Revista Internacional de Sociología 80 (3)
julio-septiembre, e209
ISSN: 0034-9712, eISSN: 1988-429X
https://doi.org/10.3989/ris.2022.80.3.21.26

MARX Y FOUCAULT: SUBSUNCIÓN DEL TRABAJO, DISCIPLINA Y BIOPODER

MARX AND FOUCAULT: SUBSUMPTION OF LABOUR, DISCIPLINE AND BIOPOWER

DAVID CHÁVEZ

Universidad Central del Ecuador

https://orcid.org/0000-0001-5147-6816

Resumen

Diversos estudios sobre la relación teórica entre Marx y Foucault coinciden en que su posible cercanía radica en la correspondencia entre los conceptos de ‘subsunción real del trabajo’ y ‘tecnologías disciplinarias’. Este artículo explora este campo teórico común identificando una proximidad específica entre subsunción formal del trabajo y tecnologías disciplinarias, así como entre subsunción real del trabajo y tecnologías biopolíticas. Pero observando también los límites de esas semejanzas, en la medida en que aquellos conceptos pertenecen a dos sociologías divergentes. Con este objetivo, se hacen algunas precisiones necesarias sobre los conceptos de subsunción del trabajo y tecnologías de poder, luego se examinan sus relaciones específicas y, finalmente, se discuten algunos de los fundamentos sociológicos generales de ambas teorías.

Palabras clave: 
Biopolítica; Disciplinas; Subsunción formal; Subsunción real; Relaciones sociales
Abstract

Several studies about the theoretical relationship between Marx and Foucault agree that their possible closeness rest on the correspondence between the concepts of “real subsumption of labour” and “power technologies”. This paper explores that common theoretical field identifying a specific proximity between formal subsumption of labour and disciplinary technologies, as well as between real subsumption of labour and biopolitical technologies. But also observing the limits of these similarities to the extent that those concepts belong to two divergent sociologies. For this aim some necessary accuracies are made about the concepts of subsumption of labour and power technologies, then their specific relationships are examined, and finally some of general sociological grounds of both theories are discussed.

Keywords: 
Biopolitics; Disciplines; Formal subsumption; Real subsumption; Social relationship

Recibido: 01.02.2021. Aceptado: 04.03.2022. Publicado: 07.10.2022

DAVID CHÁVEZ es sociólogo por la Universidad Central del Ecuador, magíster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Andina Simón Bolívar (Quito), actualmente estudiante del programa de Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Docente y exdirector de la carrera de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Central del Ecuador.

Cómo citar este artículo/Citation: Chávez, D. 2022. "Marx y foucault: subsunción del trabajo, disciplina y biopoder". Revista Internacional de Sociología 80(3):e209. https://doi.org/10.3989/ris.2022.80.3.21.26

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

 

El conjunto de los estudios acerca del enlace teórico entre Marx y Foucault puede organizarse en dos tendencias principales. La primera es predominante y se esfuerza por demostrar que es posible una articulación teórica, metodológica o política; elabora lo que podría definirse como la “hipótesis de la complementariedad”: existe una matriz teórica común que fue desarrollada en trayectorias diferenciadas por Marx y Foucault. Un modo de plantear esta complementariedad sostiene que existe una coincidencia en el tratamiento de ciertos fenómenos como la transformación del “tiempo de la vida” en fuerza de trabajo (Macherey 2012Macherey, P. 2012. “Le sujet productif”. La philosophie au sens large. Consulta 21 de octubre de 2019 (https://philolarge.hypotheses.org/1245).), los procesos de subjetivación en las luchas obreras (Dardot 2015Dardot, P. 2015. “De la praxis aux practiques”. Pp. 184-98 en Marx & Foucault. Lectures, usages, confrontations, editado por C. Laval, L. Paltrinieri y F. Taylan. París: La Découverte.; Negri 2019Negri, A. 2019. “Marx después de Foucault: el sujeto recuperado”. Pp. 243-55 en Marx y Foucault. Buenos Aires: Cactus.) o la aparición de una “nueva ontología del presente” entendida como producción social-práctica del ser (Negri 2019: 252-54Negri, A. 2019. “Marx después de Foucault: el sujeto recuperado”. Pp. 243-55 en Marx y Foucault. Buenos Aires: Cactus.). En este grupo, también se inscribe la propuesta de Jessop (1990)Jessop, B. 1990. “Poulantzas and Foucault”. Pp. 220-47 en State Theory. Putting the Capitalist State in its Place. Cambridge: Polity Press. acerca de una posible conciliación entre Foucault y las teorías políticas marxistas por medio de un enfoque relacional y estratégico acerca del poder estatal.

Otro modo de hacerlo es considerando que Marx y Foucault tienen un método crítico semejante y un mismo problema teórico, pero desarrollan partes distintas de ese problema. Es el caso del trabajo de Read (2003)Read, J. 2003. The micro-politics of capital: Marx and the prehistory of the present. Albany: State University of New York Press., que plantea la existencia de una correlación entre modo de producción (Marx) y producción de subjetividad (Foucault). En este mismo sentido, Bidet (2014)Bidet, J. 2014. Foucault avec Marx. Paris: La Fabrique éditions. señala que la preocupación común de ambos es la forma de dominación moderna que se soporta sobre la “instrumentalización de la razón”, cuyos dos polos son el mercado y la organización, explicados por Marx y Foucault respectivamente.

Una variante distinta de la hipótesis de complementariedad apunta a la idea de una generalización de las tesis de Marx llevada a cabo por Foucault. Leonelli (2015)Leonelli, R. M. 2015. “Foucault lecteur du Capital”. Pp. 59-70 en Marx & Foucault. Lectures, usages, confrontations, editado por C. Laval, L. Paltrinieri y F. Taylan. París: La Découverte., por ejemplo, afirma que Foucault encuentra las claves de las tecnologías del poder moderno en el análisis de Marx sobre el “despotismo del capital” en la fábrica y lo expande a toda la sociedad. Asimismo, Revel (2015)Revel, J. 2015. “Foucault, marxiste hérétique? Historie, subjectivation et liberté”. Pp. 154-70 en Marx & Foucault. Lectures, usages, confrontations, editado por C. Laval, L. Paltrinieri y F. Taylan. París: La Découverte. sostiene que Foucault lleva más lejos el concepto de producción de Marx, incluyendo en él componentes de destrucción-innovación. Por último, según Acanda (2001)Acanda, J. L. 2001. “Poder y revolución: claves para asimilar a Foucault”. Recerca. Revista de pensament i analisi 1:69-93., con su crítica al “poder pastoral” y la separación del poder y la dominación, Foucault abre la posibilidad de pensar de otro modo la revolución y la construcción de un socialismo de nuevo tipo.

La “hipótesis de la incompatibilidad irreductible” (Balibar 2015Balibar, É. 2015. “L’anti-Marx de Michel Foucault”. Pp. 84-102 en Marx & Foucault. Lectures, usages, confrontations, editado por C. Laval, L. Paltrinieri y F. Taylan. París: La Découverte.) tiene un peso menor en las investigaciones sobre el tema.1 Ciertas críticas marxistas, como las de Anderson (1984: 51-53), Harvey (1990: 45-46) o Eagleton (1991: 8-10), podrían considerarse también. Sin embargo, sus aproximaciones son menos específicas, en la medida en que abordan cuestiones más generales, como el posmodernismo o la ideología. Un grupo de ellas argumenta que la crítica que hace Foucault del mundo moderno supera o refuta a la de Marx. Una mirada cercana a la idea de la superación se halla en Taylan (2015)Taylan, F. 2015. “Une historie ‘plus profonde’ du capitalism”. Pp. 19-28 en Marx & Foucault. Lectures, usages, confrontations, editado por C. Laval, L. Paltrinieri y F. Taylan. París: La Découverte., para quien Marx se limita a criticar el modo de producción capitalista, mientras Foucault hace una crítica de toda la civilización occidental con su tratamiento de las tecnologías de poder; de ahí que su crítica es más profunda. Su propuesta coincide con la de Benente (2017)Benente, M. 2017. “Poder disciplinario y capitalismo en Michel Foucault”. Revista de Estudios Sociales (61): 86-97. doi: 10.7440/res61.2017.07., cuya tesis afirma que no es el modo de producción el que origina las tecnologías disciplinarias, sino al revés. En un sentido más próximo a la noción de refutación, Lemke (2004)Lemke, T. 2004. “‘Marx sans guillements’. Foucault, la gouvernementalité et la critique du néoliberalisme”. Actuel Marx 2 (36): 13-26., por su parte, cree que, con sus estudios sobre la gubernamentalidad, Foucault supera tanto la hipótesis marxista (gramsciana) de la combinación consenso-violencia, como también la hipótesis nietzscheana de la guerra. En este mismo sentido, Nigro (2015)Nigro, R. 2015. “‘Communiste nietzschéen’. L’expérience Marx de Foucault”. Pp. 71-83 en Marx & Foucault. Lectures, usages, confrontations, editado por C. Laval, L. Paltrinieri y F. Taylan. París: La Découverte. plantea que Foucault desarrolla una idea de revolución distinta a la de Marx, una “revolución nihilista”, cuyo carácter sería destructivo y decadente.

