Revista Internacional de Sociología 81 (1)
enero-marzo, e221
ISSN: 0034-9712, eISSN: 1988-429X
https://doi.org/10.3989/ris.2023.81.1.21.148

LA COMPLEJIDAD Y DIVERSIDAD DE LAS FIGURACIONES GRUPALES JUVENILES. MÁS ALLÁ DEL GRUPO DE IGUALES

THE COMPLEXITY AND DIVERSITY OF YOUTH GROUP FIGURATIONS. BEYOND THE PEER GROUP

Juan Carlos Revilla

Universidad Complutense de Madrid

https://orcid.org/0000-0001-6828-161X

Alejandro Gonzalo Puyod

Universidad Pablo de Olavide. Sevilla

https://orcid.org/0000-0003-1074-7995

Resumen

La importancia y centralidad concedida al grupo de iguales en las relaciones entre jóvenes ha llevado a obviar la diversidad de las agrupaciones juveniles, así como otras formas de socialidad juvenil relevantes. El objetivo de este trabajo es conocer las distintas figuraciones grupales y su importancia en la vida juvenil. Mediante entrevistas en profundidad realizadas a jóvenes en dos momentos distantes (1994 y 2017), se identifican las figuraciones más importantes y se describen sus dinámicas características. Los resultados muestran que el grupo de iguales (grupo base) comparte importancia con otras formas de socialidad de menor intimidad, pero no menor importancia, los grupos secundarios, así como con relaciones establecidas en términos interpersonales, como las diadas. Asimismo, se muestra la mayor importancia en la actualidad de las relaciones por afinidad y algunas transformaciones en la composición de género de las agrupaciones juveniles.

Palabras clave: 
Figuraciones; Grupo de iguales; Grupos juveniles; Juventud, Socialidad
Abstract

The literature on youth sociality has emphasized the centrality of the peer group in youth relationships, pointing at its important functions to the passage to adult life. However, this symbolic monopoly of the peer group (group primary relationships) has led to the neglect of the plurality of youth groupings, as much as other forms of youth sociality that might be relevant in the lives of young people, including interpersonal relations and secondary groupings. Through the analysis of in-depth interviews with young people, carried out in 1994 and 2017, the most important figurations are identified and their characteristics and dynamics described. Results show that the peer group (base group) shares relevance with other forms of less intimate, but not less important, sociality, secondary groups, as well as with interpersonal relationships, as dyads. Furthermore, the current relevance of affinity relationships and some transformations in gender composition of youth groupings are also shown.

Keywords: 
Figurations; Peer group; Sociality; Youth; Youth groupings

Recibido: 19/10/2021. Aceptado: 21/7/2022. Publicado: 28/03/2023

JUAN CARLOS REVILLA es profesor titular y subdirector del departamento de Antropología Social y Psicología Social de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en la Fac. de CC. Políticas y Sociología. Sus líneas de investigación son los estudios críticos del trabajo y las organizaciones, la identidad social, los estudios de juventud y la violencia social. Ha participado en numerosos proyectos de investigación, destacando la coordinación nacional de dos proyectos europeos del 7.º Programa Marco (SPHERE y RESCuE). Es miembro de Instituto de Investigación TRANSOC (UCM) y de los grupos de investigación EGECO y PSICOVIOL.
ALEJANDRO GONZALO PUYOD es investigador social y realiza un doctorado sobre nuevos movimientos sociales ecologistas en la Universidad Pablo de Olavide. Es licenciado en Sociología y máster en Metodología de la Investigación en Ciencias Sociales en la Universidad Complutense de Madrid. Sus líneas de investigación e intereses son la sociología de la juventud, la configuración de identidades en contextos de precariedad y el estudio de los movimientos sociales. Ha participado en varios proyectos de investigación en la Universidad Complutense de Madrid, destacando el proyecto JUCLIDES (Juventud por el clima en España).

Cómo citar este artículo/Citation: Revilla, J. C. y A. G. Puyod. 2023. La complejidad y diversidad de las figuraciones grupales juveniles. Más allá del grupo de iguales. Revista Internacional de Sociología 81(1):e221. https://doi.org/10.3989/ris.2023.81.1.21.148

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

 

Las relaciones juveniles han sido consideradas como un elemento clave para entender los procesos sociales, identitarios, subculturales, incluso psicológicos, característicos de la juventud. No obstante, su estudio se enfoca excesivamente en el grupo de iguales, o bien se tratan de manera genérica, sin explicitar las formas que toman. El análisis en profundidad de las formas de socialidad juvenil nos puede indicar las diferentes contribuciones que estas relaciones realizan a las vidas juveniles, en términos sociales, de bienestar o de desarrollo personal. En este trabajo, mostramos la complejidad y variabilidad de los diferentes grupos en los que participan las y los jóvenes en términos estructurales, así como las dinámicas relacionales en el interior de cada tipo de grupo o figuración (Elias, 1982Elias, N. 1982. Sociología Fundamental. Barcelona: Gedisa.). El objetivo será, pues, identificar las diferentes figuraciones que produce el entramado de las relaciones juveniles. Para ello, se realiza primero una revisión crítica de la investigación sobre el grupo de iguales, mostrando la complejidad de la socialidad juvenil. Segundo, se presenta el concepto de figuración juvenil como articulador de las relaciones entre jóvenes, se destacan las dimensiones fundamentales de la diferenciación entre las figuraciones y se revisan las formas de agrupación juvenil. Tercero, se presenta la metodología, establecida en una comparación entre las experiencias de jóvenes en 1994 y en 2017. Cuarto, se exponen unos resultados que destacan tanto la existencia de diferentes figuraciones juveniles, como sus dinámicas en las vidas juveniles. Finalmente, las conclusiones evidencian las implicaciones de la complejidad y complementariedad de las diferentes formas de socialidad juveniles.

La crisis del grupo de iguales como modelo único de las relaciones juveniles

 

La literatura sobre socialidad juvenil ha enfatizado desde hace tiempo la importancia y centralidad del grupo de iguales. Cooley (1909)Cooley, C. H. 1909. Social Organization: A Study of the Larger Mind. Nueva York: Charles Scribner's Sons. lo situó como un grupo primario de carácter casi universal en que se vive en hermandad y se aprende a actuar según la propia determinación. Los estudios sobre pandillas (gangs) de la Escuela de Chicago (desde Thrasher en 1927Thrasher, F. M. 1927. The gang. Chicago: University of Chicago Press.) incidirían también en la importancia del grupo de iguales como instancia informal con fuerte cohesión interna y con valores y normas compartidos que conducían a manifestaciones subculturales. Igualmente, Whyte (1943)Whyte, W. F. 1943. Street corner society. Chicago: University of Chicago Press. dio una enorme relevancia a los lazos primarios en el interior de los grupos, basados en la lealtad y la ayuda mutua, otorgando una importancia crucial a la identidad de grupo y personal. Desde este paradigma, pues, el grupo de iguales provee de un marco socializador primario fundamental para estos grupos cohesionados y con relaciones intensas y prolongadas.

La posterior investigación desde planteamientos funcionalistas (Coleman 1961Coleman, J. S. 1961. The adolescent society: the social life of the teenager and its impact on education. Glencoe, Illinois: The Free Press.; Eisenstadt 1956Eisenstadt, S. N. 1956. From Generation to Generation: Age Groups and Social Structure. Glencoe, Illinois: The Free Press.; Hollingshead 1949Hollingshead, A. B. 1949. Elmtown's Youth. Nueva York: John Wiley & Sons.) siguió enfatizando la importancia del grupo de iguales, aunque ahora como grupo formado en el contexto escolar y de geometría más variable. Se asumía que el grupo de iguales cumplía importantes funciones en el desarrollo juvenil y en su integración a la vida adulta (protección, socialización, seguridad y estatus), suavizando la transición entre niñez y edad adulta, conflictiva por la distancia generacional (Eisenstadt 1956Eisenstadt, S. N. 1956. From Generation to Generation: Age Groups and Social Structure. Glencoe, Illinois: The Free Press.).

