Revista Internacional de Sociología 81 (2)
abril-junio, 2023, e230
ISSN: 0034-9712, eISSN: 1988-429X
https://doi.org/10.8939/ris.2023.81.2.21.01740

VUELCO EDUCATIVO Y REDUCCIÓN DE LA HOMOGAMIA: UN ANÁLISIS POR COHORTES DE LA FORMACIÓN DE PAREJAS EN ESPAÑA

REVERSAL OF THE GENDER GAP IN EDUCATION AND ASSORTATIVE MATING: A COHORT ANALYSIS OF COUPLE´S FORMATION IN SPAIN

Fermín López-Rodríguez

Universidad de Oviedo

https://orcid.org/0000-0003-4120-5566

Rodolfo Gutiérrez

Universidad de Oviedo

https://orcid.org/0000-0002-8231-3144

Resumen

El debate empírico y teórico sobre las implicaciones del vuelco educativo femenino en la formación de parejas sigue abierto. En este artículo, utilizando microdatos trimestrales de la EPA, se analizan los tipos de unión formados en España para las cohortes nacidas entre 1950-1988, un período lo suficientemente amplio como para captar las tendencias de largo recorrido. Para descontar la exposición diferencial al mercado matrimonial en un contexto como el español, donde la expansión formativa ha sido intensa, se aplican modelos loglineales. Los resultados muestran que la hipogamia es el tipo de unión que más crece. Esa evolución es asimétrica por parejas: llega antes y es mayor entre las mujeres más cualificadas, asociándose claramente a su incorporación al mercado laboral. Si se consideran las dificultades para superar determinados niveles y la influencia que ejerce el vuelco educativo femenino, la homogamia prevalece como forma de emparejamiento principal.

Palabras clave: 
Emparejamiento selectivo; España; Formación de hogares; Vuelco educativo femenino
Abstract

The empirical and theoretical debate on the implications of the reversal of the gender gap in education (RGE) on the formation of couples remains open. This article, using quarterly Labour Force Survey microdata, analyses the types of unions formed in Spain for the cohorts born between 1950 and 1988, a long-enough period to capture long-term trends. To discount differential exposure to the marriage market in a context such as Spanish, where the training expansion has been intense, log-linear models are applied. The main results reflect that female hypogamy is the type of union that grows the most. This growth is asymmetrical by couples: it occurs before among the most-qualified women, clearly associated with their incorporation to the labour market. If the barriers to overcoming certain educational levels and the influence exerted by the RGE are considered, homogamy prevails as the first type of union.

Keywords: 
Assortative mating; Household formation; Reversal of the educative gender gap; Spain

Recibido: 16.12.2021. Aceptado: 25.10.2022. Publicado: 12.06.2023

FERMÍN LÓPEZ-RODRÍGUEZ es Doctor en Sociología por la Universidad de Oviedo y máster en Economía por las de Cantabria, Oviedo y País Vasco. En su tesis, analizó los cambios en la composición educativa y la participación laboral de las parejas en España entre 2000 y 2018. Sus intereses de investigación se enmarcan en el análisis del mercado laboral, la evaluación de políticas públicas y el cambio familiar. Ha participado en proyectos europeos. Actualmente, colabora en el proyecto del Plan Nacional I+D+i “PROVILA: Prolongación de las Vidas Laborales”.

RODOLFO GUTIÉRREZ PALACIOS es Doctor en Sociología por la Universidad de Oviedo y promovido la creación del grupo de investigación Promoviendo el Empleo y el Bienestar en Europa (PROMEBI). Entre 2002 y 2007, dirigió́ el servicio de estudios del Consejo Económico y Social de España. Sus investigaciones se centran en temas de sociología económica, pobreza y políticas sociales, migraciones y lengua.

Cómo citar este artículo/Citation:  López-Rodríguez, F. y R. Gutiérrez. 2023. Vuelco educativo y reducción de la homogamia: un análisis por cohortes de la formación de parejas en España. Revista Internacional de Sociología 81(2):e230. https://doi.org/10.8939/ris.2023.81.2.21.01740

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

 

La formación de parejas es uno de los temas centrales en el análisis sociológico de la familia y la desigualdad (Kalmijn 1998Kalmijn, M. 1998. “Intermarriage and homogamy: Causes, patterns, trends”. Annual Review of Sociology 24: 395-421. https://doi.org/10.1146/annurev.soc.24.1.395.; Schwartz 2013Schwartz, C. 2013. “Trends and variation in assortative mating: Causes and consequences”. Annual Review of Sociology 39: 1-20. https://doi.org/10.1146/annurev-soc-071312-145544. ). Es un proceso no aleatorio, compuesto por una secuencia de decisiones que dependen tanto de las preferencias individuales por sexo como de las oportunidades disponibles en el mercado matrimonial. Las distintas formas de emparejamiento selectivo pueden expresarse en la forma de homogamia, entendida como la propensión a unirse con personas de características similares, o heterogamia, parejas cuyos rasgos sociodemográficos difieren. Cuando se comparan variables cuyos valores pueden ordenarse según el nivel de logro por sexo, pueden distinguirse situaciones, siempre desde la perspectiva femenina, de hipogamia, si la mujer tiene un nivel superior al varón, e hipergamia, si tiene un nivel inferior.

El creciente número de características sobre las que medir el emparejamiento selectivo ha llevado a distinguir entre aquellas adscritas, como la raza o la edad, que no dependen de los esfuerzos individuales y se obtienen desde el nacimiento; y aquellas adquisitivas, como la educación o la ocupación, que dependen más de los méritos personales. Con el desarrollo de las sociedades postindustriales y el consiguiente aumento de las necesidades de cualificación y la igualdad de oportunidades, las características adquisitivas han ido ganando peso (Bell 1976Bell, D. 1976. El advenimiento de la sociedad postindustrial. Madrid: Alianza.). Por esta razón, suele darse por sentado que el emparejamiento selectivo educativo es la principal variable adquisitiva en la estructuración de los mercados matrimoniales (Blossfeld y Timm 2003Blossfeld, H. y A. Timm. 2003. Who marries whom? Educational Systems as Marriage Markets in Modern Societies. Dordrecht: Kluwer Academic. https://doi.org/10.1007/978-94-007-1065-8. ; Schwartz y Mare 2005Schwartz, C. y R. Mare. 2005. “Trends in educational assortative marriage from 1940 to 2003”. Demography 42: 621-646. https://doi.org/10.1353/dem.2005.0036. ). El amplio abanico de factores biológicos, cognitivos y psicológicos que entran en juego al buscar pareja se reflejan en la formación adquirida; e incluso cuando entran en juego otras variables adscritas y adquiridas, la educación funciona como recurso valioso para utilizarlo en muchos intercambios sociales (Schwartz, Zhen y Xie 2016Schwartz, C., Z. Zhen y Y. Xie. 2016. “Marrying Up by Marrying Down: Status Exchange between Social Origin and Education in the United States”. Sociological Science 3: 1003-1027. https://doi.org/10.15195/v3.a44. ).

La homogamia educativa habría acumulado mayor atención porque informa sobre el grado de apertura de la estructura social (Qian y Lichter 2015). Al margen de los discutidos efectos sobre la desigualdad (Breen y Salazar 2011Breen, R. y L. Salazar. 2011. “Educational Assortative Mating and Earnings Inequality in the United States”. American Journal of Sociology 117(3): 808-843. https://doi.org/10.1086/661778. ; Qian 2017Qian, Y. 2017. “Gender Asymmetry in Educational and Income Assortative Marriage”. Journal of Marriage and Family 79(2): 318-336. https://doi.org/10.1111/jomf.12372.), si las personas con estudios similares se emparejan entre sí, compartiendo una serie de hábitos culturales, estilos de vida y recursos económicos, la estratificación social aumentará (Mare 2016Mare, R. 2016. “Educational Homogamy in Two Gilded Ages: Evidence from Intergenerational Social Mobility Data”. The Annals of the American Academy of Political and Social Science, 663: 117-139. https://doi.org/10.1177/0002716215596967. ). Esto podría tener consecuencias también sobre la transmisión intergeneracional de rentas (Schwartz 2010Schwartz, C. 2010. “Earnings Inequality and the Changing Association Between Spouses’ Earnings”. American Journal of Sociology 115: 1524-1557. https://doi.org/10.1086/651373.).

