited by G. Edgerton & P. Collins. Lexington: University Press of Kentucky.: 20), para quien “la historia no es solo para los historiadores, ni son estos los únicos productores de discurso y conocimiento histórico” (2001 loc. cit.Anderson, S. 2001. “History TV and Popular Memory”. Pp. 19-36 en Television Histories. Shaping Collective Memory in the Media Age, edited by G. Edgerton & P. Collins. Lexington: University Press of Kentucky.). Y añade que dicho compromiso se lleva a cabo combinando convenciones de la especulación histórica con fórmulas del periodismo de investigación, incitando a la audiencia a entrar en contacto con el pasado a través de una “historia viva” (2001Anderson, S. 2001. “History TV and Popular Memory”. Pp. 19-36 en Television Histories. Shaping Collective Memory in the Media Age, edited by G. Edgerton & P. Collins. Lexington: University Press of Kentucky.: 27). Por razones similares, Hanke le atribuye “the capacity to produce culturally salient knowledge of the past as a category of experience” (2001Hanke, R. 2001. “Quantum Leap: The Postmodern challenge of Television as History”. Pp. 59-78 en Television Histories. Shaping Collective Memory in the Media Age, edited by G. Edgerton & P. Collins. Lexington: University Press of Kentucky.: 61).

La cuestión, por ende, ya no pasa por dirimir si la televisión soslaya o no la historia sino por averiguar cómo la aborda. Como decía Foucault, los medios audiovisuales no determinan tanto que se recuerden ciertas cosas sino cómo se deben recordarlas (cit. en Lestringer 1996Lotringer, S. 1996. Foucault Live: Collected interviews 1966-1984. New York: Semiotext(e).: 92). En esa dirección apunta Hunt (2006Hunt, T. 2006. “Reality, Identity and Empathy: The Changing Face of Social History Television”. Journal of Social History 3:843-858. http://dx.doi.org/10.1353/jsh.2006.0005) cuando, tras reconocer ciertos méritos de la “historiografía televisiva”, pasa a criticar su aproximación tradicional al pasado, visible en su preferencia por las batallas, el culto a los grandes hombres y su renuencia a adoptar los enfoques de la historia social y ahondar en los fenómenos económicos, los procesos y las estructuras sociales. En línea parecida, Paniagua (2004Paniagua, J. M. 2004. “Los límites de la construcción mediática del presente”. Comunicación presentada al VII Congreso de la Asociación de Historiadores de la Comunicación, 18 de noviembre, Barcelona.) tacha de “evenemencial” la historia de cuño mediático, centrada en el acontecimiento. A ese esfuerzo crítico se suma el presente estudio sobre la recuperación del ayer practicada por la principal fuente de información de la población española[3]: el noticiario televisivo. En él se examina el pasado evocado en estos programas por medio de un tipo peculiar de noticia, la efeméride, con el propósito de que el conocimiento del periodismo conmemorativo y sus modalidades ayude a entender cómo este “súper narrador” social, la televisión, aborda, selecciona y reconfigura el pasado.

Marco teóricoTop

Las efemérides en la televisión

A primera vista, relacionar al noticiario televisivo con la memoria se antoja contraintuitivo. Por su anclaje en la “actualidad palpitante” —denominación periodística del presente puntiforme— este formato parece el menos propicio para cualquier tipo de evocación. Su rasgo más conspicuo, la transmisión en directo, le avoca al registro de la inmediatez de un presente en continua mudanza, algo que conspiraría contra la formación de una conciencia histórica en las audiencias. Tal cualidad haría de los informativos un baluarte de la desmemoria. Sin embargo, Edy (1999Edy, J. 1999. “Journalistic Uses of Collective Memory”. Journal of Communication 49:71-85. http://dx.doi.org/10.1111/j.1460-2466.1999.tb02794.x: 74) ya advirtió que “en las noticias aparecen regularmente historias sobre el pasado en tres formas básicas: conmemoraciones, analogías históricas y contextos históricos”. El valor sociológico de tales conmemoraciones o efemérides se aprecia perfectamente a la luz de la teoría de la agenda-setting: si la influencia mediática pasa, no tanto por decir a la sociedad qué pensar de un asunto, sino por indicarle qué asuntos debe pensar (McCombs & Shaw 1972Mc Combs, M. & D. Shaw. 1972. “The agenda-setting function of mass media”. Public Opinion Quarterly 36:176-187. http://dx.doi.org/10.1086/267990), las efemérides[4] interesan al análisis porque con ellas la televisión señala qué hechos se deben considerar históricamente significativos.

La naturaleza de las efemérides como formas de memoria pública ha sido advertida por Connerton: “si existe una memoria social, lo más probable es que la encontremos en las ceremonias conmemorativas” (1989Connerton, P. 1989. How Societies remember. Cambridge: Cambridge University Press. http://dx.doi.org/10.1017/CBO9780511628061: 71). Y Johnston precisa: los aniversarios marcan el ritmo social, “imponen circularidad en largos periodos de tiempo” y satisfacen “la necesidad de experimentar la repetibilidad a gran escala” (1991Johnston, W. 1991. Celebrations. The Cult of Anniversaries in Europe and the United States today, London: Transaction Pub.: 31). Cabe señalar que hasta la Revolución francesa, la potestad de fijar las conmemoraciones era monopolio de la Iglesia. A resultas de la descristianización, el calendario fue secularizado; se le introdujeron hechos y personas ajenas a la religión, y el culto de los santos fue sustituido por el culto laico de los aniversarios, gestionado por el Estado, después por los gestores culturales y también por los medios de comunicación (Johnston 2001Johnston, W. 1991. Celebrations. The Cult of Anniversaries in Europe and the United States today, London: Transaction Pub.: 34 y ss.).

La televisión, en concreto, al transmitir conmemoraciones oficiales se convierte en un engranaje esencial de su puesta en escena y en un sitio eminente de su articulación social. Asimismo, al crear efemérides por su cuenta, se arroga la potestad de instituir aniversarios y con ello ayuda al homo rhytmicus (Zerubavel 1981Zeruvabel, E. 1981. Hidden Rythms: Schedules and Calendars in Social Life. Chicago: University of Chicago Press.) a dar regularidad a su vida mediante patrones recurrentes, y aviva el furor memorialista que se ha adueñado de la cultura occidental (Wadman 2006Waldman, G. 2006. “La ‘cultura de la memoria’: problemas y reflexiones”. Política y Cultura 26:11-34.; Huyssen 2000Huyssen. A. 2000. “Present Pasts: Media, Politics, Amnesia”. Public Culture 1:21-38. http://dx.doi.org/10.1215/08992363-12-1-21 y 2002Huyssen. A. 2002. En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización. México: FCE.). Por añadidura, las efemérides atienden necesidades específicas del medio: aparte de llenar huecos en la programación[5], con su previsibilidad ayudan a planificarla; y al mostrar hechos captados en su día por las cámaras, prestigian al dispositivo televisivo evidenciando que estuvo allí donde se gestó la historia. Como apuntan Schwoch et al. (1992Schwoch, J., M. White & S. Reilly. 1992. Media Knowledge: Readings in Popular Culture, Pedagogy and General Citizenship. Albany: State University of New York.: 3):

“that what it is most unpredictable (because it is not yet a closed sequence of events with a beginning, a middle and an end) can be —must be— historic if the process is being recorded by television. The institution of television itself thus becomes the guarantor of history, even as it evokes history to validate its own presence at an event […] The past and the present become mutually supporting frames of reference, the one serving as alibi and guarantor of the other”.

