ARTÍCULO / ARTICLE

¿QUIÉNES CAMBIARON DE PARTIDO DURANTE LA GRAN RECESIÓN? UN ESTUDIO DE 12 PAÍSES DE EUROPA OCCIDENTAL

WHO CHANGED PARTIES DURING THE GREAT RECESSION? A STUDY OF 12 WESTERN EUROPEAN COUNTRIES

José Rama

King’s College London

jose.rama@kcl.ac.uk

ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-3990-1696

Lisa Zanotti

Griffith University (Australia)

l.zanotti@griffith.edu.au

ORCID iD: https://orcid.org/0000-0001-5515-3686

 

RESUMEN

Los niveles de volatilidad electoral tras la Gran Recesión de 2008 fueron récord en la mayoría de los países de Europa occidental. Entre las principales causas de esta inestabilidad electoral destacan el desarrollo negativo de la economía, la crisis de los partidos tradicionales y el cambio de los temas de competición política. A nivel individual, se desconoce qué factores propiciaron que los electores cambiasen de preferencia partidista después de la Gran Recesión. Además, en general, se sabe poco sobre las diferencias entre un elector estable y uno volátil. Este estudio de 12 países de Europa occidental tras la crisis económica concluye que el modelo del votante económico no siempre explicó el cambio de preferencia partidista después de 2008, mientras que los sentimientos de desafección política se encuentran entre las principales razones para entender el cambio de partidos entre elecciones.

ABSTRACT

Levels of electoral volatility after the 2008 Great Recession were record in most Western European countries. The main causes of this electoral instability were the negative development of the economy, the crisis of the traditional political parties and the changes in the issues of political competition. At the individual level, it is not clear what factors lead voters to change partisan preferences after the Great Recession. In addition, in general terms, little is known about the differences between a stable voter and a volatile one. This study, for 12 Western European countries after the economic crisis, concludes that the economic voter model did not always explain the change of party preference after 2008, while sentiments of political dissatisfaction would help us to understand the change of parties between elections.

Recibido: 19-02-2019; Aceptado: 22-02-2020; Publicado online: 28-09-2020

Cómo citar este artículo/Citation: Rama, J. y L. Zanotti. 2020. "¿Quiénes cambiaron de partido durante la Gran Recesión? Un estudio de 12 países de Europa occidental". Revista Internacional de Sociología 78(3):e164. https://doi.org/10.3989/ris.2020.78.3.19.015

PALABRAS CLAVE: Europa; Identificación de partido; Partidos; Volatilidad electoral; Voto económico.

KEYWORDS: Economic voting; Electoral volatility; Europe; Parties; Party identification.

Copyright: © 2020 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).

CONTENIDOS

RESUMEN
ABSTRACT
INTRODUCCIÓN
TEORÍA E HIPÓTESIS
DATOS Y MÉTODOS
RESULTADOS
CONCLUSIONES
AGRADECIMIENTOS
NOTAS
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
SOBRE LOS AUTORES

 

INTRODUCCIÓN Top

Volatility is a cumulative function of individual vote shifts – presumably made in response to retrospective evaluations of economic performance. Electoral outcomes can be used to test the effect of national economic performance on aggregate shifts in the electorate.

Kenneth M. Roberts y Erik Wibbels, Party Systems and Electoral Volatility (1999Roberts, K.M. y E. Wibbels. 1999. "Party systems and electoral volatility in Latin America: A test of economic, institutional, and structural explanations". American Political Science Review 93(3):575-590.: 577)

Los niveles de volatilidad electoral alcanzados en la mayoría de los países de Europa occidental tras la Gran Recesión de 2008 supusieron algunos de los valores más elevados de su historia democrática. Muchos son los ejemplos que se pueden utilizar para ilustrar este escenario de inestabilidad política. Entre algunos de los más destacados están el 17 por ciento de votantes que, entre 2013 y 2017 en las elecciones federales de Alemania, cambiaron su voto; o el 18 y 17 por ciento que se llegó a registrar en el Reino Unido en 2015 y en Austria en 2010, respectivamente. En Islandia o Grecia, los niveles de volatilidad llegaron a cifras insólitas: más del 34 por ciento de islandeses cambiaron sus preferencias partidistas en los comicios parlamentarios de 2012, y un 33 por ciento de griegos hizo lo propio el mismo año en las elecciones nacionales.[1] Además, los niveles de volatilidad electoral más recientes siguen siendo altos: un 23 por ciento en las elecciones holandesas de 2017, un 27 por ciento en las de Italia de 2017 o un 41 por ciento en las elecciones legislativas francesas de 2017.

De hecho, como puede comprobarse con los ejemplos anteriores, no solo en aquellos países que más padecieron la crisis económica (Islandia, Grecia) los electores decidieron castigar al partido de Gobierno y premiar a las fuerzas de oposición, incrementando con ello la volatilidad electoral agregada, sino que en los países menos afectados por la crisis (Reino Unido, Austria) los votantes también cambiaron sus preferencias partidistas de forma recurrente (Emanuele 2015Emanuele, V. 2015. Dataset of electoral volatility and its internal components in Western Europe (1945-2015). Rome: Italian Center for Electoral Studies. http://dx.doi.org/10.7802/1112.).