En las últimas décadas, el vuelco educativo de las mujeres, particularmente intenso y rápido para el caso español (Garrido 2005Garrido, L. 2005. “Elementos de contexto para el análisis”. Pp.43-56 en Ocupación, formación y el futuro de la jubilación en España, coordinado por L. Garrido y E. Chuliá. Madrid: CES.), ha relajado algunos de los supuestos tradicionales sobre el preocupante crecimiento de la homogamia. La hipogamia ya ha reemplazado a la hipergamia en las parejas con distinta educación (Esteve et al., 2016Esteve, A., C. Schwartz., J. Van Bavel., I. Permanyer., M. Klesment y J. García-Román. 2016. “The End of Hypergamy: Global Trends and Implications”. Population and Development Review 42(4): 615-625. https://doi.org/10.1111/padr.12012. ; De Hauw, Grow y Van Bavel 2017De Hauw, Y., A. Grow. y J. Van Bavel. 2017. “The Reversed Gender Gap in Education and Assortative Mating in Europe”. European Journal of Population 33(4): 445-474. https://doi.org/10.1007/s10680-016-9407-z. ), aunque la intensidad de este cambio es variable por países, y la evolución de sus estructuras demográficas ha sido dispar. Así, el debate sobre las implicaciones de la reversión del gap educativo permanece abierto (Van Bavel, Schwartz y Esteve 2018Van Bavel, J., C. Schwartz y A. Esteve. 2018. “The Reversal of the Gender Gap in Education and Its Consequences for Family Life”. Annual Review of Sociology 44: 341-360. https://doi.org/10.1146/annurev-soc-073117-041215. ). Mientras que algunas investigaciones sostienen que el aumento de la hipogamia será fuerte y ayudará a que las mujeres logren mayor poder económico e igualdad en términos de conciliación (Klesment y Van Bavel 2017Klesment, M. y J. Van Vabel. 2017. “The Reversal of the Gender Gap in Education, Motherhood, and Women as Main Earners in Europe”. European Sociological Review 33(3): 465-481. https://doi.org/10.1093/esr/jcw063. ; González et al. 2018González, M., I. Lapuerta., T. Martín-García y M. Seiz. 2018. “Satisfaction with Work-Life Balance: Couples with Egalitarian Practices in their Transition to First-Time Parenthood in Spain”. L’Année sociologique 68(2): 341-366. https://doi.org/10.3917/anso.182.0341. ), otras argumentan que el grado de convergencia hacia la simetría de género es insuficiente o se ha estancado (England 2010England, P. 2010. “The Gender Revolution: Uneven and Stalled”. Gender and Society 24(2): 149-166. https://doi.org/10.1177/0891243210361475. ). En el caso español, el fuerte peso de los equilibrios tradicionales podría frenar ese crecimiento para algunos grupos poblacionales (Esping-Andersen et al. 2013Esping-Andersen, G., D. Boertien., J. Bonke y P. Gracia. 2013. “Couple Specialization in Multiple Equilibria”. European Sociological Review 29(6): 1280-1294. https://doi.org/10.1093/esr/jct004. ).

Los trabajos anteriores para este país alcanzan hasta las parejas nacidas durante la década de los setenta. Esos resultados varían por cohortes y en diferente medida según las fuentes utilizadas. Además, los períodos considerados no suelen superar los diez años. Por ello, este artículo se propone, en primer lugar, describir los cambios en la estructura educativa y actualizar los tipos de pareja en España. En segundo lugar, a partir de la estimación de modelos loglineales, analizar si la reversión del gap educativo por sexo se refleja en las uniones en que las mujeres están más formadas, una vez se descuenta la presión de la estructura demográfica. Ese objetivo se completa con un análisis detallado de esas pautas para distintos puntos de la distribución educativa, con el fin de comprobar si la nueva posición social de las mujeres ha modificado las decisiones tomadas en el mercado matrimonial. Se utilizan los datos de los segundos trimestres de la Encuesta de Población Activa (EPA) entre el 2000 y 2018, reestructurados para contar con una muestra de 271 553 parejas de entre 30 y 50 años nacidas entre 1950 y 1988. Este tamaño, además de ofrecer una alta fiabilidad, permite adoptar un enfoque generacional.

REVISIÓN DE LA LITERATURA SOBRE FORMACIÓN DE PAREJAS

 

La perspectiva sociológica se centra en analizar problemas en los que existen interacciones constantes entre la estructura social y las preferencias individuales. La formación de parejas se adapta totalmente a ese marco analítico, dependiendo tanto de factores estructuradores del mercado matrimonial como de las afinidades electivas entre distintas personas. La expansión educativa en las sociedades occidentales ha sido muy desigual por sexo, asociada a cambios en las normas sociales de género que pueden reflejarse en los mercados matrimoniales. En este apartado, se resumen los antecedentes teóricos sobre la formación de parejas. Posteriormente, se presentan distintas hipótesis sobre los efectos que el cambio de posición social femenina ha podido tener sobre la hipogamia y la homogamia. Se concluye con un repaso de las principales evidencias empíricas por países, con especial atención al caso español.

Antecedentes teóricos: factores estructuradores y afinidades electivas

 

En la literatura sobre emparejamiento selectivo pueden encontrarse dos bloques de teorías según los factores explicativos utilizados. Por un lado, aquellas centradas en las oportunidades de los individuos, asociadas al tiempo que pasan dentro del sistema educativo, así como a cambios en los valores culturales o al grado de desarrollo económico en cada sociedad. Por otro lado, aquellas centradas en la articulación de preferencias por sexo y nivel de estudios que, aunque construidas individualmente, también están influidas por las normas sociales y, sobre todo, por la estructura demográfica.

Las explicaciones formuladas desde una aproximación estructuralista no predicen una única dirección del emparejamiento selectivo, probablemente por sus diferencias en la concepción de la educación, su enfoque y su amplitud temporal. Las teorías que interpretan el sistema educativo como mercado matrimonial se centran en la fortaleza de atracción para los más educados, y abarcan períodos más cortos midiendo la evolución no tanto a lo largo del tiempo, sino del ciclo vital (Blossfeld y Timm 2003Blossfeld, H. y A. Timm. 2003. Who marries whom? Educational Systems as Marriage Markets in Modern Societies. Dordrecht: Kluwer Academic. https://doi.org/10.1007/978-94-007-1065-8. ). Como los individuos pasarían más tiempo formándose por las mayores necesidades de cualificación en las sociedades actuales, el tiempo entre el abandono de la etapa educativa y la formación de pareja se reduciría, aumentando así la homogamia para los grupos que invierten más años de vida en educarse (Schwartz y Mare 2005Schwartz, C. y R. Mare. 2005. “Trends in educational assortative marriage from 1940 to 2003”. Demography 42: 621-646. https://doi.org/10.1353/dem.2005.0036. ; Martínez Pastor 2006Martínez Pastor, J. 2006. “La homogamia educativa de las nuevas mujeres en España”. Revista Internacional de Sociología 64(43): 69-94. https://doi.org/10.3989/ris.2006.i43.41. ). El desarrollo económico también se interpretaría como medida de la pluralidad de códigos y valores culturales (Smits, Ultee y Lammers 1998Smits, J., W. Ultee y J. Lammers. 1998. “Educational homogamy in 65 countries: an explanation of differences in openness using country-level explanatory variables”. American Sociological Review 63: 264-285. https://doi.org/10.2307/2657327. ): en el largo plazo, conforme haya un mayor progreso económico y el acceso a la educación se generalice, las barreras entre grupos sociales se reducirán y, por tanto, sucederá lo mismo para la homogamia a nivel general.

Más allá de estas expectativas teóricas estructuralistas, la propia evolución de los niveles de escolarización también ha influido en la disponibilidad de candidatos en el mercado matrimonial. La expansión educativa ha sido muy desigual por sexo y, habida cuenta de las diferencias a favor de las mujeres en los niveles superiores (Garrido 2005Garrido, L. 2005. “Elementos de contexto para el análisis”. Pp.43-56 en Ocupación, formación y el futuro de la jubilación en España, coordinado por L. Garrido y E. Chuliá. Madrid: CES.), es improbable que los varones mantengan su posición de superioridad en la heterogamia (Neyt, Vandelbulcke y Baert 2019Neyt, B., S. Vandelbulcke y S. Baert. 2019. “Are men intimidated by highly educated women? Undercover on Tinder”. Economics of Education Review 73,101914. https://doi.org/10.1016/j.econedurev.2019.101914. ). Además, la diversificación de títulos en el sistema educativo español hace esperar que, si no se distingue adecuadamente por la creciente variedad entre el fin de la secundaria y el inicio de la universidad (De la Fuente y Doménech 2018De la Fuente, A. y R. Doménech. 2018. “El nivel educativo de la población en España y sus regiones: actualización hasta 2016”. BBVA Research. Documento de trabajo nº 18/04. Consulta en noviembre de 2021 (https://www.bbvaresearch.com/).), los emparejamientos entre personas de la misma categoría de estudios se reduzcan.

Las aportaciones centradas en las preferencias han transitado desde el tradicional debate sobre la importancia de la cultura frente al estatus económico en la selección de pareja, a cuestionarse si esos factores de compatibilidad son simétricos por género (Zentner y Eagly 2015Zentner, M. y A. Eagly. 2015. “A sociocultural framework for understanding partner preferences of women and men: Integration of concepts and evidence”. European Review of Social Psychology 26(1): 328-373. https://doi.org/10.1080/10463283.2015.1111599. ). La propensión a unirse con personas de características similares se solía explicar por dos hipótesis diferentes que habrían resultado válidas y complementarias entre sí. La más aceptada en la literatura sociológica indica que las personas escogen pasar su tiempo con otras que comparten hábitos culturales, que dependerían de la familia de origen y, también, de los estudios realizados (Kalmijn 1994Kalmijn, M. 1994. “Assortative Mating by Cultural and Economic Occupational Status”. American Journal of Sociology 100(2): 422-452. https://doi.org/10.1086/230542. ). En la literatura económica, la homogamia se justificaría por el interés de encontrar personas con la mejor posición económica posible, evitando emparejamientos que impliquen pérdidas de posición social (Fernández, Guner y Knowles 2005Fernández, R., N. Guner y J. Knowles. 2005. “Love and Money: A Theoretical and Empirical Analysis of Household Sorting and Inequality”. The Quarterly Journal of Economics 120(1): 273-344. https://doi.org/10.1162/0033553053327498. ).