Sin embargo, algunos indicios muestran que el papel central otorgado al grupo de iguales en la socialización juvenil sería ya diferente. En primer lugar, las y los jóvenes participan de varios grupos al tiempo (Rodríguez, Megías y Sánchez Moreno 2002Rodríguez, E., I. Megías y E. Sánchez Moreno. 2002. Jóvenes y relaciones grupales. Dinámica relacional para los tiempos de trabajo y de ocio. Madrid: INJUVE.; Barruti 1990Barruti, M. 1990. El mon del joves a Barcelona: Imatges i estils juvenils. Barcelona: Ajuntament de Barcelona.; Kitwood 1980Kitwood, T. M. 1980. Disclosures to a stranger. Adolescent values in an advanced industrial society. Londres: Routledge & Kegan Paul.; Revilla 1996Revilla, J.C. 1996. La identidad personal en la pluralidad de sus relatos: estudio sobre jóvenes. Tesis doctoral. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.). En segundo lugar, las relaciones entre iguales no tendrían por qué pasar por el grupo, pues, como señalan Shrum y Cheek (1987)Shrum, W. y N. H. Cheek. 1987. “Social structure during the School Years: Onset of the degrouping process”. American Sociological Review 52: 218-223. https://doi.org/10.2307/2095450., la participación en cliques o cuasi cliques se reduce con el paso del tiempo, de forma que los vínculos que se mantienen son más interpersonales que grupales. Así, la función socializadora del grupo de iguales, y la influencia de los iguales en el comportamiento (como constatan Ellis y Zarbatany 2017Ellis, W. E. y L. Zarbatany. 2017. “Understanding Processes of Peer Clique Influence in Late Childhood and Early Adolescence”. Child Development Perspectives 11(4): 227-232. https://doi.org/10.1111/cdep.12248.), estaría en tomar parte de relaciones entre iguales, pero no necesariamente en formar parte de un grupo de iguales cohesionado.

En tercer lugar, muchas investigaciones basadas en sociogramas señalan que un porcentaje significativo de personas jóvenes y adolescentes aparecen aisladas (Rodríguez, Megías y Sánchez Moreno 2002Rodríguez, E., I. Megías y E. Sánchez Moreno. 2002. Jóvenes y relaciones grupales. Dinámica relacional para los tiempos de trabajo y de ocio. Madrid: INJUVE.; Shrum y Cheek 1987Shrum, W. y N. H. Cheek. 1987. “Social structure during the School Years: Onset of the degrouping process”. American Sociological Review 52: 218-223. https://doi.org/10.2307/2095450.; Herlyn 1980Herlyn, I. 1980. “El grupo en los procesos de enseñanza y aprendizaje en la escuela". Pp. 239-259 en Introducción a la Sociología de los grupos, editado por B. Schäfers. Barcelona: Herder.), aunque no se explica si tienen vínculos con iguales en entornos ajenos al centro escolar. Pero podría ser que un porcentaje de jóvenes carezca de relaciones significativas con sus iguales y no se beneficien de los procesos de socialización intrageneracionales. Así, se relacionarían con más intensidad con las generaciones adultas, lo que sería ahora menos problemático, en la medida en que la distancia intergeneracional, al menos medida en actitudes y valores, se podría estar reduciendo (Revilla y Tovar 2006Revilla, J.C. y F.J. Tovar 2006. “Jóvenes y adultos, ¿hasta qué punto diferentes? La influencia de la edad sobre las actitudes y valores”. Panorama Social, 3: 120-133.).

Como se puede apreciar, las dinámicas y agrupaciones juveniles quedan condicionadas por los cambios sociales y las tendencias sociales más generales. En ese sentido, los denominados ‘procesos de individualización’ de nuestra sociedad occidental (Beck y Beck-Gernsheim 2003Beck, U. y E. Beck-Gernsheim. 2003. La individualización: el individualismo institucionalizado y sus consecuencias sociales y políticas. Barcelona: Paidós.; Giddens 1991Giddens, A. 1991. Modernity and self-identity: self and society in the late Modern Age. Londres: Polity Press.) estarían produciendo un ensanchamiento de los círculos sociales (Simmel 1986Simmel, G. 1986. Sociología 1. Estudio sobre las formas de socialización. Madrid: Alianza Editorial.) que potenciaría las relaciones por afinidad, esto es, con personas alejadas de los espacios próximos de pertenencia, debilitándose el grupo hipercohesionado de tipo comunitario.

Las transformaciones sociales y políticas de las últimas décadas han generado unos cambios sustantivos en la realidad juvenil española. La juventud se enfrenta a trayectorias cada vez más caóticas que dan lugar a transiciones bloqueadas o fallidas (Santamaría 2010Santamaría, E. 2010. “Buscarse la vida: trayectorias y experiencias de precariedad en el acceso al empleo de las personas jóvenes”. Revista de Estudios de Juventud 89: 101-123.), más aún tras las crisis del siglo XXI, que producen descontento y una cierta politización crítica (Benedicto 2017Benedicto, J. 2017. “Los jóvenes ante la sociedad en la que viven: valores colectivos e implicación sociopolítica”. Pp. 419-549 en Informe Juventud en España 2016, dirigido por J. Benedicto. Madrid: Instituto de la Juventud.) en las nuevas generaciones, también en sus pautas de relación. Los estilos de vida juveniles se desarrollan y diversifican (Feixa y Porzio 2004Feixa, C. y L. Porzio. 2004. “Los estudios sobre culturas juveniles en España (1960-2003)”. Revista de Estudios de Juventud 64: 9-28.; Navarro y Mateo 1993Navarro, M. y M. J. Mateo. 1993. Informe Juventud en España. Madrid: Instituto de la Juventud.), lo que se traduce en nuevas manifestaciones de relaciones entre iguales, preferentemente en los espacios de ocio.

Seguramente, el cambio de mayor trascendencia para las actuales relaciones entre jóvenes deriva del incremento de las posibilidades de contactar con personas con las que no se tiene interacción directa, fruto del desarrollo de Internet y las redes sociales virtuales, lo que favorece el crecimiento de las redes juveniles y las relaciones por afinidad (Gordo et al. 2018Gordo, Á., A. García Arnau, J. De Rivera y C. Díaz-Catalán. 2018. Jóvenes en la encrucijada digital. Itinerarios de socialización y desigualdad en los entornos digitales. Madrid: Ed. Morata-FAD.). Además, hacen las relaciones con los iguales omnipresentes, pues es posible relacionarse continuamente mediante las nuevas tecnologías.

Del entramado a las figuraciones juveniles

 

La predominancia del modelo del grupo de iguales dificulta la comprensión de las relaciones juveniles. Por un lado, invisibiliza la complejidad de las relaciones entre jóvenes, que pueden relacionarse con distintos grupos, con distinta intensidad y en diferentes espacios: instituto, barrio, deporte, aficiones compartidas, etc. Por otro, no tiene en cuenta las diferencias de género (Rubin et al. 2008Rubin, K. H., W. M. Bukowski, J. G. Parker y J. C. Bowker. 2008. “Peer Interactions, Relationships, and Group”. Pp. 141-180 in Child and Adolescent Development: An Advanced Course, editado por W. Damon, R. Lerner, D. Kuhn, R. S. Siegler y N. Eisenberg. Nueva York: John Wiley. https://doi.org/10.1002/9780470147658.chpsy0310.). Los grupos de chicos tenderían a ser más grandes (Leaper 1994Leaper, C. 1994. “Exploring the consequences of gender segregation on social relationships”. Pp. 67-86 en Childhood gender segregation: Causes and consequences, editado por C. Leaper. San Francisco: Jossey-Bass. https://doi.org/10.1002/cd.23219946507.; Humphreys y Smith 1987Humphreys, A. P. y P. K. Smith. 1987. “Rough-and-tumble, friendship, and dominance in school children: Evidence for continuity and change with age”. Child Development 58: 201-212. https://doi.org/10.2307/1130302.), mientras que las chicas tenderían más a las relaciones interpersonales que a las grupales (Rose y Smith 2009Rose, A. J. y R. L. Smith. 2009. “Sex differences in peer relationships”. Pp. 379-393 en Handbook of peer interaction, relationships and Groups, editado por K. H. Rubien, W. M. Bukowski y B. Laursen. Nueva York: Guildford Press.). La separación por géneros disminuiría según avanza la edad (Shrum y Cheek 1987Shrum, W. y N. H. Cheek. 1987. “Social structure during the School Years: Onset of the degrouping process”. American Sociological Review 52: 218-223. https://doi.org/10.2307/2095450.), siendo los líderes de ambos grupos quienes inician el encuentro (Collins y Laursen 2004Collins, W. A. y B. Laursen. (2004). “Changing Relationships, Changing Youth: Interpersonal Contexts of Adolescent Development”. The Journal of Early Adolescence 24(1): 55-62. https://doi.org/10.1177/0272431603260882 ). Aun así, sigue habiendo carencia en el conocimiento de las especificidades de las relaciones entre mujeres jóvenes.

Teniendo en cuenta, pues, esta complejidad relacional, la pertenencia múltiple a diversos grupos y la reducción de la importancia de las cliques, podría ser más útil entender la socialidad juvenil desde el concepto de ‘entramado’ (Elias 1982Elias, N. 1982. Sociología Fundamental. Barcelona: Gedisa.). Aunque Norbert Elias no da una definición cerrada (Martín Criado 2008Martín Criado, E. 2008. “El concepto de campo como herramienta metodológica”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas 123: 11-33. https://doi.org/10.2307/40184891.), el entramado es entendido (Elias 1982Elias, N. 1982. Sociología Fundamental. Barcelona: Gedisa.) como una red de relaciones entre una complejidad de jugadores interdependientes que generan, con el conjunto de jugadas constreñidas por las acciones del resto, una realidad emergente.