Con un enfoque distinto, Legrand (2004)Legrand, S. 2004. “Le marxisme oublié de Foucault”. Actuel Marx 36:27-43. considera que la dificultad de convergencia entre ambas teorías tiene que ver con un ocultamiento deliberado por parte de Foucault de su deuda con el trabajo de Marx. Así, mientras en el curso La sociedad punitiva es evidente que las tecnologías de poder están vinculadas a la lógica del capital, en Vigilar y castigar este vínculo desaparece. Para Legrand, este desplazamiento está en la base de una excesiva ideologización de los conceptos foucaultianos y una despolitización en los estudios que siguen su propuesta teórica.

Desde otro punto de vista, existen diferencias teóricas significativas, a pesar de ciertas coincidencias, es el caso de Poulantzas (1978)Poulantzas, N. 1978. “Vers une théorie relationnelle du pouvoir?” Pp. 160-69 en L’Etat, le Pouvoir, le Socialisme. Paris: PUF. -uno de los primeros críticos marxistas de Foucault-, para quien Foucault olvida la materialidad del poder y esencializa uno de los polos del poder, que lo lleva a comprender este y la resistencia como equivalentes. Asimismo, para Balibar (2015)Balibar, É. 2015. “L’anti-Marx de Michel Foucault”. Pp. 84-102 en Marx & Foucault. Lectures, usages, confrontations, editado por C. Laval, L. Paltrinieri y F. Taylan. París: La Découverte. esa conciliación simplemente no es posible porque, más allá de las similitudes, existe una ruptura en la base misma de las teorías de ambos; esta tendría que ver con el modo distinto de comprender el problema de la individualización, el cual es abordado desde dos antropologías contrapuestas: mientras Foucault centra su atención en la diferenciación, Marx lo hace en la abstracción excesiva del individuo en la sociedad capitalista.

A pesar de su heterogeneidad, en estos estudios existe un consenso acerca de que el ámbito común de reflexión entre Marx y Foucault está delineado por el tratamiento del problema del poder y la subjetivación en el encuentro entre tecnologías disciplinarias y subsunción real del trabajo. Este artículo busca poner en discusión ese presupuesto común contrastándolo con los conceptos de biopolítica, dispositivos de seguridad y gubernamentalidad desarrollados en la obra tardía de Foucault. La hipótesis propuesta afirma que existe una proximidad específica entre subsunción formal del trabajo y tecnologías disciplinarias, así como entre subsunción real del trabajo y tecnologías biopolíticas, pero su conciliación teórica no es posible porque ese conjunto de conceptos pertenece a dos sociologías disímiles. En la primera parte, se hacen precisiones necesarias sobre los conceptos de subsunción del trabajo y tecnologías de poder; en la segunda, se examinan sus relaciones específicas, mientras en la tercera se contrastan algunos de los fundamentos sociológicos generales de ambas teorías.

SUBSUNCIÓN DEL TRABAJO Y TECNOLOGÍAS DE PODER

 

La subsunción del trabajo al capital, según Marx, tiene que ver con la diferencia entre plusvalor absoluto y relativo. Como es sabido, el plusvalor absoluto resulta del incremento de valor excedente en el proceso productivo mediante la extensión e intensificación de la jornada de trabajo, mientras que el plusvalor relativo produce ese aumento por medio de la intensificación técnica de la productividad del trabajo (Marx 1867: 199, 291-296Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). Desde el punto de vista de la organización técnica del proceso productivo, esto implica el desarrollo de dos formas distintas de control del trabajo: subsunción formal y real. La subsunción formal es en cierto modo externa al estatuto técnico del trabajo, lo organiza “desde fuera”; el capital toma las formas anteriores de organización del trabajo y las reorganiza en función de su lógica de valorización (incremento automático del valor). Es un proceso que, en términos históricos, va de los talleres artesanales y las unidades productivas campesinas de tipo feudal a la manufactura, su forma más depurada (Marx 1990: 54-56Marx, K. [1963-64] 1990. Libro I, capítulo VI, inédito. Resultados del proceso inmediato de producción. México: Siglo Veintiuno.). En suma, el capital aún no constituye una forma técnica propia de organización del trabajo, esto solo ocurre con el advenimiento de la gran industria capitalista. Este es el paso a la subsunción real del trabajo, el capital logra con ello penetrar el núcleo de la organización técnica del trabajo no solo subordinándolo, sino dándole una forma social específica. Se debe subrayar que, para Marx, esta transformación no es solo una cuestión técnica: este paso es el que permite el surgimiento del capitalismo como modo de producción en sentido estricto, cuando el capital puede convertirse definitivamente en el principio de producción del mundo objetivo (Marx 1867: 355, 367, 372-73Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.; 1990: 59-60, 72-73Marx, K. [1963-64] 1990. Libro I, capítulo VI, inédito. Resultados del proceso inmediato de producción. México: Siglo Veintiuno.).

El cambio técnico que produce el paso del plusvalor absoluto al relativo es resultado de cuestiones políticas y sociales. Por una parte, la lucha de clases de los trabajadores que presionan por la regulación de la jornada de trabajo, que limita su ampliación bajo la forma del plusvalor absoluto o subsunción formal (Marx 1867: 243Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). Por otra parte, los límites técnicos de esta última; en su forma más avanzada -la manufactura-, el capital ejerce un control “incompleto” del trabajo debido a que su organización técnica es manual, el principio organizador del proceso productivo es manual; el trabajo (factor subjetivo) mantiene una autonomía parcial en el proceso productivo respecto de los medios de producción (factor objetivo). La subsunción real consiste en la autonomía del factor objetivo del proceso productivo; la Revolución Industrial hace posible la autonomía de los instrumentos de producción, razón por la cual la subordinación del factor subjetivo se vuelve total. El surgimiento del “gran autómata” (Marx 1867: 367Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). Para Marx, ni siquiera se trata del aparecimiento de las máquinas o el sistema maquinizado -esto ya está presente en la manufactura-, sino del descubrimiento de su sistema motriz independiente y controlable, que hace posible la autonomía y la automatización del “sistema de máquinas” (Marx 1867: 365-67, 372-73Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.).

Las relaciones de poder o tecnologías de poder, según Foucault, forman parte del campo más amplio de la experiencia o las prácticas, que incluiría cuatro tipos de relaciones o tecnologías: a) de producción o capacidades objetivas; b) de comunicación o sistemas de signos, producción de significados, tecnologías de saber, juegos de verdad (ciencia); c) de poder (política); d) de sí mismo, relaciones con uno mismo y con otros (ética). Estos tipos de relaciones están conectados entre sí, se solapan y se implican mutuamente (Foucault 1976: 21Foucault, M. 1976. Historie de la sexualité I. La volonté de savoir. Vol. 1. París: Gallimard.; 1983: 219Foucault, M. 1983. “The Subject and Power”. Pp. 208-26 en Michel Foucault: Beyond Structuralism and Hermeneutics, editado por H. L. Dreyfus y P. Rabinow. Chicago: The University of Chicago Press.; 1984: 387Foucault, M. 1984. “Polemics, Politics, and Problematizations. An Interview with Michel Foucault”. Pp. 381-90 en The Foucault Reader, editado por P. Rabinow. New York: Pantheon Books.; 1988: 18Foucault, M. 1988. “Technologies of the Self”. Pp. 16-49 en Technologies of the Self. A Seminar with Michel Foucault, editado por L. H. Martin, H. Gutman y P. H. Hutton. Amherst: University of Massachusetts Press.; 1994a: 10Foucault, M. 1994a. “La poussière et le nuage”. Pp. 10-19 en Dits et écrits. 1954-1988. Vol. IV. 1980-1988, editado por D. Defert y F. Ewald. París: Gallimard.).