Las evidencias más recientes han probado que la convergencia por género en la capacidad de obtención de ingresos ha incrementado la simetría en las preferencias por sexo (Van Bavel, Schwartz y Esteve 2018Van Bavel, J., C. Schwartz y A. Esteve. 2018. “The Reversal of the Gender Gap in Education and Its Consequences for Family Life”. Annual Review of Sociology 44: 341-360. https://doi.org/10.1146/annurev-soc-073117-041215. ). Las mujeres habrían pasado a dar más importancia al capital erótico masculino, mientras que los varones valorarían más la capacidad económica femenina, mostrándose cada vez más dispuestos a unirse con mujeres que tienen mejor posición social (Buss et al., 2001Buss, D., T. Shackelford., L. Kirkpatrick y R. Larsen. 2001. “A Half Century of Mate Preferences: The Cultural Evolution of Values”. Journal of Marriage and Family 63(2): 491-503. https://doi.org/10.1111/j.1741-3737.2001.00491.x. ). Estas preferencias igualitarias implicarían un mantenimiento o reforzamiento de la homogamia. Una mayor simetría de género no restaría validez a las hipótesis de similitud cultural o preferencias competitivas. Si la educación como factor de compatibilidad gana importancia, sobre todo para los varones, la homogamia podría incluso reforzarse.

Siguiendo estos argumentos, se espera que los cambios en la estructura demográfica conduzcan a disminuciones de la homogamia, singularmente en el largo plazo, con independencia de que, para algunos grupos, como los más educados, se mantenga estable o, incluso, aumente. En el ámbito de las preferencias, cabría esperar un aumento de la hipogamia a nivel general y un refuerzo de la homogamia. No obstante, estas explicaciones no son alternativas, podrían operar simultáneamente en distintas partes de la distribución y variar por generaciones. En el siguiente apartado, se tratará de afinar para qué niveles son más acusados los cambios, identificando algunas propuestas explicativas que podrían asociarse mejor con las tendencias derivadas de estos antecedentes teóricos.

Cambios en los roles de género y aceptación social de la hipogamia: hipótesis y evidencias previas

 

La variable que ha jugado un papel más trascendental en la configuración de los mercados matrimoniales es la mejora sobresaliente de las credenciales femeninas, su repercusión sobre los roles de género y, por ende, el cambio familiar (Arpino, Esping-Andersen y Pessin 2015Arpino, B., G. Esping-Andersen y L. Pessin. 2015. “How Do Changes in Gender Role Attitudes Towards Female Employment Influence Fertility? A Macro-Level Analysis”. European Sociological Review 31(3): 370-382. https://doi.org/10.1093/esr/jcv002. ). En la última década, se ha experimentado un fuerte cambio en las actitudes igualitarias: el ideal de pareja para la población joven se ha alejado de las uniones tradicionales y la opinión pública sobre los roles de género es radicalmente distinta (Gerson 2010Gerson, K. 2010. The Unfinished Revolution: How a New Generation is Reshaping Family, Work, and Gender in America. Oxford: Oxford University Press. ; Seiz et al. 2019Seiz, M., M. González., T. Jurado., I. Lapuerta y T. Martín-García. 2019. “Non-normative Couples in Spain: Mothers´Career Commitment, Fathers´Work Arrangements and Egalitarian Ideology”. Pp. 169-186 en New Parents in Europe. Work-Care Practices & Family Polices, editado por D. Grunow y M. Evertsson. Cheltenham: Edward Elgar. https://doi.org/10.4337/9781788972970.00019. ). Es previsible que todo ello termine reflejándose en un aumento de las uniones en que las mujeres están más educadas, aunque en la literatura existen enfoques enfrentados sobre las implicaciones de estos cambios. En este artículo, se comprobará la validez de distintas hipótesis sobre el alcance de la nueva posición social femenina, adaptándolas para comprobar sus efectos sobre el mercado matrimonial español.

Hipótesis sobre las repercusiones del vuelco educativo femenino
 

Desde perspectivas centradas en la distribución de recursos, se argumenta que la extensión de la hipogamia podría aumentar el poder de las mujeres dentro del hogar (Kanji 2013Kanji, S. 2013. “Do fathers work fewer paid hours when their female partner is the main or an equal earner?”. Work, Employment and Society 27(2): 326-342. https://doi.org/10.1177/0950017012460321. ): la participación doméstica masculina aumentaría con la educación femenina (Gutiérrez-Domènech 2010Gutiérrez-Domènech, M. 2010. “Parental employment and time with children in Spain”. Review of Economics of the Household 8(3): 371-391. https://doi.org/10.1007/s11150-010-9096-z. ; Fernández-Lozano 2019Fernández-Lozano, I. 2019. “Fathers as Solo Caregivers in Spain: A Choice or a Need?”. Journal of Family Issues 40(13): 1755-1785. https://doi.org/10.1177/0192513X19842214. ), el empleo femenino crece incluso en sectores tradicionalmente asociados a los varones (Ibáñez 2017Ibáñez, M. 2017. Mujeres en mundos de hombres. La segregación ocupacional a través del estudio de casos. Madrid: CIS. ) y habría un aumento de mujeres como sustentadoras principales (Klesment y Van Bavel 2017Klesment, M. y J. Van Vabel. 2017. “The Reversal of the Gender Gap in Education, Motherhood, and Women as Main Earners in Europe”. European Sociological Review 33(3): 465-481. https://doi.org/10.1093/esr/jcw063. ; García Román 2020García Román, J. 2020. “The Division of Gender Roles in Female Breadwinner Couples in the US and Spain”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas 170: 73-94. http://doi.org/10.5477/cis/reis.170.73. ). Aplicado al mercado matrimonial, asumiendo una sociedad igualitaria, debería observarse que la probabilidad de emparejarse hacia abajo entre aquellas mujeres con mayor potencial de rentas (ocupadas, o con más educación) sería mayor, al valorarse más su capacidad de obtener recursos. Esa expectativa teórica encontraría apoyo empírico en las cohortes más recientes, en las que ya se ha alcanzado una masa crítica de mujeres con más educación (Esping-Andersen et al., 2013Esping-Andersen, G., D. Boertien., J. Bonke y P. Gracia. 2013. “Couple Specialization in Multiple Equilibria”. European Sociological Review 29(6): 1280-1294. https://doi.org/10.1093/esr/jct004. ).

Desde la teoría de la revolución estancada de género, se apunta a un ritmo más lento tanto del crecimiento de la hipogamia como de los logros de las mujeres en otros ámbitos de la sociedad (England 2010England, P. 2010. “The Gender Revolution: Uneven and Stalled”. Gender and Society 24(2): 149-166. https://doi.org/10.1177/0891243210361475. ). La participación doméstica masculina crece a un ritmo más lento que el poder económico y la participación laboral femenina en ciertos sectores (Sayer 2005Sayer, L. 2005. “Gender, Time, and Inequality: Trends in Women´s and Men´s Paid Work, Unpaid Work and Free Time”. Social Forces 84: 285-303. https://doi.org/10.1353/sof.2005.0126. ). La penalización social, real o percibida, hacia los varones por emparejarse con mujeres más educadas o por adoptar roles tradicionalmente femeninos, les haría evitar esos tipos de unión (Fisman et al., 2006Fisman, R., S. Sheena., E. Kamenica y I. Simonson. 2006. “Gender Differences in Mate Selection: Evidence from a Speed Dating Experiment”. Quarterly Journal of Economics 121: 673-697. https://doi.org/10.1162/qjec.2006.121.2.673. ). En definitiva, los nuevos roles podrían aumentar ligeramente la hipogamia, aunque reducirían ese efecto si entran en juego variables relacionadas con el poder económico y social. Ese avance se vería mermado en contextos de mayor influencia de los valores tradicionales, como entre las personas menos educadas. Algunos varones, de acuerdo con la hipótesis de la desviación de las normas de género establecidas (Bertrand, Emir y Pan 2015Bertrand, M., K. Emir. y J. Pan. 2015. “Gender identity and relative income within households”. The Quarterly Journal of Economics, 130(2), 571-614. https://doi.org/10.1093/qje/qjv001. ), podrían evitar los emparejamientos con mujeres de mejor posición educativa o laboral, reforzándose así los lazos entre personas del mismo grupo social.

Por último, la teoría de la difusión también resulta adecuada para la perspectiva generacional y de largo plazo aplicada en este artículo. Conocida por su aplicación a las ideas sobre el control de la natalidad en Europa (Casterline 2001Casterline, J. 2001. Diffusion Processes and Fertility Transition: Selective Perspectives. Washington: National Academy Press. ), ha sido usada también para explicar el rápido giro en la reducción del divorcio de las parejas en que las mujeres están más educadas (Schwartz y Han 2014Schwartz, C. y H. Han. 2014. “The Reversal of the Gender Gap in Education and Trends in Marital Dissolution”. American Sociological Review 79(4): 605-629. https://doi.org/10.1177/0003122414539682. ). La hipogamia, desde esta perspectiva, podría entenderse como una forma de innovación social. De acuerdo con la hipótesis de difusión, la adopción de una innovación comenzaría despacio, pero una vez se alcanza un umbral de población que acepta ese cambio, su implantación se aceleraría, al reducirse los costes de su adopción. Con base en este razonamiento, la hipogamia crecería más para las cohortes recientes. Pero este planteamiento es matizable, puesto que los costes de difusión pueden no reducirse proporcionalmente para todos los grupos sociales. Probablemente, la traslación de esa innovación sea asimétrica, llegando antes a personas que conviven en espacios sociales con mayor apertura al cambio de roles.

A modo de síntesis, la tabla 1 ofrece un resumen de las hipótesis utilizadas para analizar la (posible) prevalencia de la homogamia, así como las dificultades que enfrentaría la hipogamia para establecerse socialmente.