A efectos prácticos, evocar un hecho se vuelve equivalente a recordar su cobertura televisiva, la cual deviene un “monumento electrónico” destinado a perdurar en la memoria colectiva. Procediendo por esta vía, la televisión enlaza la historia personal con la historia social: quien siguió el alunizaje en la pantalla puede contar dónde estaba y qué hacía durante la retransmisión (Dayan & Katz 1995Dayan, D. & E. Katz. 1995. La historia en directo. La retransmisión televisiva de los acontecimientos. Barcelona: G. Gili Ed.: 169). La Historia con mayúscula se superpone a la historia del medio, y los noticiarios, además de certificar la actualidad, certifican el pasado.

Temas históricos en los informativos españoles

En el entorno académico español las efemérides televisivas apenas han sido estudiadas, a diferencia del documental histórico (Hernández Corchete 2008Hernández Corchete, S. 2008. La historia contada en televisión. El documental televisivo de divulgación histórica en España. Barcelona: Gedisa.) y la historia ficcionalizada (Chicharro Merayo y Rueda Laffond 2008Chicharro Merayo, M.ª del Mar y J. C. Rueda Laffond. 2008. “Televisión y ficción histórica. Amar en tiempos revueltos”. Comunicación y Sociedad 2: 57-84.; López et al. 2009López, Francisca, Elena Cueto Asín y David George Jr. 2009. Historias de la pequeña pantalla. Representaciones históricas en la televisión de la España democrática. Madrid: Iberoamericana.). En la escasa literatura existente destaca la obra de Durán-Froix (2008Durán-Froix, S. 2008. “Television versus Memory. Use and Abuse of History in Franquist’s Television”. Historia y Comunicación Social 1:33-45.) sobre Televisión Española y la política conmemorativa del franquismo. En ella se refiere cómo, en los años 60, en paralelo a los fastos del régimen escenificados en la primera cadena, el Canal UHF promovió el documental de divulgación histórica, alimentado por el fondo visual del No-Do. Concebidos con fines de propaganda, estas piezas tenían por eje la identidad nacional y la historia militar. Durante el tardofranquismo, las grandes fechas del régimen (18 de julio-1 de abril) perdieron peso en los noticiarios, mientras documentales y reportajes se abrieron al pasado reciente, y los largometrajes y teleseries incursionaron en el siglo XIX.

Otros trabajos sobre los contenidos históricos de Televisión Española (TVE) en los años 70 arrojan valiosas indicaciones. Rueda Laffond y Coronado (2010Rueda Laffond, J. C. y C. Coronado Ruiz. 2010. “La codificación televisiva del franquismo: de la historia del entretenimiento a la historia como entretenimiento”. Crítica 40:170-195.) han detectado una ampliación de los temas juzgados dignos de evocación, en un arco que va de la vida de Manolete a la saga del automóvil y los anales del fútbol; una apertura que delata el abandono del uso propagandístico de la historia en favor de su empleo como entretenimiento. El pasaje va acompañado de la promoción del consumismo, un estilo de vida dentro del cual la compra de televisores y el consumo de su programación ocupan un lugar central. El espíritu consumista, junto con la autorreferencialidad televisiva, no han dejado de impregnar las recreaciones históricas hechas por el audiovisual español[6], indica Sánchez Biosca, con el resultado de que tales producciones esquivan “los grandes acontecimientos (políticos y sociales) y se centran exclusivamente en el universo mediático, única herramienta de reconocimiento y datación” (2006Sánchez Biosca, V. 2006. Cine de historia, cine de memoria: representación y sus límites. Madrid: Cátedra.: 78), sustituyendo la realidad social y política por la cultura de masas y sus iconos.

Efemérides y formato informativo

Consumismo, cultura de masas, autorreferencialidad y la consideración de la historia como un entretenimiento son los rasgos del “discurso histórico” televisivo observados por los autores citados. Estos antecedentes —más el culto a los grandes hombres referido por Hunt— aportan valiosas pistas para la caracterización de las efemérides emitidas por los informativos de un modelo audiovisual mixto como el español, cada vez más escorado al info-entretenimiento[7] y sumido en una lucha permanente por las audiencias (Gordillo et. al 2011Gordillo, I. et al. 2011. “Hibridaciones de la hipertelevisión: información y entretenimiento en los modelos de infoentertaiment”. Comunicación 9:93-106.); una pugna mucho más acusada en la franja horaria (prime-time) en la que se emiten los noticiarios estudiados.

Si se parte de la premisa de que “the technical and stylistic features of televisum as a medium strongly influence the kind of historical representations that are produced” (Edgerton 2001Edgerton, G. 2001. “Television as Historian: A Different Kind of History Altogether”. Pp. 1-31. en Television Histories: Shaping Collective Memory in the Media Age, edited by R. Gary Edgerton y Peter Rollins. Lexington: UP of Kentucky.: 2), se hace obvio que conocer cómo el formato del noticiario determina la recuperación del pasado reviste la mayor importancia: no se evocará el ayer en un informativo del mismo modo que en una serie, tanto más si, por regla general, los noticiarios españoles muestran una preferencia casi excluyente por la imagen documental (Manual de Estilo de TVE 2011VV.AA. 2011. Manual de Estilo de TVE. Madrid: IORTV.), en detrimento de las fotografías fijas, animaciones y recreaciones habituales en ficciones y documentales de tipo histórico. Al emitirse en prime-time, apelan a públicos más vastos y heterogéneos que los documentales y otros programas, por lo que cabe pensar que sus criterios de noticiabilidad influirán en la selección de los hechos a conmemorar. Por estas razones, conjugar la descripción del pasado rescatado con la caracterización del modo específico de evocación resulta indispensable para elaborar una contribución empíricamente fundada al debate sobre los puntos fuertes y débiles de la “historiografía televisiva”.

Objetivos y metodologíaTop

Objetivos e hipótesis

Este trabajo se ha fijado por meta principal describir las características de las efemérides de los noticiarios españoles, y, sobre esa base, trazar la fisonomía del pasado expuesto en ellas e identificar los criterios aplicados en su presentación. Alcanzarla presupone la consecución de objetivos específicos tales como la cuantificación precisa de las noticias emitidas sobre conmemoraciones; la determinación de su profundidad temporal; y la identificación de los temas e individuos recordados, junto con su procedencia geográfica[8].

La literatura y los antecedentes citados permiten diseñar una serie de hipótesis para ser contrastadas con los datos que aporte el análisis de las efemérides, a saber:

El grado del cumplimiento de las hipótesis, junto con la descripción del pasado hecha en las efemérides, proporcionarán la base para una valoración del periodismo conmemorativo de la televisión y de la historia que propugnan.