Se puede decir, esquemáticamente, que existen tres tipos de tecnologías de poder: de soberanía, disciplinarias y biopolíticas (Foucault 2004b: 11-12, 22 y 65Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.). Para comprender el carácter general de estas tecnologías, es indispensable tener en cuenta que, según Foucault, el poder no es un instrumento, sino una relación social, corresponde a una red microfísica en que ocurren múltiples juegos de fuerza, es una práctica agonista y es productivo (Foucault 1983: 219-21Foucault, M. 1983. “The Subject and Power”. Pp. 208-26 en Michel Foucault: Beyond Structuralism and Hermeneutics, editado por H. L. Dreyfus y P. Rabinow. Chicago: The University of Chicago Press.; 1994a: 16-18Foucault, M. 1994a. “La poussière et le nuage”. Pp. 10-19 en Dits et écrits. 1954-1988. Vol. IV. 1980-1988, editado por D. Defert y F. Ewald. París: Gallimard.; 2002: 153-54Foucault, M. 2002. A verdade e as formas jurídicas. 3.ª ed. Rio de Janeiro: NAU.; 2004b: 4Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.; 2009: 35-37Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.).

La tecnología disciplinaria puede entenderse como una “anatomopolítica”: su objeto de control es el cuerpo individual, formar cuerpos dóciles es la finalidad de su aplicación. Estas tecnologías son “[…] métodos que permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidad-utilidad […]” (Foucault: 2009: 159Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.). Con ella, surge un nuevo tipo de individualidad con características muy específicas. En primer lugar, es de tipo “celular”, debido a la distribución analítica del espacio que generan las disciplinas (Foucault 2009: 169, 173Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.). En segundo lugar, es “orgánica”, se constituye un “cuerpo orgánico” por efecto de la descomposición de los movimientos del cuerpo que hace posible el control minucioso de su actividad. Esto tiene dos consecuencias: a) hace factible volver más eficiente el tiempo, que es de lo menos novedoso de las disciplinas, pues las actividades se regulan por el tiempo, “el tiempo penetra el cuerpo” (Foucault 2009: 173-76Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.); b) logra una correlación cuerpo-gesto y una articulación cuerpo-objeto, es decir, una adecuación instrumental del cuerpo (Foucault 2009: 176-78Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.). En tercer lugar, es “genética”: la organización de una temporalidad por series, por gradación, genera procesos de acumulación de tiempo, de modo que la noción de ‘progreso’ generada por las técnicas administrativas y económicas generales (macro) se vincula a la evolución individual como génesis (micro) (Foucault 2009: 183-88Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.). Finalmente, es “combinatoria”, por el efecto de la composición de fuerzas, el cuerpo es una pieza intercambiable de una “máquina multisegmentaria”; de este modo, se produce un tiempo compuesto (Foucault 2009: 190-93Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.).

La tecnología biopolítica, por su parte, surge cuando los rasgos biológicos básicos de la especie humana, su naturalidad como especie, pasan a formar parte de la artificialidad de la política (Foucault 1976: 188Foucault, M. 1976. Historie de la sexualité I. La volonté de savoir. Vol. 1. París: Gallimard.; 2004b: 3, 23Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.). La biopolítica se dirige hacia el “cuerpo-especie” de la población, por tanto, busca intervenir y regular cuestiones tales como: “la proliferación, los nacimientos y la mortalidad, el nivel de salud, la duración de la vida, la longevidad con todas las condiciones que puedan hacerla variar […]” (Foucault 1976: 183). En definitiva, la biopolítica tendría que ver con:

[…] el conjunto de mecanismos por los cuales la especie humana, constituida por sus rasgos biológicos fundamentales va a entrar al interior de una política, de una estrategia política, de una estrategia general de poder, dicho de otro modo, cómo la sociedad, las sociedades occidentales modernas, a partir del siglo XVIII, toma en cuenta el hecho biológico fundamental de que el ser humano constituye una especie humana” (Foucault 2004b: 3Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.).

El concepto de biopolítica pertenece a un nuevo campo de problematización en la obra de Foucault que es el resultado del desplazamiento teórico desde su “etapa genealógica” hacia la que puede llamarse “etapa biopolítica” (Castro 2018: 25-27Castro, E. 2018. “¿Un Foucault neoliberal?” Revista Latinoamericana de Filosofía Política VII (2): 1-32.; Deleuze 1990: 244Deleuze, G. 1990. “Post-scriptum sur les sociétés de contrôle”. Pp. 240-47 en Pourparlers. París: Minuit.; García Fanlo 2011: 10García Fanlo, L. 2011. “¿Qué es un dipositivo?: Foucault, Deleuze, Agamben”. A Parte Rei (74).; Lemke 2004: 19-20Lemke, T. 2004. “‘Marx sans guillements’. Foucault, la gouvernementalité et la critique du néoliberalisme”. Actuel Marx 2 (36): 13-26.). De acuerdo con el propio Foucault, ese paso representó un replanteamiento de su perspectiva sobre las relaciones de poder (Foucault [1984] 2011: 12-18Foucault, M. [1984] 2011. Historia de la sexualidad. 2. El uso de los placeres. 2.a ed. México: Siglo XXI.). Por este motivo, la noción de biopolítica aparece asociada, no sin cierta ambigüedad e imprecisión, a los conceptos de ‘biopoder’, ‘dispositivo de seguridad’ y ‘gubernamentalidad’.2 Sobre las definiciones de estos conceptos, sus imbricaciones y sus diferencias, ver los trabajos de Castro (2011) y CastroGómez (2010).

En el caso del biopoder, es usual que Foucault lo utilice como sinónimo de biopolítica (2004b: 23Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.). Sin embargo, en la primera aparición del concepto en su obra, en el primer volumen de Historia de la Sexualidad, el biopoder es entendido como la conjunción de disciplinas y biopolítica, más precisamente, de la anatomopolítica del cuerpo humano y la biopolítica de la población; de modo que el poder sobre la vida se ejerce tanto sobre el cuerpo individual como sobre el conjunto poblacional (Foucault 1976: 183Foucault, M. 1976. Historie de la sexualité I. La volonté de savoir. Vol. 1. París: Gallimard.).

La preocupación por la racionalidad específica de los vínculos entre tecnologías de poder parece estar en la base de la formulación de todo el conjunto conceptual de la etapa biopolítica. Es el caso del concepto de ‘dispositivo’, el cual, a pesar de las dificultades para definirlo, sugiere dicha vinculación, ya que puede entenderse como articulación de prácticas discursivas y no discursivas (Foucault 1994b: 301Foucault, M. 1994b. “Le jeu de Michel Foucault”. Pp. 206-329 en Dits et écrits. 1954-1988. Vol. III, editado por D. Defert y F. Ewald. 1976-1979. París: Gallimard.), como la conjunción de poder y saber (Foucault 2004a: 22Foucault, M. 2004a. Naissance de la Biopolitique. Cours au Collège de France. 1978-1979. París: Seuil/Gallimard.), como la articulación de tecnologías de poder y tecnologías de sí mismo (Foucault 1988: 19Foucault, M. 1988. “Technologies of the Self”. Pp. 16-49 en Technologies of the Self. A Seminar with Michel Foucault, editado por L. H. Martin, H. Gutman y P. H. Hutton. Amherst: University of Massachusetts Press.) o, según Deleuze (1995: 155-57)Deleuze, G. 1995. “¿Qué es un dispositivo?” Pp. 155-63 en Michel Foucault, filósofo. Barcelona: Gedisa., como la interrelación entre tecnologías de saber, poder y subjetivación; dicho de otro modo, una red configurada entre “cosa, discurso y sujeto” (García Fanlo 2011: 7García Fanlo, L. 2011. “¿Qué es un dipositivo?: Foucault, Deleuze, Agamben”. A Parte Rei (74).). Aunque, en ocasiones, puede confundirse con la noción de ‘tecnología de poder’, como cuando, en El sujeto y el poder, Foucault define las disciplinas como un bloque en el que, ajustadas de acuerdo con una determinada fórmula, se articulan las capacidades técnicas, las comunicaciones y las relaciones de poder (Foucault 1983: 219Foucault, M. 1983. “The Subject and Power”. Pp. 208-26 en Michel Foucault: Beyond Structuralism and Hermeneutics, editado por H. L. Dreyfus y P. Rabinow. Chicago: The University of Chicago Press.).

La biopolítica pertenece al dispositivo de seguridad; es por ello que este dispositivo no busca reglamentar, sino administrar la población (Foucault 2004b: 360Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.), la cual es concebida como “un ensamble de procesos que hace falta gestionar en lo natural y sobre la base de lo natural” (Foucault 2004b: 72Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.). Dicho de otro modo, la población tiene un “orden natural”, una dinámica intrínseca, a la que las tecnologías biopolíticas deben adecuarse. El manejo del espacio urbano, el tratamiento económico de la escasez y la gestión de la viruela mediante la inoculación le sirven a Foucault para mostrar cómo opera este mecanismo de adaptación: no se busca alterar o neutralizar desde fuera el “flujo natural” de la circulación urbana, la lógica abundancia-escasez ni la enfermedad, sino conducirlos desde su propia lógica. El modo en que las tecnologías de soberanía y disciplinaria operan sobre estas cuestiones es muy distinto (Foucault 2004b: 13, 22, 61-65, 72Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.).