Ahora bien, si a nivel agregado las principales explicaciones de estos elevados niveles de volatilidad electoral pueden estar relacionados con causas económicas (Mainwaring, Gervasoni y España-Najera 2017Mainwaring, S., C. Gervasoni y A. España Najera. 2017. "Extra- and within-system electoral volatility". Party Politics 23(6):623-635.; Dassonneville y Hooghe 2017Dassonneville, R. y M. Hooghe. 2017. "Economic indicators and electoral volatility: economic effects on electoral volatility in Western Europe, 1950-2013". Comparative European Politics 15(6):919-943.), políticas (Magalhaes 2014Magalhaes, P. 2014. "Introduction - Financial crisis, austerity, and electoral politics". Journal of Elections, Public Opinions and Parties 24(2):125-133.) y estructurales (Chiaramonte y Emanuele 2018Chiaramonte, A. y V. Emanuele. 2018. "Towards turbulent times: measuring and explaining party system (de-)institutionalization in Western Europe (1945-2015)". Italian Political Science Review 49(1):1-23.), a nivel individual se desconoce qué está detrás del cambio que un votante hace entre una elección y otra. Sin embargo, conocer los factores que explican el cambio de opción partidista resulta clave para entender el futuro de los sistemas de partidos contemporáneos: identificar las características de aquellos que exhiben una mayor predisposición a mudar de partido entre dos elecciones ayudaría a conocer quiénes son los que estarían encargados de mantener el equilibrio de poder y quiénes de favorecer la alternancia partidista (Przeworski, Stokes y Manin 1999Przeworski, A., S.C. Stokes y B. Manin. 1999. Democracy, accountability and representation. Cambridge: Cambridge University Press.).

Pese a que el incremento de la volatilidad electoral se ha acentuado en los últimos años, el proceso se retrotrae a décadas atrás. A nivel agregado, las excepciones son los trabajos seminales de Richard Rose y Derek W. Urwin (1970Rose, R. y D. Urwin. 1970. "Persistence or change in Western party systems since 1945". Political Studies 18(3):287-319.) acerca de 19 países de Europa occidental entre 1945 y 1969, en los que muestran el predominio de una cierta estabilidad política; y de María Maguire (1983Maguire, M. 1983. "Is there still persistence? Electoral change in western europe, 1948-1979". Pp. 67-94 en Western European Party Systems, editado por H. Daalder y P. Mair. Beverly Hills, Londres: SAGE Publications.) sobre 15 países, 84 partidos y 142 elecciones en el periodo correspondiente a 1948-1979, que tampoco detecta alteraciones significativas en el sistema de partidos de los países de Europa occidental.

Buena parte de las restantes investigaciones subrayaron que, sobre todo a partir de finales de los años setenta, los niveles de volatilidad electoral empezaron a crecer de forma significativa. Pedersen (1979Pedersen, M. N. 1979. "The dynamics of European party systems: changing patterns of electoral volatility". European Journal of political Research 7(1):1-26.), en el periodo correspondiente a 1970 – 1977, identifica un aumento en los niveles de la volatilidad electoral agregada en Dinamarca, Finlandia, Holanda, Noruega y Suiza que dobla las cifras observadas en el periodo correspondiente a 1948-1969. Con ello, y sobre todo desde los trabajos de Dalton y sus colaboradores (1984Dalton, R. J. 1984. "Cognitive mobilization and partisan dealignment in advanced industrial democracies". The Journal of Politics 46(1):264-284.) y Mark Franklin y los suyos (1992Franklin, M. N., T.T. Mackie y H. Valen. 1992. Electoral Change: Responses to Evolving Social and Attitudinal Structures in Western Countries. Cambridge: Cambridge University Press.), empezó a hablarse del descongelamiento del sistema de partidos europeo. Este se hacía evidente a través no solo del incremento de la volatilidad electoral, sino, y sobre todo, por los niveles de baja identificación partidista (Dalton 2000Dalton, R. J. 2000. "The decline of party identification". Pp. 19-36 en Parties without partisans: Political change in advanced industrial democracies, editado por R.J. Dalton y M.P. Wattenberg. Oxford: Oxford University Press.), la pérdida de afiliados en las formaciones políticas (van Biezen, Mair y Poguntke 2012Biezen (Van), I., P. Mair y T. Poguntke. 2012. "Going, going, . . . gone? The decline of party membership in contemporary Europe". European Journal of Political Research 51(1):24-56.) y la caída en la participación electoral (Franklin 2004Franklin, M. 2004. Voter turnout and the dynamics of electoral competition in established democracies since 1945. Cambridge: Cambridge University Press.). Además, esto no tardó en manifestarse en bajos niveles de confianza en las instituciones políticas (Dalton 2004Dalton, R. J. 2004. Democratic challenges, democratic choices: The erosion of political support in advanced industrial democracies. Oxford: Oxford University Press.) y, por lo general, en un distanciamiento creciente entre votantes y partidos (Mair 2013Mair, P. 2013. Ruling the void: The hollowing of Western democracy. New York y London: Verso Books.).