Tabla 1.  Hipótesis sobre los cambios en los tipos de pareja
Hipogamia femenina Homogamia
Distribución de los recursos H1: crecerá entre las personas más educadas, más sensibles a la nueva posición femenina H1 (A): por acumulación de ventajas, se mantendrá también fuerte en los niveles altos
Revolución estancada (neutralización de las desviaciones) H2: será menor entre los menos cualificados, sobre todo si las mujeres trabajan, por normas tradicionales H2 (A): se reforzará en segmentos menos proclives al cambio de roles, como reacción de bloqueo
Difusión “asimétrica” H3: el desarrollo de la hipogamia como innovación social se acelerará en cohortes recientes, llegando antes a la parte alta de la distribución

Fuente: elaboración propia

Tendencias recientes a nivel comparado y para el caso español
 

Desde la entrada del siglo XXI, la investigación comparada ha mostrado que la homogamia educativa a nivel general se ha reducido, con la excepción de la población universitaria (Smits, Ultee y Lammers 1998Smits, J., W. Ultee y J. Lammers. 1998. “Educational homogamy in 65 countries: an explanation of differences in openness using country-level explanatory variables”. American Sociological Review 63: 264-285. https://doi.org/10.2307/2657327. ; Blossfeld 2009Blossfeld, H. 2009. “Educational assortative marriage in comparative perspective”. Annual Review of Sociology 35: 513-530. https://doi.org/10.1146/annurev-soc-070308-115913. ). Los análisis más novedosos ya distinguen esas tendencias de emparejamiento por ramas de estudio, captando las diferencias de género existentes en las orientaciones profesionales (Martín-García, Seiz y Castro-Martín 2017Martín-García, T., M. Seiz y T. Castro-Martín. 2017. “Women’s and Men’s Education and Partnership Formation: Does the Field of Education Matter?”. European Sociological Review 33(3): 393-409. https://doi.org/10.1093/esr/jcx047. ). En la literatura sobre formación de parejas, parece haber consenso en la necesidad de aplicar aproximaciones microsociológicas que aborden la homogamia como un fenómeno variable a lo largo del ciclo vital, especialmente desde contribuciones como las de Blossfeld y Timm (2003)Blossfeld, H. y A. Timm. 2003. Who marries whom? Educational Systems as Marriage Markets in Modern Societies. Dordrecht: Kluwer Academic. https://doi.org/10.1007/978-94-007-1065-8. o Benjamin Guzzo (2006)Benjamin Guzzo, K. 2006. “The relationship between life course events and union formation”. Social Science Research 35(2): 384-408. https://doi.org/10.1016/j.ssresearch.2005.06.002.. Si se repasan los resultados obtenidos por países o zonas geográficas, todavía persisten diferencias considerables.

Por un lado, en Europa occidental la literatura apunta al cambio de posición educativa y social de las mujeres como la principal razón del debilitamiento de la homogamia y del fin de la hipergamia (Van Bavel, 2012Van Bavel, J. 2012. “The reversal of gender inequality in education, union formation, and fertility in Europe”. Vienna Yearbook of Population Research 10: 127-154. https://doi.org/10.1553/populationyearbook2012s127. ; De Hauw, Grow y Van Babel 2017De Hauw, Y., A. Grow. y J. Van Bavel. 2017. “The Reversed Gender Gap in Education and Assortative Mating in Europe”. European Journal of Population 33(4): 445-474. https://doi.org/10.1007/s10680-016-9407-z. ). En algunos de esos trabajos comparados, no se distingue adecuadamente la presión que ejerce la estructura demográfica, por lo que la asociación entre ascenso de la hipogamia con posibles variaciones actitudinales puede resultar algo precipitada. De hecho, a partir de simulaciones se ha mostrado que ese tipo de unión podría haber aumentado incluso si las preferencias individuales y las actitudes de género no hubieran variado (Grow y Van Bavel 2015Grow, A. y J. Van Bavel. 2015. “Assortative Mating and the Reversal of Gender Inequality in Education in Europe: An Agent-Based Model”. PLoS ONE 10(6): 1-24. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0127806. ), observándose lo mismo para el incremento de la probabilidad de divorcio de las parejas en que las mujeres están más cualificadas (Grow y Van Bavel 2018Grow, A. y J. Van Bavel. 2018. “Agent-Based Modeling of Family Formation and Dissolution”. Pp. 125-156 en Analytical Family Demography, editado por R. Schoen. Cham: Springer. https://doi.org/10.1007/978-3-319-93227-9_6. ). Por otro lado, para los Estados Unidos la caída de la homogamia no se ha confirmado: disminuiría entre 1940 y 1960, aumentaría desde entonces y ese crecimiento se aceleraría a partir de 1970 (Schwartz y Mare 2005Schwartz, C. y R. Mare. 2005. “Trends in educational assortative marriage from 1940 to 2003”. Demography 42: 621-646. https://doi.org/10.1353/dem.2005.0036. ).

Para el caso español, el análisis más reciente solo alcanza hasta 2009, aplicado a la población de entre 18 y 39 años (Miret 2010Miret, P. 2010. “La similitud entre los componentes de las parejas jóvenes en España en la primera década del siglo XXI ¿Cada vez más iguales?”. Revista de Estudios de Juventud 90: 225-255. ). Este trabajo informa de un fuerte ascenso de la hipogamia, incluso hasta superar la homogamia; aunque parte del resultado se explica por no descontar adecuadamente la exposición diferencial al mercado matrimonial, centrándose en edades en las que no se han concluido los estudios y la convivencia en pareja no está extendida. De hecho, la mayoría de las investigaciones para periodos anteriores obtienen resultados distintos. Aplicando un orden cronológico, los resultados varían según la generación de parejas analizada. Para las nacidas entre 1955 y 1965, Carabaña (1994)Carabaña, J. 1994. “La constante homogamia educativa”. Economía y Sociedad, 11: 43-64. obtiene que la homogamia se mantiene estable e insensible a los cambios de la estructura social. A pesar de ello, comienza a observarse una reducción para las nacidas a finales de los cincuenta (González 2003González Lopez, M.J. (2003). Who Marries whom in Spain?. In: Blossfeld, HP., Timm, A. (eds) Who Marries Whom?. European Studies of Population, vol 12. Springer, Dordrecht. https://doi.org/10.1007/978-94-007-1065-8_7. ); esa caída es menor a la esperada de acuerdo con las variaciones de distribución educativa.

La literatura que alcanza cohortes nacidas a finales de los sesenta concluye que la homogamia pierde importancia, aunque cada investigación añade matices. Se detectan ligeros aumentos de la hipogamia en un estudio de la provincia de Lérida (Mayoral y Samper 2006Mayoral, D. y L. Samper. 2006. “Cambio social y homogamia educativa.” Revista Internacional de Sociología 64(43): 35-67. https://doi.org/10.3989/ris.2006.i43.40. ), pero con una muestra que no es representativa para todo el país ni descontando el efecto de la estructura demográfica. Con datos de la Encuesta de Fecundidad, Martínez Pastor (2006)Martínez Pastor, J. 2006. “La homogamia educativa de las nuevas mujeres en España”. Revista Internacional de Sociología 64(43): 69-94. https://doi.org/10.3989/ris.2006.i43.41. obtiene que, a pesar de reducirse a nivel general, la homogamia es muy fuerte en los extremos. Con datos del Censo de 2001, Esteve y Cortina (2006)Esteve, A. y C. Cortina. 2006. “Changes in Educational Assortative Mating in Contemporary Spain”. Demographic Research 14(17): 405-428. https://doi.org/10.4054/DemRes.2006.14.17. confirman que la homogamia prevalece como tipo de unión principal por la concentración entre los universitarios. Las evidencias para parejas en que la mujer nace después de los setenta son escasas, solo se dispone de resultados para España desde perspectivas comparadas (Esteve et al., 2016Esteve, A., C. Schwartz., J. Van Bavel., I. Permanyer., M. Klesment y J. García-Román. 2016. “The End of Hypergamy: Global Trends and Implications”. Population and Development Review 42(4): 615-625. https://doi.org/10.1111/padr.12012. ).

En este recorrido por la literatura se ha comprobado que el debate sobre las implicaciones del vuelco educativo femenino en la formación de parejas permanece abierto. Se han propuesto tres hipótesis sobre el ascenso social de la hipogamia y el posible estancamiento de la homogamia, dependiendo del nivel educativo considerado. El alto peso de los valores y equilibrios tradicionales en la parte baja de la distribución podría frenar el aumento de parejas igualitarias o en que la mujer tiene más nivel educativo. Además, la difusión de la hipogamia podría ser asimétrica y llegar antes a los grupos de población más cualificados. Para valorar adecuadamente el encaje de cada expectativa teórica, es necesario aplicar un enfoque como el aplicado en este artículo: generacional, para el largo plazo y descontando el efecto de la exposición diferencial al mercado matrimonial, ya que buena parte de los cambios observados son reflejo de la disponibilidad de candidatos por sexo en cada nivel y generación. Todo ello permite afrontar con suficientes garantías analíticas las tendencias de emparejamiento en las mujeres nacidas entre 1950 y 1988, cohortes apenas analizadas con este nivel de detalle y cobertura temporal para el caso español.

DATOS Y METODOLOGÍA

 

En este artículo, se utilizan los microdatos trimestrales de la Encuesta de Población Activa (EPA). En concreto, para evitar posibles efectos asociados a la estacionalidad y reducir al máximo posible la repetición de la muestra, que se renueva totalmente cada seis trimestres, se seleccionan los segundos trimestres del 2000 al 2018. Esta fuente ofrece tres ventajas fundamentales respecto a las otras dos de referencia en el estudio de las grandes tendencias demográficas, como son el Censo y la Encuesta de Hogares. En primer lugar, aunque el Censo dispone de un tamaño muestral alto, la EPA se realiza con más periodicidad y permite construir series más largas. En segundo lugar, permite unir de forma sencilla la información de los convivientes en el hogar para disponer de sus características sociodemográficas de forma detallada (Garrido, Requena y Toharia 2000Garrido, L., M. Requena y L. Toharia. 2000. “La Encuesta de Población Activa desde la perspectiva de los hogares”. Estadística Española 146(42): 115-152.). En tercer lugar, como principal fuente para el análisis del mercado laboral a nivel nacional y europeo, ofrece mucha más información sobre la situación laboral de las parejas, confiriéndole mayor validez a la hora de analizar las posibles consecuencias sobre la estructura social.

