Revista Internacional de Sociología 81 (1)
enero-marzo, e222
ISSN: 0034-9712, eISSN: 1988-429X
https://doi.org/10.3989/ris.2023.81.1.21.115

PROTESTANDO EN LA CUNA DEL NEOLIBERALISMO. FACTORES EXPLICATIVOS MACROSOCIALES DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL UNIVERSITARIO CHILENO EN LA POSTDICTADURA (1990-2019)

PROTESTING IN THE CRADLE OF NEOLIBERALISM. MACROSOCIAL EXPLICATIVE FACTORS OF THE CHILEAN UNIVERSITY STUDENT MOVEMENT IN THE POST-DICTATORSHIP (1990-2019)

Camila Ortiz Inostroza

Pontificia Universidad Católica de Chile

https://orcid.org/0000-0002-5229-0754

Cristóbal Villalobos Dintrans

Pontificia Universidad Católica de Chile

https://orcid.org/0000-0002-1964-7213

Rodrigo Asún Inostroza

Universidad de Chile

https://orcid.org/0000-0003-0903-1789

Claudia Zúñiga Rivas

Universidad de Chile

https://orcid.org/0000-0003-1691-5742

Resumen

El reciente auge de la protesta social en América Latina ha tensionado las tesis que auguraron que las reformas neoliberales debilitarían el rol de los movimientos sociales. El movimiento estudiantil chileno es paradigmático en este sentido, tanto por su masividad como por surgir en uno de los países de mayor consolidación del neoliberalismo. Utilizando una base de datos que compila las protestas universitarias registradas durante 30 años (1990-2019), el artículo busca analizar los factores que podrían explicar este ciclo. Los resultados muestran que variables como el gasto público en educación superior, el crecimiento económico y el número de beneficiarios de ayudas estudiantiles impactan (aunque con diferente intensidad) sobre la frecuencia anual de las protestas. Estos resultados ilustran cómo las protestas estarían influenciadas por las presiones sociales y políticas de nuevos grupos sociales constituidos al alero del neoliberalismo, en el contexto de un aumento de expectativas y demandas.

Palabras clave: 
América Latina; Análisis de eventos de protesta; Movimientos sociales; Neoliberalismo; Protesta estudiantil
Abstract

The recent rise of social protest in Latin America has contradicted the hypotheses that predicted neoliberal reforms would weaken social movements in the region. In this respect, the Chilean student movement is paradigmatic both for its massiveness and for emerging in one of the countries with the greatest neoliberal consolidation. Using a database that collects the university protests registered in 30 years (1990-2019), the article analyzes some factors that could explain the protest cycle. The results show that the level of public spending in higher education, the number of student aid education recipients, and the economic growth have relevant effects on the annual frequency of protests (although with different strengths). These findings illustrate how social and political pressures from new social groups constituted under the wing of neoliberal reforms exert an influence over protest cycles, in the context of an increase of expectations and demands.

Keywords: 
Latin America; Neoliberalism; Protest event analysis; Student protest; Social movements

Recibido: 08/07/2021. Aceptado: 23/05/2022. Publicado: 28/03/2023

CAMILA ORTIZ INOSTROZA es candidata a Doctora en Sociología por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Sus áreas de interés son la sociología política, el comportamiento político y la opinión pública.

CRISTÓBAL VILLALOBOS DINTRANS es doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Chile. Subdirector del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile (CEPPE-UC). Sus áreas de investigación principales son la equidad e inclusión educativas, los conflictos educacionales, la educación superior y la educación cívica.

RODRIGO ASÚN INOSTROZA es doctor en Metodología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor asociado en el Departamento de Sociología de la Universidad de Chile. Sus principales áreas de investigación son la psicometría, la identidad regional, la epistemología de las ciencias sociales y los movimientos sociales.

CLAUDIA ZÚÑIGA RIVAS es doctora en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid. Profesora asociada en el Departamento de Psicología de la Universidad de Chile. Sus áreas de investigación principales son las identidades sociales y su relación con la movilización social, y la medición de variables psicosociales.

Cómo citar este artículo/Citation: Ortiz Inostroza, C.; C. Villalobos Dintrans; R. Asún Inostroza y C. Zúñiga Rivas. 2023. Protestando en la cuna del neoliberalismo. Factores explicativos macrosociales del movimiento estudiantil universitario chileno en la postdictadura (1990- 2019). Revista Internacional de Sociología 81(1):e222. https://doi.org/10.3989/ris.2023.81.1.21.115

CONTENIDO

En las décadas de 1980 y 1990 comenzaron a implementarse en América Latina una serie de reformas económicas, políticas y sociales de corte neoliberal que transformaron el modelo de desarrollo de los países de la región. Estas transformaciones también se aplicaron en el ámbito educativo y, particularmente, en la educación superior, generando una masificación, diversificación y privatización del sistema, condiciones que, se estimaba, podían mermar la cohesión del estudiantado, modificando sus intereses, y debilitar su capacidad de acción (Brunner 1985Brunner, J. J. 1985. “El movimiento estudiantil ha muerto: nacen los movimientos estudiantiles”. Material de discusión 71. Santiago de Chile: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.). Considerando esto, se pensó que el activismo estudiantil latinoamericano, tan relevante en los procesos políticos del siglo XX, estaba destinado a declinar, augurándose su debilitación y fraccionamiento (Levy 1991Levy, D. 1991. “The Decline of Latin American Student Activism”. Higher Education 2: 145-155. https://doi.org/10.1007/BF00137473.). Sin embargo, el desarrollo de intensas movilizaciones universitarias desde inicios del siglo XXI en países como Chile, Colombia, Argentina y México ha contradicho esta tesis, convirtiéndose el estudiantado en un actor central de los procesos de movilización y repolitización del continente (Ordonika 2022Ordonika, Imanol (2022). “Student movements and politics in Latin America: a historical reconceptualization”. Higher Education, 83(12), 297-315. https://doi.org/10.1007/s10734-020-00656-6 ).

Chile, el país con el sistema neoliberal más consolidado de la región (Ffrench-Davis 2003Ffrench-Davis, R. 2003. Entre el neoliberalismo y el crecimiento con equidad. Tres décadas de política económica en Chile. Santiago de Chile: LOM Ediciones.), constituye un caso paradigmático para analizar estos fenómenos. En un contexto de profundas transformaciones económicas y políticas iniciadas en la década de 1980 bajo una dictadura militar, se implementaron un conjunto de market-oriented reforms en el sistema de educación superior que incluyeron la descentralización administrativa, el financiamiento a la demanda y la multiplicación de las instituciones privadas de educación superior (Bellei y Cabalin 2013Bellei, C. y C. Cabalin. 2013. “Chilean Student Movements: Sustained Struggle to Transform a Market-oriented Educational System”. Current Issues in Comparative Education 2: 108-123.). Estos cambios favorecieron la masificación de la matrícula y la diversificación del perfil de los estudiantes, aspectos que se preveía tendrían un impacto negativo en el movimiento estudiantil (Levy 1991Levy, D. 1991. “The Decline of Latin American Student Activism”. Higher Education 2: 145-155. https://doi.org/10.1007/BF00137473.).

Contrario a esta expectativa, las movilizaciones estudiantiles universitarias en Chile comenzaron a hacerse notorias y sucesivas desde finales de la década de 1990, alcanzando una inédita intensidad, masividad y extensión territorial en la década siguiente. En general, en estas protestas se exigió una transformación estructural del sistema de educación superior, que se cristalizó en la idea de “educación gratuita, de calidad y sin lucro” (Bellei, Cabalin y Orellana 2014Bellei, C., C. Cabalin y V. Orellana. 2014. “The 2011 Chilean student movement against neoliberal educational policies”. Studies in Higher Education 3: 426-440 https://doi.org/10.1080/03075079.2014.896179.). Considerando lo anterior, resulta relevante preguntarse qué factores podrían explicar los momentos de auge de la protesta universitaria, en el contexto de un sistema de educación superior que ha experimentado una expansión sin precedentes en su historia, con altos niveles de privatización (Bernasconi 2014Bernasconi, A. 2014. “Policy path dependence of a research agenda: The case of Chile in the aftermath of the student revolt of 2011”. Studies in Higher Education 1: 1405-1416. https://doi.org/10.1080/03075079.2014.950448 ) y diferenciación institucional (Villalobos, Quaresma y Franetovic 2020Villalobos, C., M. L. Quaresma y G. Franetovic. 2020. “Mapeando a la élite en las universidades chilenas. Un análisis cuantitativo-multidimensional”. Revista Española de Sociología 3: 523-541. https://doi.org/10.22325/fes/res.2020.33.).

Tal como ha mostrado una revisión sistemática sobre el tema, la mayor parte de los estudios sobre el movimiento estudiantil chileno han puesto su foco en estudiar lo ocurrido en 2011 y los años posteriores, sin analizar mayormente las protestas estudiantiles desde una perspectiva temporal más amplia (Asún et al. 2019Asún, R, L. Yáñez, C. Villalobo y, C. Zúñiga. 2019. “Cómo investigan las ciencias sociales temas de alta contingencia política”. Cinta de Moebio 65: 235-253. http://dx.doi.org/10.4067/s0717-554x2019000200235 ). Las excepciones a esta tendencia han buscado caracterizar cualitativamente las fases del movimiento estudiantil chileno (Thielemann 2016Thielemann, L. 2016. La anomalía social de la transición. Movimiento estudiantil e izquierda universitaria en el Chile de los noventa (1987-2000)Santiago de Chile: Tiempo Robado.), han analizado las principales olas de protesta (Villalobos y Ortiz-Inostroza 2019Villalobos, C. y C. Ortiz-Inostroza. 2019. “Continuidades y rupturas de la protesta universitaria en el Chile de la post-dictadura (1990-2014)”. Temas Sociológicos 1: 89-120. https://doi.org/10.29344/07196458.24.1966.) y se han preocupado de los efectos de factores políticos y económicos sobre la evolución de las protestas estudiantiles (Disi 2020Disi, R. 2020. “Policies, parties, and protests: explaining student protest events in Latin America”. Social Movements Studies 2: 183-200. https://doi.org/10.1080/14742837.2019.1629281 ), pero sin prestar atención particular a los factores que podrían explicar los ciclos de protesta universitaria, foco particular de este artículo.

De esta forma, el objetivo principal del texto es analizar -desde una perspectiva longitudinal y cuantitativa- el efecto de algunos indicadores macroeconómicos y sociales sobre el ciclo de protestas universitarias en la postdictadura chilena (1990-2019). Para ello, se presenta en primer lugar una breve reseña de la historia del movimiento estudiantil universitario chileno, con especial énfasis en su desarrollo desde 1990. Luego, se discute el concepto de ‘ciclo de protesta’ y se revisan algunas teorías explicativas de estos ciclos, con un énfasis en la teoría de la privación relativa, enfoque que plantea que el descontento social y la acción de protesta pueden surgir en contextos de mejoría relativa de las condiciones económicas y sociales cuando se acompañan de procesos de aumento de las expectativas (Gurr 1970aGurr, T. 1970a. Why Men Rebel? Princeton: University Press.). En la tercera parte, se presentan las hipótesis de trabajo, mientras que en la cuarta sección se describen los datos y la metodología utilizada. Posteriormente, se describen y analizan los principales resultados obtenidos y, finalmente, se presentan las conclusiones del estudio.

EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL UNIVERSITARIO EN CHILE

 

Los orígenes del movimiento estudiantil universitario en Chile se remontan hasta inicios del siglo XX, cuando se funda la Federación de Estudiantes de Chile en 1906. Durante las décadas posteriores, los universitarios participaron de forma activa en los procesos políticos y sociales del país, especialmente en la modernización de las instituciones de enseñanza superior (Bellei, Cabalin y Orellana 2014Bellei, C., C. Cabalin y V. Orellana. 2014. “The 2011 Chilean student movement against neoliberal educational policies”. Studies in Higher Education 3: 426-440 https://doi.org/10.1080/03075079.2014.896179.; Moraga 2007Moraga, F. (2007). Muchachos casi silvestres: la Federación de Estudiantes y el movimiento estudiantil chileno, 1906-1936. Santiago: Ediciones Universidad de Chile.), en la reforma universitaria a finales de los sesenta (García, Isla y Toro 2006García, D., J. Isla y P. Toro (2006). Los muchachos de antes. Historias de la FECH (1973-1988). Santiago: Universidad Alberto Hurtado.; Brunner y Flisfisch 2014Brunner, J. J. y A. Flisfisch. 2014. Los intelectuales y las instituciones de la cultura. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales.) y en la lucha contra la dictadura de Augusto Pinochet en los ochenta (Campero 1986Campero, G. 1986. “Luchas y movimientos sociales en la crisis: ¿se constituyen movimientos sociales en Chile?”. Pp. 289-326 en Los movimientos sociales ante la crisis, editado por F. Calderón. Buenos Aires: Universidad de las Naciones Unidas - CLACSO - IISUNAM.).

Con la vuelta a la democracia en 1990, este panorama pareció haber cambiado, ya que las transformaciones del sistema de educación superior llevadas a cabo por la dictadura impactaron en el perfil de los estudiantes universitarios y en las características del movimiento estudiantil. Durante la dictadura, las universidades sufrieron importantes transformaciones, que incluyeron la división de las grandes instituciones nacionales en sedes regionales, el fomento de las instituciones privadas y la imposición del autofinanciamiento como forma de gestión (Mönckeberg 2005Mönckeberg, M. O. 2005. La Privatización de las Universidades. Una historia de dinero, poder e influencias. Santiago de Chile: Copa Rota.), cambios que incrementaron el rol del mercado en la oferta, financiamiento y organización del sistema educativo y propiciaron una expansión sin precedentes del sistema. En su conjunto, estos cambios impulsaron un intenso proceso de masificación de la educación superior (Brunner y Villalobos 2014Brunner, J. J. y C. Villalobos. 2014. Políticas de Educación Superior en Iberoamérica 2009-2013. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales.) y una apertura a grupos socioeconómicos medios y bajos (Espinoza y González 2014Espinoza, O y L. González. 2014. “El movimiento estudiantil chileno: contexto y demandas”. Revista Pedagogía Universitaria y Didáctica del Derecho 2: 12-28. https://doi.org/10.5354/0719-5885.2014.35978.), aspectos que se prolongaron sin cambios importantes una vez iniciada la democracia en 1990, configurándose lo que Garretón (2011)Garretón, M. A. (2011). Neoliberalismo corregido y progresismo limitado. Santiago: ARCIS-CLACSO. llamó como “neoliberalismo corregido”.

Como es lógico, estas transformaciones impactaron en el movimiento universitario, redefiniendo sus identidades, características y objetivos. A diferencia de su composición previa, conformado mayoritariamente por estudiantes provenientes de las élites (Brunner 1985Brunner, J. J. 1985. “El movimiento estudiantil ha muerto: nacen los movimientos estudiantiles”. Material de discusión 71. Santiago de Chile: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.), el movimiento universitario posterior a 1990 se caracteriza por su masividad y diversidad de adscripciones institucionales y orígenes sociales, tendiendo a movilizarse principalmente por intereses sectoriales más que por ideologías globales (Disi 2016Disi, R. 2016. “Still Massive? Explaining the Size of Tertiary Student Protests in Latin America”. Ponencia presentada en el XI Congreso Chileno de Ciencia Política, Pucón.), salvo algunas excepciones en que el discurso estudiantil lograba enlazar sus demandas educativas con transformaciones sociales (Garretón et al. 2011Garretón, M. A, M. A. Cruz, F. Aguirre, N. Bro, E. Farías, P. Ferreti y T. Ramos. 2011. “Movimiento social, nuevas formas de hacer política y enclaves autoritarios. Los debates del Consejo Asesor para la Educación en el gobierno de Michelle Bachelet en Chile”. Polis. Revista Latinoamericana 30: 117-140. https://doi.org/10.4067/S0718-65682011000300006.). En este sentido, es posible trazar su trayectoria desde 1990 distinguiendo cinco momentos críticos.

En primer término, en los años inmediatamente posteriores al fin de la dictadura, el movimiento estudiantil experimentó un cierto repliegue ocasionado por el debilitamiento de las orgánicas estudiantiles y el desprestigio de las juventudes de los partidos político (Thielemann, 2016Thielemann, L. 2016. La anomalía social de la transición. Movimiento estudiantil e izquierda universitaria en el Chile de los noventa (1987-2000)Santiago de Chile: Tiempo Robado.; Ramis 2011Ramis, A. 2011. “Breve historia del movimiento estudiantil”. Revista Punto Final, n.º 740, 19 de agosto. ), en línea con lo ocurrido en parte importante del continente donde, producto de las modernizaciones neoliberales, los movimientos sociales sufrieron un debilitamiento de su acción y convocatoria (Levy 1991Levy, D. 1991. “The Decline of Latin American Student Activism”. Higher Education 2: 145-155. https://doi.org/10.1007/BF00137473.). La movilización estudiantil comienza a reaparecer a mediados de la década a través de demandas económicas (créditos, becas y arancel diferenciado, principalmente), impulso que se fortalece con la reorganización de la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH) en 1997, organización que articula a la mayoría de las federaciones estudiantiles universitarias del país (Villalobos y Ortiz-Inostroza 2019Villalobos, C. y C. Ortiz-Inostroza. 2019. “Continuidades y rupturas de la protesta universitaria en el Chile de la post-dictadura (1990-2014)”. Temas Sociológicos 1: 89-120. https://doi.org/10.29344/07196458.24.1966.; Thielemann 2016Thielemann, L. 2016. La anomalía social de la transición. Movimiento estudiantil e izquierda universitaria en el Chile de los noventa (1987-2000)Santiago de Chile: Tiempo Robado.). En un tercer momento, y de la mano del auge del movimiento de estudiantes secundarios en 2001 y 2006 y de la paulatina organización de los estudiantes de las universidades privadas (Bellei, Cabalin y Orellana 2014Bellei, C., C. Cabalin y V. Orellana. 2014. “The 2011 Chilean student movement against neoliberal educational policies”. Studies in Higher Education 3: 426-440 https://doi.org/10.1080/03075079.2014.896179.), el movimiento universitario experimenta un progresivo fortalecimiento que posibilita un peak de protestas el 2011 (Espinoza y González 2014Espinoza, O y L. González. 2014. “El movimiento estudiantil chileno: contexto y demandas”. Revista Pedagogía Universitaria y Didáctica del Derecho 2: 12-28. https://doi.org/10.5354/0719-5885.2014.35978.). Estas movilizaciones, que tienen continuidad hasta el año 2014, marcan el inicio de un cuarto momento, denominado el ‘ciclo corto’ del movimiento estudiantil (Labarca 2016Labarca, J. 2016. “El ‘ciclo corto’ del movimiento estudiantil chileno: ¿conflicto sectorial o cuestionamiento sistémico?”. Revista mexicana de sociología 4: 605-632. ), caracterizado por una permanente actividad de protesta y presencia mediática, con masivos niveles de convocatoria en torno a un mismo marco de demandas, constituyendo una de las olas de protestas de mayor intensidad (Villalobos y Ortiz-Inostroza 2019Villalobos, C. y C. Ortiz-Inostroza. 2019. “Continuidades y rupturas de la protesta universitaria en el Chile de la post-dictadura (1990-2014)”. Temas Sociológicos 1: 89-120. https://doi.org/10.29344/07196458.24.1966.) y trascendencia política (Von Bulow y Bidegain 2015Von Bülow, M. y G. Bidegain. 2015. “It takes two to tango: Students, political parties, and protest in Chile (2005-2013)”. Pp. 179-194 en Handbook of social movements across Latin America, editado por P. Almeida y A. Cordero. New York: Springer. https://doi.org/10.1007/978-94-017-9912-6_13 ). Finalmente, los últimos años se caracterizan por un proceso de protestas que, aunque protagonizadas en alta medida por estudiantes universitarios, tienen otros objetivos, siendo centrales el desarrollo de una educación no sexista en 2018 (Troncoso, Follegati y Stutzin, 2019Troncoso, L., Follegati, L. y V. Stutzin. 2019. “Más allá de una educación no sexista: aportes de pedagogías feministas interseccionales”. Pensamiento Educativo. Revista de Investigación Educacional Latinoamericana 56(1): 1-15. https://doi.org/10.7764/PEL.56.1.2019.1 ) o la transformación del modelo político y social chileno en 2019 (Somma et al. 2020Somma, N., M. Bargsted, R. Disi y R. Medel. 2020. “No water in the oasis: the Chilean Spring of 2019-2020”. Social Movement Studies 4: 495-502. https://doi.org/10.1080/14742837.2020.1727737.). Aunque este último ciclo incorpora algunas lógicas, tácticas y temas históricos del movimiento estudiantil chileno (Villalobos 2021Villalobos, C. (2021). “Una continuidad discontinua. Análisis retrospectivo del 18-O a la luz del ciclo de protestas juveniles en el campo educativo”. Pp. 41-47 en Saltar el torniquete. Reflexiones desde las juventudes de octubre, editado por S. Alé, K. Duarte y D. Miranda. Santiago: Fondo de Cultura Económica.), es posible apreciar un importante repliegue del movimiento estudiantil como actor social, afectando su estructura orgánica, influencia e impacto en el sistema político (Somma y Donoso, 2021Somma, N. y S. Donoso. 2021. “Chile’s Student Movement: Strong, Detached, Influential-And Declining?” Pp. 241-267 en Student Movements in Late Neoliberalism. Social Movements and Transformation, editado por L. Cini, D. della Porta y C. Guzmán-Concha, C. London: Palgrave Macmillan. https://doi.org/10.1007/978-3-030-75754-0_10 ; Palacios-Valladares 2020Palacios-Valladares, I. (2020). “Chile’s 2019 October Protests and the Student Movement: Eventful Mobilization?”. Revista de ciencia política 40: 215-234. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-090X2020005000106.).