Corpus empírico

Para llevar a cabo las tareas fijadas se disponía de un corpus representativo de informativos: los noticiarios de cuatro cadenas de ámbito nacional (TVE1, Antena 3, TeleCinco y Cuatro) emitidos a lo largo de un año completo, entre el 1 de abril de 2007 y el 30 de marzo de 2008. Dichos canales fueron elegidos por ser los más vistos al inicio de ese periodo, en particular su segunda edición (vespertina)[9], que congregaba al 62,7% de la audiencia (TNS 2008TNS. 2008. Informe anual audiencias televisión. Madrid: TNS-Sofres.). Por añadidura, su alcance nacional garantizaba un enfoque del pasado atento a los denominadores comunes sociales, políticos e históricos de toda la población y, por tanto, exento de los localismos habituales en las emisoras autonómicas.

Dicho corpus había sido reunido en el marco de una investigación previa sobre programación televisiva[10], de la cual este trabajo es una prolongación. Disponer de un material empírico tan vasto es algo inusual en la investigación audiovisual en España, acotada a periodos mucho más cortos, lo cual brindaba una oportunidad única para la exploración exhaustiva de las conmemoraciones. En esa ocasión se contó con el apoyo de diez colaboradores, que grabaron en DVD más de 1200 horas de informativos y luego los visionaron y analizaron para elaborar una relación de las 32.592 noticias emitidas, clasificadas por fecha, tema y cadena, junto con su titular y una breve descripción de su contenido. Dicha relación fue el punto de partida del presente estudio.

Metodología aplicada

Para llevarla a cabo se eligió el análisis de contenido, técnica cuantitativa idónea para el estudio y clasificación de grandes masas textuales (Krippendorf 1990Krippendorf, K. 1990. Metodología de análisis de contenido. Teoría y práctica. Barcelona: Paidós.). Tomando por unidad de análisis la noticia —pieza informativa discreta diferenciada por un titular propio— se procedió en un primer paso a identificar en la mencionada relación las noticias relativas a efemérides de todo tipo, incluidos natalicios (la celebración del inicio de un itinerario vital singular cumple un rol conmemorativo análogo al aniversario de hechos o instituciones).

Para ser contabilizada una noticia debía tener por tema central el cumplimiento de un aniversario o natalicio, esto es, el recordatorio de un evento ocurrido el mismo día de la emisión, pero en años anteriores, y siempre con indicación precisa de su antigüedad. A diferencia de otras alusiones al pasado dispersas en las informaciones, las efemérides no presentan especial dificultad para su localización, pues en su inmensa mayoría se distinguen por titulares del estilo: “Hace diez años”..., “Hoy se cumplen veinte años....”, “El rey cumple años....”, o “31 aniversario de la primera catástrofe petrolera...”. Cuando el titular y la descripción anexa suscitaban dudas, se visionó la pieza para dirimir si trataba de una conmemoración.

Las efemérides identificadas fueron visionadas y analizadas por dos colaboradores por separado, de acuerdo con la tabla de codificación que recogía las siguientes variables: fecha y emisora; temática, origen geográfico y antigüedad de los hechos evocados; y estatuto socio-profesional de las personas recordadas. Ambos codificadores habían sido previamente entrenados y sometidos a pruebas cruzadas con una submuestra equivalente al 10% del corpus (3200 titulares), hasta que alcanzaron un grado de confiabilidad de más de 85% de aciertos, juzgado aceptable.

Los datos obtenidos fueron distribuidos por cadenas, sacándose las cantidades totales de efemérides y los porcentajes relativos a cada canal. De acuerdo con la profundidad temporal de los hechos recordados, fueron asignadas a diferentes estratos cronológicos. También se les clasificó en zonas geográficas en función de la procedencia de los hechos. En función de esta distinción, se clasificaron primero las temáticas correspondientes a la totalidad de efemérides, y después se hizo lo propio con las relativas a acontecimientos ocurridos en España. Por último, se identificaron los natalicios y otros aniversarios personalizados para su ordenación con arreglo al estatus socio-profesional de sus protagonistas.

Análisis de los resultadosTop

Cuantificación de las efemérides

Analizados los titulares de 32.592 noticias, se detectaron 431 informaciones relativas a efemérides, un 1,32% del total. La siguiente tabla muestra su distribución por cadenas:

Tabla 1. Efemérides emitidas por los informativos
Canal Total de noticias emitidas Total efemérides emitidas Porcentaje de efemérides sobre total de noticias
TVE1 8.871 145 1,60%
Antena 3 9.042 108 1,20%
Cuatro 7.055 95 1,34%
Telecinco 7.624 83 1,08%
Total 32.592 431 1,32%

Las diferencias entre noticiarios son demasiado pequeñas como para considerarlas significativas. En todo caso, que los porcentajes de efemérides sobre el total de noticias oscilen entre valores muy próximos (1,08 y 1,6%) confirma la existencia de un espacio permanente para aquellas más o menos similar en todos los programas, con el resultado de que, de promedio, durante el periodo analizado el espectador se encontró cada día con un aniversario en el menú informativo ofrecido por los cuatro canales.

Antigüedad de los hechos conmemorados

Para conocer la profundidad histórica de las conmemoraciones, se las clasificó con arreglo a una serie de intervalos temporales según aludiesen a hechos acaecidos hacía un mes, un año, cinco, diez y así. De tal modo se obtuvo la siguiente tabla:

Tabla 2. Profundidad temporal de las efemérides
Intervalo temporal Número de efemérides
De un mes a 10 años 184
De 11 a 25 años 48
De 26 a 50 años 114
De 51 a 75 años 41
De 76 a 100 años 30
Superior a 100 años 11
Si especificar 3

El subconjunto más nutrido lo integran las piezas referidas al pasado más cercano, con una antigüedad igual o inferior a diez años: es el estrato temporal más frecuentado por los informativos. El siguiente subconjunto más numeroso comprende hechos ocurridos entre hace 26 y 50 años, entre ellos los relativos a la Transición. En un distante tercer lugar se ubican los eventos sucedidos entre hace 51 y 75 años, un período marcado por la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. El estrato más remoto —superior a 100 años— solo cuenta con 11 noticias. En breve: el 80% de las efemérides (346) corresponde a los últimos 50 años; a partir de este límite el interés por el pasado decae sensiblemente.

Un aspecto llamativo de esta cronología lo representan los intervalos temporales empleados por los periodistas en la datación. Mientras las conmemoraciones oficiales se rigen por múltiplos de 50,100, 150, 500 años°K, las televisivas destacan hechos más recientes y sin seguir parámetros cronológicos uniformes, saltando de los dos años transcurridos de la muerte de Juan Pablo II, a los cuatro de la invasión de Irak, o a los ocho de la masacre en el instituto Columbine. La transgresión de los intervalos de la cronología oficial evidencia la discrecionalidad con la que los informativos recuperan el pasado. Difícilmente ese arbitrio se exprese mejor que en los cómputos utilizados en aniversarios del propio canal: “Miradas 2 cumple 500 programas”; “Callejeros cumple 100 programas”. El uso del programa como unidad de medida temporal brinda un ejemplo de autorreferencialidad a la vez que sugiere una temporalidad exclusiva de la televisión.

Procedencia geográfica de los acontecimientos conmemorados

De los hechos recordados, 203 tuvieron lugar en el extranjero y 228 en España, aunque la españolidad de muchos de estos últimos es discutible, pues a menudo se trataba de objetos/eventos de procedencia foránea, como el primer automóvil matriculado en el país.