Entre tanto, la noción de ‘gubernamentalidad’, que también entraña dificultades de definición, puede entenderse como el “contacto entre las tecnologías de dominación de otros y de sí mismo” (Foucault 1988: 19Foucault, M. 1988. “Technologies of the Self”. Pp. 16-49 en Technologies of the Self. A Seminar with Michel Foucault, editado por L. H. Martin, H. Gutman y P. H. Hutton. Amherst: University of Massachusetts Press.). Sin embargo, es posible decir que la gubernamentalidad se define, más que por la sola articulación entre aquellas tecnologías, por una forma específica de adecuación entre ellas, la cual sería visible en el liberalismo.3 Esto guarda relación con la pregunta por las características de otros tipos de gubernamentalidad. La alusión de Foucault (2004a: 93-94) a que el “socialismo real” carece de gubernamentalidad y recurre a un ‘Estado de policía’ permanente deja ver que un régimen político no siempre tiene gubernamentalidad. Para Foucault, el liberalismo da lugar a una racionalización del gobierno fundada en la autolimitación, ese es el núcleo de su gubernamentalidad (Foucault 2004b: 50Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.; 2004a: 15, 45-46, 301Foucault, M. 2004a. Naissance de la Biopolitique. Cours au Collège de France. 1978-1979. París: Seuil/Gallimard.).4 Según Castro (2018: 5), la crítica a la imagen canónica deleuziana sobre Foucault implica también cuestionarse por su posición política. El “giro biopolítico” habla de una aproximación expectante al liberalismo, el neoliberalismo y el ordoliberalismo. Aquí reaparece la cuestión de la adaptación al orden natural: “los mecanismos de seguridad o la intervención, digamos, del Estado tienen esencialmente por función la de asegurar la seguridad de esos fenómenos naturales que son los procesos económicos o que son los procesos intrínsecos de la población […]” (Foucault 2004b: 361Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.). De ahí la relación entre dispositivo de seguridad, biopolítica y liberalismo:

La idea de un gobierno de los hombres que pensaría abordar fundamentalmente la naturaleza de las cosas y no más a la maldad natural de los hombres, la idea de una administración de las cosas que pensaría sobre todo en la libertad de los hombres, en lo que ellos quieran hacer, en lo que ellos se interesen por hacer, en lo que ellos piensen hacer, todo eso, ellos son elementos correlativos. Una física del poder o un poder que se piensa como acción física al interior del elemento natural y un poder que se piensa como regulación que no puede operar sino a través y en permanente apoyo sobre la libertad de cada uno, creo que esto es algo que es absolutamente fundamental. No es una ideología, no es propiamente, ni fundamentalmente, ni primordialmente una ideología (Foucault 2004b: 50Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.).

En su análisis del liberalismo, Foucault sostiene que el dispositivo de seguridad no solo se adapta a la dinámica “natural” de la población, sino que la produce mediante la intervención en sus condiciones, la administración de las variables del entorno para gestionar el riesgo de que su flujo natural se vea alterado (Foucault 2004a: 67Foucault, M. 2004a. Naissance de la Biopolitique. Cours au Collège de France. 1978-1979. París: Seuil/Gallimard.), puesto que “[n]o hay liberalismo sin cultura del peligro” (Foucault 2004a: 68Foucault, M. 2004a. Naissance de la Biopolitique. Cours au Collège de France. 1978-1979. París: Seuil/Gallimard.).

¿DISCIPLINA O BIOPOLÍTICA? EL LUGAR DEL DISPOSITIVO DE PODER CAPITALISTA

 

Las referencias a Marx, “con comillas” y “sin comillas”, que contiene el análisis de las disciplinas que hace Foucault tienen que ver con la organización técnica del trabajo capitalista, sobre todo con la potencia productiva que implica la composición de fuerzas individuales en un conjunto articulado mecánicamente, la organización del tiempo y el control del cuerpo. Foucault recoge el examen de la cooperación, la división del trabajo y el fundamental concepto de ‘trabajador colectivo’ que se exponen en El capital (Foucault 2002: 107-109Foucault, M. 2002. A verdade e as formas jurídicas. 3.ª ed. Rio de Janeiro: NAU.; 2009: 157-197 y 199-225Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.).

Sin embargo, las formulaciones de El capital consideradas por Foucault no hablan de la especificidad técnica de la fábrica industrial moderna, sino de la forma general abstracta de la cooperación. La alusión a la productividad social de la jornada colectiva de trabajo que utiliza Foucault en su planteamiento sobre la composición de fuerzas como característica de las tecnologías disciplinarias (Foucault 2009: 190Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.) hace parte del examen de la especificidad capitalista que adquiere el principio general de la cooperación, observable también en otras sociedades, explicado por Marx: “[c]on la cooperación de muchos trabajadores asalariados el mando del capital se despliega como requisito de la ejecución del proceso de trabajo mismo, en una verdadera condición de producción” (Marx 1867: 312Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.).

Asimismo, el planteamiento de la simultaneidad de la “acumulación de hombres” y la acumulación de capital (Foucault 2009: 254Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.) se relaciona también con el análisis de la cooperación de Marx, para quien

[l]a concentración de grandes masas de medios de producción en manos de capitalistas individuales es la condición material para la cooperación de trabajadores asalariados, y la magnitud de la cooperación o la escala de la producción dependen de la magnitud de aquella concentración (Marx 1867: 311-312Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.).

Es decir, no hay simultaneidad, la acumulación de capital precede a la de los seres humanos. No se puede olvidar, además, que la dialéctica de la acumulación capitalista implica la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía (Marx 1867: 130-141Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.).

La aproximación de Foucault a la “vigilancia jerárquica” también alude al principio general de la cooperación y a la manufactura, forma capitalista preindustrial. Las dificultades de control resultantes del incremento en el número de trabajadores hicieron necesaria una capa de “vigilantes, controladores, contramaestres” que supervisaran su trabajo (Foucault 2009: 204-207Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.), convirtiendo a la vigilancia en un operador económico que forma parte del poder disciplinario. Sin embargo, las referencias a Marx que utiliza Foucault, una vez más, corresponden al examen abstracto de la cooperación (Foucault 2009: 205Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.). Otras referencias de Foucault a la necesidad de vigilancia de los obreros corresponden a un informe de 1790 sobre la explotación de minas en Francia y, al tratar el tema de la “utopía capitalista de la fábrica-prisión” de mujeres, hace alusión a una fábrica de los años 1840-45 (Foucault 2002: 107-109Foucault, M. 2002. A verdade e as formas jurídicas. 3.ª ed. Rio de Janeiro: NAU.). Ambas referencias pertenecen a una época en la que el desarrollo industrial en Francia era exiguo (Hobsbawm 1996: 177-78Hobsbawm, E. 1996. The Age of Revolution. 1789-1848. Nueva York: Vintage Books.), por lo que bien pueden tratarse, en estricto rigor, de manufacturas.

En definitiva, las consideraciones sobre las fábricas de Foucault, que lo aproximan a Marx, hablan de un momento previo a la gran revolución técnica y política que implica el paso de la subsunción formal a la subsunción real, o de una forma abstracta presente en ambas. Ciertamente, en la manufactura el intento por controlar el cuerpo se vuelve indispensable; lo que Foucault deja sin explicar es la razón por la cual es un componente tan importante y algo aún más complejo: ¿por qué no son del todo efectivas esas tecnologías disciplinarias en la manufactura? ¿Por qué los trabajadores no terminan de convertirse en cuerpos dóciles? En referencia a esto, Marx afirma:

Durante el período propiamente manufacturero, el período en el cual la manufactura es la forma dominante del modo de producción capitalista, la realización plena de sus tendencias choca con diversos obstáculos. Aunque, como vimos, ella establece junto a la clasificación jerárquica de los trabajadores una división simple entre trabajadores calificados y no calificados, la influencia predominante de los primeros hace que el número de los segundos sea escaso. […] Dado que la habilidad manual continúa siendo la base de la manufactura y el mecanismo total que funciona en ella no posee un esqueleto objetivo autónomo de los trabajadores mismos, el capital debe luchar constantemente con la insubordinación de los trabajadores. […] De ahí que, durante todo el período manufacturero proliferen las quejas acerca de la falta de disciplina de los trabajadores. Y si no tuviéramos los testimonios de escritores contemporáneos, los simples hechos de que desde el siglo XVI hasta la época de la gran industria el capital fracasara en apoderarse de todo el tiempo de trabajo disponible de los trabajadores manufactureros, que las manufacturas tengan una vida corta y que con las inmigraciones y emigraciones de los trabajadores deban abandonar un país para establecerse en otro, hablarían como una biblioteca (Marx 1867: 353-354Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.).