LOS CICLOS DE PROTESTA Y SUS DETERMINANTES

 

Diversos estudios (Ortiz, Burke y Berrada, 2022Ortiz, I., S. Burke y M. Berrada (2022). World Protests. A Study of Key Protest Issues in the 21st Century. New York: Palgrave-McMillan.; Joignant, Morales y Fuentes 2017Joignant, A., M. Morales y C. Fuentes. 2017. “Malaise in Representation: Attitudes, Beliefs, Behaviors, and Causalities”. Pp. 1-43 en Malaise in Representation in Latin American Countries. Chile Argentina and Uruguay, editado por A. Joignant, M. Morales y C. Fuentes. New York: Palgrave-Macmillan. https://doi.org/10.1057/978-1-137-59955-1_1.; Somma 2017Somma, N. 2017. “Protestas y conflictos en el Chile contemporáneo: quince tesis para la discusión”. Pp. 37-85 en Conflictos, controversias y disyuntivas, vol I., editado por R. Araya y F. Ceballos. Santiago de Chile: Ediciones Abierta. ; Tarrow 1998Tarrow, S. 1998. El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Madrid: Alianza Editorial.) han puesto en evidencia que en las sociedades contemporáneas se ha producido un aumento sostenido de la acción colectiva contenciosa en las últimas décadas, de forma paralela al decaimiento de la participación política institucional. Este incremento no se produce, sin embargo, de forma lineal. Por el contrario, los períodos de incremento de la conflictividad se desarrollan pendularmente, mediante procesos de alzas y bajas de protestas que se conocen como ‘olas’ (Koopmans 1993Koopmans, R. 1993. “The Dynamics of Protest Waves: West Germany, 1965 to 1989”. American Sociological Review 5: 637-658. https://doi.org/10.2307/2096279.) o ciclos de protesta (Kriesi et al. 1995Kriesi, H., R. Koopmans, J. Duyvendak y M. Giugni (1995). New social movements in Western Europe. A comparative analysis. Minneapolis: University of Minnesota Press.).

Existen distintas teorías que contribuyen a entender por qué los ciclos u olas de protesta se intensifican en determinados momentos. Aunque no son necesariamente excluyentes (Tarrow 2012Tarrow, S. 2012. Strangers at the gates: movements and states in contentious politics. New York, NY: Cambridge University Press.), estas teorías tienden a resaltar distintos elementos explicativos de la protesta. Por una parte, la teoría de las oportunidades políticas (Tarrow 1998Tarrow, S. 1998. El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Madrid: Alianza Editorial.) pone énfasis en cómo los procesos y momentos institucionales (fechas históricas, acontecimientos políticos, niveles de aprobación) pueden abrir ventanas de oportunidad para que aumenten los niveles de protesta. Por otro lado, la teoría de la movilización de recursos (McCarthy y Zald 1977McCarthy, J. D. y M. N. Zald. 1977. “Resource Mobilization and Social Movements: A Partial Theory”. American Journal of Sociology 6: 1212-1241. https://doi.org/10.1086/226464.) se centra en mayor medida en los elementos internos de los movimientos sociales, destacando que los cambios en los liderazgos, alianzas más sólidas o mayores capitales económicos o sociales pueden expandir los ciclos de protesta. Finalmente, las teorías del framing (Snow et al. 1986Snow, D., E. B. Rochford, S. K. Worden y R. D. Benford. 1986. “Frame Alignment Processes, Micromobilization, and Movement Participation”. American Sociological Review 4: 464-481. https://doi.org/10.2307/2095581.) se focalizan en cómo los elementos discursivos de los movimientos sociales influencian los cambios en los marcos de acción políticos.

Aunque consideraremos algunos elementos de estas teorías, este trabajo se desarrolla especialmente desde lo que se ha conocido como teorías de grievances y de privación relativa. Apoyándose en los efectos de las crisis económicas de las últimas décadas, algunos investigadores han indicado que la mayoría de las explicaciones sobre los movimientos sociales han dejado de lado demasiado rápidamente los efectos de las condiciones materiales en los ciclos de protestas (Galais y Lorenzini 2017Galais, C. y J. Lorenzini 2017. “Half a loaf is (not) better than none: How austerity-related grievances and emotions triggered protests in Spain”. Mobilization 1: 77-95. https://doi.org/10.17813/1086-671X-22-1-77.). Como una forma de recuperar este foco, la teoría de grievances y de privación relativa intentan explicar cómo los cambios materiales -y las expectativas que estos cambios producen- pueden ser factores centrales para estudiar las alzas y bajas en las protestas sociales.

Sintéticamente, el enfoque de grievances o agravios (Gurr 1970bGurr, T. 1970b. “Sources of rebellion in Western societies: Some quantitative evidence”. The Annals of the American Academy of Political and Social Science 1: 128-144. https://doi.org/10.1177/000271627039100111.) postula que un factor preponderante para explicar la acción de protesta son las desigualdades (de riqueza, de necesidades, de poder) entre grupos sociales. Así, se entiende la acción colectiva como respuesta frente a un estado objetivo de desventaja. El desarrollo de la investigación empírica de esta teoría constató que las carencias y los agravios materiales no predicen automática ni directamente las percepciones de ilegitimidad del orden social ni los ciclos de protesta. En contraste, trabajos pioneros en esta línea (Stouffer et al. 1949Stouffer, S. A., E. A. Suchman, L. C. DeVinney, S. A. Star y R. M. Williams. 1949. The American soldier: Adjustment during army life. Princeton: Princeton University Press.) concluyeron que las percepciones de privación son independientes de la magnitud de los agravios objetivos, posibilitando que personas afectadas por altos niveles de carencia material mantengan una percepción de privación menor a la de grupos más privilegiados.

Considerando esto, el enfoque de privación relativa enfatiza que las reacciones de las personas frente a las circunstancias objetivas en las que viven dependen de comparaciones subjetivas (Walker y Smith 2002Walker, I. y H. J. Smith. 2002. Relative deprivation: Specification, development, and integration. New York: Cambridge University Press. https://doi.org/10.1017/CBO9780511527753.). Desde este enfoque, los sentimientos de privación relativa pueden ser entendidos como percepciones de discrepancia entre las expectativas y las oportunidades de vida de las personas, generadas en respuesta a ideales abstractos, comparaciones intergrupales, decadencia relativa o absoluta respecto del pasado o el estancamiento de las condiciones materiales de un grupo que ha experimentado un mejoramiento prolongado, entre otras situaciones (Gurr 1970aGurr, T. 1970a. Why Men Rebel? Princeton: University Press.). De esta forma, los sentimientos de privación relativa constituirían uno de los mecanismos basales para la formación del descontento social, influyendo así en el desarrollo de la acción colectiva y los movimientos sociales, ya que los cambios en las condiciones materiales y las percepciones subjetivas de estos podrían conducir a los sujetos a “rebelarse” contra una situación dada.

En nuestro caso, buscaremos evaluar empíricamente la potencia de la teoría de las grievances y de la privación relativa, partiendo de la idea de que uno de los principales factores que explicarían la protesta universitaria podría ser el crecimiento y aumento de expectativas de nuevos grupos sociales forjados al alero de la instalación del sistema neoliberal, los cuales presionarían al sistema político por demandas que faciliten su incorporación (Silva y Rossi 2019Silva, E. y F. M. Rossi. 2019. Reshaping the Political Arena in Latin America: From Resisting Neoliberalism to the Second Incorporation. Pittsburgh: University of Pittsburgh Press. https://doi.org/10.2307/j.ctv11wjzd.; Cummings 2015Cummings, P. 2015. “Democracy and student discontent: Chilean student protest in the post-Pinochet era”. Journal of Politics in Latin America 3: 49-84. https://doi.org/10.1177/1866802X1500700302 ; Filgueira 2013Filgueira, F. 2013. “Los regímenes de bienestar en el ocaso de la modernización conservadora: posibilidades y límites de la ciudadanía social en América Latina”. Revista Uruguaya de Ciencia Política 1: 10-27.; Fleet 2011Fleet, N. 2011. “Movimiento estudiantil y transformaciones sociales en Chile: una perspectiva sociológica”. Polis 30: 99-116. https://doi.org/10.4067/S0718-65682011000300005.). Como una forma de explorar la potencia de esta teoría frente a otros marcos conceptuales -más difundidos y analizados por otros estudios-, incorporaremos también algunas variables que den cuenta de factores relacionados con las oportunidades políticas (aprobación del gobierno, tendencia política del gobierno) y con los recursos de los movimientos sociales, aspectos relevados ya por estudios anteriores como factores críticos para explicar el movimiento universitario chileno (Mella y Valenzuela 2021Mella, M. y P. Valenzuela (2021). Querer, Poder y Saber. El impacto de la CONFECH en las movilizaciones estudiantiles (2011-2015). Valencia: Tirant Humanidades.; Bidegain 2020Bidegain, G. 2020. “Leading the social movement: dilemmas, internal competition, and strategy in the 2011 Chilean student movement”. Canadian Journal of Latin American and Caribbean Studies 45(3): 356-377. https://doi.org/10.1080/08263663.2020.1776575 ; Garretón 2016Garretón, M. A. (2016). La gran ruptura. Institucionalidad política y actores sociales en el Chile del Siglo XXI. Santiago: LOM.; Donoso y Von Bulow 2017Donoso, S. y M. Von Bülow (eds.). 2017. Social Movements in Chile. Organization, Trajectories, and Political Consequences. Nueva York: Palgrave Macmillan.).

HIPÓTESIS

 

Este estudio tiene como objetivo principal analizar el efecto de algunos indicadores macroeconómicos y del sistema de educación superior sobre el ciclo de la protesta universitaria chilena, bajo el supuesto de que estos factores actúan como generadores de procesos de privación relativa, influyendo por esta vía sobre los ciclos de protesta. La decisión de utilizar este tipo de variables, en lugar de mediciones directas de percepciones y comparaciones intergrupales, responde a razones prácticas (no existen datos longitudinales sobre estas percepciones en la población chilena con continuidad durante todo el período estudiado) y a que los fenómenos macrosociales afectan las condiciones y expectativas de vida de las personas y grupos, actuando como “causas estructurales de la deprivación” (Walder 2009Walder, A. G. 2009. “Political Sociology and Social Movements”. Annual Review of Sociology 1: 393-412. https://doi.org/10.1146/annurev-soc-070308-120035.). De esta manera, múltiples estudios previos han usado variables macrosociales como predictores de los ciclos de protesta, encontrando que variables como la variación del desempleo y el ingreso promedio (Jenkins, Jacobs y Agnone 2003Jenkins, J. C., D. Jacobs y J. Agnone. 2003. “Political Opportunities and African-American Protest, 1948-1997”. American Journal of Sociology 2: 277-303. https://doi.org/10.1086/378340.), el aumento de la inflación (Hechter, Pfaff y Underwood 2016Hechter, M., S. Pfaff y P. Underwood. 2016. “Grievances and the Genesis of Rebellion: Mutiny in the Royal Navy, 1740 to 1820”. American Sociological Review 1: 165-189. https://doi.org/10.1177/0003122415618991 ), el crecimiento económico (Dodson 2015Dodson, K. 2015. “Globalization and Protest Expansion”. Social Problems, 62: 15-39. https://doi.org/10.1093/socpro/spu004 ), la variación de los índices de pobreza (Kawalerowicz y Biggs 2015Kawalerowicz, J. y M. Biggs. 2015. “Anarchy in the UK: Economic Deprivation, Social Disorganization, and Political Grievances in the London Riot of 2011”. Social Forces 2: 673-698. https://doi.org/10.1093/sf/sov052.), de consumo (Quaranta 2015Quaranta, M. 2015. “Protesting in ‘hard times’: Evidence from a comparative analysis of Europe, 2000-2014”. Current Sociology 5: 736-756. https://doi.org/10.1177/0011392115602937.), y nivel de desigualdad (Solt 2015Solt, F. 2015. “Economic Inequality and Nonviolent Protest”. Social Science Quarterly, 5: 1314-1327. https://doi.org/10.1111/ssqu.12198.) influyen en los ciclos de protesta.