Los asuntos extranjeros evocados proceden de Europa (65 noticias), Estados Unidos (58 piezas), el mundo árabe (31), Iberoamérica (17), Oriente (12), quedando 20 noticias sin origen definido. El mapa de las regiones por donde pasa la historia se halla dominado por el Occidente desarrollado, con una elevada presencia árabe imputable a la guerra de Irak (17 efemérides) y al conflicto palestino-israelí (13). Iberoamérica, pese a sus vínculos históricos con España, ocupa en el recuerdo una posición muy relegada.

Temáticas del conjunto de efemérides

Para tipificar los acontecimientos evocados, las efemérides fueron clasificadas con arreglo a las distinciones usuales del periodismo español: política nacional e internacional, catástrofes, sucesos policiales, cultura, ciencia y tecnología, religión, sociedad, deportes, espectáculos, comunicación y economía, reservando una casilla para aniversarios que no encajasen en dichos rubros. Los resultados se muestran en la siguiente tabla:

Tabla 3. Distribución temática de las efemérides
Temas Número de noticias
Política (nacional e internacional) 179
Espectáculos 73
Catástrofes 37
Sociedad 36
Sucesos (policiales) 25
Cultura 24
Medios de comunicación 19
Ciencia y tecnología 17
Economía 8
Deportes 7
Religión 4
Otros 2
Total 431

La política nacional e internacional tuvo la mayor cuota: 179 noticias (44%), repartidas de modo muy similar entre efemérides nacionales y extranjeras, 94 y 85 respectivamente. En este agrupamiento se evocan luchas políticas, conflictos internacionales y magnos episodios de los Estados, como la legalización del PCE, el fusilamiento de Companys, la victoria socialista de 1982 y el nacimiento de Jaime el Conquistador, en el plano doméstico; y en el externo, la creación del Ejército de Corea, la guerra de Irak o la revolución libia. Un dato significativo: los conflictos bélicos (26 noticias), protagonistas habituales del documental histórico (Hunt 2006Hunt, T. 2006. “Reality, Identity and Empathy: The Changing Face of Social History Television”. Journal of Social History 3:843-858. http://dx.doi.org/10.1353/jsh.2006.0005) tuvieron aquí menos presencia que los actos terroristas (29 piezas).

Le siguen los aniversarios relativos a espectáculos (17% del total): todo lo referente al cine, al teatro, al toreo y a la cultura de masas, salvo los eventos relativos a la televisión y la prensa, que figuran en el capítulo Medios de Comunicación. El siguiente rubro corresponde a las catástrofes (8,58%): hechos masivos destructivos, extraordinarios e imprevistos, cuyo gran atractivo periodístico en ocasiones es realzado por su resonancia política, como el hundimiento del petrolero Prestige (6 noticias) o el desastre nuclear de Chernóbil.

A continuación se sitúan las noticias de Sociedad (8,5%). En este “cajón de sastre” de la taxonomía periodística se incluyen efemérides relativas al automovilismo (aniversario de la introducción del carné de puntos); a los artículos de consumo (centenario de los pantis y del sujetador) y a la inmigración (un año del rescate de inmigrantes en Malta). Estos contenidos heterogéneos tienen en común la mezcla de información y entretenimiento.

En quinto lugar figuran los sucesos policiales, en esencia seguimientos de asuntos que fueron noticias en tiempos más o menos recientes y aún no se consideran esclarecidos: secuestros o muertes trágicas de celebridades como Lady Di y los marqueses de Urquijo. A renglón seguido, con 5,5% de las noticias, vienen las efemérides de la “alta cultura”: aniversarios de decesos y natalicios de artistas de la talla de María Callas, Diego Rivera u Óscar Domínguez, y de la creación o reapertura de entidades culturales prestigiosas como el Teatro Real de Madrid o el Museo Guggenheim de Bilbao.

Les siguen los aniversarios relacionados con el quehacer de los medios de comunicación (todos españoles). Se dividen en dos tipos: homenajes que la profesión periodística se rinde a sí misma en el recuerdo de los corresponsales asesinados en servicio; y celebraciones de éxitos mediáticos de las cadenas (TVE, 8/07/2007: “50 años cubriendo los San Fermín”). Nótese que, de fusionarse este apartado con el de espectáculos, la esfera mediática en sentido amplio supondría casi la cuarta parte de las efemérides.

A la zaga se ubican los hitos de la ciencia y la tecnología, que en buena medida festejan la comercialización de innovaciones orientadas al consumo masivo (“70 años del Escarabajo Volkswagen”; “El CD cumple 25 años”), y que, por consiguiente, tuvieron un impacto palpable en la vida de los espectadores. El noveno puesto le toca a la economía, al recuerdo de huelgas, mercados de abastos, el Plan Marshall, la creación de Iberia y el natalicio de un sindicalista español. En los ítems restantes sorprende el escaso peso de los deportes, un tópico dominante en la información de actualidad; en cambio, no causa tanta sorpresa la baja presencia de la religión, habida cuenta de la escasez de secciones sobre este tema en los medios generalistas (Pou Amerigo 2008Pou Amerigo, M. J. 2008. “El hecho religioso y su tratamiento periodístico: limitaciones y dificultades”. Estudios sobre el Mensaje Periodístico 14:651.573.), la prueba indirecta de su poco valor noticiable.

Temáticas de las efemérides españolas

En la Tabla 4 se distribuyen las efemérides de hechos sucedidos en España en las mismas categorías de la Tabla 2, con una salvedad: el rótulo “Política nacional” fue desagregado en los ítems Transición española[11], Atentados terroristas, Monarquía y Familia Real, Guerra Civil e Historia española anterior a 1936, introducidos con el propósito de obtener información más detallada de los acontecimientos políticos recordados.

Tabla 4. Temas de historia española conmemorados
Temas Número de noticias
Transición 33
Catástrofes 31
Atentados 29
Sociedad 24
Medios de comunicación 19
Monarquía y Familia Real 19
Espectáculos y cultura de masas 14
Sucesos (policiales) 11
Cultura 10
Ciencia y tecnología 9
Economía 7
Hechos anteriores a 1936 6
Guerra Civil 5
Deportes 4
Religión 0
Otros 4
Total 225

A tenor de los datos surge que lo más relevante del pasado español tuvo que ver con la Transición, las catástrofes, el terrorismo, los medios de comunicación autóctonos y la monarquía (estos tópicos suman más de la mitad de estas efemérides). Las referencias a catástrofes locales pueden adjudicarse al afán periodístico por volver a explotar el impacto que suscita su proximidad geográfica en espectadores que ya fueron conmovidos por aquellas en su día. Las alusiones a actos terroristas sugieren que, pese al empeño por minimizar su repercusión mediática, el terrorismo, en especial el de ETA, goza de alta visibilidad en estos recuerdos[12].