Así, y dado que los electores cada vez se involucran menos en política (al menos de la forma tradicional), mostrando un comportamiento más incierto y menos predecible, sería de esperar que, como señaló Peter Söderlund (2008Söderlund, P. 2008. "Retrospective voting and electoral volatility: A nordic perspective". Scandinavian Political Studies 31(2):217-240.), los factores a corto plazo fuesen los que más peso tuvieran en el voto.[2] Si esto fuese cierto, comprobar su efecto después de la Gran Recesión habría de ayudar a que ganasen en relevancia a la hora de explicar por qué un elector cambia su voto de una elección a otra. Por lo tanto, el análisis de elementos coyunturales, como la valoración retrospectiva de la situación económica del país, vinculado, a su vez, con el desempeño del partido de gobierno, y de elementos de distinta naturaleza y de mediano-largo plazo como la identificación partidista, la confianza en los partidos y políticos o la satisfacción con el funcionamiento de la democracia, resulta fundamental para entender si los altos niveles de volatilidad electoral de los últimos años están relacionados con causas específicas o si, por lo contrario, lo están con procesos de mayor alcance, como el distanciamiento entre partidos y votantes o los cambios en los temas de competición política (Mair 2013Mair, P. 2013. Ruling the void: The hollowing of Western democracy. New York y London: Verso Books.).

Los trabajos previos sobre las causas del cambio de preferencia partidista entre elecciones se han centrado tanto en factores de corto como de largo alcance (económicos, sociológicos y políticos). Pese a todo, los resultados no han generado consenso y distintas investigaciones han alcanzado diferentes hallazgos (Dassonneville y Stiers 2018Dassonneville, R. y D. Stiers. 2018. "Electoral volatility in Belgium (2009-2014). Is there a difference between stable and volatile voters?". Acta Política 53(1):68-97.: 69). Teniendo en cuenta dicha inconsistencia y la inexistencia de un estudio que cubra la mayoría de los países de Europa occidental después de la crisis económica de 2008, momento en el que los sistemas de partidos han podido cambiar (Emanuele 2018Emanuele, V. 2018. Cleavages, institutions and competition. understanding vote nationalization in Western Europe (1965-2015). London-New York: ECPR press.: 127-225) y utilizando el Módulo IV (elecciones entre 2011 y 2016) del Comparative Study of Electoral Systems (CSES), este trabajo busca conocer los factores que explican el cambio de partido en el periodo correspondiente a los años de la gran crisis económica.

Los resultados muestran que los factores de tipo económico no ofrecen una explicación generalizable a la mayoría de los países incluidos en este estudio para entender los cambios de preferencia partidista entre elecciones después de la Gran Recesión. Sin embargo, elementos como la identificación partidista o la satisfacción con la democracia sí resultan relevantes en varios de los países analizados para explicar el cambio partidista entre elecciones. Con todo, por lo general, este trabajo concluye que no existe una pauta común en los electores de los países analizados, siendo distinta la combinación de factores necesaria para entender la volatilidad electoral individual en cada país.

 

TEORÍA E HIPÓTESIS Top

Evaluación de la situación económica

En su reciente libro, Nancy Bermeo y Larry Bartels (2014Bermeo, N. y L. Bartels. 2014. Mass politics in tough times. Opinions, voters and protest in the Great Recessions. Oxford: Oxford University Press.), abordaron las reacciones de los electores en medio de tiempos difíciles. En él, Bartels (2014Bartels, L. M. 2014. "Ideology and retrospection in electoral responses to the Great Recession". Pp. 185-223 en Mass politics in tough times. Opinions, voters and protest in the Great Recessions, editado por N. Bermeo y L. Bartels. Oxford: Oxford University Press.: 194), analizando la relación entre el voto a un partido y los niveles de crecimiento tanto del Producto Interno Bruto (PIB) como del desempleo, afirma que “los ciudadanos de los países de la OCDE recompensaron generalmente a sus gobiernos cuando sus economías prosperaron y los castigaron cuando el crecimiento económico se desaceleró”. Además, en el mismo volumen, Hanspeter Kriesi (2014Kriesi, H. 2014. "The political consequences of the economic crisis in Europe: Electoral punishment and popular protest". Pp. 297-333 en Mass Politics in Tough Times. Opinions, voters and protest in the Great Recessions, editado por N. Bermeo y L. Bartes. Oxford: Oxford University Press. https://doi.org/10.1093/acprof:oso/9780199357505.003.0010.: 314), con otra muestra de países diferente a la de Bartels, llega a conclusiones similares: “los partidos de gobierno fueron castigados duramente debido a las consecuencias negativas de la crisis”. Parece, pues, que, si algo determinó la decisión de voto durante las elecciones que se celebraron después de 2008 fueron las valoraciones retrospectivas de los votantes sobre la situación económica y el desempeño del partido en el gobierno.

Así, tal y como destacaron Anthony Downs (1957Downs, A. 1957. An economic theory of democracy. New York: Harper Row.) y V.O. Key (1966Key, V.O. 1966. The Responsible Electorate: Rationality in Presidential Voting 1936-1960. Cambridge: Belknap Press.), los electores simplemente premian o castigan a los partidos en la siguiente elección en función de su desempeño, sin tener en cuenta lo que puedan hacer en el futuro. Las valoraciones retrospectivas de la acción del Gobierno y de la situación económica del país determinarían que un votante se pasase a otro partido o terminase por abstenerse si no existiera otra opción política que le resultase convincente. Esta es la base de la teoría del voto económico (Monroe 1979Monroe, K. R. 1979. "Econometric analysis of electoral behavior: A critical review". Political Behaviour 1(2):137-173.; Norpoth 1996Norpoth, H. 1996. "Of Time and Candidates A Forecast for 1996". American Politics Research 24(4):443-467.) que, en los últimos años y sobre todo después de la Gran Recesión, ha sido testada en innumerables ocasiones en las democracias occidentales.[3]