Una limitación de la EPA para estudiar la formación de parejas es que mide las características de los individuos en el momento en el que se realizan las entrevistas y no al comenzar la relación. Esto puede infraestimar la homogamia educativa, ya que, en realidad, se mide su prevalencia, al haber un porcentaje de parejas cuyas características han cambiado o que se han disuelto. No obstante, Schwartz y Mare (2005)Schwartz, C. y R. Mare. 2005. “Trends in educational assortative marriage from 1940 to 2003”. Demography 42: 621-646. https://doi.org/10.1353/dem.2005.0036. no encuentran diferencias entre los datos de parejas recién formadas o los tomados posteriormente. En cualquier caso, para solucionar posibles problemas de endogeneidad, se realizan varios filtros. Por un lado, se seleccionan fases centrales del ciclo vital, entre los 30 y 50 años, por varios motivos: primero, la mayoría de las personas ya han finalizado sus estudios y comienzan a emanciparse; segundo, son las edades en que se alcanzan cotas de empleo superiores, haciendo que la homogamia se aproxime más a sus potenciales efectos sobre la estratificación social, y tercero, dado que los resultados se medirán entre cohortes y no año a año, es más difícil que se modifiquen posteriormente. Por otro lado, se seleccionan uniones heterosexuales por la escasez de muestra en la EPA para uniones del mismo sexo, un problema común en estudios similares (Lichter y Qian 2018Lichter, D. y Z. Qian. 2018. “The Study of Assortative Mating: Theory and Analysis”. Pp. 303-337 en Analytical Family Demography, editado por R. Schoen. Cham: Springer. https://doi.org/10.1007/978-3-319-93227-9_13. ); y se excluyen las uniones mixtas o de migrantes, cuya naturaleza y credenciales educativas han mostrado ser distintas (Esteve y Cortina 2010Esteve, A. y C. Cortina. 2010. “Expansión educativa e inmigración internacional en España: cambios en la formación de la pareja”. Papers 95(3): 585-608. https://doi.org/10.5565/rev/papers/v95n3.46. ). Todo esto conduce a una muestra final de 271 553 parejas, cuya distribución según el nivel educativo femenino puede consultarse en la tabla A.1 del apéndice.

Otro aspecto metodológico muy importante para medir el emparejamiento selectivo educativo es la construcción de categorías que sean homogéneas entre sí e informen adecuadamente sobre las características de las personas que se asignan a un mismo grupo. Para captar las peculiaridades del sistema educativo español, se utiliza la clasificación de seis niveles recogida en la tabla 2.

Tabla 2.  Agrupación de categorías educativas utilizadas
Categoría (Códigos CNED-14) Rango aproximado de años de estudio (descontando preescolar)
Primaria o menos (0-10) (0 a 6)
ESO/EGB-Secundaria inicial (21-24) (6 a 10)
Formación profesional inicial, FPI (33-38) (9 a 12)
Bachillerato (32) (12 o 13)
Formación profesional superior, FPII (41,51,52) (13 a 15)
Universitarios (61-81) Más de 16

Fuente: Elaboración propia a partir de De la Fuente y Doménech (2018)De la Fuente, A. y R. Doménech. 2018. “El nivel educativo de la población en España y sus regiones: actualización hasta 2016”. BBVA Research. Documento de trabajo nº 18/04. Consulta en noviembre de 2021 (https://www.bbvaresearch.com/)..

La principal novedad respecto a investigaciones anteriores radica en que aquí se distinguen cuatro niveles para las opciones posteriores a la finalización de la etapa de escolarización obligatoria. Esta decisión responde a la necesidad de considerar los diferentes planes de estudio en que las generaciones consideradas, nacidas entre 1950 y 1988, fueron escolarizadas. La Ley General de Educación de 1970 otorgó a la educación secundaria carácter obligatorio y elevó los requisitos de acceso al bachillerato y al primer ciclo de formación profesional (De la Fuente y Doménech 2018De la Fuente, A. y R. Doménech. 2018. “El nivel educativo de la población en España y sus regiones: actualización hasta 2016”. BBVA Research. Documento de trabajo nº 18/04. Consulta en noviembre de 2021 (https://www.bbvaresearch.com/).). La LOGSE de 1990 incrementó la duración de esa formación secundaria obligatoria y exigió superar el bachillerato para acceder a la segunda etapa de formación profesional. A pesar de que pueden permanecer todavía ligeras variaciones en el tiempo invertido en formación dentro de las categorías propuestas, esta ordenación maximizaría la representatividad y coherencia interna de los colectivos resultantes.

Se llevan a cabo varias pruebas de robustez para controlar por estas decisiones de tipo instrumental y para comprobar otras implicaciones a nivel teórico 1 Los resultados de estas comprobaciones están disponibles bajo petición a los autores. Algunas se incluyen en el cuerpo principal del artículo o en el apéndice. . En primer lugar, para asegurar que los resultados no dependen del número ni la agrupación de las categorías utilizadas en el análisis, se repiten agrupando en una misma categoría la formación profesional y el bachillerato (cuatro niveles) o la formación profesional inicial con el bachillerato (cinco niveles). Mientras que la homogamia a nivel descriptivo aumenta, no se aprecian cambios en las estimaciones, que consideran el total de parejas en cada nivel y descuentan las combinaciones disponibles. En segundo lugar, se comprueba que los hallazgos principales se mantienen distinguiendo por el estado civil, entre uniones casadas y cohabitantes. Únicamente se aprecia una mayor apertura para las parejas que conviven fuera del matrimonio. Por último, para conectar con las hipótesis planteadas sobre la nueva posición social femenina, las estimaciones se repiten en una muestra en que las mujeres están ocupadas. El objetivo es comprobar hasta qué punto este acceso al mercado laboral y una mejor situación socioeconómica favorece sus opciones de emparejamiento.

Para solucionar el problema de exposición diferencial en el mercado matrimonial, se utilizarán las razones de probabilidad. Si los niveles de la parte alta crecen más para las mujeres que para los varones, el porcentaje de hipogamia tenderá a aumentar. Este indicador, que puede utilizarse para contrastar con los porcentajes observados para cada tipo de unión, consigue aislar las diferencias en distribuciones marginales por sexo cuya evolución ha sido distinta. Su cálculo simplemente refleja la relación entre la probabilidad de observar una forma de emparejamiento concreta y la probabilidad del resto de opciones disponibles. Si ese cociente es superior a uno, la propensión de ese emparejamiento selectivo es positiva; y si es inferior, será negativa.

Las razones de probabilidad se extraen a partir de la estimación de modelos loglineales, elevando los parámetros obtenidos para cada tipo de unión. Estos modelos permiten controlar por todas las interacciones posibles entre nivel educativo por sexo y cohorte, partiendo de tablas de contingencias que dependen del número de categorías para esas variables. En este caso, dado que se consideran seis niveles formativos por cada sexo y veintiocho grupos de cohortes 2 Por su menor tamaño se agrupan las nacidas entre 1950-54 y 1981-88. Para asignar valores a cada celda se utiliza un factor compensador, calculado como la división entre la frecuencia elevada y la observada para cada tipo de unión. No se detectan celdas con valor 0. , la tabla final dispone de 1008 celdas. El propósito es identificar un modelo que se adapte mejor a la realidad con el menor número de parámetros, midiendo su ajuste a través de los estadísticos y BIC. Cuanto menor es su valor, mejor es la estimación. Para la selección, se sigue la estrategia utilizada por Schwartz y Mare (2005)Schwartz, C. y R. Mare. 2005. “Trends in educational assortative marriage from 1940 to 2003”. Demography 42: 621-646. https://doi.org/10.1353/dem.2005.0036. , quienes parten del modelo saturado, que aporta la máxima cantidad de información posible, pero con todos los parámetros, por lo que su parsimonia es nula y el estadístico BIC toma valor 0. En términos formales, este modelo l o g μ i j , a t i j , a = λ + λ j E H + λ j E M + λ a A + λ i j E H , E M + λ i , a E H , A + λ j , a E M , A + λ i j , a E H , E M , A con todas las interacciones se expresa como:

l o g μ i j , a t i j , a = λ + λ j E H + λ j E M + λ a A + λ i j E H , E M + λ i , a E H , A + λ j , a E M , A + λ i j , a E H , E M , A  

donde EH=parámetros de educación del varón, EM=parámetros de educación de la mujer y A=parámetros de cohorte.

El objetivo final es incluir parámetros que representen supuestos alternativos sobre los tipos de unión formados y ver cuál se aproxima más con los criterios de ajuste más bajos. La tabla 3 resume esas opciones, explicando el significado y las implicaciones principales de cada tipo de unión estimado.