Se proponen cuatro hipótesis que vinculan la dinámica del ciclo de movilización universitaria entre 1990 y 2019 con los procesos económicos y de desarrollo del sistema de educación superior. La primera hipótesis se refiere al crecimiento económico. Durante las décadas de 1990 y 2000, Chile experimentó uno de los períodos más estables y largos de crecimiento económico y reducción de la pobreza (Ffrench-Davis 2003Ffrench-Davis, R. 2003. Entre el neoliberalismo y el crecimiento con equidad. Tres décadas de política económica en Chile. Santiago de Chile: LOM Ediciones.). Esto más la rápida expansión de la educación superior hacia estratos medio-bajos y la difusión de la promesa de movilidad social por la vía del acceso a la educación (Sapelli 2011Sapelli, C. 2011. Chile ¿más equitativo? Una mirada distinta a la distribución del ingreso, la movilidad social y la pobreza en Chile. Santiago de Chile: Ediciones UC.) habrían estimulado un fuerte aumento de las expectativas de integración material y simbólica en los jóvenes (Brunner 2015Brunner, J. J. 2015. “Medio siglo de transformaciones de la educación superior chilena. Un estado del arte”. Pp. 21-107 en La Educación Superior de Chile. Transformación, desarrollo y crisis, editado por A. Bernasconi. Santiago de Chile: Ediciones UC.). Tal fenómeno ha sido conceptualizado como expresión de una “segunda crisis de incorporación” en Latinoamérica (Filgueira 2013Filgueira, F. 2013. “Los regímenes de bienestar en el ocaso de la modernización conservadora: posibilidades y límites de la ciudadanía social en América Latina”. Revista Uruguaya de Ciencia Política 1: 10-27.) y se caracterizaría por un aumento de expectativas y demandas hacia el Estado de parte de los grupos sociales que han experimentado procesos de movilidad social recientes. Por lo anterior, se espera que, cuando el desempeño macroeconómico del país es deficiente o menor al esperado, la conflictividad tienda a aumentar, lo que permite formular la primera hipótesis:

  • H1: el crecimiento económico del país tendrá un efecto negativo sobre la evolución del ciclo de protesta estudiantil, generando un aumento del número de protestas durante los años de menor crecimiento.

La segunda hipótesis se refiere al efecto del financiamiento público destinado a la educación terciaria, particularmente con dos aspectos: el gasto público y la entrega de ayudas estudiantiles. Postulamos que el proceso de aumento de las expectativas y demandas por parte de los grupos medios y bajos está gatillado por deficiencias en los sistemas de protección social, que les dificulta ofrecer un estándar de ciudadanía más alto a sus habitantes (Filgueira 2013Filgueira, F. 2013. “Los regímenes de bienestar en el ocaso de la modernización conservadora: posibilidades y límites de la ciudadanía social en América Latina”. Revista Uruguaya de Ciencia Política 1: 10-27.). En el caso de estudio, los nuevos estudiantes universitarios chilenos se enfrentan con un sistema de educación superior privatizado y con una baja participación del Estado1 Esta descripción del sistema de financiamiento de la educación superior chilena es válida hasta 2016, año en que entra en vigencia la reforma que establece la gratuidad de la educación superior para el 60 % de los estudiantes de menores ingresos que acceden a universidades con altos niveles de acreditación. (Bernasconi 2014Bernasconi, A. 2014. “Policy path dependence of a research agenda: The case of Chile in the aftermath of the student revolt of 2011”. Studies in Higher Education 1: 1405-1416. https://doi.org/10.1080/03075079.2014.950448 ) que transfiere los costos de estudiar a las familias, generando altos niveles de endeudamiento y segregación institucional en función del perfil socioeconómico de los estudiantes (Villalobos, Quaresma y Franetovic 2020Villalobos, C., M. L. Quaresma y G. Franetovic. 2020. “Mapeando a la élite en las universidades chilenas. Un análisis cuantitativo-multidimensional”. Revista Española de Sociología 3: 523-541. https://doi.org/10.22325/fes/res.2020.33.). Como resultado, los estudiantes experimentarían nuevos agravios asociados al financiamiento de la educación, lo que incentivaría una respuesta reactiva de resistencia frente a la disminución del financiamiento público del sistema de educación superior (Disi 2016Disi, R. 2016. “Still Massive? Explaining the Size of Tertiary Student Protests in Latin America”. Ponencia presentada en el XI Congreso Chileno de Ciencia Política, Pucón.). Por ello, nuestra segunda hipótesis es:

  • H2: el número de protestas registradas anualmente aumentará cuando el Estado disminuya su aporte al financiamiento del sistema de educación superior, ya sea mediante el gasto público en educación terciaria o mediante el gasto en ayudas estudiantiles.

La tercera hipótesis se relaciona con el crecimiento del sistema de educación superior. Se ha observado que la expansión de la cobertura educativa se asocia al aumento de las protestas debido a que incrementa las competencias cívicas de los ciudadanos (Verba, Schlozman y Brady 1995Verba, S., K. L. Schlozman y H. E. Brady. 1995. Voice and equality: Civic voluntarism in American politics. Cambridge: Harvard University Press. https://doi.org/10.2307/j.ctv1pnc1k7.), mientras que la agrupación de estudiantes en campus facilita la formación de organizaciones (van Dyke 1998Van Dyke, N. 1998. “Hotbeds of activism: Locations of student protest”. Social Problems 2: 205-220. https://doi.org/10.2307/3097244.; Soule 1997Soule, S. 1997. “The student divestment movement in the United States and tactical diffusion: The shantytown protest”. Social Forces 3: 855-882. https://doi.org/10.1093/sf/75.3.855.). En esta línea, una consecuencia no esperada de la expansión de la matrícula en la educación superior podría ser el aumento de los procesos de movilización universitaria (Somma 2012Somma, N. 2012. “The Chilean Student Movement of 2011-2012: Challenging the Marketization of Education”. Interface: A Journal for and about Social Movements, 2: 296-309.), pues habría contribuido a crear una gran masa de estudiantes, con más competencias organizacionales y grandes insatisfacciones con respecto al sistema (Bellei, Cabalin y Orellana 2014Bellei, C., C. Cabalin y V. Orellana. 2014. “The 2011 Chilean student movement against neoliberal educational policies”. Studies in Higher Education 3: 426-440 https://doi.org/10.1080/03075079.2014.896179.; Salinas y Fraser, 2012Salinas, D. y P. Fraser. 2012. “Educational opportunity and contentious politics: The 2011 Chilean student movement”. Berkeley Review of Education 1: 17-47. https://doi.org/10.5070/B83110044.). De esta forma, la expansión del sistema de educación superior tendría un doble efecto sobre el movimiento estudiantil: por una parte, estimula la protesta al generar nuevos agravios e insatisfacciones, mientras que, por otra, contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que los jóvenes participen del debate público y político (Salinas y Fraser 2012Salinas, D. y P. Fraser. 2012. “Educational opportunity and contentious politics: The 2011 Chilean student movement”. Berkeley Review of Education 1: 17-47. https://doi.org/10.5070/B83110044.). Considerando esto, se propone nuestra tercera hipótesis:

  • H3: el aumento de la matrícula en educación superior tendrá un efecto positivo sobre el número de eventos de protesta universitaria anual registrados durante el período 1990-2019.

Finalmente, la cuarta hipótesis tiene relación con la composición socioeconómica de los estudiantes adscritos al sistema de educación superior y, particularmente, con la masiva incorporación de estratos medios. La masificación de la educación superior, junto con las iniciativas específicas de apoyo a la inclusión (Villalobos et al. 2017Villalobos, C., E. Treviño, I. Wyman y J. Scheele. 2017. “Social justice debate and college access in Latin America: merit or need? The role of educational institutions and states in broadening access to higher education in the region”. Analytic Archive in Educational Policy 73: 1-31. https://doi.org/10.14507/epaa.25.2879.) han generado una transformación en la composición del estudiantado universitario chileno, incorporando masivamente a jóvenes provenientes de sectores medios y bajos. En este sentido, se ha planteado que los procesos de conflictividad estudiantil estarían fuertemente anclados en las demandas e intereses de estos nuevos grupos, los que, a través de la protesta social, buscarían resolver los problemas de acceso y calidad del sistema de educación superior (Fleet 2011Fleet, N. 2011. “Movimiento estudiantil y transformaciones sociales en Chile: una perspectiva sociológica”. Polis 30: 99-116. https://doi.org/10.4067/S0718-65682011000300005.), el cual constituiría su principal medio de integración y movilidad social. Considerando esto, la última hipótesis indica que:

  • H4: la protesta universitaria aumentará en aquellos años en que se registra una menor proporción de estudiantes de estratos medios en la matrícula del sistema de educación superior.