Los estudios sobre volatilidad electoral a nivel individual no han sido ajenos a estas teorías y han situado la evaluación del Gobierno y las valoraciones retrospectivas de la economía entre los elementos más relevantes para explicar el cambio de preferencia partidista de una elección a otra. Söderlund (2008Söderlund, P. 2008. "Retrospective voting and electoral volatility: A nordic perspective". Scandinavian Political Studies 31(2):217-240.: 219), para Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, considera que las valoraciones retrospectivas determinan la lealtad o la volatilidad partidista. Sin embargo, y aunque asume que “la literatura sobre voto retrospectivo tiende a centrarse en el voto económico (…) una aproximación diferente se sigue aquí, al comprobar el impacto de las evaluaciones retrospectivas más generalmente”. Esta decisión se materializa empíricamente en la inclusión de la variable de actuación del partido por el que se votó en la elección anterior, en lugar de tener en cuenta las consideraciones sobre la situación económica del país. De hecho, esta decisión de Söderlund (2008Söderlund, P. 2008. "Retrospective voting and electoral volatility: A nordic perspective". Scandinavian Political Studies 31(2):217-240.) es posteriormente adoptada por Ruth Dassonneville, André Blais e Yves Dejaeghere (2015Dassonneville, R., A. Blais e Y. Dejaeghere. 2015. "Staying with the party, switching or exiting? A comparative analysis of determinants of party switching and abstaining". Journal of Elections, Public Opinion and Parties 25(3):387-405.: 390), que asumen en su primera hipótesis que quienes están insatisfechos con el partido al que votaron previamente muestran una mayor propensión a abstenerse o a cambiar de partido en las próximas elecciones. Ambos estudios encuentran evidencia para sus hipótesis, siendo los electores menos estables aquellos menos satisfechos con el partido al que votaron previamente.

Ahora bien, en un trabajo posterior centrado en las regiones belgas, Dassonneville y Dieter Stiers (2018Dassonneville, R. y D. Stiers. 2018. "Electoral volatility in Belgium (2009-2014). Is there a difference between stable and volatile voters?". Acta Política 53(1):68-97.) consideran que las valoraciones a pasado de la situación económica durante las elecciones de 2009 a 2014 deberían haber afectado el comportamiento estable o volátil de un elector. Sus hallazgos van en contra de las expectativas: “las valoraciones retrospectivas de la economía no afectan a la decisión de voto en las elecciones regionales belgas de 2014” (p. 80). Pero, puntualizan, estos resultados podrían deberse a que se trata de elecciones regionales, en las que la claridad de responsabilidades sobre quién es el causante de los males de la economía son más difusas. Sin embargo, el trabajo de David Sanders (2003Sanders, D. 2003. "Party identification, economic perceptions, and voting in British general elections, 1974–97". Electoral Studies 22(2):239-263.: 261) sobre el Reino Unido va en esta misma dirección, al apuntar que “los partidos de oposición no siempre se benefician del desconcierto del Gobierno” y del devenir negativo de la economía.

A nivel agregado, varios trabajos han señalado que los niveles de volatilidad electoral están estrechamente relacionados con las condiciones económicas coyunturales que atraviesa un país. Eleonor Powell y Joshua Tucker (2014Powell, E. N. y J.A. Tucker. 2014. "Revisiting electoral volatility in Post-Communist countries: New data, new results and new approaches". British Journal of Political Science 44(1):123-147.: 139), en el caso de los países poscomunistas, encuentran una relación estadísticamente significativa entre volatilidad de tipo A y decrecimiento del PIB. Antes, Carina S. Bischoff (2013Bischoff, C. S. 2013. "Electorally unstable by supply or demand? An examination of the causes of electoral volatility in advanced industrial democracies". Public Choice 156(3/4):537-561.: 549), en su estudio de 21 países de la OCDE y 336 elecciones entre 1950-2005, identifica una asociación negativa y estadísticamente significativa entre crecimiento del PIB y volatilidad electoral. Con un mayor número de casos, circunscritos a varios países del mundo (67 países y 604 elecciones entre 1950-2006), Scott Mainwaring, Carlos Gervasoni y Annabella España-Najera (2017Mainwaring, S., C. Gervasoni y A. España Najera. 2017. "Extra- and within-system electoral volatility". Party Politics 23(6):623-635.: 629) muestran que el “crecimiento económico lento o negativo aumentó sistemáticamente la volatilidad de fuera del sistema y la volatilidad total, pero no tuvo influencia en la volatilidad de dentro del sistema”. Es decir, el decrecimiento económico estaría correlacionado con la volatilidad en general y con la volatilidad entre nuevos y viejos partidos, pero no la que se produce entre los partidos establecidos en el sistema. Por su parte, el estudio de Dassonneville y Marc Hooghe (2017Dassonneville, R. y M. Hooghe. 2017. "Economic indicators and electoral volatility: economic effects on electoral volatility in Western Europe, 1950-2013". Comparative European Politics 15(6):919-943.: 933), que considera 311 elecciones de 21 países pertenecientes a Europa occidental durante los años 1950-2013, señala que existe una asociación directa y negativa entre el crecimiento económico, medido por el incremento del PIB, y la volatilidad electoral. En el mismo trabajo también se demuestra que, cuando el desempleo crece, los niveles de volatilidad electoral se hacen mayores (datos de 17 países de Europa occidental y 116 elecciones). Además, al tener en cuenta el factor tiempo, ambos autores muestran que la relación entre volatilidad y decrecimiento del PIB se ha hecho más intensa en los últimos años: en las elecciones de la década de 2010, a mayor caída del PIB mayores niveles de volatilidad electoral (p. 937).