Tabla 3.  Tipos de parámetros incluidos
Nombre (notación) Supuesto principal
Simetría-(S) En parejas con distinta educación no importa quien tenga superioridad, las diferencias pueden captarse con un parámetro para cada par de niveles sin distinguir todas las combinaciones disponibles por sexo.
Heterogamia/asimetría:
  • Hipogamia-(X)

  • Hipergamia-(Y)

La hipogamia identifica situaciones donde la mujer está más educada, mientras que los parámetros de hipergamia identifican si está menos educada. Quien tiene más educación no es neutral.
Homogamia:
  • General-(O)

  • Específica-(D)

El parámetro general mide la propensión de que dos personas con igual formación se emparejen, sin importar su nivel educativo. Los parámetros específicos recogen esa propensión en cada punto de la distribución.
Cruce-(C) Capta la dificultad de superar los distintos niveles y emparejarse con alguien más educado o educada. Como esas barreras son especialmente débiles en las categorías intermedias (bachiller, FP), por parsimonia solo se incluyen cruces para las demás (primaria, secundaria y universidad).

Fuente: Elaboración propia a partir de Schwartz y Mare (2005)Schwartz, C. y R. Mare. 2005. “Trends in educational assortative marriage from 1940 to 2003”. Demography 42: 621-646. https://doi.org/10.1353/dem.2005.0036. , disponible en: www.ssc.wisc.edu/~cschwart

Los cambios a lo largo del tiempo en las razones de probabilidades para la homogamia suelen interpretarse como variaciones en las barreras que existen para emparejarse con alguien de distinto origen social; cuanto más altas son, más fuerte es la endogamia de ese grupo educativo (Schwartz y Mare 2005Schwartz, C. y R. Mare. 2005. “Trends in educational assortative marriage from 1940 to 2003”. Demography 42: 621-646. https://doi.org/10.1353/dem.2005.0036. ). En las situaciones de heterogamia, como normalmente los valores son inferiores a uno, suele utilizarse la relación entre la razón de probabilidades de la hipergamia y la hipogamia. De esta forma, el valor obtenido indica la movilidad ascendente que se produce vía emparejamiento, constituyendo otra referencia valiosa para analizar hasta qué punto el cambio en las normas sociales de género se traslada a las parejas formadas (Litcher y Qian 2018Lichter, D. y Z. Qian. 2018. “The Study of Assortative Mating: Theory and Analysis”. Pp. 303-337 en Analytical Family Demography, editado por R. Schoen. Cham: Springer. https://doi.org/10.1007/978-3-319-93227-9_13. ).

RESULTADOS

 

El estudio de la formación de parejas requiere conocer previamente las características de la población objeto de estudio. Los avances conseguidos por las mujeres en las sociedades occidentales en las últimas décadas han sido sobresalientes y, como se viene argumentando, es previsible que terminen afectando a los tipos de unión. En este apartado, en primer lugar, se describen las principales tendencias educativas para las cohortes de españoles nacidos entre 1950 y 1988. En segundo lugar, se analiza cómo se modifican las tendencias de emparejamiento cuando se descuenta el efecto de esas variaciones en la estructura demográfica. Por último, aunque se descuente la influencia de los marginales educativos por sexo, muchas de las decisiones siguen igualmente influidas por la nueva posición social de la mujer. Por ello, se ponen a prueba las hipótesis planteadas sobre la hipogamia y homogamia, considerando el punto de la distribución en que se encuentran los individuos.

Intensa y desigual expansión por sexo con fuertes aumentos de la hipogamia

 

El gráfico 1 muestra el peso de los diferentes niveles formativos por sexo en las cohortes nacidas entre 1950 y 1988. Se prolonga el conocido vuelco educativo femenino para los estudios superiores (Garrido 2005Garrido, L. 2005. “Elementos de contexto para el análisis”. Pp.43-56 en Ocupación, formación y el futuro de la jubilación en España, coordinado por L. Garrido y E. Chuliá. Madrid: CES.). Si en las cohortes nacidas en 1950-1960 la suma de formación profesional superior y universidad para los varones era del 23,7 % y para las mujeres del 21,2 %, en las cohortes nacidas en 1976-1988 esa cifra para los varones se eleva hasta el 41,5 % y para las mujeres hasta el 55 %. Es decir, la mejora de credenciales formativas en España es sustantiva en general y particularmente para las mujeres, que son las principales protagonistas de ese avance.

Gráfico 1.  Distribución de niveles educativos por sexo y cohortes (1950-1988)
medium/medium-RIS-81-02-e230-gf1.png
Fuente: Elaboración propia a partir de microdatos de la EPA (IT2000-IIT2018).

Esta desigual expansión por sexo tiene consecuencias directas sobre el mercado matrimonial, como puede atisbarse en el gráfico 2 que, además de distinguir por los tres tipos de unión posibles desde la perspectiva femenina, controla por la distancia educativa. Dicha distancia, definida como los “saltos” o niveles de diferencia entre los cónyuges, correlaciona en buena medida con la proximidad cultural. Habitualmente, cuanto mayor la distancia, más dificultades para emparejarse.

Gráfico 2.  Tipos de pareja por cohortes (1950-1988)
medium/medium-RIS-81-02-e230-gf2.png
Nota: EM<EH=Hipergamia, EM=EH=Homogamia, EM>EH=Hipogamia.
Fuente: Elaboración propia a partir de microdatos de la EPA (IT2000-IIT2018).

Para las cohortes nacidas entre 1950 y 1965, como era previsible, se detecta un debilitamiento de la homogamia y un crecimiento de la hipogamia, singularmente en las uniones cuya distancia es igual o inferior a dos niveles. En las generaciones nacidas entre 1966 y 1988, la homogamia se mantiene estable, aunque continúa descendiendo moderadamente, y el principal cambio vuelve a darse en las parejas en que las mujeres están más educadas. En este caso, el principal incremento se da en la hipogamia de tres o más niveles, que pasa del 6,9 % en la cohorte 1961-65 al 15,1 % en la 1981-1988. Ese aumento se logra a costa de reducir la tradicional hipergamia educativa, hecho que refleja la nueva posición que las mujeres han logrado dentro de la pareja.

Los porcentajes de este cálculo descriptivo muestran un claro descenso de la homogamia y un incremento de uniones en que las mujeres están más educadas. Ese ascenso de la hipogamia convive con otros dos resultados que plantean dudas sobre su aceptación social. Por un lado, su crecimiento es más fuerte en parejas en que la ventaja educativa femenina es más alta. Si dicha distancia se asocia con la potencial afinidad entre cónyuges, algunas mujeres podrían estar aceptando unirse con varones menos educados por sus necesidades de encontrar pareja, no por las nuevas actitudes de género. Por otro lado, aunque el objetivo de este artículo es analizar los cambios en las tendencias de emparejamiento, en el gráfico A.1 del apéndice puede apreciarse, en línea con la idea anterior, que la no convivencia en pareja a estas edades centrales está aumentando significativamente para las mujeres universitarias y para los varones menos cualificados. Dado que no está claro que el desarrollo de la hipogamia sea totalmente voluntario ni responda a un cambio de valores, a continuación, se descontará el efecto del vuelco educativo femenino para comprobar si, efectivamente, el cambio de roles afecta a las decisiones tomadas en el mercado matrimonial.

Descontando las oportunidades demográficas: se reduce la homogamia, aunque prevalece como primera opción

 

La tabla 4 ofrece el ajuste de las distintas especificaciones propuestas. En línea con la literatura, las comparaciones se basan fundamentalmente en el estadístico BIC (Schwartz y Mare 2005Schwartz, C. y R. Mare. 2005. “Trends in educational assortative marriage from 1940 to 2003”. Demography 42: 621-646. https://doi.org/10.1353/dem.2005.0036. ). Como ya se ha anticipado, cuanto más bajo es su valor, mejor ajuste, es decir, más información con la menor cantidad de parámetros posible.

Tabla 4.  Ajuste de los modelos estimados
Todas las parejas Solo si mujer trabaja
Grados libertad B IC G 2 BIC G 2
Modelo de simetría
0. HA, MA, S 685 -1610,3 3171,6 -2580,5 2162,2
Modelo base con interacción
1. HA, MA, HM 675 -1768,1 2954,5 -2618,2 2057,0
Modelos de homogamia
2. HA, MA, HM, OA 648 -1739,1 2834,1 -2557,1 1933,8
3. HA, MA, HM, DA 513 -1571,7 2000,5 -2143,2 1405,0
Modelos de heterogamia
4. HA, MA, HM, YA 648 -1661,4 2896,5 -2518,7 1964,9
5. HA, MA, HM, XA 648 -1803,8 2737,4 -2568,5 1922,7
Modelo con parámetros cruce
6. HA, MA, HM, CA 594 -1610,8 2519,5 -2348,7 1759,4
Homogamia + cruces
7. HA, MA, HM, OA +CA 567 -2252,2 1688,3 -2605,2 1333,6
8. HA, MA, HM, DA +CA 486 -2097,8 1282,9 -2311,1 1073,7
Heterogamia + cruces
9. HA, MA, HM, YA+CA 567 -1559,5 2388,6 -2263,8 1668,1
10. HA, MA, HM, XA+CA 567 -2102,7 1816,5 -2479,5 1439,8

Nota: A- Año nacimiento mujer, H- Nivel educativo varón; M- Nivel educativo mujer; S- Parámetros simetría; O- Parámetro homogamia general; D- Parámetros homogamia específica; Y- Parámetro hipergamia femenina; X- Parámetro hipogamia femenina; C- Parámetros cruce.
Fuente: Elaboración propia.

Como el modelo saturado ofrece nula parsimonia al incluir todos los parámetros disponibles, se parte de un modelo que considera la distribución por nivel educativo en cada sexo y cohorte, añadiendo los parámetros de simetría. A partir de ahí, se prueban y comparan los modelos con parámetros de homogamia, hipogamia e hipergamia, controlando además por la dificultad de superar cada punto de la distribución (parámetros de cruce).