MÉTODO

 

Datos

 

Se construyeron dos grupos de series de datos longitudinales. En primer lugar, se elaboró una serie de datos para analizar la evolución de la protesta estudiantil entre 1990 y 2019. Para ello, se realizó un análisis de eventos de protesta, metodología utilizada en el campo de estudio de la protesta social (Almeida 2008Almeida, P. 2008. Waves of Protest: Popular Struggle in El Salvador, 1925-2005. Minneapolis: University of Minnesota Press.; Koopmans 1993Koopmans, R. 1993. “The Dynamics of Protest Waves: West Germany, 1965 to 1989”. American Sociological Review 5: 637-658. https://doi.org/10.2307/2096279.) que permite registrar y codificar eventos de protesta a partir de reportes de prensa. Las fuentes de recolección de datos utilizadas para ello fueron tres periódicos de circulación nacional con continuidad en el período de estudio: El Mercurio, La Tercera y La Nación2 Detalles del proceso de codificación en Villalobos y Ortiz-Inostroza (2019).. Se incluyeron todos los eventos de protesta registrados en alguno de estos periódicos, siempre que: (a) involucraran acciones disruptivas, es decir, manifestaciones que obstruyen las actividades rutinarias de oponentes, autoridades u observadores, manifestando así el conflicto; (b) fueran desarrollados por dos o más individuos (para considerarlas protestas colectivas y no individuales); (c) tuvieran lugar en el espacio público o mediático (dejando fuera las protestas desarrolladas privadamente), y (d) contaran con la participación explícita de estudiantes universitarios3 Lógicamente, el uso de medios de prensa no permite capturar plenamente la dinámica de las protestas. Para reducir este sesgo, se realizaron procesos de codificación de medios de distinta naturaleza editorial y se contrastaron los resultados con los (escasos) registros policiales disponibles, siguiendo las recomendaciones internacionales sobre la materia (Earl et al., 2004; Ortiz et al., 2005).. Como resultado de este registro, se obtuvo una base de datos de eventos de protesta universitaria compuesta por 910 eventos distribuidos a lo largo de los 30 años que cubre el estudio. A pesar de que se codificaron distintos aspectos de las protestas (duración, participantes, tácticas, etc.), en este estudio solo se utilizará el indicador más usual de magnitud de las protestas: el número de protestas registradas anualmente (Jenkins, Jacobs y Agnone 2003Jenkins, J. C., D. Jacobs y J. Agnone. 2003. “Political Opportunities and African-American Protest, 1948-1997”. American Journal of Sociology 2: 277-303. https://doi.org/10.1086/378340.).

Paralelamente, se construyeron cinco series de tiempo que describen la evolución de los indicadores económicos y del sistema educacional que constituyen las variables independientes del estudio. Esto se realizó a partir de datos de acceso público con continuidad durante el período de análisis. Para testear la hipótesis del crecimiento económico, se creó la serie ‘variación del PIB’, definida como la tasa de crecimiento del PIB anual durante el período 1990-2014, cuyos datos fueron obtenidos de las estadísticas del Banco Mundial para Chile4 Datos disponibles en: http://datos.bancomundial.org/pais/chile.. Para evaluar la hipótesis del financiamiento, se utilizaron dos variables. Primero, se sistematizaron datos de la Dirección de Presupuesto del Ministerio de Hacienda del Gobierno de Chile5 Datos disponibles en: http://www.dipres.gob.cl/598/w3-propertyvalue-15494.html., con los cuales se creó la variable ‘tasa de variación anual del gasto público destinado a Educación Superior’, y segundo, se incluye una variable que registra el ‘número anual de beneficiarios de ayudas estudiantiles’, elaborada a partir de los datos del Servicio de Información de Educación Superior (SIES)6 Datos disponibles en: http://www.mifuturo.cl/index.php/estudios/estructura-compendio..

En tercer lugar, para testear la hipótesis del crecimiento del sistema de educación superior se utiliza la ‘variación anual del número de matriculados en el nivel pregrado’, considerando tanto instituciones públicas como privadas, datos extraídos también del SIES. Para cuantificar la ‘proporción de estudiantes de estratos medios en el sistema de educación superior’, necesaria para contrastar la hipótesis de los estratos medios, se cruzaron las variables ‘decil de ingreso’ (considerando estratos medios a los deciles IV, V, VI, VII) y ‘nivel de estudios que cursa actualmente’ (educación superior), obtenidas de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica7 Datos disponibles en: http://observatorio.ministeriodesarrollosocial.gob.cl. realizadas entre 1990 y 2020. Dado que esta encuesta no se aplicó en todos los años (sino solo 14 veces durante el período de estudio), los años sin medición se completaron mediante imputación por interpolaciones lineales (Weden et al. 2015Weden, M. M., C.E. Peterson, J. N. Miles y R. A. Shih 2015. “Evaluating Linearly Interpolated Intercensal Estimates of Demographic and Socioeconomic Characteristics of U.S. Counties and Census Tracts 2001-2009”. Popul Res Policy Rev 34: 541-559. https://doi.org/10.1007/s11113-015-9359-8.).

Adicionalmente, se incluyen cuatro variables de control consideradas teóricamente relevantes. Como indicadores de la teoría de las oportunidades políticas, se incluye una variable que registra la ‘ideología política del gobierno’ en cada año de la serie8 Esta variable distingue tres niveles: el primero corresponde a los dos gobiernos de Michelle Bachelet, categorizados como izquierda; el segundo corresponde a los primeros tres gobiernos de la Concertación (Aylwin, Frei y Lagos), que son considerados de centro-izquierda, y, por último, los dos períodos de Sebastián Piñera, considerados como centro-derecha. y un indicador del ‘nivel de desaprobación del gobierno’9 Con base en datos extraídos de la Encuesta CEP. Dado que esta encuesta tiene 2 o 3 aplicaciones en varios años, se calculó el promedio anual de encuestados que desaprueban el gobierno. Datos originales disponibles en https://www.cepchile.cl/cep/encuestas-cep/1-base-de-datos-consolidada., ambas representativas de las condiciones políticas que podrían incentivar o desincentivar la acción de protesta, tal como ha sido destacado, por ejemplo, por Jara-Ibarra (2019)Jara-Ibarra, C. (2019). (Des)movilización de la sociedad civil chilena. Post-trauma, gobernabilidad y neoliberalismo. Santiago: Ariadna Ediciones. o Donoso (2021)Donoso, S. 2021. “El movimiento estudiantil chileno y su (re)articulación con la política institucional”. Pp. 77-102 en Política y movimientos sociales en Chile. Antecedentes y proyecciones del estallido social en octubre 2019, coordinado por M. Garretón. Santiago: LOM.. Para controlar por la capacidad de coordinación y disponibilidad de recursos organizacionales (teoría de la movilización de recursos), se incluye una variable dummy que distingue entre períodos de baja articulación orgánica versus períodos de mayor coordinación e institucionalización del movimiento estudiantil, organizado en torno al CONFECH10 Los períodos de baja coordinación y articulación corresponden a los años comprendidos entre 1990-1996 y 2018-2019, mientras que el periodo que abarca entre 1997 y 2017 fue codificado como uno de alta organización e institucionalización del CONFECH. Dicha codificación se sustenta en los trabajos de Thieleman (2016) y Palacios-Valladares (2020)., aspecto destacado por Bidegain (2020)Bidegain, G. 2020. “Leading the social movement: dilemmas, internal competition, and strategy in the 2011 Chilean student movement”. Canadian Journal of Latin American and Caribbean Studies 45(3): 356-377. https://doi.org/10.1080/08263663.2020.1776575 y Mella y Valenzuela (2021)Mella, M. y P. Valenzuela (2021). Querer, Poder y Saber. El impacto de la CONFECH en las movilizaciones estudiantiles (2011-2015). Valencia: Tirant Humanidades. 11 No se incluyeron variables referentes a las teorías de framing debido a la complejidad que involucra el operacionalizar y medir los frames o elementos centrales del discurso de los movimientos sociales, sumado a la dificultad adicional de contar con una base de datos que registre su evolución en 30 años. como relevante para explicar las fluctuaciones de la protesta universitaria. Por último, se incorpora al análisis el número de protestas registradas el año anterior, a fin de cuantificar y controlar por el eventual efecto autorregresivo del número de protestas.

La tabla 1 muestra la matriz de correlaciones observadas entre las variables independientes, en que se aprecia que la magnitud y sentido de estas son heterogéneas, destacando la alta correlación entre la matrícula de pregrado en la educación superior y el porcentaje de estudiantes de estratos medios en el sistema, situación previsible considerando la expansión e inclusión que ha experimentado la matrícula del sistema de educación superior en las últimas décadas (Villalobos et al. 2017Villalobos, C., E. Treviño, I. Wyman y J. Scheele. 2017. “Social justice debate and college access in Latin America: merit or need? The role of educational institutions and states in broadening access to higher education in the region”. Analytic Archive in Educational Policy 73: 1-31. https://doi.org/10.14507/epaa.25.2879.).

Tabla 1.  Matriz de correlaciones de Pearson para variables de interés
II III IV V VI VII VIII IX
I. Número anual de protestas universitarias .1 -.44* -.06 -.06 .01 .12 .10 .23
II. Variación del PIB anual 1 -.22 .33 -.52** -.57** .27 -.40* -.44*
III. Variación del gasto público en ed. terciaria 1 -.31 .46* .21 -.07 -.03 .24
IV. Variación anual de la matrícula en ed. terciaria pregrado 1 -.46* -.22 -.03 .09 -.35
V. Número de beneficiarios de ayudas estudiantiles 1 .77*** .06 .15 .76***
VI. Estudiantes de estratos medios en ed. terciaria (porcentaje) 1 -.06 .57*** .60***
VII. Ideología política del gobierno 1 -.28 .08
VIII. Nivel de organización estudiantil (CONFECH) 1 .27
IX. Desaprobación del gobierno (porcentaje) 1

Nota: ***p<0.001, **p<0.01, *p<0.05. Fuente: Elaboración propia.

Análisis

 

El análisis de los datos se realizó con el software R mediante regresión de series temporales (estimación método OLS), técnica que permite estimar cómo influyen una o varias variables longitudinales sobre otra variable longitudinal. Si bien disponer de una serie de solo 30 años implica aceptar una cierta dificultad para detectar significaciones estadísticas, pues los parámetros de las regresiones podrían ser estimados con altos errores estándar, el trabajar con datos agrupados a nivel de país (y no provenientes de entidades subnacionales) tiende a disminuir las fluctuaciones aleatorias, mejorando la calidad de las estimaciones. Además, existen precedentes de investigaciones que han empleado exitosamente series de aproximadamente la misma longitud (Giugni 2007Giugni, M. 2007. “Useless protest? A time-series analysis of the policy outcomes of ecology, antinuclear, and peace movements in the United States, 1977-1995”. Mobilization 1: 53-77. https://doi.org/10.17813/maiq.12.1.b05j1087v7pxg382.; Minkoff 1997Minkoff, D. 1997. “The sequencing of social movements”. American Sociological Review 5: 779-799. https://doi.org/10.2307/2657360.).