El entramado permite pensar las agrupaciones como abiertas, de geometrías variables o incluso inexistentes, compuestas por individuos con características diferenciadas (de clase, género, edad, etc.) y relaciones jerárquicas, en que las interacciones generan diferentes resultados mediados por los habitus lingüísticos, culturales y corporales y sus distintos capitales (ver Bourdieu 1979Bourdieu, P. 1979. La distinction: critique sociale du jugement. Paris: Éditions de Minuit.; 1980Bourdieu, P. 1980. Le sens pratique. Paris: Éditions de Minuit.). Por ello, preferimos este concepto al de ‘red’, que se entiende más como relaciones estáticas.

El entramado es un espacio complejo por el gran número de interrelaciones establecidas en su interior; extenso o amplio, porque requiere entender las posiciones de todas las personas para comprender las del resto; y dinámico, porque su estructura cambia y se desarrolla continuamente. Es importante considerar las interrelaciones entre grupos debidas a la membresía compartida de sus integrantes, las relaciones interpersonales o incluso intergrupales; también la posición de las diferentes agrupaciones en la estructura de estos conjuntos de relaciones.

Cartografías de figuraciones juveniles

 

Aunque la complejidad de la socialidad juvenil suele ser reconocida, no es habitual que se concrete en tipos de agrupaciones juveniles específicas. La complejidad aparece de forma metafórica, iluminando alguna de sus partes o características, pero no se busca señalar sus estructuras. Para el estudio de los tipos de agrupaciones juveniles, proponemos el concepto de ‘figuración’ (Elias 1982Elias, N. 1982. Sociología Fundamental. Barcelona: Gedisa.). Aunque no siempre es sencillo establecer la diferencia con el entramado, una figuración sería una forma específica de interdependencia recíproca, producto de relaciones sociales determinadas (González 2014González Oquendo, L. J. 2014. “La investigación sociológica figuracional de Norbert Elias: elementos conceptuales y metodológicos. Prácticas de oficio”. Investigación y reflexión en Ciencias Sociales 14: 70-86. https://www.aacademica.org/luis.j.gonzalez.oquendo/2.). Utilizamos también algunos elementos destacados por Simmel (1986)Simmel, G. 1986. Sociología 1. Estudio sobre las formas de socialización. Madrid: Alianza Editorial., cuyo concepto de ‘círculo social’ guarda similitudes con el de figuración (Fontes 2015Fontes, B. A. S. M. y F. Andreu. 2015. “La contribución de Simmel a la sociología reticular”. Estudios sociológicos 33(99): 527-551. Consulta 26 de mayo de 2022 (http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2448-64422015000300527&lng=es&tlng=es).). Se intentará realizar una cartografía del entramado juvenil a partir de la identificación de las figuraciones existentes, de las diversas formas de socialidad juveniles.

La investigación sobre socialidad juvenil permite destacar algunas dimensiones importantes que podrían orientar la construcción de distintas figuraciones juveniles. Primero, las agrupaciones se diferencian por el espacio social donde surgen. Una primera distinción clásica diferencia grupos formales e informales (Brown y Dietz 2009Brown, B. B. y E. L. Dietz. 2009. "Informal peer groups in middle childhood and adolescence". Pp. 361-376 en Handbook of peer interaction, relationships and Groups, editado por K. H. Rubien, W. M. Bukowski y B. Laursen. Nueva York: Guildford Press.). Los grupos informales se asocian tradicionalmente con los grupos de iguales autogenerados, importantes simbólica e identitariamente para las y los jóvenes. Este modelo funciona bien con los grupos creados en los barrios de las ciudades, pero no tanto para las agrupaciones que se constituyen en los intersticios de la actividad institucional organizada por personas adultas. Algunas investigaciones (Barruti 1990Barruti, M. 1990. El mon del joves a Barcelona: Imatges i estils juvenils. Barcelona: Ajuntament de Barcelona.; Conde 1985Conde, F. 1985. Las relaciones personales y familiares de los jóvenes. Madrid: Instituto de la Juventud.; Revilla 1996Revilla, J.C. 1996. La identidad personal en la pluralidad de sus relatos: estudio sobre jóvenes. Tesis doctoral. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.) han mostrado la diversidad de orígenes de los grupos juveniles: escolar, asociativo, deportivo, religioso o cultural. En estos, el grado de informalidad en la configuración de los grupos específicos de interacción entre jóvenes es variable, pero no condiciona necesariamente su importancia subjetiva. Así, un grupo de catequesis, una unidad scout o un equipo deportivo pueden (o no) convertirse en centrales para algunos y algunas jóvenes, a pesar de la importante intervención de personas adultas en la configuración del entorno. Esta diversidad de orígenes pone también de manifiesto la importancia, seguramente creciente (Gordo et al. 2018Gordo, Á., A. García Arnau, J. De Rivera y C. Díaz-Catalán. 2018. Jóvenes en la encrucijada digital. Itinerarios de socialización y desigualdad en los entornos digitales. Madrid: Ed. Morata-FAD.), de los grupos por afinidad, los que se constituyen por la participación en actividades elegidas: deportivas, religiosas, culturales o asociativas.

Segundo, las agrupaciones juveniles se distinguen por las actividades que realizan en común. En parte, son propias de sus espacios de origen, si bien los grupos de jóvenes cobran importancia subjetiva cuando traspasan esos espacios de origen y acceden a espacios de ocio y diversión. Es ahí cuando las y los jóvenes generan las experiencias compartidas y se desarrolla un mayor vínculo (Revilla 1996Revilla, J.C. 1996. La identidad personal en la pluralidad de sus relatos: estudio sobre jóvenes. Tesis doctoral. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.). Además, las actividades ayudan a entender la pluralidad de las agrupaciones juveniles a las que pertenece cada joven, pues se dispone de diferentes grupos para realizar diferentes actividades.

Tercero, los estudios de juventud han mostrado la importancia del grado de confianza como elemento articulador de las relaciones juveniles. Se distingue entre amigos y amigas, colegas y compañeros y compañeras (Conde 1985Conde, F. 1985. Las relaciones personales y familiares de los jóvenes. Madrid: Instituto de la Juventud.), o entre amistades de confianza y amistades para la fiesta (Revilla 1996Revilla, J.C. 1996. La identidad personal en la pluralidad de sus relatos: estudio sobre jóvenes. Tesis doctoral. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.). Los y las amigas para la fiesta son importantes como vínculo relacional, pero no siempre coinciden con quienes se tiene mayor confianza y se cuenta en las situaciones difíciles y a quienes se cuentan las intimidades.

Cuarto, el tamaño del grupo es también relevante, como bien analizó Simmel (1986)Simmel, G. 1986. Sociología 1. Estudio sobre las formas de socialización. Madrid: Alianza Editorial., en las diferencias entre círculos grandes y pequeños: los grupos de mayor tamaño se asocian con la diversión, la fiesta (Conde 1985Conde, F. 1985. Las relaciones personales y familiares de los jóvenes. Madrid: Instituto de la Juventud.), mientras que los grupos más pequeños suelen gozar de mayor intimidad y ocupar espacios distintos. Quinto, la investigación sobre socialidad juvenil también ha mostrado diferencias de género. Las relaciones masculinas se organizan más en torno a la lealtad, mientras que en las femeninas prepondera la intimidad, lo que da lugar a grupos de mayor tamaño en los chicos y mayor número de diadas en las chicas (Requena 1994Requena Santos, F. 1994. Amigos y redes sociales. Elementos para una sociología de la amistad. Madrid: CIS.; Conde 1985Conde, F. 1985. Las relaciones personales y familiares de los jóvenes. Madrid: Instituto de la Juventud.; Kitwood 1980Kitwood, T. M. 1980. Disclosures to a stranger. Adolescent values in an advanced industrial society. Londres: Routledge & Kegan Paul.). Aunque se viene apreciando la aparición de grupos mixtos (Revilla 1996Revilla, J.C. 1996. La identidad personal en la pluralidad de sus relatos: estudio sobre jóvenes. Tesis doctoral. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.), apenas se han analizado las transformaciones que estos están teniendo en la socialidad diferencial por género.

Sexto, las agrupaciones juveniles evolucionan a lo largo del periodo, lo que podemos vincular con una perspectiva de trayectoria vital (Bernardi, Huinink y Settersten 2019Bernardi, L., J. Huinink y R. A. Settersten. 2019. “The life course cube: A tool for studying lives”. Advances in Life Course Research 41: 100258. https://doi.org/10.1016/j.alcr.2018.11.004 ) como secuencia parcialmente determinada de recorridos personales por distintos dominios vitales. Los grupos potenciales de pertenencia se diversifican al ampliarse estos dominios vitales, y con ello los espacios de interacción (Conde 1985Conde, F. 1985. Las relaciones personales y familiares de los jóvenes. Madrid: Instituto de la Juventud.), sin que necesariamente se abandonen los anteriores. Las relaciones de amistad evolucionan también como producto de cambios personales, de forma que se abandonan algunos vínculos y se seleccionan otros. Entre otros, aparecen las relaciones de pareja, que tienen un impacto notable en las otras formas de socialidad.