Las efemérides de Sociedad, por su parte, tocan hechos tan dispares como los aniversarios de ONG y del movimiento vecinal, o de la eutanasia de Ramón Sampedro, o seguimientos de noticias de desenlace todavía incierto como proezas médicas (primer trasplante de cara) o ecológicas (primeros seis meses de vida de un osezno nacido en cautividad). En el quinto lugar de los medios de comunicación españoles intervienen dos factores mentados en el epígrafe anterior: la autorreferencialidad televisiva y la búsqueda de autopromoción. La relativamente encumbrada posición de la Familia Real reflejaría su doble condición de celebrity y símbolo nacional, objeto de constante cobertura. La ubicación rezagada de la cultura de masas española contrasta con la elevada posición de la cultura de masas de toda procedencia en la Tabla 3, una discrepancia indicativa tal vez de su menor atractivo frente a los espectáculos foráneos y su industria de los aniversarios. Sucesos y “alta cultura” española se sitúan casi a la par, lo cual indica que, en el recuerdo, los crímenes tienen el mismo peso que los artistas más eximios. De todo modos, si este último rubro se suma a la cultura de masas local resultaría que la cultura en sentido lato tendría 24 menciones, disputando el cuarto lugar en el listado.

La ciencia y la tecnología españolas suponen un 4% de los aniversarios, el mismo porcentaje que ocupan las efemérides científicas y tecnológicas de todo origen en la Tabla 3 la prueba de que la nacionalidad no es una variable determinante. En este apartado predominan las aplicaciones tecnológicas; la ciencia vernácula cuenta con una sola referencia: el aniversario del hallazgo del yacimiento de Atapuerca. Finalmente, la posición postrera de los aniversarios religiosos suministra una medida del grado de secularización de las efemérides en un país de confesión católica como España.

Personalidades conmemoradas

En este apartado interesaba medir el grado de personalización de las efemérides e identificar el estatuto social de las personas recordadas, y por esta vía obtener el perfil de los individuos considerados, junto con sus colectivos de adscripción, “protagonistas de la historia”. Para ello se separaron las conmemoraciones personalizadas (natalicios, fallecimientos y seguimientos de eventos ligados a individuos concretos) de las impersonales, dedicadas a procesos o acciones de colectivos sociales, como se observa en la siguiente tabla:

Tabla 5. Personalización de las efemérides
Grado de personalización Número de noticias
Conmemoraciones impersonales 301
Conmemoraciones personalizadas 130
Total 431

El predominio de los aniversarios impersonales enseña que esta versión de la historia no se halla dominada por el culto moderno al individualismo y a las elites, ni presenta sistemáticamente al pasado como una serie de crónicas sobre personas sobresalientes a la manera de las ficciones históricas. Tabla 6.

Tabla 6. Tipo de efemérides personalizadas
Clase de acontecimiento Número de noticias
Natalicios 72
Fallecimientos 43
Hechos no concluidos 15
Total 130

De todos modos, las personalidades reciben un trato destacado, pues son destinatarias de casi un tercio de las piezas, repartidas entre celebraciones de nacimientos y recordatorios de fallecimientos, aparte de unos pocos seguimientos de casos individualizados (TVE, 11/08/2007: “100 días de la desaparición de Madeleine”; (A3, 26/05/2007: “Un año del rapto del soldado israelí”).

Los cumpleaños superan en número a los recordatorios de los fallecidos, aunque debe advertirse que los primeros incluyen natalicios de difuntos (T5, 10/05/2007: “John Wayne cumpliría 100 años”); conmemoraciones “en subjuntivo” que acreditan el manejo discrecional de las cronologías por los informativos para instituir aniversarios en función de las fechas de nacimiento o muerte de una persona. En la siguiente tabla se clasifican a los protagonistas de natalicios y decesos con arreglo a su estatus profesional o social:

Tabla 7. Estatus de las personalidades conmemoradas
Estatus profesional/social Fallecimientos conmemorados Natalicios conmemorados Total
Artistas de la cultura de masas 20 12 32
Monarquía/nobleza 8 21 29
Políticos 23 2 25
Periodistas 7 -1 7
Miembros de la “alta cultura” 4 1 5
Religiosos 4 0 4
Otros 6 7 13
Total 72 43 115

Según se ve en la columna derecha, los artistas de la cultura de masas —música pop, cine o cómic— fueron los más recordados, seguidos de cerca por la monarquía/nobleza y los políticos (los tres colectivos suman más de dos tercios del total). Los periodistas se ubican en un distante cuarto puesto, por delante de los representantes de la “alta cultura” —cantantes líricos y artistas plásticos— y del clero[13], cuya marginalidad queda ilustrada por el hecho de que ni siquiera el cumpleaños del Papa Benedicto XVI mereció una mención. Los restantes colectivos suman 13 menciones, incluyendo la de un sindicalista, testimonio del lugar residual de los “héroes de la clase trabajadora”. Repárese en que los homenajes a los artistas de la cultura de masas, los periodistas y los integrantes de la “alta cultura”, suman un total de 44 efemérides (38,2% del total), lo que habla a las claras del lugar preferente que ocupan en la memoria televisiva las elites distinguidas por su capital cultural[14].

Los exponentes de la cultura de masas y de la monarquía y nobleza acaparan los cumpleaños, mientras los políticos encabezan la columna de muertos ilustres. ¿Cómo se explica la disparidad? No se puede descartar que la preeminencia de los artistas populares responda a estrategias de relaciones públicas orientadas a convertir sus cumpleaños en eventos de promoción mediática. Los escasos natalicios de políticos, por su parte, podrían obedecer al deseo de los editores de no fomentar el culto a la personalidad; aunque este recaudo no se aplica a la monarquía ni a la aristocracia, los más homenajeados en este apartado. Que 18 de sus 29 menciones sean para el rey Juan Carlos y el príncipe Felipe se puede imputar al esfuerzo sostenido de los medios españoles por promover y legitimar la institución monárquica (Oliet Palá 2001Oliet Palá, A. 2001. “La monarquía mediada”. Revista de estudios políticos 112:135-148.; Anasagasti 2009Anasagasti, I. 2009. Monarquía protegida por la censura. Madrid: Foca.)[15]y al influjo del periodismo de celebrities, enfocado en la realeza (Brants 1998Brants, K. 1998. “Who’s Afraid of Infotainment?”. European Journal of Communication 13:315-335. http://dx.doi.org/10.1177/0267323198013003002; Marion 2005Marion, P. 2005. “De la presse people au populaire médiatique”. Hermès 42:119-125. http://dx.doi.org/10.4267/2042/8992).

Discusión de los resultadosTop

Las efemérides contabilizadas, si bien representan una minoría de las noticias —apenas una de cada 75 piezas emitidas en el periodo estudiado tuvo un sentido conmemorativo— confirman que el pasado es evocado regularmente en los noticiarios españoles. Que en el meollo de la actualidad se reserve un espacio permanente al pasado y se lo convierta en materia noticiable habla del interés televisivo por la historia.

Se ha visto que las efemérides no se adentran demasiado en el ayer. En su mayoría no van más allá de los últimos 50 años, concentrándose en la década más reciente. Ese estrato temporal coincide aproximadamente con el objeto de la “historia del presente” (Aróstegui 2004Aróstegui, J. 2004. La historia vivida. Madrid: Alianza.), con la diferencia de que la televisión recupera eventos con menos de un mes de antigüedad, vale decir, de una inmediatez excesiva para un historiador del presente. Resulta plausible atribuir esta preferencia por el pasado más reciente al efecto combinado del apego de los noticiarios a la actualidad y el deseo de mostrar a la audiencia un pretérito que le resulte familiar.