Considerando que el objetivo del análisis es evaluar si determinadas variables macrosociales han influido sobre la evolución de la protesta universitaria, se estimaron modelos que describen los efectos de los predictores sobre el número de protestas registradas durante el mismo año y también modelos de rezagos finitos (Wooldridge 2010Wooldridge, J. M. 2010. Introducción a la Econometría. México: Cengage Learning.), en los que se evalúa el efecto de los predictores sobre el número de protestas ocurridas uno y dos años después. Esta técnica opera de forma similar a la regresión aplicada a datos transversales, pero deben cumplirse supuestos adicionales de validez. Por una parte, se debe descartar que exista dependencia entre las observaciones de la variable a modelar, lo cual se evaluó a través de las funciones de autocorrelación y autocorrelación parcial que se muestran en la figura 1. En este caso, los resultados indican que no existe autocorrelación significativa en la serie de protestas, de modo que la cantidad de eventos de protesta registrados en un año determinado no influye sobre la cantidad de protestas que se registran en los años posteriores. Un segundo aspecto relevante es la identificación de tendencias tanto en la variable dependiente como en las variables independientes, pues ello puede afectar las estimaciones haciendo aparecer relaciones espurias o sesgando los coeficientes estimados. Siguiendo la literatura del campo (Jenkins et al. 2003Jenkins, J. C., D. Jacobs y J. Agnone. 2003. “Political Opportunities and African-American Protest, 1948-1997”. American Journal of Sociology 2: 277-303. https://doi.org/10.1086/378340.), se estimaron modelos tanto con datos brutos como con datos sin tendencia12 Para identificar tendencias temporales se realizaron análisis de regresión lineal simple sobre todas las variables involucradas en el análisis, utilizando como regresor el tiempo (en años). Se detectó la presencia de tendencia en todas las variables independientes, por lo cual, cada modelo se estimó primero con las variables originales y luego con las variables transformadas (sin tendencia). , a fin de evaluar si este componente afecta los resultados obtenidos.

Figura 1.  Eventos de protesta universitaria anuales (1990-2014) y funciones de autocorrelación simple y parcial
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Fuente: Elaboración propia.

RESULTADOS

 

Como muestra la figura 1, el número de protestas universitarias anuales presenta una forma oscilante, alternándose momentos de ascenso y disminución a lo largo del período, con un promedio de 30.3 eventos de protesta al año, un mínimo de 13 y máximo de 56. Los peaks de la protesta estudiantil universitaria se distribuyen a lo largo de toda la serie, identificándose dos ciclos principales: el primero alrededor del año 2000 y el segundo a partir del año 2011, contradiciendo algunas interpretaciones históricas del periodo, tal como ha sido destacado anteriormente por Villalobos y Ortiz-Inostroza (2019)Villalobos, C. y C. Ortiz-Inostroza. 2019. “Continuidades y rupturas de la protesta universitaria en el Chile de la post-dictadura (1990-2014)”. Temas Sociológicos 1: 89-120. https://doi.org/10.29344/07196458.24.1966..

En la tabla 2, se muestran los resultados de los modelos estimados sin rezagos, es decir, se evalúa el impacto de las variables independientes en las protestas ocurridas en el mismo año. Los dos primeros modelos se estimaron usando las variables brutas, mientras que en el tercero y cuarto se utilizaron las variables sin tendencia. Los resultados muestran que en el modelo I, que incluye todos los predictores, el único regresor que tiene un efecto significativo sobre el número anual de protestas es la variación anual del gasto público destinado a educación superior (β = -0.97, p < .05), indicando que la disminución del gasto público en este ítem genera un aumento de la cantidad de protestas que se registran anualmente. Dichos resultados se mantienen con bastante estabilidad al eliminar algunos de los predictores en el modelo II, el cual tiene a su vez un R² ajustado de 0.19, logrando así explicar una proporción relevante de la varianza de la variable dependiente. Adicionalmente, las estimaciones también se mantienen al utilizar variables sin tendencia (modelos III y IV). Este análisis permite concluir que la variación del gasto público destinado a la educación superior tiene un importante efecto negativo sobre el número de protestas anuales, efecto que es robusto, por cuanto resiste el control estadístico y la transformación de los datos vía eliminación de tendencias. Además, los resultados reportados indican que el nivel de desaprobación del gobierno presenta un efecto positivo, en línea con la idea de que un aumento de la desaprobación generaría las condiciones para un aumento de las protestas universitarias.

Tabla 2.  Modelos de regresión de series temporales sobre número anual de protestas
Datos brutos Datos sin tendencia
I II III IV
Intercepto 25.30 32.46*** 34.00*** 33.24***
(55.61) (8.16) (6.02) (5.68)
Crecimiento del PIB anual 0.72 0.36
(1.07) (1.05)
Variación del gasto público en ed. terciaria -0.97** -1.09*** -1.06** -0.96**
(0.45) (0.37) (0.44) (0.37)
Variación de la matrícula en ed. terciaria -0.69 -0.57
(0.63) (0.61)
Número de beneficiarios de ayudas estudiantiles (miles de personas) -0.00 0.00
(0.00) (0.00)
Estudiantes de ed. terciaria de estratos medios (porcentaje) 0.13 2.21
(1.60) (2.15)
Controles
Número de protestas en el año anterior -0.12 -0.13 -0.15 -0.13
(0.19) (0.17) (0.18) (0.17)
Ideología política del gobierno 0.90 1.38 1.39 1.61
(3.51) (3.17) (3.37) (3.04)
Nivel de organización estudiantil 2.25 0.73 2.37 3.11
(7.90) (5.04) (7.52) (5.08)
Desaprobación del gobierno 0.42* 0.28* 0.46* 0.46**
(0.24) (0.15) (0.23) (0.19)
R2 0.40 0.33 0.46 0.39
Adj. R2 0.12 0.19 0.20 0.25
Num. obs. 29 29 29 29

Nota: ***p < 0.01; **p < 0.05; *p < 0.1. Errores estándar entre paréntesis. Fuente: Elaboración propia.

La figura 2 muestra la relación entre la variación del gasto público en educación superior y el número de protestas universitarias registradas durante el mismo año (modelo I). Como se puede observar, en aquellos años en que el aporte del Estado al financiamiento de la educación terciaria es menor, el número de protestas tiende a ser consistentemente más alto, lo que podría estar relacionado tanto con el esquema de financiamiento basado en una alta carga en las familias, como con los bajos niveles de aporte que realiza el Estado en educación superior. Sumados, ambos elementos podrían explicar que el gasto anual fuera una variable relevante para el movimiento universitario y sus procesos de acción colectiva, tal como ha hipotetizado Walder (2009)Walder, A. G. 2009. “Political Sociology and Social Movements”. Annual Review of Sociology 1: 393-412. https://doi.org/10.1146/annurev-soc-070308-120035. para el caso de Estados Unidos. Por otra parte, la relación entre la desaprobación del gobierno y el ciclo de protestas indicaría que el aumento de la distancia entre política institucional y la ciudadanía podría ser un factor para explicar las protestas, tan cómo han argumentado Garretón (2016)Garretón, M. A. (2016). La gran ruptura. Institucionalidad política y actores sociales en el Chile del Siglo XXI. Santiago: LOM. o Ruiz (2016)Ruiz, C. (2016). De nuevo la sociedad. Santiago: LOM..

Figura 2.  Diagrama de dispersión y ajuste lineal de modelo I
medium/medium-RIS-81-01-e222-gf2.png
Fuente: Elaboración propia.

Por otro lado, en la figura 3 se comparan las protestas anuales observadas con los valores predichos por el modelo I, notándose que este es bastante eficiente en predecir el aumento o disminución de la conflictividad anual, aunque la predicción pareciera menos precisa cuando hay periodos de muy baja conflictividad (como 1991 o 2010) o de alta conflictividad (como 1997 o 2017). De esta manera, pareciera ser que las variables incorporadas permiten estimar de mejor manera la tendencia “regular”, pero son menos precisas para predecir “momentos históricos” del ciclo de protestas, los que, por definición, se entienden como hechos inesperados y poco predecibles (Koopmans y Rucht 2002Koopmans, R. y D. Rucht (2002). “Protest Event Analysis”. Pp. 231-259 en Methods of Social Movement Research, editado por B. Klandermans y S. Staggenborg. Minneapolis: University of Minnesota Press.).

Figura 3.  Protestas universitarias anuales observadas y predichas por modelo I
medium/medium-RIS-81-01-e222-gf3.png
Fuente: Elaboración propia.

Adicionalmente, se estimaron modelos sobre la variable dependiente rezagada en 1 y 2 años, a fin de evaluar la existencia de efectos no inmediatos de los predictores sobre la conflictividad del movimiento estudiantil. Realizar esta evaluación es fundamental, pues es lógico que ciertos cambios macroeconómicos -como los cambios presupuestarios o el monto de ayudas estudiantiles- no sean percibidos ni evaluados inmediatamente por el movimiento estudiantil. La tabla 3 muestra los resultados de los modelos sobre la serie de protestas rezagada en un año, apreciándose que, salvo la variable de control que mide la desaprobación del gobierno, no existen efectos significativos de ninguna de las otras variables independientes, tanto al usar los datos sin transformar (V y VI) como al eliminar las tendencias (VII y VIII).

Tabla 3.  Modelos de regresión sobre el número anual de protestas rezagado en 1 año
Datos brutos Datos sin tendencia
V VI VII VIII
Intercepto 15.71 32.22*** 40.08*** 39.81***
(62.83) (11.12) (9.39) (8.67)
Crecimiento del PIB -0.90 -1.09 -0.71
(1.21) (1.19) (1.12)
Variación del gasto público en ed. terciaria 0.45 0.02 0.29 0.10
(0.59) (0.55) (0.59) (0.52)
Variación de la matrícula en ed. terciaria 0.51 0.56
(0.72) (0.70)
Número de beneficiarios de ayudas estudiantiles (miles de personas) -0.00 -0.00
(0.00) (0.00)
Estudiantes de ed. terciaria de estratos medios (porcentaje) 0.37 2.22
(1.84) (2.49)
Controles
Número de protestas en el año anterior -0.24 -0.20 -0.32 -0.32
(0.29) (0.28) (0.28) (0.26)
Ideología política del gobierno (centro derecha) 1.70 0.80 2.08 2.00
(3.87) (3.72) (3.77) (3.67)
Nivel de organización estudiantil -7.23 -2.73 -7.03 0.61
(10.49) (6.59) (10.14) (6.82)
Desaprobación del gobierno 0.60* 0.19 0.68** 0.52*
(0.33) (0.24) (0.32) (0.26)
R2 0.26 0.06 0.30 0.22
Adj. R2 -0.11 -0.16 -0.06 -0.00
Num. obs. 28 28 28 28

Nota: ***p < 0.01; **p < 0.05; *p < 0.1. Errores estándar entre paréntesis. Fuente: Elaboración propia

Finalmente, se evaluó el impacto de los predictores sobre el número de protestas que se registran dos años más tarde, cuyas estimaciones se muestran en la tabla 4. Tomando como referencia el modelo IX, los resultados muestran que la variación del PIB tiene un efecto significativo y negativo (β = -2.73, p <.05), indicando que, por cada punto porcentual de disminución en el PIB, el número de protestas aumenta en un promedio de 2.73 dos años después. Este efecto se mantiene en el resto de los modelos, resistiendo el control estadístico del resto de las variables y también la especificación de variables sin tendencia (modelos XI y XII), lo que entrega evidencia robusta en favor de la primera hipótesis de este estudio, en línea con lo que se ha mostrado en otros estudios internacionales sobre movimientos sociales (Van Zomeren e Iyer 2012Van Zomeren, M. y A. Iyer. 2012. “Introduction to the social and psychological dynamics of collective action”. Journal of Social Issues 65(4): 645-660. https://doi.org/10.1111/j.1540-4560.2009.01618.x ).