Por otro lado, existen en la literatura algunas tipologías de agrupaciones juveniles (Kitwood 1980Kitwood, T. M. 1980. Disclosures to a stranger. Adolescent values in an advanced industrial society. Londres: Routledge & Kegan Paul.; Revilla 1996Revilla, J.C. 1996. La identidad personal en la pluralidad de sus relatos: estudio sobre jóvenes. Tesis doctoral. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.) que encajan en buena medida con lo que hemos estado desarrollando hasta ahora, aunque no alcanzaron un grado importante de exhaustividad. Aun así, servirían como guía para apuntar a algunos tipos que surgen recurrentemente:

  1. El grupo de iguales o clique (Ellis y Zarbatany 2017Ellis, W. E. y L. Zarbatany. 2017. “Understanding Processes of Peer Clique Influence in Late Childhood and Early Adolescence”. Child Development Perspectives 11(4): 227-232. https://doi.org/10.1111/cdep.12248.) suele ser homogenérico, de elevada confianza, de tamaño intermedio, más frecuente en la adolescencia, con origen en los espacios escolares o barriales y con actividades variadas. Derivaría en banda cuando se acerca a comportamientos antisociales.

  2. El grupo mixto es una pandilla de tamaño grande propia de la adolescencia, cuyo objetivo fundamental es el acceso a los espacios festivos. Kitwood (1980)Kitwood, T. M. 1980. Disclosures to a stranger. Adolescent values in an advanced industrial society. Londres: Routledge & Kegan Paul. lo sitúa como más característico de las clases populares.

  3. El grupo por afinidad, cuyos miembros comparten una actividad electiva, tiende a ser mixto, tener un tamaño mayor y suele tener menor confianza. Suele ser más frecuente en las clases medias y varía en el grado de formalidad.

  4. La diada, de confianza máxima, es más frecuente entre las jóvenes e implica encuentros separados del ocio festivo juvenil.

  5. La pareja se caracteriza por la intimidad sexual y la realización de diversidad de actividades en común y proyección hacia la emancipación conjunta.

Por supuesto, cada persona joven concreta participa normalmente en varios tipos al tiempo, compatibilizando con más o menos dificultad las actividades propias de cada uno, necesarias para su mantenimiento efectivo (Revilla 1996Revilla, J.C. 1996. La identidad personal en la pluralidad de sus relatos: estudio sobre jóvenes. Tesis doctoral. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.). La participación en ellos evoluciona con el tiempo en línea con la trayectoria vital.

METODOLOGÍA

 

El objetivo del presente estudio es la identificación de figuraciones juveniles. Para ello, se parte de dos investigaciones cualitativas previas llevadas a cabo por cada uno de los dos autores de este trabajo, una realizada en 1994 (Revilla 1996Revilla, J.C. 1996. La identidad personal en la pluralidad de sus relatos: estudio sobre jóvenes. Tesis doctoral. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.) y otra en 2017. Ambas investigaciones proporcionaron entrevistas semiestructuradas a personas jóvenes urbanas de entre 20 y 28 años, que totalizan 28 y 18 entrevistas, respectivamente. Se ha profundizado en esta franja etaria porque en ella todavía sobreviven los grupos escolares y aún no se ha empezado a desarrollar una socialización semiadulta y más centrada en el binomio pareja-trabajo.

En ambas investigaciones, el guion incluía preguntas sobre las características de las diferentes relaciones con iguales de la persona entrevistada. En 2017, se incluyó además el dibujo y explicación de la ego-red por parte de las personas entrevistadas. En 2017, se dividieron las entrevistas entre Madrid y Zaragoza, con mayor presencia de jóvenes de clase trabajadora, mientras que, en 1994, se centraron en Madrid y su área metropolitana y predominan perfiles de clase media.

Tabla 1.  Características de las personas entrevistadas
1994 2017 TOTAL
Madrid 28 9 37
Zaragoza - 9 9
Mujer 17 8 25
Hombre 11 10 21
Clase trabajadora 4 7 11
Clase media 20 11 31
Sin datos de clase 4 - 4
Total 28 18 46
Total de agrupaciones 97 90 187
Media por persona entrevistada 3,5 5 4,1

Fuente: elaboración propia

Muchos autores y autoras han destacado el interés del análisis secundario de materiales cualitativos, destacando sus potencialidades y limitaciones (ver Sherif 2018Sherif, V. 2018. “Evaluating Preexisting Qualitative Research Data for Secondary Analysis”. Forum: Qualitative Social Research 19(2): Art. 7. https://doi.org/10.17169/fqs-19.2.2821 ). Permite generar nuevo conocimiento, inalcanzable sin estos nuevos análisis, y construir una visión más compleja del pasado de lo que suelen plantear algunas teorías sociales (Gillies y Edwards 2005Gillies, V. y R. Edwards. 2005. “Secondary Analysis in Exploring Family and Social Change: Addressing the Issue of Context”. Forum: Qualitative Social Research 6(1): Art. 44, http://nbn-resolving.de/urn:nbn:de:0114-fqs0501444.). Por el contrario, los materiales del pasado no siempre son adecuados para cubrir los objetivos del presente. En este caso, la presencia de los autores originales ha facilitado la contextualización y la adaptación de los materiales originales.

El objetivo del estudio precisa pasar de una lógica cualitativa a una mixta, que incorpora elementos del análisis de contenido cuantitativo y de la teoría fundamentada (Glaser y Strauss 1967Glaser, B. G. y A. Strauss. 1967. The discovery of grounded theory. Chicago: Aldine Press.), que necesita definir categorías (figuraciones) y propiedades (sus características) mediante un método comparativo constante. El primer paso fue la identificación de las agrupaciones significativas de cada uno de las personas entrevistadas. Se consideró ‘agrupación’ cualquier conjunto de personas relacionadas entre sí, incluidas las diadas, fuera del núcleo familiar. Las agrupaciones de las entrevistas de 1994 se identificaron y codificaron directamente a partir de la lectura de la transcripción de las entrevistas. Para las entrevistas de 2017, se contaba además con los sociogramas, lo que contribuyó a que el número medio de agrupaciones por persona entrevistada fuera mayor. Cada uno de los autores del trabajo identificó de forma independiente las agrupaciones de cada entrevista. Entre ambos, se encontraron 97 grupos en las entrevistas de 1994 y 90 en las de 2017, un total de 187, con un más que aceptable 87 % de acuerdo total. Los casos discrepantes se debieron a errores de apreciación o información insuficiente, y todos fueron sometidos a discusión hasta llegar a un acuerdo.

El segundo paso fue la codificación de cada agrupación en una serie de dimensiones y categorías (ver tabla 2), relevantes según la literatura: a) origen, espacio de construcción del grupo; b) género, que da lugar a grupos homogenéricos o mixtos; c) tamaño, número de jóvenes que componen el grupo; d) actividades principales que se realizan en grupo; e) grado de confianza, que se divide entre pareja, exclusivo para estas, y tres valores ordinales por nivel de importancia: intimidad, amistad y secundario; f) evolución, situación actual del grupo respecto al pasado: la mayoría son estables, pero algunos son emergentes y otros están perdiendo su importancia para los participantes. Para esta codificación, se tenían como referente también las transcripciones de las entrevistas.

Tabla 2.  Dimensiones de clasificación y número de grupo clasificados (% concordancias)
Origen Género Tamaño Actividades (hasta 3)
(91 %) (97 %) (86 %) (77 %)
Instituto 79 Femenino 38 Grande (+10) 15 Quedar 120
Universidad 42 Masculino 24 Mediano (6-9) 80 Salir 64
Asociación 10 Mixto 123 Pequeño (3-5) 41 Educativas 26
Barrio 10 Sin datos 2 Diada 50 Política 13
Campamentos 10 Sin datos 1 Viajes 12
Pueblo estacional 8 Deporte 9
Pueblo de origen 6 Confianza Evolución Cultural 6
Cultural 4 (90 %) (98 %) Voluntariado 2
Deporte 4 Pareja 21 Emergente 10 No se ven 2
Fiesta 4 Intimidad 74 En declive 44 Relación online 2
Familia 2 Amistad 78 Estable 114 Religiosas 2
Trabajo 2 Secundario 24 Sin datos 19 Campamentos 1
Internet 1 Ultras 1
Religión 1
Sin datos 4

Fuente: elaboración propia

Esta codificación fue igualmente realizada de forma independiente por ambos autores, y dio lugar a importantes tasas de acuerdo en todas las variables y categorías (ver tabla 2, datos entre paréntesis). Igualmente, los casos discrepantes fueron sometidos a discusión hasta alcanzar un acuerdo, y se debieron a errores de apreciación o a casos de difícil clasificación.