El despliegue de las técnicas disciplinarias parecería estar relacionado con la base manual de la manufactura. Guarda relación con los límites técnicos de la subsunción formal que impiden un control total de la fuerza de trabajo y su productividad social. Dicho de otro modo, en la relación entre el factor objetivo (medios de producción) y el factor subjetivo (fuerza de trabajo) de la producción capitalista, este último conserva aún cierta autonomía. Los horarios, la vigilancia de los movimientos o la regulación de la fuerza utilizada responden a una disputa entre los controles externos a la organización técnica en sí misma y las resistencias físicas de los trabajadores, de ahí la “permanente insubordinación” de ellos.

Según Marx, el fundamento técnico abstracto de la cooperación tiene que ver con la convergencia entre concentración de trabajadores y concentración de medios de producción. La forma histórica que hace posible esto es el mando del capital sobre el proceso productivo (Marx 1867: 311-12Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). En estas condiciones, tiene lugar la progresiva descomposición del trabajo individual que deriva en la integración de trabajadores parciales en un solo proceso, articulando sus fuerzas para convertirlas en una fuerza productiva colectiva: el trabajador colectivo (Marx 1867: 315Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). Las características de la individualidad disciplinaria propuesta por Foucault (2009: 157-97)Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI., que la definen como orgánica y combinatoria, se derivan de estas condiciones abstractas, pero las de celular y genética corresponderían a otro plano de análisis más concreto: la división del trabajo en la manufactura.

El predominio de los trabajadores calificados o especializados en la manufactura está relacionado con la organización técnico-política propia de esta forma de dominación capitalista. En su forma simple o heterogénea, la manufactura reúne en una misma unidad productiva a trabajadores que ejecutan todo el proceso productivo individualmente; pero, en su forma desarrollada u orgánica, hay una transformación sumamente importante: el proceso de trabajo que antes era individual se descompone en sus distintas etapas y cada trabajador individual se especializa en una de ellas, perdiendo así soberanía sobre el proceso global. Se convierte en “trabajador parcial”, pero se potencia la capacidad colectiva de trabajo (Marx 1867: 324-27Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). La distribución analítica o celular, la vigilancia y la acumulación genética del aprendizaje técnico ocurren bajo este tipo de división del trabajo. Pero estas características son específicas de la manufactura, no son generalizables a todas las formas de producción capitalista. Evidentemente, son estas las que requieren de una analítica del tiempo y del cuerpo. Por otra parte, la base manual especializada de la manufactura hace ineludible la necesidad de una individualización múltiple o la adecuación de la multiplicidad humana a la multiplicidad de aparatos de producción; es imposible hacerlo de otro modo si se trata de cuerpos especializados en tareas diferenciadas.

Si la manufactura corresponde a una forma en la que el capital no somete completamente a la fuerza de trabajo disponible, entonces la tecnología de poder propiamente capitalista no es la disciplinaria. Para comprenderlo, es necesario recordar que, según Marx, la definitiva consolidación del modo de producción capitalista se deriva del paso a la subsunción real del trabajo. El fundamento de la profunda transformación que esto significa tiene que ver con el proceso que hace posible la autonomía del factor objetivo de la producción:

En la manufactura la estructura del proceso social de trabajo es puramente subjetiva, combinación de trabajadores parciales, en el sistema de máquinas la gran industria crea todo un organismo de producción objetivo que el trabajador encuentra como condición material de producción acabada. En la cooperación simple y a través de su propia división del trabajo aparece específicamente el desplazamiento del trabajador individual por el trabajador social de forma más o menos aleatoria. La maquinaria […] solo funciona en manos del trabajador directamente social o colectivo. El carácter cooperativo del proceso de trabajo se convierte ahora en una necesidad tecnológica dictada por la naturaleza de los medios de trabajo en sí mismos (Marx 1867:372-73Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.).

Una vez que el sistema maquinizado puede funcionar autónoma y automáticamente, esa forma objetiva del capital que son los medios de producción suprime los restos de soberanía que quedaban en los trabajadores y los convierten en pura fuerza de trabajo, es decir, pura energía vital absorbida por el proceso productivo capitalista. El “despotismo de la fábrica” o la “dictadura del capital” consisten, para Marx, en esta objetivación del “mandato del capital” en el aparato técnico de producción (Marx 1867: 268, 361, 542Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). Esta es la clave para entender el carácter abstracto e impersonal de la dominación capitalista (Marx 1983: 91-93Marx, K. [1857-58] 1983. Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie. Berlin: Dietz.). Marx explica esta condición por medio de las figuras de “trabajo vivo” (fuerza de trabajo) y “trabajo muerto” (medios de producción):

En la manufactura y el trabajo artesanal el trabajador se sirve de la herramienta, en la fábrica sirve a la máquina. Allí los movimientos de los medios de trabajo parten de él, aquí debe seguir el movimiento. En la manufactura los trabajadores son miembros de un mecanismo vivo. En la fábrica existe un mecanismo muerto independiente de ellos, del que se convierten en apéndices vivos (Marx 1867: 414Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.).

En términos técnico-políticos, la autonomía del factor objetivo rompe con el predominio del trabajo manual propio de la manufactura. Esto significa que los trabajadores especializados o calificados no son ya indispensables. La lógica de la división del trabajo en la unidad productiva se altera radicalmente, la especialización requerida es la de la operación de las máquinas y eso hace del trabajador una masa mucho más uniforme, dado que las antiguas destrezas han pasado al objeto. El trabajador individual puede desplazarse de una operación a otra con mucha mayor fluidez y puede ser reemplazado muy fácilmente. Su individualidad o multiplicidad corporal importa mucho menos, lo que soporta ahora la producción capitalista es la masa de energía vital que es el trabajador colectivo (Marx 1867: 414-15Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.).

Asimismo, es muy importante tener en cuenta que el objetivo fundamental de la subsunción real se enfoca en las condiciones básicas de la reproducción de la fuerza de trabajo, reducir su valor para obtener más plusvalor (Marx 1867: 294Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). Si se considera que “[l]a fuerza de trabajo solo existe como disposición del individuo viviente” (Marx 1867: 134Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.), e incluye la reposición de las condiciones de salud y fuerza, las condiciones materiales de vida (alimento, vivienda, vestido, etc.) y la reproducción biológica en la familia (Marx 1867: 134-35Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.), se puede decir que una especie de economía de la vida del trabajador anima la tecnificación de la gran industria. En consecuencia, si se puede hablar de una tecnología política, esta se ejerce sobre la vida de los trabajadores, su condición biológica básica, al tiempo que los administra como un conglomerado humano, como una población. Dicho de otro modo, es plausible sostener que aquí se evidenciaría una “biopolítica del capital”, una tecnología de seguridad capitalista, en el sentido que Foucault da a estos conceptos.

Una de las características de la tecnología biopolítica contenida en el dispositivo de seguridad es su capacidad de adaptación a un cierto “orden natural”. A pesar de que Foucault tiende a localizar ese orden en el ámbito de la circulación mercantil (Foucault 2004b: 50, 72Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.; 2004a: 33Foucault, M. 2004a. Naissance de la Biopolitique. Cours au Collège de France. 1978-1979. París: Seuil/Gallimard.), es posible asociar esta característica al proceso productivo dominado por la subsunción real del trabajo. De acuerdo con Marx, la tendencia a la disminución en la transferencia de valor que hacen las máquinas, derivada de la subsunción real, aproxima cada vez más la objetividad técnica capitalista a la productividad de las fuerzas naturales, en las que no media el trabajo humano, asignando así una importancia central a la ciencia y la tecnología (Marx 1867: 376; 1983: 602Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). Con ello se conforma una “segunda naturaleza” (Schmidt 1977: 38-39Schmidt, A. 1977. El concepto de naturaleza en Marx. 2da. ed. Madrid: Siglo XXI Editores.), un nuevo mundo objetivo dominado por la autovalorización del valor; para el trabajador, el aparato técnico autonomizado constituye un orden natural ajeno, una “potencia hostil” (Marx 1867: 427Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.), la lógica automática de la máquina lo obliga a adecuarse, puesto que ya no la controla en absoluto (Marx 1867: 402-3, 414, 424Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). El sistema maquinizado se convierte, entonces, en un entorno con un funcionamiento independiente, con una lógica interna que hay que conocer y a la que hay que adaptarse respetando sus dinámicas autónomas. La tecnología biopolítica que entra en juego tiene que ver con la adecuación a la naturalidad de esa segunda naturaleza; se trataría de un poder capaz de administrar, en función de sus ‘fuerzas naturales’, tanto el capital objetivado en las máquinas como el conjunto poblacional de la fuerza de trabajo colectiva.