Tabla 4.  Modelos de regresión sobre el número anual de protestas rezagado 2 años
Datos brutos Datos sin tendencia
IX X XI XII
Intercepto 72.92 48.30*** 48.66*** 45.29***
(50.23) (9.18) (7.64) (6.49)
Crecimiento del PIB anual -2.73** -2.48** -2.76** -2.50***
(1.01) (0.89) (1.03) (0.88)
Variación del gasto público en ed. terciaria 0.48 0.43
(0.45) (0.45)
Variación de la matrícula en ed. terciaria 0.18 0.19
(0.62) (0.63)
Número de beneficiarios de ayudas estudiantiles (miles de personas) -0.04* -0.04*** -0.00 -0.00
(0.02) (0.01) (0.00) (0.00)
Estudiantes de ed. terciaria de estratos medios (porcentaje) -0.71 -0.02
(1.46) (2.07)
Controles
Número de protestas en el año anterior -0.53** -0.44** -0.54** -0.44**
(0.22) (0.19) (0.22) (0.19)
Ideología política del gobierno (centro derecha) -0.17 -0.00 0.22 0.37
(3.19) (3.02) (3.21) (2.99)
Nivel de organización estudiantil -8.83 -11.07* -7.18 -6.46
(8.62) (5.66) (8.94) (8.00)
Desaprobación del gobierno 0.87*** 0.86*** 0.88*** 0.83***
(0.29) (0.26) (0.29) (0.26)
R2 0.47 0.41 0.46 0.43
Adj. R2 0.19 0.25 0.18 0.26
Num. obs. 27 28 27 28

Nota: ***p < 0.01; **p < 0.05; *p < 0.1. Errores estándar entre paréntesis. Fuente: Elaboración propia.

Un segundo hallazgo interesante de este ejercicio es el efecto que tiene el número de beneficiarios de ayudas estudiantiles sobre el número de protestas del año subsiguiente (en modelo IX, β = -0.04, p <.1). Este resultado indica que la disminución de los beneficios entregados por el Estado a los estudiantes de educación terciaria genera un aumento de la conflictividad estudiantil dos años más tarde, reforzando la evidencia a favor de la hipótesis que subraya la importancia del financiamiento público de la educación superior como factor asociado a la dinámica de la protesta universitaria. Lo anterior, sin embargo, debe ser evaluado con cautela, puesto que al eliminar la tendencia de los datos (modelos XI y XII), el efecto deja de ser significativo. De este modo, los resultados son consistentes en confirmar que la variación del PIB tiene un efecto sobre el número de protestas que se producen dos años después y entregan evidencia parcial acerca del efecto a dos años plazo del número de beneficiarios de ayudas estudiantiles sobre la variable dependiente13 La validez del análisis se evalúa mediante el cumplimiento de los supuestos Gauss-Markov, (Wooldridge, 2010), cuyo detalle se reporta en el material suplementario. Por otra parte, como análisis de robustez se estimaron modelos Poisson (ver material suplementario), adecuados para datos de conteo, que muestran que los parámetros se mantienen relativamente estables al ser estimados con esta técnica..

CONCLUSIONES

 

El artículo buscó analizar la potencia de la tesis de privación relativa y grievances para explicar el ciclo de protestas universitario en el Chile postdictadura (1990-2019). Los resultados mostraron que algunas variables directamente relacionadas con estas teorías, como el gasto público en educación superior, el crecimiento económico y (en menor medida) las ayudas estudiantiles, son relevantes para explicar las alzas y caídas en este ciclo de protestas. Además, los resultados mostraron que una variable política destacada por otros estudios -los niveles de desaprobación del gobierno- es consistentemente significativa para interpretar estas olas y tendencias de conflictividad.

Vistos en su conjunto, estos resultados permiten profundizar en el entendimiento y comprensión del movimiento estudiantil chileno en específico y de los movimientos sociales en general, a lo menos en tres elementos. En primer lugar, el efecto negativo de la variación del gasto público destinado a educación superior y de las ayudas estudiantiles podría estar mostrando la vigencia de una de las tesis centrales de la teoría de la privación relativa: que la disminución de los recursos que el Estado entrega al sistema educativo o a los sujetos afectaría las percepciones que las personas tienen del sistema, lo que generaría, a su vez, cambios en las dinámicas de protestas universitarias. En el caso de estudio, esto ha sido remarcado conceptualmente por otros investigadores (Cummings 2015Cummings, P. 2015. “Democracy and student discontent: Chilean student protest in the post-Pinochet era”. Journal of Politics in Latin America 3: 49-84. https://doi.org/10.1177/1866802X1500700302 ; Bellei, Cabalin y Orellana 2014Bellei, C., C. Cabalin y V. Orellana. 2014. “The 2011 Chilean student movement against neoliberal educational policies”. Studies in Higher Education 3: 426-440 https://doi.org/10.1080/03075079.2014.896179.) que han tendido a visualizar el ciclo de protestas estudiantil como parte de un proceso de “ajuste” o “acomodo de expectativas”, producto del proceso de masificación de la educación superior. Visto de esta forma, estos resultados permiten destacar dos cuestiones. Por una parte, la relevancia de aspectos materiales -en este caso, el gasto del gobierno y los niveles de ayuda estudiantil- como variantes relevantes para entender las protestas, aún en espacios politizados como lo es el movimiento estudiantil chileno (Thielemann 2016Thielemann, L. 2016. La anomalía social de la transición. Movimiento estudiantil e izquierda universitaria en el Chile de los noventa (1987-2000)Santiago de Chile: Tiempo Robado.). Por otra parte, los resultados sugieren que las expectativas son clave para entender los ciclos de protestas, pues los datos muestran que estas aumentan cuando los grupos con expectativas altas (en este caso, los estudiantes universitarios de la postdictadura) se enfrentan a una merma o percepción de merma de sus oportunidades de vida (en este caso, oportunidades para acceder a la educación superior) que amenaza la realización de sus aspiraciones (Gurr 1970bGurr, T. 1970b. “Sources of rebellion in Western societies: Some quantitative evidence”. The Annals of the American Academy of Political and Social Science 1: 128-144. https://doi.org/10.1177/000271627039100111.).

En segundo término, los resultados mostraron que el crecimiento económico del país (medido como variación del PIB) tiene un efecto rezagado (en dos años) sobre el número de protestas universitarias anuales. Desde la óptica de la teoría de la privación relativa, se podría proponer que esto evidencia una reacción ante la frustración de expectativas generada por la caída del desempeño económico del país y por la amenaza que esta situación puede tener para los intereses y aspiraciones de los estudiantes. En esta línea, este resultado permite reincorporar la necesidad de considerar los rezagos y las interrupciones históricas como parte central de las explicaciones sociológicas de los movimientos sociales. Tal como han destacado Amenta, Andrews y Caren (2018)Amenta, E., Andrews, K. y N. Caren, N. 2018. “The Political Institutions, Processes, and Outcomes Movements Seek to Influence.”. Pp. 447-465 en The Wiley Blackwell Companion to Social Movements, editado por D. Snow, S. Soule, S., H. Kriesi, H. y H. McCammon. Hoboken, NJ: John Wiley & Sons. https://doi.org/10.1002/9781119168577.ch25 , la capacidad que tienen los distintos actores (hacedores de política, movimientos sociales, sociedad civil) de evaluar las políticas es distinta, por lo que no es lógico esperar que los movimientos sociales reaccionen inmediatamente a políticas que no son directa ni fácilmente traducibles en la arena pública. Por lo mismo, el impacto de ciertos cambios materiales podría visualizarse como riesgoso solo en el mediano plazo, lo que lleva a rediscutir las nociones de impacto y respuestas de los movimientos sociales.

Finalmente, otras variables tales como la proporción de estudiantes de estratos medios y la variación de la matrícula de educación superior no resultaron significativas en el análisis. Por el contrario, la desaprobación del gobierno se mostró como una variable crítica para explicar el ciclo de tendencias del movimiento estudiantil. Más que implicar una irrelevancia de estas variables, estos resultados permiten reconocer que las distintas teorías que existen para explicar los ciclos de protesta constituyen -casi inevitablemente- teorías parciales y contextuales de los movimientos sociales contemporáneos. Tal como indica Strijbis (2015)Strijbis, O. (2015). “Beyond opportunity structures: explaining migrant protest in Western Europe, 1975- 2005”. Comparative Migration Studies 3(5): 2-22. https://doi.org/10.1007/s40878-015-0005-8 , este eclecticismo conceptual no implica que todas las hipótesis sean igualmente válidas ni tampoco que ninguna lo sea, sino que cada una de estas debe ser puesta en discusión considerando las trayectorias, contextos sociales y características históricas de los movimientos estudiados. En nuestro caso, la discusión sobre los factores que explican el movimiento universitario ha incorporado muy débilmente las variables relacionadas con los factores materiales y las dinámicas de privación relativa, cuestión que este estudio busca subsanar.

A pesar de este aporte, el estudio cuenta con una serie de limitaciones que es importante reconocer. En primer lugar, los resultados obtenidos muestran que hemos estimado modelos incompletos, lo cual refuerza la idea de que la acción de protesta se genera por una multiplicidad de procesos interrelacionados, incluyendo fenómenos de larga data y variables coyunturales, muchos de los cuales no fue posible incorporar en este trabajo, pues son difíciles de cuantificar o bien no se dispone de indicadores de ellos a lo largo del período estudiado. Así, el estudio no ha incorporado variables para estudiar el factor cultural-generacional destacado por otros investigadores (Cummings 2015Cummings, P. 2015. “Democracy and student discontent: Chilean student protest in the post-Pinochet era”. Journal of Politics in Latin America 3: 49-84. https://doi.org/10.1177/1866802X1500700302 ; Aguilera 2016Aguilera, O. 2016. Movidas, movilizaciones y movimientos. Cultura política y políticas de las culturales juveniles en el Chile de hoy. Santiago: RIL.), otras variables sobre la maduración organizacional de las organizaciones estudiantiles o indicadores más finos de ciertos hitos políticos. Aunque estos elementos podrían aumentar la complejidad de la interpretación, le restarían parsimonia al análisis y habría implicado disminuir la capacidad interpretativa de las teorías de las grievances, tal como ha resaltado Strijbis (2015)Strijbis, O. (2015). “Beyond opportunity structures: explaining migrant protest in Western Europe, 1975- 2005”. Comparative Migration Studies 3(5): 2-22. https://doi.org/10.1007/s40878-015-0005-8 . Por otro lado, el estudio se ha focalizado en analizar el conjunto de la serie de tiempo (1990-2019) y controlando por el año de la protesta, pero sin profundizar en las tendencias endógenas del ciclo estudiado. Estas tendencias parecen ser parte del ciclo de protestas universitario chileno (Villalobos y Ortiz-Inostroza 2019Villalobos, C. y C. Ortiz-Inostroza. 2019. “Continuidades y rupturas de la protesta universitaria en el Chile de la post-dictadura (1990-2014)”. Temas Sociológicos 1: 89-120. https://doi.org/10.29344/07196458.24.1966.), por lo que deberían ser parte importante de la agenda de investigación futura, permitiendo así una comprensión cada vez más compleja de este fenómeno social.