Posteriormente, se buscaron recurrencias entre las distintas agrupaciones identificadas, tratando de llegar a la construcción de figuraciones características de la socialidad juvenil. Se constató que los determinantes principales de las figuraciones son el origen, la composición de género y el nivel de confianza. Sin embargo, en algunas de las figuraciones una sola categoría define con claridad la figuración (por ejemplo, la conformada en el trabajo). En la dimensión de origen, se apreció que, por economía clasificatoria, tenía sentido agrupar sus categorías en tres por su diferente impacto sobre la socialidad juvenil: espacios cercanos (instituto, barrio, pueblo de origen o familia), no cercanos o de afinidad (asociación, religión, deporte, cultural, fiesta, internet) y universidad. El resto de categorías (tamaño, actividades y evolución) han sido utilizadas sobre todo para caracterizar y desarrollar cada una de estas figuraciones, salvo en el caso de la universidad. En la presentación de estas figuraciones (tabla 3) se puede ver cómo se establecen las dimensiones para cada grupo.

Tabla 3.  Figuraciones grupales juveniles
Origen Confianza Género Grupos definidos por una característica
Mixtos Homogenéricos
Cercanos Intimidad Grupo base mixto Grupo base Pareja, diada, pueblo estacional, trabajo
No intimidad Grupo secundario mixto Grupo secundario no mixto
No cercanos-afines Intimidad Grupo base por afinidad
No intimidad Grupo por afinidad
Universidad Intimidad Afinidad universitaria
No intimidad Universidad (estudios)
Universidad (fiesta)

Fuente: elaboración propia

La construcción de esta tipología es más una herramienta de comprensión que una propuesta cerrada. En ambas investigaciones, las entrevistas en profundidad fueron diversificadas, buscando saturación y representatividad estructural (Glaser y Strauss 1967Glaser, B. G. y A. Strauss. 1967. The discovery of grounded theory. Chicago: Aldine Press.). Sin embargo, en relación con el objetivo de este trabajo, es difícil conseguir la saturación total y hay espacios incompletos. Por ello, somos conscientes de que nuestro estudio no recoge toda la socialidad juvenil. Quedan fuera las relaciones grupales familiares (hermanos y hermanas, primos y primas), como también algunas formas de socialidad juvenil ajenas a los espacios del trabajo de campo (Madrid y Zaragoza), como la cuadrilla vasca (Tejerina, Carbajo y Martínez 2012Tejerina, B., D. Carbajo y M. Martínez. 2012. El fenómeno de las lonjas juveniles. Nuevos espacios de ocio y sociabilidad en Vitoria-Gasteiz. Leioa: Informes del CEIC.), la juventud rural o agrupaciones sociales minoritarias, como las de determinados grupos étnicos. Además, creemos que nuestro análisis es menos preciso en relación con la juventud trabajadora, que podría tener una mayor diversidad relacional debido a su más temprana incorporación laboral y a no estar estructurada por el paso por la universidad. Tampoco atendemos a las formas de socialidad propias de los mayores de 25 años, que no han formado parte apenas de estas investigaciones.

Por tanto, en nuestro estudio la emergencia de una figuración no nos dice nada sobre su difusión en la población, pero no se puede negar su existencia. Nuestro objetivo es establecer los tipos de agrupaciones existentes bajo el concepto de figuración sin señalar su predominancia cuantitativa.

A continuación, se presentan las figuraciones encontradas y se describen en su contexto habitual de aparición en las vidas de los participantes a partir de la lectura hermenéutica de las entrevistas.

RESULTADOS

 

Figuraciones grupales juveniles

 

Las figuraciones resultantes se muestran en la tabla 3. Construimos dos figuraciones de tamaño 2, pareja y diada, ambas con muy alto nivel de confianza, aunque distinto cualitativamente, y variables en cuanto a origen y género. Identificamos tres figuraciones (grupo base, grupo base mixto y grupo base por afinidad) que tienen en común la intimidad elevada y un tamaño relativamente pequeño, si bien varían en el género (homogenéricos vs. mixtos) y en el origen. El grupo base o clique, el tradicional grupo de iguales, es homogenérico y se suele configurar a partir de la participación en los espacios escolares o de vecindad (barrio o pueblo). El grupo base mixto es similar, salvo que su carácter mixto cambia sustantivamente las dinámicas internas. El grupo base por afinidad surge en espacios electivos, como asociaciones deportivas, culturales o religiosas. Similar configuración encontramos en las siguientes tres figuraciones, que confluyen en una intimidad menor, y que diferenciamos entre grupo secundario no mixto, mixto y por afinidad.

El acceso a la universidad da lugar a figuraciones particulares, seguramente por crearse en un momento de mayor madurez personal y porque permite vincularse con personas alejadas de sus espacios cercanos habituales. Suelen ser mixtos y de menor intimidad y distinguimos entre grupos centrados en los estudios, en la fiesta y en afinidad de intereses.

Por último, para muchos y muchas jóvenes son importantes los grupos que se crean estacionalmente o en lugares de segunda residencia (pueblos, lugares de veraneo). Asimismo, encontramos que, para quienes han accedido de forma regular al trabajo, los grupos que surgen de esa actividad pueden cobrar importancia, aunque no sean grupos de gran intimidad.

La tabla 4 refleja el número de ocurrencias de cada figuración en cada uno de los años de realización de las entrevistas. No aspiramos a que estos números reflejen la incidencia de cada figuración juvenil en la población juvenil, pero el procedimiento empleado, junto con la revisión de la literatura y la experiencia personal de los autores, nos permiten asegurar la pertinencia de cada una de las figuraciones identificadas.

Tabla 4.  Figuraciones grupales juveniles
DENOMINACIÓN FINAL 1994 2017 TOTAL GENERAL
Pareja 13
13 %
8
9 %
21
11 %
Diada 11
11 %
18
20 %
29
16 %
Grupo base 10
10 %
9
10 %
19
10 %
Grupo base mixto 2
2 %
4
4 %
6
3%
Grupo base por afinidad 3
3 %
8
9 %
11
6 %
Grupos secundario no mixto 14
14 %
3
3 %
17
9 %
Grupo secundario mixto 12
12 %
11
12 %
23
12 %
Grupo por afinidad 8
8 %
9
10 %
17
9 %
Universidad (estudios) 7
7 %
9
10 %
16
9 %
Universidad (fiesta) 12
12 %
2
2 %
14
7 %
Grupo por afinidad universitaria 1
1 %
4
4 %
5
3 %
Pueblo estacional 3
3 %
4
4 %
7
4 %
Trabajo 1
1 %
1
1 %
2
1 %
TOTAL 97
100 %
90
100 %
187
100 %

Fuente: elaboración propia

Para el análisis de estas figuraciones, distinguiremos entre época del instituto y los momentos posteriores. A su vez, la primera la diferenciaremos en figuraciones constituidas en espacios cercanos frente a los no cercanos, y la segunda entre trayectorias universitarias y no universitarias centradas en el trabajo.

La época del instituto

 

La época del instituto está marcada por la organización del tiempo del día a día cotidiano, entre la mañana en el aula y el tiempo más libre de la tarde, cuando se pueden realizar distintas actividades. El fin de semana abre un tiempo de libertad y la posibilidad de desarrollar actividades excepcionales: salidas al campo, fiestas, voluntariado, quedar con amigos y amigas, visitar la segunda residencia o el pueblo, etc. Por ello, podemos diferenciar entre los grupos construidos a partir del espacio académico, formal, y aquellos dados en otros espacios, como los del vecindario o barrio, pero también los que se generan alrededor de una determinada actividad, por afinidad: deporte, actividades religiosas, culturales, hobbies, etc.

Los espacios cercanos: grupos base, diadas y grupos secundarios
 

El grupo base, el grupo de iguales, se constituye inicialmente en los espacios cercanos: instituto, barrio o pueblo, aunque a veces se entremezclan. Es homogéneo en género -masculino o femenino-, pequeño o mediano -raramente más de 5 personas- y con un alto nivel de confianza. Suele ser el más antiguo, creado incluso en primaria: “De toda la vida, del colegio, luego del instituto y, bueno, algunos están también por aquí, no me libro de ellos nunca” (E7, 1994, M)1 Para identificar las citas, se utiliza el número, el año de realización y el género de la persona entrevistada.. Ejemplos de ello son un grupo exclusivamente de chicas de E10 (M, 2017), que se conocen desde el colegio y que, a pesar de las separaciones temporales, se siguen considerando a sí mismas como grupo de referencia; o el grupo de chicos de E14 (H, 2017), de clase trabajadora, cuyo ocio ha evolucionado desde los primeros “porros” en el parque a actividades principalmente de alcohol y drogas. Las actividades que realizan conjuntamente son las primeras señales de independencia: pasear por el barrio, quedar, incluso tomar algo o comer los fines de semana. La experiencia compartida refuerza los lazos que se viven como el paso conjunto a la vida adulta: “Lo de aprender a fumar, la primera borrachera, el primer lío, la primera noche de marcha, la primera mentira gorda a tus padres, eso son cosas que cuando llegas aquí ya las tienes” (E5, 1994, M).