Teniendo en cuenta tanto la literatura de la teoría del voto económico como aquella centrada en la volatilidad agregada e individual, la primera hipótesis es la siguiente:

Hipótesis 1 (H1): aquellos que perciban que la economía del país ha empeorado serán más propensos a cambiar de partido en las siguientes elecciones.

El votante desafecto

La desafección política se entiende como el alejamiento o desapego de los ciudadanos con respecto a su sistema político. Así, la desafección política consiste en un conjunto de actitudes básicas hacia el sistema político que son diferentes de las que componen la insatisfacción política y la legitimidad democrática (Montero, Gunther y Torcal 1999Montero, J. R., R. Gunther y M. Torcal. 1999. "Legitimidad, descontento y desafección. El caso español". Estudios Públicos 74:107-149.).

Carsten Zelle (1995Zelle, C. 1995. "Social dealignment versus political frustration: Contrasting explanations of the floating vote in Germany". European Journal of Political Research 27(3):319-345.) señaló en el caso alemán que el cambio de partido de una elección a otra se debía, por encima del nivel educativo, el interés por la política y ciertas características sociales, a la frustración del votante. Su mecanismo sugería que, primero, el votante se siente frustrado con el partido al que previamente votó, al no haber sido capaz de cumplir sus expectativas, y, segundo, que esta frustración con un partido en particular genera un sentimiento de insatisfacción con el sistema político y con los partidos en general. Como forma de expresar este sentimiento, el votante frustrado cambia de partido entre elecciones recurrentemente. Esto pasó a conocerse como la hipótesis del votante flotante frustrado. Zelle confirmaba así que, en comparación con aquellos electores que entre elecciones mantienen estable su opción partidista, los votantes volátiles están menos satisfechos con el sistema político.

Posteriormente, otros trabajos confirmaron que los electores flotantes tienen actitudes en contra del sistema político en mayor medida que los abstencionistas (Dassonneville 2012Dassonneville, R. 2012. "Electoral volatility, political sophistication, trust and efficacy: A study on changes in voter preferences during the Belgian Regional Elections of 2009". Acta Politica 47(1):18-41.). Dalton y Steven Weldon (2005Dalton, R. J. y S.A. Weldon. 2005. "Public images of political parties: A necessary evil?". West European Politics 28(5):931-951.: 944), investigando el impacto de la desconfianza en los partidos en el comportamiento electoral, llegaron a mostrar que “la desconfianza en los partidos estimula un notable crecimiento de la volatilidad del voto”. Más aún, ambos autores demostraban que la confianza en los partidos está estrechamente relacionada con la satisfacción con la democracia y con el proceso democratizador en su conjunto.

Por lo tanto, y siguiendo a Zelle (1995Zelle, C. 1995. "Social dealignment versus political frustration: Contrasting explanations of the floating vote in Germany". European Journal of Political Research 27(3):319-345.) y Dalton y Weldon (2005Dalton, R. J. y S.A. Weldon. 2005. "Public images of political parties: A necessary evil?". West European Politics 28(5):931-951.), la confianza política y la satisfacción con la democracia son buenos indicadores de un concepto mayor: la desafección política. Ahora bien, sabemos que la desafección política tiene dos aspectos (Torcal y Montero 2006Torcal, M. y J. R. Montero. 2006. Political Disaffection in Contemporary Democracies. London: Routledge.). Por un lado, la desafección institucional y, por el otro, la desconexión política. El primer elemento suele medirse a través de la confianza en instituciones políticas y también a través de la eficacia política interna.[4] El segundo, la desconexión política, suele medirse a través de indicadores como el interés por la política y la eficacia política externa.[5]

En cuanto al elemento institucional, los trabajos anteriormente citados han demostrado que la desconfianza en instituciones o la insatisfacción con el funcionamiento de la democracia hacen que un elector cambie su voto de una elección a otra. En lo relativo al componente de desconexión política que está presente en el concepto de desafección, el trabajo de Dassonneville y Marc Hooghe (2013Dassonneville, R. y M. Hooghe 2013. "Determinants of Electoral Volatility. Where did the N-VA find its Local Support?". Pp. 19-26 en As Ever, In Between Elections, editado por W. Vermeersch. Gent: Stichting Gerrit Kreveld.: 24) ha señalado que, debido al desinterés por la política, “los votantes que no saben absolutamente nada sobre política, por pura fuerza de hábito, siempre terminan votando al mismo partido”. En este sentido, el artículo de Dassonneville (2012Dassonneville, R. 2012. "Electoral volatility, political sophistication, trust and efficacy: A study on changes in voter preferences during the Belgian Regional Elections of 2009". Acta Politica 47(1):18-41.) sobre las elecciones regionales belgas de 2009 confirmaría que aquellos electores que consideran que el Gobierno no tiene en cuenta lo que piensan los ciudadanos y que su capacidad de influencia en los asuntos públicos es más bien baja (indicador de la eficacia política externa), exhibieron una mayor predisposición a cambiar de partido entre elecciones que el resto de los votantes.

Siguiendo los estudios previos y los hallazgos a los que han llegado recientes investigaciones centradas en el cambio de preferencias electorales entre elecciones, se espera que se cumplan las siguientes hipótesis:

Hipótesis 2 (H2): aquellos menos satisfechos con las instituciones políticas serán más propensos a cambiar de partido entre elecciones.