En cuanto a la dimensión geográfica del recuerdo, que la mitad de los asuntos evocados tuviera origen español y la otra mitad foráneo marca una diferencia respecto del localismo típico del periodismo conmemorativo mentado por Edy (1999Edy, J. 1999. “Journalistic Uses of Collective Memory”. Journal of Communication 49:71-85. http://dx.doi.org/10.1111/j.1460-2466.1999.tb02794.x) como del nacionalismo excluyente del NO-DO franquista (Sánchez Biosca 2000Sánchez Biosca, V. 2000. El No-Do. El tiempo y la memoria. Madrid: Cátedra-Filmoteca Española.). De todos modos, cabe observar que, pese a su aparente cosmopolitismo, las efemérides ignoraron olímpicamente la historia de una región en teoría tan próxima a España como Hispanoamérica.

Contra lo previsto, los aniversarios no ofrecieron una visión del pasado totalmente personalizada, puesto que la mayoría versaba acerca de eventos impersonales. En cuanto a los individuos homenajeados, su tipología pone de manifiesto los colectivos juzgados dignos de recuerdo y, por consiguiente, históricamente relevantes. En este punto, los informativos se apartaron de los modelos heroicos burgueses[16](escritores, intelectuales, filósofos y artistas) consagrados por las conmemoraciones europeas (Johnston 1991Johnston, W. 1991. Celebrations. The Cult of Anniversaries in Europe and the United States today, London: Transaction Pub.) y primaron a los artistas populares, los políticos y la realeza/aristocracia. No hubo lugar en ellos para el mundo del capital y el trabajo; por decirlo con Lowental (1961Lowental, L. 1961. Literature, Popular Culture and Society. New Jersey: Spectrum Books.), los héroes del consumo sustituyeron a los héroes de la producción, los capitanes de industria, magnates, sindicalistas. En el recuerdo televisivo perviven de modo eminente figuras singularizadas por su fama mediática, su elitismo o su poder de liderazgo, o que reúnen las tres cualidades como la monarquía española: aristocrática, mediáticamente conspicua e institucional a la vez.

En lo concerniente a las temáticas, los tópicos considerados serios y prestigiosos como la política, la cultura y la ciencia y tecnología sumaron 220 piezas, el 51% del total, la prueba de que las efemérides no rehuyeron los asuntos políticos y sociales. El resto de las noticias recordaba episodios del mundo del espectáculo, del sistema mediático y sucesos; vale decir, temas cercanos al info-entretenimiento. El espíritu consumista se hizo notar en ambos grupos temáticos, en la conmemoración de artículos de consumo (ciencia y tecnología) y de los espectáculos consumidos (cultura de masas, medios de comunicación). De todos modos, esta división debe tomarse con cautela, pues las fronteras entre lo serio y lo frívolo a menudo pueden ser borrosas; lo evidencian las catástrofes, donde sensacionalismo y tratamiento crítico se alternan; y los aniversarios de la Casa Real, mezcla de boato institucional y encuadres típicos de “prensa rosa”.

En las efemérides de origen español llama la atención la centralidad de la Transición. En su primacía influyó sin dudas el cumplimiento del trigésimo aniversario de las elecciones democráticas de 1977, aparte, claro está, del consenso reinante sobre su papel de “partera” de la España moderna[17]. En contraste, la Guerra Civil y la historia anterior a 1936 tienen aquí escaso relieve; pese a su relevancia en el debate mediático general observada por Anania (2010Anania, F. 2010. “La metodología de la investigación histórica y los medios de comunicación”. Pp. 17-37 en Memoria histórica e identidad en cine y televisión, compilado por J. Ibáñez y F. Anania. Zamora: Comunicación Social.: 23). Otro rubro político destacado es el terrorismo: por su naturaleza violenta, dramatismo y excepcionalidad, este tópico ocupa en las efemérides televisivas un lugar análogo al de la guerra en el documental histórico. En otro orden de cosas, las contadas alusiones a los logros científicos y tecnológicos mueven a pensar que los editores de los informativos asocian la modernización de España más a la democracia, la cultura de masas y el consumismo que al avance de su ciencia. Las nulas referencias a la religión, por último, abonan la tesis de la secularización de una sociedad oficialmente católica.

Las temáticas pueden servir para dilucidar un interrogante estratégico: ¿en qué medida los cánones del formato televisivo condicionan la recuperación del pasado? Una vía de abordar la cuestión pasa por examinar la correspondencia de las temáticas de las efemérides con los criterios que rigen la cobertura periodística de la actualidad. La comparación resulta posible gracias a los datos recabados por otro análisis de informativos del mismo periodo[18], en el marco de la investigación sobre programación televisiva citada en la nota 10. De acuerdo con ese estudio, la política nacional e internacional representó el 30,7% del total de las piezas de los noticiarios, seguida de los sucesos —policiales y catástrofes— (20,5%), deportes (21%), sociedad (16,3%), espectáculos (5,3%) y cultura (1,5%). Del cotejo surge que las efemérides coincidieron con las demás noticias en priorizar la política y los sucesos, y, en menor medida, las informaciones de sociedad (14,1% de las efemérides, si agrupamos las relativas a ciencia, religión y sociedad); y se diferenciaron de ellas por su énfasis en los espectáculos, la cultura y los medios de comunicación, así como por su desinterés por los deportes.

Se sigue de la comparativa que los parámetros generales de noticiabilidad influyeron parcialmente en la selección de efemérides, que en otros aspectos se guiaron por la autorreferencialidad mediática, el info-entretenimiento y el manejo discrecional de las fechas. Si además se toman en cuenta el origen geográfico de los eventos evocados, su profundidad temporal y su personalización se podrá afirmar que, en medida variable, el pasado revisitado comparte con el conjunto de la información televisiva la preferencia por lo ocurrido en Europa y Estados Unidos, los hechos más pegados al presente y la personificación de las noticias mediante su asociación a individuos con los que el público se identifique sin dificultad; e igual que aquella, se halla muy condicionado por la necesidad de imágenes documentales. No es casual que el pasado más recurrente sea aquel del cual existen registros visuales. Este factor decisivo hace depender la anamnesis televisiva de la antigüedad de los archivos cinematográficos y televisivos (de unos 100 y 50 años respectivamente).

ConclusionesTop

En las páginas anteriores se ha expuesto una semblanza del pasado conmemorado por los noticiarios junto con los criterios periodísticos que gobiernan su evocación, en cumplimiento del objetivo principal y de los específicos. De las tres hipótesis planteadas, la primera tuvo la mayor verificación, al constatarse la presencia constante de aniversarios en todos los informativos. La segunda se confirmó en gran medida, aunque no del todo, pues si bien la evocación se vio condicionada por los parámetros del formato noticiario, también intervinieron en ella otras pautas. Y la tercera tuvo cumplimiento parcial: info-entretenimiento, consumismo, autorreferencialidad y culto a la personalidad modelaron el perfil de los aniversarios, sí, pero lo hicieron con el contrapeso de las conmemoraciones políticas, científicas y de la alta cultura. Bien mirado, la combinación a partes iguales de una historia “seria” y una “historia” entretenida no se aparta del equilibrio entre hard news y soft news, entre noticias serias e info-entretenimiento[19], buscado por los autores de los informativos.