En esta figuración, hay una percepción de similitud y cercanía: “Yo creo que lo que nos une es que somos iguales, no voy a decir que somos la misma persona en diferentes cuerpos, pero somos el mismo tipo de persona, eso es lo que nos une” (E13, 2017, M). Esto se puede entender como una homofilia de clase reforzada por la segregación espacial escolar. El género altera las actividades más frecuentes, con una predominancia masculina en el deporte y femenina en las actividades expresivas.

Algunas agrupaciones encontradas son grupos base mixtos: en algunos de ellos se detectó que la mezcla de géneros es posterior; en otros casos surgen de forma autónoma, quizá con más frecuencia en 2017, como resultado de una mayor cercanía subjetiva entre chicos y chicas. “Como también íbamos con chicos, la verdad era una pandilla en toda regla y además moló mucho, […] los chicos eran muy majos, […] del colegio, nos juntábamos para jugar al mus y todas esas cosas” (E1, M, 1994).

El grupo base puede incluir algunas diadas, como relaciones de amistad de gran intimidad y confianza, aunque estas también pueden darse fuera del mismo. La diada es una figuración de gran importancia subjetiva como fuente insustituible de intimidad que es distinta de la que se tiene con los miembros del grupo base. Los diadas femeninas eran más frecuentes en las entrevistas de 1994, mientras que en 2017 son más numerosas las mixtas, lo que indicaría una transformación de las relaciones entre géneros.

He conocido gente que me ha caido bien, pero nunca ha sido como podía ser como la chica con la que he convivido 3 años o con mi amiga que estaba desde que tenía 3, y ahora porque hay diferencias, pero antes estábamos muy unidas, pero con un chico..., me he llevado muy bien y tal, pero nunca ha sido tanto (E14, M, 1994).

También observamos que las formas de hablar de las relaciones dentro de los grupos base femeninos de los años 90 parecen dar más valor a las relaciones diádicas, mientras que los hombres valoran más la relación con el grupo. Así, mientras que los hombres tendían más a referirse a grupos, los grupos femeninos estarían conformados más como una asociación de relaciones diádicas.

Las relaciones de pareja empiezan frecuentemente en esta época y pueden ser percibidas como una amenaza para otras figuraciones, en especial en el caso de las diadas no mixtas, con las que se generan conflictos.

Una chica de estas del instituto, que tuve que dejar..., me llevaba con ella genial, ¿no? Eramos muy buenos amigos, pero tuve que dejarla porque estaba saliendo con la otra, surgieron ahí roces, y tuve que dejarla […] No se llevaban, y como no se llevaban bien y a mí me pilló en medio, pues llegó un momento en que tienes que elegir, ¿no? Y dices: ¿a quien eliges, a ella o a tu pareja? Y pues por mi pareja, de todas maneras he seguido, la veo, a lo mejor la veo 2 veces al año (E6, H, 1994).

También en los grupos más grandes, una pareja puede implicar una menor relación con el resto de miembros: “Yo habitualmente cuando voy con ella, no siempre, vamos solos por ahí y algunas veces estamos todos, pero casi siempre estoy yo con ella y en otros momentos con los amigos” (E16, H, 1994).

Los grupos secundarios mixtos presentan un nivel de confianza menor, un tamaño mayor y se suelen formar después del grupo base. En él se suelen dar las primeras relaciones heterosexuales. Estos grupos se construyen sobre todo para la realización de actividades festivas, como el botellón o la fiesta en discotecas. Las relaciones entre el grupo base y el mixto pueden ser muy distintas: desde el mantenimiento del grupo base que se relacionaría ahora en un espacio amplio mixto (por adición de un grupo base del otro género, por ejemplo), hasta la separación o incluso el choque entre ambos, cuando el o la joven entra en un grupo independiente de su grupo base. En un momento dado, ambos grupos pueden incluso perder sus delimitaciones. “En el instituto teníamos un grupo, que habría sido todo esto [señala un espacio grande en el mapa y enumera los nombres, chicos y chicas]; hacíamos todo juntos, pero no teniamos mucho en común” (E12, H, 2017).

También se establecen relaciones secundarias con otros grupos o jóvenes del mismo género y pueden establecerse grupos secundarios no mixtos, con las mismas características que el anterior, pero homogenéricos. Eso sí, estos grupos secundarios no mixtos casi han desaparecido de las entrevistas de 2017, lo que sería otro indicador de la transformación en las relaciones entre géneros.

Que estas relaciones tengan un nivel de confianza menor no significa que carezcan de importancia. La diferencia que los y las jóvenes establecen entre el “amigo” y el “amigote” (Conde 1985Conde, F. 1985. Las relaciones personales y familiares de los jóvenes. Madrid: Instituto de la Juventud.) es la misma que existe entre el grupo de confianza y el conjunto de las relaciones secundarias en que la persona joven tiene un papel y se posiciona en función del conjunto de sus relaciones. De hecho, son la fiesta y el botellón -además de las redes sociales- los espacios de socialización de ese conjunto y donde el “amigote”, sobre todo para los jóvenes masculinos, pasa a ser central. “Sí, estoy a gusto, son más amigotes que amigos, pero bueno […] ¿Amigotes?, que son más para salir de cachondeo que, no sé, para meterte en historias personales y eso” (E6, H, 1994).

Aquí encontramos una diferencia tendencial de clase. Entre los y las jóvenes de clase obrera de 2017, parece haber una confluencia entre el grupo base y el grupo secundario mixto hacia actividades esencialmente festivas -en los años posteriores al instituto-. Ya hemos mencionado el caso de E14 (H, 2017), cuyo grupo posteriormente ha incluido chicas. Esto podría tener que ver con la mayor importancia subjetiva del ocio festivo en estos grupos sociales. En las y los entrevistados de clase media, el grupo secundario mixto siempre aparece reflejado como un espacio de confianza menos importante y se suele convertir en un grupo debilitado y residual. Un ejemplo es E15 (M, 2017), que ha pasado de un grupo mixto con más de ocho miembros a un espacio conformado con otras tres chicas del instituto, pero ha perdido el resto de relaciones de esa época. Todas las chicas que se mantienen en el grupo comparten una similar trayectoria formativa.

Los espacios no cercanos: el grupo por afinidad y los estacionales
 

Por otro lado, es frecuente tener relaciones por afinidad, exteriores al instituto y al barrio, más comunes en las clases medias con un capital cultural familiar alto. Los grupos por afinidad se generan en actividades ajenas a los espacios escolares, aunque parte de estas relaciones por afinidad pueden darse dentro del centro escolar. En algunos casos, estos grupos coexisten con los académicos, pero existe la posibilidad de que se conviertan en el principal espacio de relación. Son normalmente mixtos y se construyen a partir de un gusto, actividad o característica compartida de sus miembros: grupos scout, aficiones, actividades deportivas, grupos religiosos, etc. Pueden no ser mixtos cuando la propia actividad genera esta separación, por ejemplo, un grupo deportivo o feminista.

En los espacios de afinidad, existe una mayor posibilidad de que se produzca un alejamiento de una normatividad hegemónica juvenil, pues pueden desarrollarse actitudes, valores e iconografías diferentes a lo dado en lo orgánico. Esto puede ser importante para aquellas y aquellos jóvenes que no encajen bien en los espacios escolares. La especificidad de la alternativa que pueden suponer los espacios afines proviene de las actividades realizadas en común y las relaciones que permiten establecer estas actividades. Lo alternativo es ampliamente diverso: puede ser subcultural, feminista, religioso, político, etc. Por ejemplo, E6 (H, 2017), puesto que le gustaba “jugar a la imaginación”, no encajó tanto dentro de los grupos masculinizados del instituto; creó primero un grupo base entre aquellos que tenían afinidades parecidas en su entorno escolar y más adelante ha encontrado un espacio muy basado en la proxémica; nótese el uso de “cuidarse” y “quererse”: “Son gente muy guay, cada uno tiene su rollo, casi coincide, hay muchas partes que tocan, les une la fiesta, el buen rollo, el cuidarse, el quererse… Como dice Pedro, ‘somos gente que no tenía amigos y nos juntamos’…”.

Las relaciones configuradas en estos espacios dependerán de la base de su creación, que puede ser muy diversa. Distinguimos entre los grupos base por afinidad (como el recién mencionado de E6, 2017) y los grupos (secundarios) por afinidad. Los primeros tienen un alto nivel de confianza, frente a los segundos, que presentarían un nivel menor.