Hipótesis 3 (H3): aquellos que manifiestan menores niveles de eficacia política externa serán los más propensos a un comportamiento volátil entre elecciones.

La identificación con partidos

Desde finales de los años setenta se habla de la crisis de los partidos políticos (Ignazi 1996Ignazi, P. 1996. "The crisis of parties and the rise of new political parties". Party Politics 2(4):549-556.). Esta crisis, entre otras consecuencias, produjo una elevada caída en la identificación partidista (Dalton y Wattenberg 2002Dalton, R. J. y M.P. Wattenberg. 2002. Parties without partisans: Political change in advanced industrial democracies. Oxford: Oxford University Press.) que, a su vez y siguiendo a Dalton (1984Dalton, R. J. 1984. "Cognitive mobilization and partisan dealignment in advanced industrial democracies". The Journal of Politics 46(1):264-284.; 2007Dalton, R. J. 2007. "Partisan mobilization, cognitive mobilization and the changing American electorate". Electoral Studies 26(2):274-286.), produjo elevados niveles de volatilidad que empezaron a manifestarse a principios de los ochenta (Bartolini y Mair 1990Bartolini, S. y P. Mair. 1990. From identity, competition and electoral availability: The stabilisation of European Electorales 1885-1985. Cambridge: Cambridge University Press.). El mecanismo es sencillo: a medida que el número de personas que tienen identificación de partido decrece, aumenta con ello la posibilidad del cambio de opción política por parte de un votante de una elección a otra.

Ahora bien, el concepto de identificación partidista ha tenido una relación directa en el voto en el caso de los Estados Unidos, siendo su influencia menos clara en Europa (Thomassen y Rosema 2009Thomassen, J. y M. Rosema. 2009. "Party identification revisited". Pp. 42-95 en Political Parties and Partisanship. Social Identity and Individual Attitudes, editado por J. Bartle y P. Belluci. London y New York: Routledge.) donde, incluso, ha sido obviada como pregunta en muchos estudios de encuesta (Dassonneville 2012Dassonneville, R. 2012. "Electoral volatility, political sophistication, trust and efficacy: A study on changes in voter preferences during the Belgian Regional Elections of 2009". Acta Politica 47(1):18-41.: 24). Pese a ello, trabajos como el de Sanders (2003Sanders, D. 2003. "Party identification, economic perceptions, and voting in British general elections, 1974–97". Electoral Studies 22(2):239-263.) sobre el Reino Unido muestran que la capacidad explicativa de la identificación de partido sobre el voto sigue siendo elevada.

Así, y aunque un cuerpo amplio de literatura ha señalado que los factores de corto plazo han aumentado su capacidad explicativa del voto (Pomper 1972Pomper, G. M. 1972. "From confusion to clarity: issues and American voters, 1956-68". American Political Science Review 66:415-428.), sobre todo de las generaciones más jóvenes (Walczak, van der Brug y de Vries 2012Walczak, A., W. van der Broug y C. de Vries. 2012. "Long- and short-term determinants of party preferences: Inter-generational differences in Western and East Central Europe". Electoral Studies 31(2):273-284.), otro buen número de trabajos continúa sosteniendo que elementos de largo plazo, como la identificación partidista, siguen siendo fuertes predictores de la estabilidad o la volatilidad electoral. De hecho, como señalan Richard Gunther y José Ramón Montero (2000Gunther, R. y J. R. Montero. 2000. "Legitimacy, satisfaction and disaffection in new democracies". Studies in Public Policy 0140-8240. Glasgow: Centre for the Study of Public Policy, University of Strathclyde.: 12) en su estudio sobre cuatro democracias del sur de Europa, la relación entre los bajos niveles agregados de identificación partidista y los altos niveles de volatilidad electoral no significa que, “a nivel individual, los vínculos psicológicos con un partido político no sirven como un poderoso determinante del voto”. Así, y a pesar de que tras la Gran Recesión la mayoría de los estudios se han centrado en la importancia de los elementos de tipo económico para explicar el voto, en este estudio, y siguiendo a Enrique Hernández y Kriesi (2016Hernández, E. y H. Kriesi. 2016. "The electoral consequences of the financial and economic crisis in Europe". European Journal of Political Research 55(2):203-224.), que afirmaron que tras la gran crisis económica era necesario combinar la literatura del voto económico con la del cambio en el sistema de partidos para entender las consecuencias electorales que se estaban produciendo, se espera que:

Hipótesis 4 (H4): aquellos electores con menor identificación partidista serán los más propensos a cambiar de partido entre elecciones después de la Gran Recesión.

Estas cuatro hipótesis recogen las principales líneas de investigación sobre volatilidad electoral a nivel individual. El objetivo de este trabajo es determinar cuáles de estas explicaciones encajan mejor en cada contexto. Asumimos que, tras la Gran Recesión, no puede tenerse una explicación unívoca del cambio de partido entre elecciones para todos los países de Europa occidental, sino que, más bien, el comportamiento de los votantes tras la crisis de 2008 fue muy específico de cada país, debido a cada contexto particular. Con todo, y como hemos afirmado al principio del artículo, en este trabajo planteamos que los factores económicos deberían ayudar a entender, en mayor grado, el cambio de opción partidista entre elecciones tras la Gran Recesión en los países analizadas.