El modelo que ofrece mejor ajuste es el de homogamia general más cruces (modelo 7). El resultado se mantiene si se seleccionan solo uniones en que las mujeres trabajan 3 También se mantiene para las uniones casadas (tabla A.2 del apéndice). Para las cohabitantes, apenas hay diferencias entre modelos de homogamia y heterogamia. De hecho, en esas parejas no tiene sentido distinguir por el nivel específico para cada sexo, ya que el modelo de simetría es el que ofrece mejor ajuste y los parámetros de cruce no añaden información adicional. . Llama la atención que, desde la perspectiva del estadístico BIC, sensible a la cantidad de parámetros utilizada, el modelo con parámetros de homogamia específica no mejore el ajuste. Es decir, la información aportada no compensa la inclusión de un parámetro diferente para cada medición de la homogamia en cada punto de la distribución. También es interesante el hecho de que, si no se controlara por la dificultad de superar los distintos cruces mediante esos parámetros, el modelo de hipogamia sería el que ofrecería mejor ajuste. En cualquier caso, el análisis confirma que, una vez descontada la exposición diferencial al mercado matrimonial, las personas tienden a emparejarse con personas de estudios similares; aunque en dicha propensión las barreras o dificultades para ascender de nivel juegan un papel crucial.

Con independencia del modelo con mejor ajuste, para profundizar en los cambios experimentados en los parámetros para cada tipo de unión por generaciones, el gráfico 3 muestra la razón de probabilidades de homogamia general y el cociente entre la razón de probabilidades de hipergamia e hipogamia para las uniones en que la mujer nace entre 1950 y 1988. Se distingue entre la muestra total y aquella formada por uniones en que la mujer está ocupada. Para que los resultados se comparen mejor, los parámetros proceden de especificaciones que recogen las posibles interacciones entre los niveles por sexo, captando así las posibles diferencias que puedan estar motivadas por la diversidad de trayectorias formativas masculinas y femeninas (el efecto diversificación). Controlando por ese efecto diversificación, la caída en la homogamia no es tan pronunciada: pasa de una razón de probabilidades de 5,4 en las cohortes 1950-54 a 4 entre las nacidas en 1981-88. Salvo en las cohortes nacidas después de la Transición, en las que las razones de probabilidad se igualan, en las demás la homogamia entre las parejas en que las mujeres trabajan es hasta un 10 % superior comparado con la muestra general.

Otra lectura interesante del gráfico 3 radica en la relación entre los parámetros de heterogamia: si es superior a 1, significa que la propensión a la hipergamia (varón más educado) es mayor, y si es menor a 1 sería mayor la prevalencia de la hipogamia. Al estar descontando totalmente el vuelco educativo femenino, los cambios no son tan pronunciados y se observa cierta estabilidad temporal. Después de las cohortes nacidas en los sesenta, la hipogamia aumenta. En el caso de las parejas en que las mujeres trabajan, hay una cierta paridad entre la probabilidad de hipergamia e hipogamia. El hecho más sobresaliente es que el ascenso de la hipogamia está protagonizado por mujeres que han accedido al mercado laboral, por lo que pueden trasladar más fácilmente el cambio de roles al mercado matrimonial.

Gráfico 3.  Razón de probabilidades para la homogamia y la heterogamia (1950-1988)
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Nota: EM<EH=Hipergamia, EM=EH=Homogamia, EM>EH=Hipogamia.
Fuente: elaboración propia a partir de microdatos EPA (IIT2000-IIT2018)

Probabilidades de ascenso social y homogamia específica: difusión asimétrica y segmentada por niveles educativos

 

Hasta ahora, se han analizado las tendencias de emparejamiento a nivel general. Sin embargo, como se puede desprender de la estimación de los modelos loglineales, tanto las oportunidades como las decisiones en el mercado matrimonial dependen de la posición ocupada en términos educativos. El crecimiento observado para la hipogamia está claramente asociado a los avances sociales y la incorporación de la mujer al mercado laboral, pero puede que esa propensión a unirse con mujeres más formadas no haya crecido igual para todos los grupos educativos. El gráfico 4 muestra la evolución de los parámetros de cruce para las cohortes analizadas agrupadas en cohortes quinquenales. Cada uno señala un punto concreto de la distribución, recogiendo la razón de probabilidades de sobrepasarlo frente a mantenerse en el nivel de partida. Cuanto mayor es su valor, más alta la probabilidad de emparejarse con alguien más educado.

Gráfico 4.  Razón de probabilidades de los distintos parámetros de cruce (1950-1988)
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Fuente: Elaboración propia a partir de microdatos de la EPA (IIT2000-IIT2018).

Comparando únicamente la permeabilidad de cada punto de la distribución, el más “débil” es claramente el que separa la educación secundaria obligatoria de la postobligatoria: su razón de probabilidades es de hasta casi el doble en las primeras cohortes, comparado con los demás niveles. Si se compara la evolución por generaciones, a excepción del último grupo considerado (quizás por su menor tamaño de muestra), hay marcadas diferencias. La frontera entre la ESO y los estudios secundarios postobligatorios se endurece considerablemente entre las cohortes nacidas en 1951 y 1965, pero desde entonces se mantiene estable e incluso hay cierta apertura a partir de 1976. En el umbral que separa a las personas con estudios intermedios de los universitarios apenas hay cambios entre las cohortes de 1951-1970, simplemente una ligera reducción en la probabilidad de sobrepasar esta barrera. Pero, a partir de esas generaciones, hay una clara apertura en la parte alta de la distribución.

El resultado más preocupante de los observados está en las personas con menos estudios. Si bien sus probabilidades de ascenso crecen algo entre las cohortes nacidas en 1950 y 1960, y a partir de las nacidas en 1981, no deja de producirse un recorte en sus posibilidades de emparejarse con candidatos más educados. Este retroceso en sus probabilidades de ascenso apenas varía si las mujeres trabajan. Pese a que la necesidad de ingresos en este segmento del mercado matrimonial es mayor, no parece que la posición de ocupación femenina sea más valorada, aunque tampoco les penaliza frente a las demás parejas. En cambio, en la parte alta de la distribución a partir de las cohortes posteriores a 1956, y en las posteriores a 1976 en la parte media, las probabilidades de ascenso son ligeramente superiores en esa submuestra de parejas. La difusión de los nuevos roles de género en el mercado matrimonial sería entonces asimétrica, y la mayor capacidad de recursos que se presupone a las mujeres ocupadas solo favorecería sus opciones de hipogamia entre las personas más instruidas.

Para terminar, el gráfico 5 muestra las razones de probabilidad para la homogamia en cada punto de la distribución mostrado. El resultado complementa las evidencias extraídas del gráfico anterior, aunque en este caso se lee en términos opuestos, ya que en aquellos niveles con mayor (menor) propensión a la homogamia las posibilidades de cruce son menores (mayores).

Gráfico 5.  Razón de probabilidades para la homogamia específica (1950-1988)
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Fuente: Elaboración propia a partir de microdatos de la EPA (IIT2000-IIT2018).

De nuevo, se confirma la mayor apertura para la parte intermedia y la tendencia al aumento de la homogamia para los menos cualificados es más visible. Además, las diferencias entre la muestra total y la formada por uniones en que las mujeres trabajan son apreciables. La homogamia de los más educados es considerablemente inferior si las mujeres trabajan, hecho que vuelve a reforzar la aceptación social de la hipogamia en este segmento del mercado matrimonial. La mayor incidencia de la homogamia para esta submuestra de parejas, observada en el gráfico 3 más arriba, estaría relacionada con una menor apertura de los varones menos cualificados a emparejarse con mujeres más formadas que, además de superarles educativamente, están ocupadas.

CONCLUSIONES

 

La formación de parejas es un asunto de extraordinario interés sociológico por su relevancia sobre los cambios en la esfera familiar y la desigualdad entre hogares. Su análisis conlleva complejas decisiones teóricas y metodológicas. En este artículo, tras realizar un repaso de las teorías principales en la formación de parejas y de los antecedentes empíricos en distintas zonas geográficas, se han analizado varias hipótesis sobre los tipos de unión formados en España para las cohortes nacidas entre 1950 y 1988. Utilizando los microdatos de los segundos trimestres de la EPA, se han aplicado modelos adecuados para este tipo de estudios, como los loglineales, que descuentan las variaciones en la disponibilidad de candidatos en el mercado matrimonial.

A nivel descriptivo, sin aislar la influencia de los marginales educativos por sexo y cohorte, los resultados muestran que la hipogamia es el tipo de unión que más crece. En concreto, las parejas en que las mujeres tienen tres o más niveles educativos que los varones doblan su peso relativo para las cohortes nacidas entre 1981-1988, comparadas con las nacidas entre 1950-1954. La mayor parte del crecimiento se explica por la expansión y el vuelco educativo femenino que experimentan las generaciones nacidas durante la primera etapa de la Transición (Garrido 2005Garrido, L. 2005. “Elementos de contexto para el análisis”. Pp.43-56 en Ocupación, formación y el futuro de la jubilación en España, coordinado por L. Garrido y E. Chuliá. Madrid: CES.).

Pero, además de las repercusiones demográficas, el acceso masivo de las mujeres a la educación superior habría tenido consecuencias sobre otras esferas de la vida social y familiar, afectando a los roles y valores de género, y, por tanto, al establecimiento de la hipogamia. Por ello, a nivel analítico, descontando esa influencia del vuelco educativo femenino, se ha comprobado la validez de distintas hipótesis sobre los efectos que el cambio de posición social femenina ha tenido en el mercado matrimonial español.