Otro aspecto de la gran industria que puede enlazarse con las tecnologías biopolíticas tiene que ver con la estrategia de conducir series abiertas y flujos constantes. La rigidez del trabajador parcial de la manufactura, cuya especialización termina por fijarlo a un oficio determinado, se disuelve con la gran industria; al ser sobre todo portador de energía humana, puede desplazarse con mayor facilidad por las distintas habilidades y puestos de trabajo en el sistema maquinizado. Además, hacia fuera, puede ser sustituido con mucha mayor rapidez (Marx 1867: 480-81Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). Lo efímero de la manufactura por la movilidad de los trabajadores queda reducida al mínimo. Esta aceleración de movimiento de la fuerza de trabajo disponible se halla en la base de lo que Marx define como ‘superpoblación relativa’ y ‘ejército industrial de reserva’. De acuerdo con Marx, la población de trabajadores es objeto del movimiento del capital. La subsunción real del trabajo produce dos efectos esenciales sobre este fenómeno: la facilidad de circulación de trabajadores al interior de la fábrica y la de reemplazo con trabajadores del ejército industrial de reserva (Marx 1867: 608, 627-35Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). En suma, el paso a la subsunción real permite la realización plena del control del capital sobre toda la fuerza de trabajo disponible, sobre toda la clase trabajadora, pero no bajo la forma de una soberanía jurídica o disciplinaria, sino biopolítica; el capital -como estructura abstracta e impersonal- se convierte en el principio estructural de la producción y reproducción de la energía vital de la población trabajadora en sentido amplio, aquella que se ocupa directamente en la extracción de plusvalor y la que constituye su reserva desocupada.

Si se tiene en cuenta que, para Marx, la forma propiamente capitalista de organización social se soporta en la subsunción real del trabajo, es posible plantear que los mecanismos de la dominación capitalista se corresponden más con una técnica biopolítica que disciplinaria, aunque tengan también elementos de esta última. Es muy probable que la dificultad de vincular las tecnologías de seguridad a la forma más avanzada de explotación del trabajo tenga que ver con el alejamiento de Foucault respecto de Marx en su obra tardía. Sin embargo, esa dificultad evidencia diferencias que van más allá de sus coincidencias parciales y formales. Estas no se explican por una falta de investigación o profundización de temas, no tienen que ver con el repaso rápido que Foucault hace de Marx, ni con diferencias teóricas menores a causa de énfasis distintos sobre un campo de problematización semejante. Responden a lo que Balibar define como “incompatibilidad irreconciliable”, a la diferencia irreductible entre ambas teorías, al hecho de que la aproximación de Foucault a Marx en su etapa genealógica tiene por objetivo criticarlo y refutarlo. Tal como lo afirma Taylan (2015)Taylan, F. 2015. “Une historie ‘plus profonde’ du capitalism”. Pp. 19-28 en Marx & Foucault. Lectures, usages, confrontations, editado por C. Laval, L. Paltrinieri y F. Taylan. París: La Découverte., Vigilar y castigar intenta demostrar que el trabajo de Marx es apenas una parte de un cuadro mucho más grande que es el de las tecnologías disciplinarias. Pero esta divergencia no se debe precisamente a que representan dos antropologías distintas sobre el problema de la individualización, como sostiene Balibar. Se podría afirmar, más bien, que se trata de dos sociologías diferenciadas radicalmente, dos teorías sociales que comprenden de modos muy distintos la sociedad capitalista.

SOCIOLOGÍAS DIVERGENTES

 

La analítica del poder de Foucault en su etapa genealógica deja ver que las tecnologías disciplinarias son más amplias y anteriores al período de consolidación técnica del proceso capitalista que ocurre con la subsunción real del trabajo. Para Foucault, la “forma-prisión” y la “forma salario” comparten la misma morfología social, pero no puede decirse que “el modelo del salario ha sido transferido hacia la penalidad” (Foucault 2013: 86Foucault, M. 2013. La société punitive. Cours au Collège de France. 1972-1973. París: Seuil/Gallimard.). Su similitud se debe a que en ambas opera un “poder global sobre el tiempo”, una “relación del tiempo de la vida y el poder político” (Foucault 2013: 73Foucault, M. 2013. La société punitive. Cours au Collège de France. 1972-1973. París: Seuil/Gallimard.). Es por esta razón que las “instituciones de secuestro” generadas por las disciplinas son condición indispensable para el capitalismo:

[…] si bien es cierto que la estructura económica, que se caracteriza por la acumulación de capital, tiene la propiedad de transformar la fuerza de trabajo de los individuos en fuerza productiva, la estructura de poder que asume la forma del secuestro tiene como objetivo transformar, previo a esa etapa, el tiempo de la vida en fuerza de trabajo […] El capitalismo, en efecto, no se encuentra con la fuerza de trabajo como tal (Foucault 2013: 235-36Foucault, M. 2013. La société punitive. Cours au Collège de France. 1972-1973. París: Seuil/Gallimard.).

Las disciplinas hacen posible una cuantificación del tiempo (Foucault 2013: 72-73, 86Foucault, M. 2013. La société punitive. Cours au Collège de France. 1972-1973. París: Seuil/Gallimard.) y permiten, en cuanto instrumentos de coerción ética y política, la fijación de los individuos al aparato productivo (Foucault 2002: 125-26Foucault, M. 2002. A verdade e as formas jurídicas. 3.ª ed. Rio de Janeiro: NAU.; 2013: 201Foucault, M. 2013. La société punitive. Cours au Collège de France. 1972-1973. París: Seuil/Gallimard.). Pero esta fijación contiene un sentido más general de producción, en la medida en que los individuos son fijados temporalmente (secuestrados) a distintos aparatos institucionales: a un sistema de transmisión de conocimiento, de normalización o de producción (Foucault 2009: 248, 252Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.; 2013: 213-14Foucault, M. 2013. La société punitive. Cours au Collège de France. 1972-1973. París: Seuil/Gallimard.). Es más, de acuerdo con Foucault, en El capital se observa que una técnica de producción de cosas requiere un tipo de conducta individual (Foucault 1988: 18) y unas técnicas de poder precisas (Foucault 2002: 15Foucault, M. 2002. A verdade e as formas jurídicas. 3.ª ed. Rio de Janeiro: NAU.). Por otra parte, se debe tener en cuenta que la genealogía de los esquemas disciplinarios muestra que tanto la administración y control de los “ilegalismos populares” como el “modelo panóptico” de Bentham se desarrollan con anterioridad a la gran industria capitalista (Foucault 2002: 87 y 102Foucault, M. 2002. A verdade e as formas jurídicas. 3.ª ed. Rio de Janeiro: NAU.; 2009: 322-23Foucault, M. [1975] 2009. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 2.ª ed. México: Siglo XXI.; 2013: 144Foucault, M. 2013. La société punitive. Cours au Collège de France. 1972-1973. París: Seuil/Gallimard.).

Pero no solo las disciplinas adquieren este carácter de condición previa, también lo hace la biopolítica, puesto que el biopoder -en su acepción más amplia- constituye “[…] un elemento indispensable del desarrollo del capitalismo; el cual solo puede asegurarse al precio de la inserción controlada de los cuerpos en el aparato de producción y mediante un ajuste de los fenómenos de población a los procesos económicos” (Foucault 1976:185Foucault, M. 1976. Historie de la sexualité I. La volonté de savoir. Vol. 1. París: Gallimard.). Para Foucault, las transformaciones sociales del siglo XVII que dan lugar a estos fenómenos son bastante más que la “entrada de la existencia humana en el mundo abstracto de la mercancía”, son efecto de un poliedro de procesos múltiples que van desde el surgimiento de nuevas formas de gobierno al de los mercados de pueblo o la política de libre competencia internacional (Foucault 2004b: 346Foucault, M. 2004b. Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978. París: Seuil/Gallimard.).

En Marx, por el contrario, son las transformaciones de la vida material las que dan origen al modo de vida (Lebensweise) capitalista: sin el proceso objetivo de autonomía de las máquinas no son posibles ni la subjetivación del trabajador ni la definitiva consolidación del modo capitalista de producción. Del mismo modo, las técnicas disciplinarias no alcanzan sus objetivos porque tienen lugar en la manufactura, cuya base manual obstaculiza el control total del capital. De hecho, Marx sostiene que la principal arma de la “autocracia del capital” en contra de las huelgas y los disturbios de los trabajadores es la maquinaria (Marx 1867: 427Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). La tesis de los ilegalismos populares es, evidentemente, una crítica a esta idea.6 Harcourt (2013: 290) considera que en el curso La sociedad punitiva, a pesar de cierto lenguaje “marxistizante”, Foucault toma distancia de Marx y el marxismo. Los elementos que aquí se recuperan del mismo permiten arribar a la misma conclusión. Esto pone en cuestión la tesis de Legrand sobre el “olvido deliberado” de Marx que estaría presente en Vigilar y Castigar.