 

DATOS Y MÉTODOS Top

Para llevar a cabo este estudio se emplean los datos del Módulo IV (elecciones entre 2011 y 2016) del CSES. Son, más concretamente, 12 países pertenecientes a Europa occidental: Alemania, Austria, Francia, Finlandia, Grecia, Irlanda, Islandia, Noruega, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza. Se utiliza esta base de datos por ser una de las pocas que incluye la pregunta sobre recuerdo de voto en dos elecciones nacionales, las dos más cercanas en el tiempo de la entrevista. Además, la selección de los países, todos los de Europa occidental que están presentes en la base de datos, permite tener cierta variedad de casos que han padecido en mayor o menor grado la crisis económica. Estos datos permiten comprobar el efecto de distintas variables en diferentes países (con distintos sistemas de partidos) durante un contexto, el de la Gran Recesión, en el que muchos trabajos han señalado que la economía había sido el motivo principal para explicar los altos niveles de volatilidad electoral.

A nuestro juicio, la mejor forma de comprobar las hipótesis es mediante los efectos marginales medios (en inglés Average Marginal Effects [AMEs]) (Dassonneville y Stiers 2018Dassonneville, R. y D. Stiers. 2018. "Electoral volatility in Belgium (2009-2014). Is there a difference between stable and volatile voters?". Acta Política 53(1):68-97.). Con esta técnica puede medirse la incidencia que, en promedio, tiene cada variable independiente (controlando por el resto de los factores) en la probabilidad de que un votante cambie de partido entre elecciones.

La variable dependiente está construida teniendo en cuenta el recuerdo de voto en las dos últimas elecciones, es decir, a través de las preguntas sobre recuerdo de voto en las elecciones legislativas[6] más inmediatas y el recuerdo de voto en las elecciones anteriores a las primeras. Esto corresponde al intercambio de preferencias partidistas entre las elecciones de Alemania en 2009 y 2013, Austria en 2008 y 2013, Finlandia en 2011 y 2015, Francia en 2007 y 2012, Grecia en 2009 y 2012, Irlanda en 2007 y 2011, Islandia en 2009 y 2013, Noruega en 2009 y 2013, Portugal en 2011 y 2015, Reino Unido en 2010 y 2015, Suecia en 2010 y 2014 y Suiza en 2007 y 2011. Se otorga el valor 1 a los electores que cambian de partido de una elección a otra y el valor 0 a los votantes que mantienen la misma preferencia partidista: volatilidad (1 = volátil 0 = estable). Así, la variable dependiente solo tiene en cuenta el cambio de preferencias entre partidos y excluye de su análisis tanto a los electores que, o bien no votaron en unos comicios y sí lo hicieron en los siguientes, o votaron nulo o en blanco en unas elecciones y en las otras terminaron decantándose por un partido. Siguiendo a Stefano Bartolini (1986Bartolini, S. 1986. "La volatilità elettorale". Rivista Italiana di Scienza Politica 16:363-400.: 368), esta forma de medir la volatilidad es la más correcta, al menos a nivel individual. Además, resulta una réplica en el nivel individual de cómo se mide la volatilidad agregada (Pedersen 1979Pedersen, M. N. 1979. "The dynamics of European party systems: changing patterns of electoral volatility". European Journal of political Research 7(1):1-26.). El gráfico 1 muestra el porcentaje de votantes por país que cambiaron de partido entre dos elecciones.

Gráfico 1. Porcentaje de electores volátiles entre las dos elecciones

Porcentaje de electores volátiles entre las dos elecciones

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Los electores más volátiles pertenecen a Grecia (elecciones de 2009-2012), Portugal (2011-2015), Francia (2007-2012), Islandia (2009-2013) e Irlanda (2007-2011). Estos países son algunos de los que más padecieron los efectos de la Gran Recesión y, a su vez, aquellos que conocieron cambios significativos de su sistema de partidos: en Grecia, en las elecciones de 2012, la Coalición de la Izquierda Radical (SYRIZA) pasó de tener menos del 5 por ciento de los votos en 2009 a hacerse con cerca del 17 por ciento y ser la segunda fuerza más votada en 2012. En Francia, el Frente Nacional (FN) sumó casi 8 puntos porcentuales más en las elecciones presidenciales de 2012 en relación con las de 2007. Estos datos no esconden que los valores individuales de intercambio partidista sean superiores a los que se alcanzaron según los índices agregados de volatilidad electoral.

Sin embargo, estas diferencias son las que por lo general se han observado en otros estudios que han tenido en cuenta ambos tipos de volatilidad (Bartolini 1986Bartolini, S. 1986. "La volatilità elettorale". Rivista Italiana di Scienza Politica 16:363-400.: 389-400). La solución que se ha propuesto ante este tipo de divergencias es comprobar hasta qué punto las dos medidas de volatilidad están correlacionadas y en qué sentido va la dirección de dicha correlación. En el caso de los datos de este trabajo, la correlación entre los valores de volatilidad es positiva y de un 0,709, un nivel considerablemente elevado si se tienen en cuenta los descritos por el propio Bartolini (1986Bartolini, S. 1986. "La volatilità elettorale". Rivista Italiana di Scienza Politica 16:363-400.: 390) en distintas investigaciones: 0,523 o 0,600.