Los hallazgos brindan elementos de juicio para una valoración preliminar del ejercicio memorialista practicado en los informativos. De entrada, la presencia regular de aniversarios debilita la acusación formulada contra la televisión de instaurar un presente desmemoriado anclado en el aquí y ahora, por lo menos en lo que a los informativos respecta. Al cometido de dar testimonio de la “actualidad palpitante”, eos programas han añadido el de “presentizar” hechos de cierta antigüedad juzgados significativos; un cometido realizado con un manejo discrecional de las cronologías y los eventos, y bajo los criterios y restricciones comentadas.

¿Qué clase de memoria fomentan las efemérides? Un dictamen solvente sobre su rigor histórico y valor didáctico sólo sería factible tras un estudio minucioso del discurso y de las imágenes de cada noticia. De todos modos, el análisis de contenido efectuado autoriza a extraer algunas conclusiones. Para empezar, la sobrerrepresentación del espectáculo y la cultura de masas definen un tipo de recuerdo al servicio de una “historiografía divertida” de dudoso valor pedagógico. Y la autorreferencialidad separa en la conciencia del público dos tipos de historia: la que apareció en la pantalla y la que no capturaron las cámaras, con el riesgo de que la primera eclipse a la segunda. Tampoco ayuda a la comprensión del complejo papel del individuo en la historia el culto a la personalidad, que eleva a sujetos de relevancia pasajera al rango de personajes históricos, amén de fomentar la creencia en hombres providenciales. Pero también es cierto que la mitad de los aniversarios no encaja en dichas etiquetas. La importancia dada a la política —nacional e internacional—, la cultura y la ciencia, junto con su legitimación de la Corona, indican que, pese a su inclinación por los recuerdos banales y por las andanzas de “ricos y famosos”, no eludieron los grandes hitos y procesos políticos y sociales.

Por otro lado, parece innegable que estas efemérides fomentan cierta consciencia histórica. Al igual que los centenarios o cincuentenarios oficiales que se celebran una o dos veces en la vida de un persona, ponen al espectador en contacto con la trascendencia de la historia, aunque con mayor frecuencia y proximidad. Al hacerle revivir episodios memorables de su biografía (el concierto de los Beatles en Madrid, las Olimpíadas de Barcelona) generan en la audiencia el sentimiento de haber sido testigo de grandes hechos[20]. De este modo las efemérides televisivas construyen una “historia del presente” estructurada por una cronología propia[21] y capaz de rivalizar en el recuerdo colectivo con la historiografía académica, aunque al centrarse en las décadas recientes, propician una “miopía histórica” que en poco facilita el entendimiento de la complejidad del pasado.

En cualquier caso, su valor para la teoría social no puede ignorarse. Como documento sociológico, estos aniversarios dan fe de cierta democratización cultural —patente en el encumbramiento de expresiones artísticas subalternas—, del prestigio de la meritocracia basada en el capital cultural y político, de la secularización de la sociedad y del crucial rol simbólico de la monarquía española (un rol devaluado al momento de escribirse estas líneas). A ello se añade su poder performativo —avalado por la credibilidad que inspira la imagen documental—, pues el acto de conmemorar determinados hechos los cubre con la pátina de la historia. Además, al rescatar asuntos desdeñados por los aniversarios oficiales amplían el perímetro de lo memorable en un sentido plebeyo y popular. Su insistencia en la Corona y en determinadas elites ayuda a legitimarlas, y lo mismo hace con los movimientos sociales y las polémicas cuya recuperación equivale en ocasiones a una toma de partido —por ejemplo, reinstalar el tema de la eutanasia en la agenda mediática— y con la propia institución televisiva y sus profesionales, legitimados en su doble calidad de testigos de la historia y narradores autorizados.

El veredicto final sobre la historia contada por las efemérides deberá contemplar, en última instancia, la relación que guarde con los demás contenidos históricos incluidos en la programación. Los aniversarios suponen apenas una fracción del discurso televisivo sobre el pasado, por lo que el análisis deberá abarcar las restantes noticias y programas, pues el ayer aflora en obituarios, analogías históricas[22] y asuntos del día (un ejemplo, la tramitación de la ley de memoria histórica o las exhumaciones de las víctimas del franquismo). Cuando la imagen del pretérito expuesta en los informativos sea articulada con la ofrecida en documentales, reportajes, ficciones, debates y otros formatos, el cuadro resultante de la “historiografía televisiva” y sus diversos modus operandi permitirá conocer cómo rememora la televisión, lo cual, en un entorno mediatizado como el actual, abrirá una vía regia para saber cómo recuerda la sociedad española.

LUIS PABLO FRANCESCUTTI es profesor de Periodismo de Análisis y Opinión en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid). Especializado en sociología del tiempo y análisis del discurso periodístico.