La problematización de la biopolítica en relación con la explotación capitalista permite trazar los rasgos disímiles del modo en que Marx y Foucault conciben el proceso de reproducción material de la sociedad capitalista. Es lógico que Foucault, que halla en el discurso de la economía política liberal un saber correspondiente con la gubernamentalidad autorregulada, privilegie la problemática de la circulación sobre la de la producción capitalista. Marx comprende el problema de modo muy distinto: el capital es el sujeto automático del proceso de reproducción social, su lógica de autovalorización (Selbstverwertung), su metamorfosis acelerada y creciente que le permite realizarse transformándose continuamente de capital-mercancía en capital-dinero y viceversa (Marx 1867: 113-16, 159-61Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). Se trata de la dialéctica de producción y circulación que deshace la idea de límites fijos entre ambos procesos, del concepto de ‘producción en general’ (Produktion im allgemeinen) (Marx 1983: 20-21Marx, K. [1857-58] 1983. Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie. Berlin: Dietz.) y que permite descifrar el carácter contradictorio de la esfera de la circulación que encubre la forma valor.

Aunque la noción de ‘productividad’ del poder suele verse como un punto de coincidencia entre Marx y Foucault, varios indicios sugieren más bien una discrepancia significativa. Foucault cuestiona el esencialismo del trabajo del marxismo que fundamenta su noción estática del sujeto, repitiendo una lectura convencional que atribuye al marxismo una comprensión del problema que supondría la existencia de una forma pura o desenajenada de trabajo que está atrapada por la explotación capitalista. En contraste, su crítica señala la necesidad de entender que lo que existen son formas históricas de trabajo (Foucault 2002: 125Foucault, M. 2002. A verdade e as formas jurídicas. 3.ª ed. Rio de Janeiro: NAU.; 2013: 236Foucault, M. 2013. La société punitive. Cours au Collège de France. 1972-1973. París: Seuil/Gallimard.). Esta crítica parece confundir esa esencia del trabajo con la abstracción que hace Marx para entender el proceso de trabajo o proceso general de producción, que recogería los rasgos generales de todas las formas de sociedad; pero esto solo tiene sentido como un punto de partida para la crítica a la economía política, la que tiende a ver la sociedad capitalista como ahistórica, como si estuviera presente en todas las sociedades. Por eso, Marx sostiene que esa forma abstracta de concebir el proceso productivo no sirve para entender las formas sociales históricas (Marx 1867: 148-50Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.; 1983: 24Marx, K. [1857-58] 1983. Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie. Berlin: Dietz.). En el mismo sentido, afirma que es sencillamente absurdo creer que el trabajo asalariado puede existir por fuera del capital; ambos se determinan mutuamente, la desaparición del último implica la del primero (Marx 1983:241Marx, K. [1857-58] 1983. Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie. Berlin: Dietz.).

Esta es la razón por la que, para Marx, la subsunción real del trabajo implica la convergencia de un doble proceso: de una parte, la productividad del trabajo, que podría permitir una disminución constante del tiempo de trabajo y, por otra, la productividad de la explotación capitalista, que provoca todo lo contrario, una extensión de la jornada y una intensificación que va más allá de las capacidades físicas de la fuerza de trabajo (Marx 1867: 432-33Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). En síntesis, se trata de la diferencia contradictoria entre la tendencia a la socialización de la producción y la reproducción social que genera el capitalismo y la lógica de explotación y sometimiento que está en la base de la autovalorización del valor, y es esa contradicción la que tratan de desentrañar los conceptos de enajenación y fetichismo. Foucault coincide con Marx en la centralidad de la contradicción y en su carácter práctico en relación con la productividad del poder, pero los entiende estratégicamente y no dialécticamente, dado que piensa que la dialéctica homogeniza la heterogeneidad práctica de las relaciones de poder (Foucault 2004a: 44Foucault, M. 2004a. Naissance de la Biopolitique. Cours au Collège de France. 1978-1979. París: Seuil/Gallimard.). En definitiva, son dos modos muy distintos de comprensión del conflicto social: mientras para Foucault el antagonismo, el juego de fuerzas, ocurre entre las tecnologías de poder y las resistencias a ellas, en Marx tiene lugar al interior de la propia tecnología.

Los desacuerdos se vinculan también con el modo de comprender las relaciones sociales y el carácter social de los objetos. En El sujeto y el poder, Foucault llama la atención sobre la peculiaridad del “poder pastoral”, una forma de poder que combina el sacrificio de quien dirige con la preocupación por el bienestar individual; debido a esto es, al mismo tiempo, un poder totalizante e individualizante (Foucault 1983: 213-14Foucault, M. 1983. “The Subject and Power”. Pp. 208-26 en Michel Foucault: Beyond Structuralism and Hermeneutics, editado por H. L. Dreyfus y P. Rabinow. Chicago: The University of Chicago Press.). Como bien apunta Revel (2015: 161)Revel, J. 2015. “Foucault, marxiste hérétique? Historie, subjectivation et liberté”. Pp. 154-70 en Marx & Foucault. Lectures, usages, confrontations, editado por C. Laval, L. Paltrinieri y F. Taylan. París: La Découverte., esto hablaría del intento de Foucault por superar la dicotomía sujeto-historia, intento que, a criterio de Jessop (1990: 232-236)Jessop, B. 1990. “Poulantzas and Foucault”. Pp. 220-47 en State Theory. Putting the Capitalist State in its Place. Cambridge: Polity Press., fracasa debido al severo límite que la teoría de Foucault presenta para explicar el nexo y las mediaciones entre la macropolítica y la micropolítica, porque está detenida en esta última. En el mismo sentido, como se ha visto, Balibar (2015: 98-99)Balibar, É. 2015. “L’anti-Marx de Michel Foucault”. Pp. 84-102 en Marx & Foucault. Lectures, usages, confrontations, editado por C. Laval, L. Paltrinieri y F. Taylan. París: La Découverte. cree que esto contrasta con el excesivo abstraccionismo de Marx en su noción de individuo, aunque este argumento describe uno de los elementos de la dialéctica de la sociedad capitalista planteada por Marx, la abstracción del valor, pero pierde de vista el otro elemento, la multiplicación concreta de valores de uso. Para Marx, la compleja dialéctica abstracto-concreta de las relaciones sociales explica el carácter de la sociedad capitalista.

Sin embargo, es posible decir que son los términos de la discusión los que pueden ponerse en duda. Frente al predominio micropolítico o microsocial en Foucault, Marx entiende las relaciones sociales como una combinación de factores abstractos y concretos al mismo tiempo. El trabajador de la fábrica industrial es abstracto en cuanto es parte de la masa de energía humana disponible, pero el despliegue de su acción hace de esa fuerza abstracta un objeto concreto. Todo el desarrollo del argumento de El capital se sostiene en esta doble condición. El muy conocido análisis de la mercancía es una clara muestra, en ella coexisten dos tipos de trabajo: abstracto y concreto (Marx 1867:13Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). Toda la teoría del valor trabajo descansa en esta doble condición, la abstracción social que es el valor no puede alcanzar existencia social si no se expresa en el valor de uso de otra mercancía, aquello que Marx llama ‘forma-valor’ (Wertform) y, en el lenguaje de la economía política clásica, se conoce como ‘valor de cambio’ (Marx 1867: 19-21Marx, K. 1867. Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie I. Der Produktionsprozess des Kapitals. Hamburg: Otto Meissner.). Y es esta compleja relación la que explica el trastrocamiento de los términos relacionales (cosas-personas) que ocurre en el fetichismo de la mercancía. En definitiva, en la sociedad capitalista, para Marx, los objetos constituyen objetivaciones de relaciones sociales, al tiempo que las regulan. Por esta razón, la idea de prácticas en Marx es muy distinta a la de Foucault.

Las diferencias teóricas conciernen, además, a modos diferentes de comprender el complejo general de relaciones sociales, sus diversos tipos y sus formas de interdependencia, sus continuidades y discontinuidades. En el caso de Foucault, esto implica el problema de que las relaciones de poder se encuentran enraizadas en las relaciones sociales de producción (Foucault 2002: 126Foucault, M. 2002. A verdade e as formas jurídicas. 3.ª ed. Rio de Janeiro: NAU.). Aunque sus tipologías de las relaciones sociales sugieren un campo específico para las tecnologías de poder, en su obra, el saber, la moral, el Estado o los procesos productivos se explican “en última instancia” por las relaciones de poder. En cualquier caso, la crítica marxista parece tener razón en cuanto a que Foucault tiende a reducir todas las relaciones sociales a relaciones de poder (Jessop 1990Jessop, B. 1990. “Poulantzas and Foucault”. Pp. 220-47 en State Theory. Putting the Capitalist State in its Place. Cambridge: Polity Press.; Poulantzas 1978Poulantzas, N. 1978. “Vers une théorie relationnelle du pouvoir?” Pp. 160-69 en L’Etat, le Pouvoir, le Socialisme. Paris: PUF.). Para Marx, en cambio, las relaciones de producción son relaciones de poder y, dado que operan en el sustrato material de la vida social, son ellas las que se enraízan en otros tipos de relaciones sociales (Marx 1961: 9-11Marx, K. [1859] 1961. Zur Kritik der Politischen Ökonomie. Berlin: Dietz.). La lógica de las relaciones sociales de producción es contradictoria en sí misma para Marx, como se puede observar en la coexistencia de relaciones de cooperación colectiva y de dominación en el proceso productivo capitalista, lógica que explica el carácter impersonal y abstracto de la dominación capitalista.