En primer lugar, de acuerdo con la hipótesis centrada en la distribución de recursos en el hogar, se argumentaba que la mejora de la posición social y la incorporación al mercado laboral de las mujeres debería repercutir en la valoración que reciben en el mercado matrimonial aquellas con estudios universitarios, elevando sus niveles de hipogamia y, en menor medida, de homogamia. El ascenso sería más acusado si están ocupadas, puesto que tendrían más posibilidades de trasladar esa ventaja relativa al tipo de unión formado. Los resultados confirman su cumplimiento: a pesar de que la homogamia se mantiene fuerte en la parte alta de la distribución, el crecimiento de la hipogamia es mayor entre las mujeres universitarias, intensificándose si están trabajando.

En segundo lugar, desde la hipótesis de la revolución estancada de género, cabría esperar cierta reticencia a formar parejas en las que las mujeres están más educadas entre aquellos grupos poblacionales con valores menos igualitarios, como las personas con menos estudios. Esa reticencia sería todavía mayor si las mujeres trabajan, como reacción para neutralizar la desviación de las normas tradicionales. Los resultados validan parcialmente esta hipótesis. Si bien la razón de probabilidades de emparejarse con alguien de más nivel es considerablemente inferior entre las personas con estudios primarios o menos, reduciéndose para las cohortes nacidas entre 1956 y 1980 e indicando una menor apertura hacia la hipogamia, no parece que haya una penalización adicional cuando se analizan parejas en las que las mujeres están ocupadas.

Por último, interpretando la hipogamia como una innovación social conforme a la hipótesis de la difusión, se constata que su implantación se acelera significativamente entre las generaciones posteriores a la Transición. Tal difusión sería asimétrica por parejas: comienza antes entre aquellas con estudios universitarios (a partir de las cohortes posteriores a 1956), se extiende luego a la parte intermedia (posteriores a 1976) y llega finalmente a la parte baja en las últimas cohortes consideradas (1981-1988).

Las evidencias obtenidas ofrecen varias aportaciones de interés para la investigación sociológica. Por un lado, abarcando un período temporal de hasta casi cuarenta generaciones, con un enfoque de largo plazo y un tamaño de muestra elevado, se reafirma el incremento de las uniones en que las mujeres están más educadas, utilizando una metodología adecuada para descontar la desigual expansión formativa por sexo. Aunque a nivel general la homogamia todavía prevalece como primera opción, el crecimiento de la hipogamia es claramente asimétrico: mayor para las personas más educadas y entre parejas con participación laboral femenina. Ese ascenso se había adelantado en trabajos comparados, como el de Esteve et al. (2016)Esteve, A., C. Schwartz., J. Van Bavel., I. Permanyer., M. Klesment y J. García-Román. 2016. “The End of Hypergamy: Global Trends and Implications”. Population and Development Review 42(4): 615-625. https://doi.org/10.1111/padr.12012. , pero no en todos se descontaba adecuadamente la diferente presión de la estructura demográfica por países. En el caso español, esas tendencias no estaban actualizadas, ni se había profundizado en las diferencias para distintos puntos de la distribución educativa.

Por otro lado, se muestran patrones que apuntan a potenciales aumentos de la desigualdad o de la exclusión social. Aunque la literatura ya ha probado que el emparejamiento selectivo contribuye poco a las variaciones en los niveles de desigualdad en términos globales (Breen y Salazar 2011Breen, R. y L. Salazar. 2011. “Educational Assortative Mating and Earnings Inequality in the United States”. American Journal of Sociology 117(3): 808-843. https://doi.org/10.1086/661778. ; Qian 2017Qian, Y. 2017. “Gender Asymmetry in Educational and Income Assortative Marriage”. Journal of Marriage and Family 79(2): 318-336. https://doi.org/10.1111/jomf.12372.), al seguir existiendo una fuerte correlación entre la educación, la participación laboral femenina y el nivel de ingresos familiar, el deterioro de las opciones de ascenso social en los niveles bajos del mercado matrimonial podría estar incrementando la estratificación social. Esto no solo podría perjudicar los niveles de bienestar subjetivo de los menos cualificados, sino también contribuir a la importante caída en la fecundidad española.

Otro resultado relacionado con el empeoramiento de las oportunidades sociales de las personas menos cualificadas son sus altos niveles de no convivencia en pareja. En este trabajo no se profundiza en estas tendencias por centrarse en el análisis de la composición de las parejas; pero, como futura línea de investigación, sería muy interesante analizar las características sociodemográficas y laborales de los hogares en los que viven esas personas que conviven sin pareja, comprobando el grado de deseabilidad de ese “asilamiento” y evaluando los posibles efectos que puede tener sobre la estructura social española. Para concluir, es importante señalar algunas vías de mejora de este artículo. Debido al creciente número de parejas universitarias, el análisis podría ampliarse a partir del estudio de la homogamia por campos profesionales (Martín-García, Seiz y Castro-Martín 2017Martín-García, T., M. Seiz y T. Castro-Martín. 2017. “Women’s and Men’s Education and Partnership Formation: Does the Field of Education Matter?”. European Sociological Review 33(3): 393-409. https://doi.org/10.1093/esr/jcx047. ). Además, desde perspectivas individualistas sería importante conocer los factores de elección de pareja para el caso español, comprobando si también se observa un aumento de la convergencia por género (Zentner y Eagly 2015Zentner, M. y A. Eagly. 2015. “A sociocultural framework for understanding partner preferences of women and men: Integration of concepts and evidence”. European Review of Social Psychology 26(1): 328-373. https://doi.org/10.1080/10463283.2015.1111599. ).

AGRADECIMIENTOS

 

Agradecer la financiación del programa “Severo Ochoa” para la formación predoctoral en investigación y docencia de la Consejería de Educación del Principado de Asturias (BP-16146).

NOTAS

 
[1]

Los resultados de estas comprobaciones están disponibles bajo petición a los autores. Algunas se incluyen en el cuerpo principal del artículo o en el apéndice.

[2]

Por su menor tamaño se agrupan las nacidas entre 1950-54 y 1981-88. Para asignar valores a cada celda se utiliza un factor compensador, calculado como la división entre la frecuencia elevada y la observada para cada tipo de unión. No se detectan celdas con valor 0.

[3]

También se mantiene para las uniones casadas (tabla A.2 del apéndice). Para las cohabitantes, apenas hay diferencias entre modelos de homogamia y heterogamia. De hecho, en esas parejas no tiene sentido distinguir por el nivel específico para cada sexo, ya que el modelo de simetría es el que ofrece mejor ajuste y los parámetros de cruce no añaden información adicional.

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Van Bavel, J., C. Schwartz y A. Esteve. 2018. “The Reversal of the Gender Gap in Education and Its Consequences for Family Life”. Annual Review of Sociology 44: 341-360. https://doi.org/10.1146/annurev-soc-073117-041215.

Zentner, M. y A. Eagly. 2015. “A sociocultural framework for understanding partner preferences of women and men: Integration of concepts and evidence”. European Review of Social Psychology 26(1): 328-373. https://doi.org/10.1080/10463283.2015.1111599.

APÉNDICE

 
Tabla A.1.  Muestra según estado civil y nivel educativo femenino (porcentaje de uniones en que la mujer está empleada)
En matrimonio Cohabitantes Total
Primarios o - 37.458 (35,8 %) 2.007 (40,0 %) 39.465 (36,0 %)
ESO/EGB 72.395 (46,5 %) 5.734 (61,0 %) 78.129 (47,6 %)
FPI 25.142 (58,2 %) 2.523 (70,4 %) 27.665 (59,3 %)
Bachillerato 26.024 (63,5 %) 2.594 (75,6 %) 28.618 (64,6 %)
FPII 25.572 (67, 9 %) 3.265 (76,5 %) 28.837 (68,9 %)
Universidad 60.383 (83,1 %) 8.456 (87,3 %) 68.839 (83,6 %)
Total 246.974 (59 %) 24.579 (72,9 %) 271.553 (60,3 %)

Fuente: elaboración propia a partir de microdatos trimestrales de la EPA (IIT2000-IIT-2018)

Gráfico A.1.  No convivencia en pareja por nivel educativo y sexo (26-65 años)
medium/medium-RIS-81-02-e230-gfa1.png
Fuente: elaboración propia a partir de microdatos de la EPA (IT2000-IIT-2018)
Tabla A.2.  Ajuste de los modelos para parejas casadas y cohabitantes
Casadas Cohabitantes
BIC G 2 BIC G 2
Modelo de simetría
0. HA, MA, S -1706,4 3057,3 -3388,4 1507,7
Modelo base con interacción
1. HA, MA, HM -1871,7 2830,6 -3340,8 1486,3
Modelos de homogamia
2. HA, MA, HM, OA -1824,4 2717,1 -3197,1 1494,7
3. HA, MA, HM, DA -1593,6 1970,6 -2601,7 1071,5
Modelos de heterogamia
4. HA, MA, HM, YA -1771,9 2753,4 -3213,9 1417,9
5. HA, MA, HM, XA -1877,6 2643,2 -3198,2 1423,5
Modelo con parámetros cruce
6. HA, MA, HM, CA -1683,8 2436,7 -2956,1 1250,4
Homogamia + cruces
7. HA, MA, HM, OA+CA -2263,5 1681,7 -2846,1 1134,0
8. HA, MA, HM, DA+CA -2092,9 1302,1 -2461,0 963,4
Heterogamia + cruces
9. HA, MA, HM, YA+CA -1628,4 2310,6 -2850,1 1154,8
10. HA, MA, HM, XA+CA -2131,3 1789,5 -2834,9 1119,7

Fuente: elaboración propia a partir de microdatos trimestrales de la EPA (IT2000-IIT2018)