NOTASTop

[1] Una primera versión de este texto fue presentada en el X Congreso de la Federación Española de Sociología, Pamplona, julio de 2010.
[2] En el recuerdo de los franceses la política se confunde con la política televisada, observa Bourdon. “El mundo parece encerrarse alrededor de la pantalla de televisión y del altavoz de la radio” (1997Bourdon, J. 1997. “Televisión y simbolismo político”. Pp. 227-254 en En busca del público, compilado por Daniel Dayan. Barcelona: Gedisa.: 233).
[3] Según el barómetro de abril de 2009 del Centro de Investigaciones Sociológicas (2009Centro de Investigaciones Sociológicas. 2009. Barómetro de abril. Estudio 2798. Consulta el 3 de agosto (http://datos.cis.es/pdf/Es2798mar_A.pdf).: 10), el 75,5% de los españoles se informa a través de la televisión o la radio; y el 26,2 %, a través de diarios de papel o digitales.
[4] Las efemérides son el correlato televisivo del periodismo conmemorativo cultivado por la prensa de provincias. Centenarios, sesquicentenarios y bicentenarios inspiran ediciones especiales dirigidas a saciar la curiosidad del público por la historia local y captar publicidad de entidades interesadas en aparecer ligadas a ese pasado. “el periódico es el libro de historia de la comunidad [...] del ciudadano de a pie” (Edy 1999Edy, J. 1999. “Journalistic Uses of Collective Memory”. Journal of Communication 49:71-85. http://dx.doi.org/10.1111/j.1460-2466.1999.tb02794.x: 81).
[5] “Journalists have adopted anniversaries as a convenience for packaging a wide variety of topics. Figures who receive no official commemoration can count on receiving newspapers stories on their birthdays. Anniversary-fever runs riot with events generated by mass culture, such as the fiftieth anniversary during November 1988 of the broadcast of Orson Welles’ version of The War of the Worlds°K Many anniversaries, particularly ones concerning television, sports, and celebrities, serve no other purpose than to justify media coverage” (Johnston 1991Johnston, W. 1991. Celebrations. The Cult of Anniversaries in Europe and the United States today, London: Transaction Pub.: 5).
[6] Rueda Laffond y Coronado (2010Rueda Laffond, J. C. y C. Coronado Ruiz. 2010. “La codificación televisiva del franquismo: de la historia del entretenimiento a la historia como entretenimiento”. Crítica 40:170-195.) refieren cómo en la serie Cuéntame el pasado personal se confunde con la memoria del medio televisivo y sus géneros: la historia de la familia Alcántara se solapa con la historia de la difusión en la clase media española de la televisión, la cultura consumista y el consumo televisivo.
[7] Se entiende por “info-entretenimiento” la mezcla de material informativo con contenidos susceptibles de entretener o divertir a las audiencias. Aunque con frecuencia la línea divisoria entre información e info-entretenimiento se hace borrosa, se tiende a incluir en esta última categoría a las piezas sobre celebrities, moda, espectáculos e historias de “interés humano en general” (v. Brants 1998Brants, K. 1998. “Who’s Afraid of Infotainment?”. European Journal of Communication 13:315-335. http://dx.doi.org/10.1177/0267323198013003002).
[8] Quedó fuera de los objetivos el análisis de la línea editorial de cada cadena en materia de efemérides. Aquí interesaba ahondar en el cuadro producido por todas las conmemoraciones y en sus pautas comunes, no en los diferentes tratamientos del pasado de cada informativo, algo que hubiera requerido otro estudio.
[9] En la temporada 2006/2007, el informativo vespertino de Antena 3 tuvo 78.000 espectadores más que su primera edición; la segunda edición del telediario de TVE1 superó en 79.000 espectadores a la del mediodía; el vespertino de Tele5 tuvo 190.000 más seguidores que su primera edición; y la segunda edición de Noticias Cuatro congregó 206.000 espectadores más que al mediodía (TNS 2008TNS. 2008. Informe anual audiencias televisión. Madrid: TNS-Sofres.).
[10] "La autonomía y el pluralismo de la nueva TVE: contenidos de los telediarios y percepciones de la audiencia”, financiado por el Programa de Creación y Consolidación de Grupos de Investigación. Universidad Rey Juan Carlos y Comunidad de Madrid (URJC-CM-2007-CSH-1683).
[11] Se entiende que este período abarca desde la proclamación de Juan Carlos I Rey de España el 22 de noviembre de 1975, al triunfo socialista en las elecciones generales del 28 de octubre de 1982.
[12] En este punto los informativos se hacen eco de las percepciones de la opinión pública de la coyuntura. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (2007Centro de Investigaciones Sociológicas. 2007. Barómetro de marzo. Estudio 2681. Consulta el 3 de marzo de 2015 (http://datos.cis.es/pdf/Es2681mar_A.pdf).), en marzo de 2007, justo antes del inicio del periodo estudiado, el terrorismo era considerado el principal problema por los españoles.
[13] La escasez de eclesiásticos entre las personalidades más añoradas no es privativa de los medios españoles. En su trabajo sobre las necrológicas en la prensa británica, Fowler (2004Fowler, B. 2004. “Mapping the Obituary: Notes towards a Bourdieusian Interpretation”. The Sociological Review 2:148-71.: 150) notó que en el año 1900 misioneros y clérigos suponían el 9,4% de los obituarios, y en 2000/2001 oscilaban entre 0,9 y 1,5%, según los diarios estudiados.
[14] Un fenómeno similar se observa en los obituarios analizados por Fowler (2004Fowler, B. 2004. “Mapping the Obituary: Notes towards a Bourdieusian Interpretation”. The Sociological Review 2:148-71.). Los representantes del mundo de las artes pasaron de representar el 11% de los obituarios en 1900, a 55-48% en 2000/2001.
[15] Esta práctica continúa una pauta establecida en la Transición: de los 66 documentales políticos producidos por el NO-DO entre 1976 y 1981, 43 tenían por objeto a la Casa Real (Matud Juristo 2009Matud Juristo, M. 2009. “La Transición en la cinematografía oficial franquista: el NO-DO entre la nostalgia y la democracia”. Comunicación y Sociedad 1:33-58.: 42).
[16] En los homenajes europeos rendidos a los creadores nacidos a partir del siglo XVI Johnston ve un signo de “the emergence from under the tutelage of the Church [...] It is the bringers of enlightment, or modernity, who each year get the most fanfare. By favouring enlighteners or modernizers, cultural programmers publicize the triumph of the Enlightenment over the Old Regimen” (1991Johnston, W. 1991. Celebrations. The Cult of Anniversaries in Europe and the United States today, London: Transaction Pub.: 36).
[17] Señala el historiador Julio Aróstegui (2004Aróstegui, J. 2004. La historia vivida. Madrid: Alianza.: 48) que en España, la Guerra Civil fue durante décadas el punto de partida de la historia del tiempo presente, mas en la historiografía actual ese límite lo marca la Transición iniciada en 1975. El interés público por este periodo lo demostró el éxito de la serie La Transición, emitida por TVE en 1995 y difundida masivamente en formato de videocasete y de libro.
[18] Estudio de Martínez Nicolás et al. (2009Martínez Nicolás, M. et al. 2009. “El contenido de la información televisiva en los noticiarios de las emisoras públicas y privadas españolas”. Ponencia presentada en la VII Bienal Iberoamericana de la Comunicación, 25 de septiembre, Chihuahua (México).) sobre una muestra de 788 noticias correspondientes a siete ediciones de informativos de TVE1, A3, T5 y Cuatro escogidas en el periodo abril 2007/marzo 2008.
[19] Martínez Nicolás (2009Martínez Nicolás, M. et al. 2009. “El contenido de la información televisiva en los noticiarios de las emisoras públicas y privadas españolas”. Ponencia presentada en la VII Bienal Iberoamericana de la Comunicación, 25 de septiembre, Chihuahua (México).) divide las noticias en “periodismo de referencia” (informaciones sobre política nacional e internacional, economía, la ciencia y problemas sociales), que supone el 44,8% de las piezas estudiadas; y “periodismo popular” (sucesos, deportes, espectáculos y eventos lúdico-festivos), representado por el 55,2% restante. Los datos evidencian el escoramiento de los noticiarios españoles hacia el “periodismo popular”.
[20] TVE1 introdujo algunas de sus propias efemérides con la leyenda: “¿Te acuerdas?”: contra un friso de imágenes en el que se distinguía al príncipe Felipe portando la bandera española en las olimpíadas y el derribo de la estatua de un dictador, se apelaba de modo coloquial a la memoria televisiva del espectador.
[21] Una demostración de la capacidad mediática para manejar las cronologías a su antojo la puso la llegada del tercer milenio, que los medios se empeñaron en celebrar el 1 de enero de 2000. De nada sirvió que los historiadores advirtieran de que la fecha correcta era el 1 de enero de 2001; los medios arrastraron a la sociedad en los festejos.
[22] A partir de un comentario de la televisión israelí sobre un incendio que remite al Antiguo Testamento (“biblical animals which are returned to the land of Cannan”), Han-Ilan (2001Ha-Ilan, N. 2001. “Images of History in Israel Television News: The Territorial Dimension of Collective memories, 1987-1990”. Pp. 207-229 en Television Histories. Shaping Collective Memory in the Media Age, edited by Gary Edgerton & Peter Collins. Lexington: University Press of Kentucky.) muestra cómo el pasado funciona de esquema interpretativo de la noticia para crear una continuidad simbólica transtemporal: el pasado explica el presente y la memoria colectiva se rehace a la luz de significados actuales, cuajando en un “paisaje histórico” con elementos cognitivos y afectivos que afirma la cohesión y unidad del colectivo.

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