CONCLUSIONES

 

La indagación por el vínculo teórico entre Marx y Foucault puede señalar las posibilidades heurísticas de sus similitudes con relación al problema de la subjetividad en la sociedad capitalista. La percepción de que Marx hace una crítica a las estructuras objetivas, mientras el proyecto crítico de Foucault apunta al ámbito microsocial de la subjetivación, sustenta la tesis de que existe una complementariedad entre sus dos posiciones. En cierto modo, para los marxistas preocupados por este problema, Foucault completaría la obra de Marx. Ciertamente, Foucault pone en discusión un campo de la vida social no suficientemente explorado por Marx, tensionando ciertos vacíos teóricos; pero esto no significa que Foucault haga una interpretación “criptomarxista” del problema. Para decirlo de un modo distinto, el que Foucault obligue a pensar desde el marxismo el problema de la subjetivación no significa que complete o, sencillamente, generalice el análisis de Marx. De igual forma, no cabe duda de que existen similitudes y puntos de contacto que pueden despertar interés teórico, pero difícilmente se puede decir que se localicen en los fundamentos de sus teorías. La hipótesis de la compatibilidad es discutible si se tiene en cuenta que entre ambos existe una brecha insalvable debido a sus modos contrapuestos de entender las bases de la sociedad capitalista.

En este artículo se ha puesto en discusión la yuxtaposición inmediata entre tecnologías de poder y subsunción real con la finalidad de mostrar las divergencias sustanciales entre ambas teorías sobre la sociedad moderna o capitalista. El análisis realizado muestra que es más consistente sostener una correspondencia entre tecnologías disciplinarias y subsunción formal del trabajo, así como entre tecnologías biopolíticas y subsunción real.

Los resultados de esta comparación teórica plantean algunas cuestiones fundamentales en la comprensión de la política de ambos autores. Aunque exista una mirada compartida sobre el automatismo práctico del poder, entendido como ‘juego de fuerzas’ o como relación material asimétrica, sus interpretaciones son muy disímiles respecto de la violencia de la dominación. Para Marx, el despliegue del control disciplinario del proletariado es sumamente violento y los propios capitalistas se muestran renuentes a cumplir con las disciplinas por la presión de la autovalorización del valor. Dicho de otro modo, la violencia está arraigada en el proceso de reproducción del mundo social objetivo, la subsunción real lo agrava porque hace del capital el principio básico de ordenamiento de la biopolítica; no es la libre circulación en abstracto la que cuenta, sino la desbocada metamorfosis del capital, su libre flujo. Foucault tiene un enfoque enteramente diferente tanto sobre la efectividad de las disciplinas, que es lo que le lleva a cuestionar la dupla marxista violencia-consenso, como sobre el carácter de la libre circulación capitalista; por supuesto, no niega la violencia de las formas de poder que analiza, pero ella aparece desprendida de la objetividad de la producción capitalista.

La crítica del sujeto efectuada por Foucault puede contribuir a poner en discusión la concepción del sujeto en Marx e indagar por las posibilidades de una teoría marxista de la subjetivación, pero no sustituirla. La discusión sobre el vínculo entre tecnologías disciplinarias y subsunción del trabajo permite una aproximación a la complejidad con la que Marx aborda la constitución de los trabajadores como sujetos, su dependencia del poder del capital, su indeterminación, su condición contradictoria, etc. Al mismo tiempo, es posible comprender algunos aspectos específicos del carácter del capital como “sujeto autónomo”, es decir, de la naturaleza abstracta e impersonal de la dominación capitalista, que adquiere expresiones concretas en el mundo de los objetos que constituyen el soporte de la materialidad de ese poder abstracto. Esto se distancia significativamente de la “multiplicidad concreta” y los “juegos de fuerza” foucaultianos.

Estas consideraciones sobre la “diferencia irreductible” entre Marx y Foucault aluden, en el fondo, a una cuestión metodológica. Se trata de la distancia infranqueable entre la dialéctica y la genealogía. Por supuesto, no es meramente metodológico, guarda relación con cuestiones ontológicas y epistemológicas que, al final de cuentas, se vinculan con el antagonismo teórico de la herencia reflexiva del siglo XIX entre las tradiciones nietzscheana y marxista, y las enormes dificultades para su conciliación. El hecho de que hayan sido los marxistas quienes llevaron a cabo el mayor esfuerzo por conciliarlas puede interpretarse como un síntoma de la razón que tienen los nietzscheanos al asumir que, más allá de ciertas similitudes, las diferencias son insalvables.

AGRADECIMIENTOS

 

Este trabajo ha sido posible gracias a la licencia doctoral otorgada por la Universidad Central del Ecuador y a los estudios realizados en el marco del programa de Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

NOTAS

 
1

Ciertas críticas marxistas, como las de Anderson (1984: 51-53)Anderson, P. 1984. In the Tracks of Historical Materialism. Chicago: University of Chicago Press., Harvey (1990: 45-46)Harvey, D. 1990. The Condition of Postmodernity. An Enquiry into the Origins of Cultural Change. Cambridge, Massachusetts: Blackwell. o Eagleton (1991: 8-10)Eagleton, T. 1991. Ideology. An Introduction. Londres: Verso., podrían considerarse también. Sin embargo, sus aproximaciones son menos específicas, en la medida en que abordan cuestiones más generales, como el posmodernismo o la ideología.

2

Sobre las definiciones de estos conceptos, sus imbricaciones y sus diferencias, ver los trabajos de Castro (2011)Castro, E. 2011. Diccionario Foucault. Temas conceptos y autores. Buenos Aires: Siglo XXI Editores. y CastroGómez (2010)Castro-Gómez, S. 2010. Historia de la gubernamentalidad. Razón de estado, liberalismo y neoliberalismo en Michel Foucault. Bogotá, D.C: Siglo del Hombre Editores..

3

Esto guarda relación con la pregunta por las características de otros tipos de gubernamentalidad. La alusión de Foucault (2004a: 93-94)Foucault, M. 2004a. Naissance de la Biopolitique. Cours au Collège de France. 1978-1979. París: Seuil/Gallimard. a que el “socialismo real” carece de gubernamentalidad y recurre a un ‘Estado de policía’ permanente deja ver que un régimen político no siempre tiene gubernamentalidad.

4

Según Castro (2018: 5)Castro, E. 2018. “¿Un Foucault neoliberal?” Revista Latinoamericana de Filosofía Política VII (2): 1-32., la crítica a la imagen canónica deleuziana sobre Foucault implica también cuestionarse por su posición política. El “giro biopolítico” habla de una aproximación expectante al liberalismo, el neoliberalismo y el ordoliberalismo.

5

Macherey (2012)Macherey, P. 2012. “Le sujet productif”. La philosophie au sens large. Consulta 21 de octubre de 2019 (https://philolarge.hypotheses.org/1245). subraya la importancia de las nociones de ‘segunda naturaleza’ y ‘trabajo vivo’, y encuentra aquí el vínculo teórico de Marx con Foucault y Bourdieu. Read (2003)Read, J. 2003. The micro-politics of capital: Marx and the prehistory of the present. Albany: State University of New York Press. también privilegia el trabajo vivo en la comprensión de la micropolítica del orden capitalista. Extrañamente, ninguno de los dos problematiza la relación que pueden tener estos aspectos con la biopolítica.

6

Harcourt (2013: 290)Harcourt, B. E. 2013. “Situation du cours”. Pp. 271-314 en La société punitive. Cours au Collège de France. 1972-1973, editado por Bernard E. Harcourt. París: Seuil/Gallimard. considera que en el curso La sociedad punitiva, a pesar de cierto lenguaje “marxistizante”, Foucault toma distancia de Marx y el marxismo. Los elementos que aquí se recuperan del mismo permiten arribar a la misma conclusión. Esto pone en cuestión la tesis de Legrand sobre el “olvido deliberado” de Marx que estaría presente en Vigilar y Castigar.

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