Se puede apreciar que, en la actualidad, las relaciones que se establecen en los grupos por afinidad son más frecuentes y mucho más importantes, de forma que, mientras que en la década de los 90 se limitaban a realizar las actividades para las que se creaban, ahora tienden a ser fuente de identidad, con una mayor carga en valores o discursos. Esto se puede ejemplificar con la comparación del caso de E6 ya visto (H, 2017) con el de E6 (H, 1994): “Yo antes me iba con gente que su este era salir por el campo, a lo mejor de acampada, meterse en historias de cursillos de monitor, de... lo que pasa es que ya lo dejé...”.

Finalmente, sobre todo en los años 90, encontramos los grupos estacionales, constituidos en la época de verano o en los fines de semana, alrededor del pueblo de la familia o una segunda residencia: “Yo es que desde pequeña he ido a una urbanización todos los fines de semana y eso, entonces son de allí, nos hemos conocido allí desde que éramos enanos” (E17, M, 1994). Suelen incorporar actividades ligadas al lugar donde se manifiestan, como fiestas locales, pequeñas salidas y diversas formas de ocio veraniego, mientras que son variables en cuanto al resto de dimensiones. No obstante, parece que han perdido importancia con los años.

A partir del instituto

 

El fin del periodo del instituto supone la puesta a prueba de los grupos basados en los espacios escolares, pues implica la discontinuidad de las relaciones continuas obligatorias. Aquí distinguiremos entre la socialidad de la juventud universitaria y las opciones con un acercamiento más rápido al mundo laboral, distinción que maximiza las diferencias de socialidad.

Trayectorias con un acercamiento temprano al mundo laboral
 

Las personas jóvenes que no acceden o abandonan la universidad y se relacionan antes con el mercado laboral suelen provenir de familias obreras y pueden vivir distintas trayectorias de socialidad a partir de este punto: centrados en el ocio festivo, atravesando cierta situación de soledad, viviendo una emancipación tradicional y aquellos que persisten en los grupos de afinidad. Estas trayectorias están relacionadas con la forma de entrada al mercado laboral.

Los grupos de instituto dentro de las capas populares, en el caso de que se mantengan tras terminar la etapa, parecen tener una fuerte orientación al ocio festivo. Pueden reclutar nuevos miembros en esta actividad festiva e incluso reconstituirse por completo. Son grupos normalmente homogenéricos que suelen alcanzar un alto nivel de confianza -incluso si provienen de un grupo secundario mixto-, en los que la fiesta parece compensar las dificultades de este momento vital.

Con estos simplemente salimos, pero a reventar, a beber y otras cosas como unos desgraciados.

E. ¿Tienes mucha confianza con estos?

Si, mucha, con Pedro y Valverde son con quien más hablo de mis cosas (E14, H, 2017).

Lo que hacemos es juntarnos en una casa, en un trastero y nada, pues a beber y nada en especial, divagar, decir muchas tonterías y luego pues salir por ahi ya borra­chos, salir por ahí, y nada, porque encima el ambiente es siempre el mismo […] Ahora somos chicos solo, ha habido problemas con las chicas, sí, somos chicos todos, salvo algunos que están con su novia (E29, H, 1994).

Además, hay una tendencia a enlazarse dentro del mercado laboral, en el que se establecen relaciones que pueden estar o no estructuradas por la edad. Estos son los grupos de trabajo, escasos en la edad de nuestra muestra, y que tienen un papel menos relevante en el mundo afectivo de la persona joven. Si el trabajo es relativamente estable, se pueden desarrollar pautas parecidas a las de la emancipación tradicional, en que la pareja y el trabajo pasan a ser centrales. Así, la socialización basada en los grupos de amistades se sustituye o se debilita. Esto puede generar una cierta sensación de “soledad”, ya que la debilidad de las relaciones antiguas da la sensación de que “vas rellenando fines de semana” (E16, H, 2017), mientras se echa de menos un cierto barrio idealizado.

Los grupos de afinidad de la clase obrera, por el contrario, mantienen una fuerte cohesión social. Además de la actividad en común, pueden incluir el desarrollo de una cierta perspectiva conjunta que tiende a mantener unidos a sus participantes. Es el ejemplo de los grupos scouts de E5 y E7 (ambos H, 2017), en este caso con una composición homogénea de clase, y que estos chicos construyeron debido a que no conseguían adaptarse al entorno escolar, lo que les ha permitido mantener relaciones que no se encuentran en otros grupos base no basados en afinidad.

La universidad
 

En la universidad se mantiene, en cierta manera, la organización sociotemporal del instituto, aunque menos rígida. La disciplina horaria se relaja y las fronteras de días y horas se difuminan. Muchas actividades alternativas que antes estaban fuera de lo académico, como la asociación política, se incluyen dentro de este espacio.

Las relaciones que se establecen en la universidad se basan en mayor medida en la homofilia y la afinidad y menos en el contacto orgánico, en buena medida porque se perciben grandes diferencias entre jóvenes que acuden de entornos sociales muy diferentes. En la siguiente cita, se enfatiza la individualización de las relaciones en la universidad, la ruptura de la solidaridad y homogeneidad del instituto, resultado precisamente de formas distintas de ver la vida: “Te metes aquí [en la Facultad] y ya es otro mundo, es que es totalmente diferente al instituto, y te das cuenta de que, no sé, la gente va mucho a lo suyo, demasiado, y como que le dan demasiada importancia a cosas que no tienen que dárselas” (E7, M, 1994). Cuenta mucho menos el contacto cotidiano y la experiencia común -aunque sigue siendo necesaria- y aumenta la importancia de tener gustos y pensamientos compartidos. La carrera implica ya un cierto grado de afinidad.

Las relaciones en la universidad generan figuraciones específicas. Algunos grupos están enfocados al trabajo académico, realizan la mayor parte de su actividad conjunta dentro de los muros de la universidad y, con el tiempo, van cristalizando en grupos más o menos estables (grupo universidad-estudios). Es un grupo generalmente mixto, aunque encontramos casos de grupos exclusivamente femeninos, y podría haberlos masculinos, de tamaño intermedio y con niveles de confianza no muy altos. Esporádicamente, pueden realizar actividades de ocio conjuntas, como salir a tomar algo o de fiesta, a comer, etc.

Quizá porque la gente con la que estás en la facultad son la única gente que entiende tus cosas y con la que puedes rebatir las ideas sobre lo que tú estás estudiando, ¿sabes? Yo, por ejemplo, un chico que conozco en la calle no le puedo empezar a explicar: pues mira, tengo una teoría sobre la relatividad especial que no veas (E2, M, 1994).

Algunos de estos grupos universitarios pueden estar centrados en la fiesta, la actividad del ocio y la socialización común (grupo universidad-fiesta). Cada grupo será diferente en el grado de importancia que dé a cada tipo de ocio o al estudio.

La tercera figuración que encontramos en la universidad son los grupos de afinidad universitaria, que aparecen especialmente en las entrevistas actuales, quizá como consecuencia de una tendencia general a las agrupaciones por afinidad. Tienen una actividad común que los agrupa, normalmente altos niveles de confianza interna y son también generalmente mixtos, salvo cuando el carácter de la actividad lo impide. Más allá de los estudios, aquí encontramos teatro, arte, política, ecología, etc., como muestra de la diversidad de actividades existentes en la universidad. Pueden estar conectados a un discurso contracultural propio y desarrollado que conecta los grupos también entre sí, conformando una atmósfera. Es el caso de E11 (M, 2017), que se sentía atrapada dentro del entorno escolar, no conseguía sentirse cómoda con las actividades que realizaba con sus compañeros y compañeras, incluso tendía a llevarse mejor con el profesorado. Por el contrario, en la universidad ha encontrado personas con intereses e inquietudes más afines (la biología y los animales especialmente, los viajes a la naturaleza, música alternativa…) y que establecen relaciones más emocionales, donde se rompe la heteronormatividad.

Al llegar a la universidad, suele haber una reconfiguración de las relaciones anteriores. Algunos y algunas jóvenes pierden el contacto con los grupos anteriores debido a que el grado de afinidad con las personas de la universidad es mucho mayor. La universidad es considerada un espacio de “apertura mental” frente a las relaciones anteriores:

Conocí mucha gente de la universidad que eran muy diferentes a lo que yo conocía, social y políticamente. […] la gente que mantengo contacto del instituto tenían un ocio consumista, no sé cómo llamarlo, basado en ir a una discoteca, y gente que yo conocí en la universidad es muy distinto, vamos a la plaza a estar haciendo lo que sea, beber zumo, jugar al escondite, echarse un porro... un ocio muy distinto, que te lo pasas mucho mejor (E1, H, 2017).