AGRADECIMIENTOS

 

Los autores agradecen el financiamiento de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT), a través del proyecto Fondecyt n° 1160303 y de la beca de estudios de magister CONICYT-PFCHA/ Magíster Nacional/ 2017-22172412.

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Wooldridge, J. M. 2010. Introducción a la Econometría. México: Cengage Learning.

NOTAS

 
[1]

Esta descripción del sistema de financiamiento de la educación superior chilena es válida hasta 2016, año en que entra en vigencia la reforma que establece la gratuidad de la educación superior para el 60 % de los estudiantes de menores ingresos que acceden a universidades con altos niveles de acreditación.

[2]

Detalles del proceso de codificación en Villalobos y Ortiz-Inostroza (2019)Villalobos, C. y C. Ortiz-Inostroza. 2019. “Continuidades y rupturas de la protesta universitaria en el Chile de la post-dictadura (1990-2014)”. Temas Sociológicos 1: 89-120. https://doi.org/10.29344/07196458.24.1966..

[3]

Lógicamente, el uso de medios de prensa no permite capturar plenamente la dinámica de las protestas. Para reducir este sesgo, se realizaron procesos de codificación de medios de distinta naturaleza editorial y se contrastaron los resultados con los (escasos) registros policiales disponibles, siguiendo las recomendaciones internacionales sobre la materia (Earl et al., 2004Earl, J., A. Martin, J. McCarthy y S.A. Soule (2004). “The use of newspaper data in the study of collective action”. Annu. Rev. Sociol 30: 65-80. https://doi.org/10.1146/annurev.soc.30.012703.110603.; Ortiz et al., 2005Ortiz, D., Myers, D., Walls, E. y Diaz, M-E. (2005). “Where do we stand with newspaper data?”. Mobilization, 10(3): 397-419. https://doi.org/10.17813/maiq.10.3.8360r760k3277t42 ).

[4]

Datos disponibles en: http://datos.bancomundial.org/pais/chile.

[5]

Datos disponibles en: http://www.dipres.gob.cl/598/w3-propertyvalue-15494.html.

[6]

Datos disponibles en: http://www.mifuturo.cl/index.php/estudios/estructura-compendio.

[7]

Datos disponibles en: http://observatorio.ministeriodesarrollosocial.gob.cl.

[8]

Esta variable distingue tres niveles: el primero corresponde a los dos gobiernos de Michelle Bachelet, categorizados como izquierda; el segundo corresponde a los primeros tres gobiernos de la Concertación (Aylwin, Frei y Lagos), que son considerados de centro-izquierda, y, por último, los dos períodos de Sebastián Piñera, considerados como centro-derecha.

[9]

Con base en datos extraídos de la Encuesta CEP. Dado que esta encuesta tiene 2 o 3 aplicaciones en varios años, se calculó el promedio anual de encuestados que desaprueban el gobierno. Datos originales disponibles en https://www.cepchile.cl/cep/encuestas-cep/1-base-de-datos-consolidada.

[10]

Los períodos de baja coordinación y articulación corresponden a los años comprendidos entre 1990-1996 y 2018-2019, mientras que el periodo que abarca entre 1997 y 2017 fue codificado como uno de alta organización e institucionalización del CONFECH. Dicha codificación se sustenta en los trabajos de Thieleman (2016)Thielemann, L. 2016. La anomalía social de la transición. Movimiento estudiantil e izquierda universitaria en el Chile de los noventa (1987-2000)Santiago de Chile: Tiempo Robado. y Palacios-Valladares (2020)Palacios-Valladares, I. (2020). “Chile’s 2019 October Protests and the Student Movement: Eventful Mobilization?”. Revista de ciencia política 40: 215-234. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-090X2020005000106..

[11]

No se incluyeron variables referentes a las teorías de framing debido a la complejidad que involucra el operacionalizar y medir los frames o elementos centrales del discurso de los movimientos sociales, sumado a la dificultad adicional de contar con una base de datos que registre su evolución en 30 años.

[12]

Para identificar tendencias temporales se realizaron análisis de regresión lineal simple sobre todas las variables involucradas en el análisis, utilizando como regresor el tiempo (en años). Se detectó la presencia de tendencia en todas las variables independientes, por lo cual, cada modelo se estimó primero con las variables originales y luego con las variables transformadas (sin tendencia).

[13]

La validez del análisis se evalúa mediante el cumplimiento de los supuestos Gauss-Markov, (Wooldridge, 2010Wooldridge, J. M. 2010. Introducción a la Econometría. México: Cengage Learning.), cuyo detalle se reporta en el material suplementario. Por otra parte, como análisis de robustez se estimaron modelos Poisson (ver material suplementario), adecuados para datos de conteo, que muestran que los parámetros se mantienen relativamente estables al ser estimados con esta técnica.

MATERIAL SUPLEMENTARIO

 
  • 1.- Validación del análisis

Multicolinealidad: El análisis que se muestra en la tabla 5 indica que todas las variables independientes (tomando como referencia el modelo I) poseen VIF <10, por lo que se puede concluir que ninguna de ellas se explica por una combinación lineal del resto de los predictores.

Tabla 5.  Factor de Inflación de Varianza (VIF) de variables independientes
VIF
Crecimiento del PIB anual 2,01
Variación del gasto público en ed. terciaria 1,51
Variación de la matrícula en ed. terciaria 1,43
Número de beneficiarios de ayudas estudiantiles 9,28
% de estudiantes de ed. terciaria de estratos medios 6,52
Número de protestas en el año anterior 1,21
Ideología política del gobierno (centro derecha) 1,34
Nivel de organización estudiantil 2,85
Desaprobación del gobierno 2,91

Fuente: Elaboración propia

Autocorrelación: Para descartar la presencia de autocorrelación entre los residuos del modelo, se analizaron los residuos de los modelos finales construidos tanto para la serie sin rezagos como para la serie rezagada en dos años. La prueba de Durbin-Watson, que plantea como hipótesis nula que la autocorrelación entre residuos del modelo es igual a cero, muestra valores no significativos tanto en el modelo I (DW= 1.83, p= .09) como en el modelo IX (DW= 2.46, p= .62), por lo que se concluye que no existe autocorrelación en los residuos.

Homocedasticidad: Se aplicó la prueba de Breusch-Pagan para testear la homocedasticidad de los residuos, confirmándose que tanto en el modelo I (BP = 11.08, p = 0.27) como en el modelo IX (BP= 3.91, p= 0.91) no hay problemas de heterocedasticidad.

Normalidad de los residuos: El test de normalidad Shapiro-Wilk para el modelo I indica que los residuos tienen una distribución semejante a una curva normal (W= 0.96, p-value = 0.41), al igual que en el caso del modelo IX (W = 0.94, p-value = 0.18).

  • 2.- Análisis de robustez: estimación mediante modelos Poisson

Tabla 6.  Modelos Poisson sobre serie de protestas sin rezagos
Datos brutos Datos sin tendencia
Intercepto 3.13*** 3.49***
(0.89) (0.10)
Crecimiento del PIB anual 0.03* 0.02
(0.02) (0.02)
Variación del gasto público en ed. terciaria -0.04*** -0.04***
(0.01) (0.01)
Variación de la matrícula en ed. terciaria -0.02** -0.02*
(0.01) (0.01)
Número de beneficiarios de ayudas estudiantiles -0.00 0.00
(0.00) (0.00)
% de estudiantes de ed. terciaria de estratos medios 0.01 0.07**
(0.03) (0.03)
Número de protestas en el año anterior -0.00 -0.00
(0.00) (0.00)
Ideología política del gobierno (centro derecha) 0.01 0.03
(0.06) (0.06)
Nivel de organización estudiantil 0.06 0.07
(0.12) (0.12)
Desaprobación del gobierno 0.02*** 0.02***
(0.00) (0.00)
AIC 246.03 239.23
BIC 259.70 252.90
Log Likelihood -113.01 -109.61
Deviance 75.45 68.64
Núm. obs. 29 29

Nota: ***p < 0.01; **p < 0.05; *p < 0.1. Errores estándar entre paréntesis Fuente: Elaboración propia

Tabla 7.  Modelos Poisson sobre serie de protestas rezagada 1 año
Datos brutos Datos sin tendencia
Intercepto 2.982*** 3.690***
(0.906) (0.139)
Crecimiento del PIB anual -0.027 -0.035*
(0.017) (0.018)
Variación del gasto público en ed. terciaria 0.015* 0.010
(0.009) (0.009)
Variación de la matrícula en ed. terciaria 0.015 0.018*
(0.010) (0.010)
Número de beneficiarios de ayudas estudiantiles -0.000*** -0.000
(0.000) (0.000)
% de estudiantes de ed. terciaria de estratos medios 0.009 0.071*
(0.027) (0.036)
Número de protestas en el año anterior -0.007* -0.010**
(0.004) (0.004)
Ideología política del gobierno (centro derecha) 0.056 0.063
(0.055) (0.053)
Nivel de organización estudiantil -0.215 -0.204
(0.148) (0.148)
Desaprobación del gobierno 0.019*** 0.021***
(0.005) (0.005)
AIC 256.330 251.629
BIC 269.652 264.951
Log Likelihood -118.165 -115.814
Deviance 90.236 85.535
Núm. obs. 28 28

Nota: ***p < 0.01; **p < 0.05; *p < 0.1. Errores estándar entre paréntesis Fuente: Elaboración propia

Tabla 8.  Modelos Poisson sobre serie de protestas rezagada 2 años
Datos brutos Datos sin tendencia
Intercepto 4.794*** 3.943***
(0.845) (0.120)
Crecimiento del PIB anual -0.084*** -0.087***
(0.016) (0.017)
Variación del gasto público en ed. terciaria 0.013* 0.011
(0.007) (0.007)
Variación de la matrícula en ed. terciaria 0.006 0.006
(0.011) (0.011)
Número de beneficiarios de ayudas estudiantiles -0.000*** -0.000*
(0.000) (0.000)
% de estudiantes de ed. terciaria de estratos medios -0.026 0.005
(0.025) (0.035)
Número de protestas en el año anterior -0.016*** -0.016***
(0.003) (0.003)
Ideología política del gobierno (centro derecha) -0.023 -0.007
(0.053) (0.052)
Nivel de organización estudiantil -0.296** -0.245
(0.145) (0.150)
Desaprobación del gobierno 0.029*** 0.030***
(0.005) (0.005)
AIC 225.019 225.098
BIC 237.978 238.056
Log Likelihood -102.510 -102.549
Deviance 64.405 64.484
Núm. obs. 27 27

Nota: ***p < 0.01; **p < 0.05; *p < 0.01. Errores estándar entre paréntesis Fuente: Elaboración propia