En estos casos, el grupo mixto del instituto se convierte en un grupo debilitado, y el grupo base del instituto, si existe, se mantiene como un grupo de confianza, cada miembro realizando distintas carreras al tiempo -como en el caso mencionado de E15 (M, 2017)-. Así se reconfigura el grupo base como un grupo de apoyo mutuo, homogéneo en el género, que suele realizar actividades que facilitan la sociabilidad, como quedar a comer o tomar algo, pero sin interferir en la actividad académica universitaria.

Otros equilibran las antiguas agrupaciones con nuevas amistades de la universidad. Para otros la experiencia pasada es central para sus relaciones y el grupo pasado mantiene su protagonismo. Estas diferencias tienen un componente claro de clase. Las personas que provienen de entornos populares suelen conservar las amistades anteriores. Incluso se menciona un cierto choque cultural o moral con las y los compañeros de la universidad. Se ven las formas de relacionarse de este espacio como algo superficial o que no se entiende bien, como señalaba E7 (M, 1994) más arriba.

En los grupos de afinidad universitaria, algunos y algunas jóvenes ya provienen de grupos alternativos durante la época del instituto, en cuyo caso su persistencia dependerá de en qué grado pueda conectarse la antigua actividad con las nuevas. De hecho, aunque estos grupos iniciales son permeables a los discursos de los grupos universitarios, requieren de capitales culturales o simbólicos más importantes, que les permiten sostener actividades diversas, como el teatro, la música, la política, etc., menos accesibles en los institutos.

Estos espacios por afinidad generan una forma de socialidad festiva, alternativa a la de los grupos orgánicos, en los que hay personas de ideas y afinidades parecidas y que comparten redes y espacios comunitarios. En algunos casos, aparece una crítica generalizada a la fiesta “consumista” (E1, H, 2017) por ostentosa, cara, machista y alienante y se busca una fiesta que represente los valores de los grupos alternativos, aunque en la práctica no tiene tanta diferencia con la fiesta hegemónica.

Una cosa que te ataca el estomago, cómo te definiria, por ejemplo, las chicas van perfectamente arregladas, maquilladas, todas cortadas por el mismo patrón estético, guardan unas normas de moda completamente absorbentes, o sea, nadie se sale de la regla, unos comportamientos histericos […] Y los chicos, por ejemplo, pues van a ver qué ligan esa noche, no sé, van como en bandadas a... van buscando sexo y alcohol (E5, H, 1994).

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

 

El conjunto de figuraciones y procesos analizados señalan una rica sinergia de entramados y dinámicas entre jóvenes que nos permiten aportar una visión más completa y compleja de la socialidad juvenil, más allá del tradicional énfasis en el grupo de iguales. Las personas jóvenes se relacionan entre sí mediante figuraciones diferentes. La relevancia subjetiva de cada una de ellas es distinta, pero no por ello menos importante: cada figuración aporta experiencias, aprendizajes, afectividades y apoyos complementarios y no sustituibles entre sí.

Por otro lado, la perspectiva analítica permite mostrar que el grado de confianza, el tamaño, el origen y la configuración de género del grupo son dimensiones que generan diferencias significativas a la hora de constituir figuraciones grupales. Así, los espacios de confianza que se crean en el grupo base son importantes para la generación de solidaridades grupales, pero no sustituyen a los espacios de afectividad e intimidad de las diadas, homogenéricas o mixtas, como señalaron ya Conde (1985)Conde, F. 1985. Las relaciones personales y familiares de los jóvenes. Madrid: Instituto de la Juventud. o Requena (1994)Requena Santos, F. 1994. Amigos y redes sociales. Elementos para una sociología de la amistad. Madrid: CIS.. Al mismo tiempo, las características y aportaciones de estos grupos base son distintas si se trata de grupos mixtos o no, o si tienen su origen en la escuela, en el barrio o en espacios de afinidad (Conde 1985Conde, F. 1985. Las relaciones personales y familiares de los jóvenes. Madrid: Instituto de la Juventud.). Igualmente, los grupos secundarios, que tienden a ser de mayor tamaño, se relacionan con espacios de ocio festivo y permiten a las y los jóvenes conocer, en grupo, a otros tipos de jóvenes con los que no tendrían relación en sus espacios cercanos, lo que puede ser importante desde el punto de vista de potenciales relaciones afectivosexuales o para el desarrollo de las redes personales. También permiten tener experiencias de comunalidad grupal intensa, inaccesibles fuera de este tipo de agrupación. La modalidad de estos grupos secundarios, mixtos o no, afines, orgánicos o estacionales, genera contextos grupales que modifican la experiencia grupal.

La consideración de figuraciones específicas tras el final de la enseñanza secundaria nos permite mostrar los cambios en las pertenencias grupales y las especificidades de las agrupaciones laborales y, sobre todo, universitarias. El carácter más abierto de la universidad, así como la heterogeneidad de los componentes, abre posibilidades de vinculación inéditas y formas de relación de mayor madurez, no lastradas por dinámicas adolescentes. Sin embargo, no todas las personas jóvenes participan del mismo modo de estas nuevas posibilidades, y son distintas las interrelaciones que se producen entre los grupos que se producen en el ámbito universitario y los grupos previos de las y los jóvenes.

La comparación entre las relaciones juveniles de los años 90 y las actuales permite apreciar algunas tendencias que podríamos relacionar con las trasformaciones sociales. En primer lugar, se ha podido constatar el crecimiento de las relaciones por afinidad, no necesariamente a costa de las figuraciones de origen orgánico. Las relaciones por afinidad permiten construir espacios alejados de los propios del entorno socioeconómico de los centros escolares y la construcción de subculturas propias distintas a las de los espacios formales. Por ello, son enormemente diversas, por tipo de actividad, por origen de los participantes y por las dinámicas que pueden establecer con los grupos orgánicos. Este tipo de relaciones ya está presente en los años 90, lo que podemos relacionar con los mencionados procesos de individualización; pero es potenciado por las posibilidades de las nuevas tecnologías de la comunicación online. La proximidad física se complementa con una densidad comunicativa en aumento y lo audiovisual es ubicuo, con su importancia para generar emociones, lazos o transmitir pertenencias o identidades.

En segundo lugar, apreciamos una tendencia clara hacia procesos de socialización más similares por género. Apreciamos una menor presencia de grupos homogenéricos, que se aprecia en la reducción de grupos base no mixtos. Las separaciones por género de la primera adolescencia parecen acabar mucho antes. Es de destacar, en este sentido, el aumento de las diadas mixtas, como relaciones de intimidad no sexual entre personas de distinto sexo. Podemos relacionar este cambio con el proceso de emancipación femenina y las transformaciones de los roles de género en general, así como con la educación en igualdad de género, que da lugar a una percepción de menores diferencias entre hombres y mujeres (Megías 2019Megías, I. 2019. Protagonistas y espectadores: los discursos de los jóvenes españoles. Madrid: Fundación SM.).

Por último, la tendencia a la homofilia es evidente en ambos momentos históricos, entendida como agrupación entre personas con similares tipos de capital. Empieza ya en los centros educativos por la segmentación escolar, que hace que determinados perfiles de jóvenes se sientan más o menos cómodos. Esto puede llevar a la construcción de nuevos espacios de socialidad en el exterior de la institución, por afinidad, que tendrán lógicamente un elevado grado de homofilia.

Estos análisis, aunque centrados en las relaciones juveniles, pueden tener implicaciones más amplias. A pesar de la mayor presencia actual de agrupaciones por afinidad, la mayoría de las relaciones entre jóvenes siguen teniendo un carácter predominantemente primario, de gran intensidad emocional, procedan o no del grupo de iguales, lo que las aleja de la superficialidad que se supone a las relaciones líquidas (Bauman 2003Bauman, Z. 2003. Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. México: Fondo de Cultura Económica.), aunque sean menos incondicionales que el grupo de iguales.

Precisamente por esta fuerza de unos lazos supuestamente débiles (Granovetter 1983Granovetter, M. 1983. “The Strength of Weak Ties: A Network Theory Revisited”. Sociological Theory 1: 201-33. https://doi.org/10.2307/202051 ), las agrupaciones juveniles, en su diversidad y riqueza de posibilidades, cobran una importancia enorme para las personas jóvenes en su construcción de un capital social (Bourdieu 1979Bourdieu, P. 1979. La distinction: critique sociale du jugement. Paris: Éditions de Minuit.) de base generacional. Sin embargo, la apuntada tendencia a la homofilia hace ver que las diferencias de clase se expresan también mediante las distintas manifestaciones relacionales juveniles, su mayor o menor riqueza y las posibilidades que abren. Esto no deja de implicar una imagen distinta de la que ofrece la tesis de la individualización, pues las personas estarían menos atomizadas y más bien agrupadas en lo que Simmel denominaba círculos sociales, en este caso, de clase.

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NOTAS

 
[1]

Para identificar las citas, se utiliza el número, el año de realización y el género de la persona entrevistada.