La tabla 1 muestra el porcentaje agregado de volatilidad en la última elección y ofrece también información sobre el desempeño de dos indicadores económicos, el PIB y el porcentaje de desempleo en una elección anterior a los últimos comicios. Los datos muestran la variabilidad de los casos de estudio.

Tabla 1. Datos sobre volatilidad electoral agregada y variables económicas en 12 países de Europa occidental

Datos sobre volatilidad electoral agregada y variables económicas en 12 países de Europa occidental

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Para comprobar las anteriores hipótesis se emplean las siguientes variables. La H1 se mide a través de la valoración de la economía (originalmente en tres categorías, se recodifica como binaria, 0 = ha empeorado, 1 = igual o ha mejorado). Se opta por esta variable y no por otras relacionadas, como el nivel de ingresos o la evaluación del desempeño del Gobierno, porque es la variable que, a nivel individual, comúnmente se utiliza en la literatura sobre voto económico (Lewis-Beck y Stegmaier 2000Lewis-Beck, M. S. y M. Stegmaier. 2000. "Economic determinants of electoral outcomes". Annual Review of Political Science 3:183-219.) y la que emplean algunos trabajos sobre cambio de partido entre elecciones (Dassonneville y Stiers 2018Dassonneville, R. y D. Stiers. 2018. "Electoral volatility in Belgium (2009-2014). Is there a difference between stable and volatile voters?". Acta Política 53(1):68-97.). Adicionalmente, se controla por la condición de estar desempleado (originalmente de diez categorías, otorgamos el valor 1 a aquellos que están en situación de desempleo). El desempleo podría ser relevante a la hora de cambiar de partido si tenemos en cuenta el contexto en el que se celebraron las elecciones seleccionadas.

La H2, que relaciona el grado de confianza en instituciones con la volatilidad electoral, se mide a través de la satisfacción con el funcionamiento de la democracia (originalmente en cuatro categorías, se recodifica como binaria, 0 = no satisfecho, 1 = satisfecho) siguiendo el trabajo de Yves Dejaeghere y Dassonneville (2016Dejaeghere, Y. y R. Dassonneville. 2016. "A comparative investigation into the effects of party-system variables on party switching using individual-level data". Party Politics 23(2):110-123.: 114). La H3 formula que aquellos desconectados de la política serán más propensos a cambiar de partido entre elecciones. Se ha optado por medir esta dimensión a través de la eficacia política externa (escala de cinco valores, 0 = que la gente vote no marcará la diferencia y 4 = que la gente vote marcará una gran diferencia) y no el interés por la política debido, por un lado, a que la pregunta sobre interés por la política no se formula en el cuestionario; y, por otro, porque existe suficiente literatura como para decantarse por este indicador (Dassonneville 2012Dassonneville, R. 2012. "Electoral volatility, political sophistication, trust and efficacy: A study on changes in voter preferences during the Belgian Regional Elections of 2009". Acta Politica 47(1):18-41.: 23; Dassonneville, Blais y Dejaeghere 2015Dassonneville, R., A. Blais e Y. Dejaeghere. 2015. "Staying with the party, switching or exiting? A comparative analysis of determinants of party switching and abstaining". Journal of Elections, Public Opinion and Parties 25(3):387-405.: 114). Por último, comprobamos la H4 a través de la pregunta de identificación de partido (0 = sin identificación partidista, 1 = con identificación partidista).[7]

Por otra parte, y siguiendo varios estudios previos (Lazarsfeld, Berelson y Gaudet 1948Lazarsfeld, P. F., B. R. Berelson y H. Gaudet. 1948. The people’s choice: How the voter makes up his mind in a presidential campaign. New York, NY: Columbia University Press.; Granberg y Holanberg 1990Granberg, D. y S. Holanberg. 1990. "The Berelson paradox reconsidered: Intention-behavior changers in US and Swedish election campaigns". Public Opinion Quarterly 54(4):530-550.), añadimos como control la variable de conocimiento político, al esperar que tenga un impacto en la estabilidad o el cambio de partido entre elecciones. Como no existe una variable que mida realmente cuánto saben los electores sobre temas políticos, incluimos la de información política (0 = no estar informado sobre política, 1= estar informado sobre política).

Adicionalmente, y siguiendo los trabajos previos de Sabine Geers y Jesper Strömbäck (2018Geers, S. y J. Strömbäck. 2018. "Patterns of intra-election volatility: the impact of political knowledge". Journal of Elections, Public Opinion and Parties 29(3):361-380.:2), los modelos cuentan con dos variables sociales fundamentales para entender el cambio de partido entre elecciones: el año de nacimiento (variable continua) —que estaría relacionada con el hábito de voto y la identificación de partido, esperando, así, que los más jóvenes sean aquellos más predispuestos a cambiar de partido entre elecciones— y el nivel educativo (de dos categorías, siendo el 1 aquellos con titulación universitaria o superior). Como variable de control se añade también el género del entrevistado (1 = mujer). La tabla 2 ofrece información descriptiva de la variable dependiente y de las independientes.

Tabla 2. Descripción de las variables

Descripción de las variables

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RESULTADOS Top

El gráfico 2 muestra[8] los efectos marginales medios de las variables[9] que se utilizan para comprobar las distintas hipótesis.[10] Los efectos marginales graficados para cada variable tienen en cuenta el resto de las variables descritas en la sección anterior. Así, y en contra de lo que sostienen algunos trabajos recientes sobre las consecuencias políticas observadas tras la Gran Recesión (Bermeo y Bartels 2014Bermeo, N. y L. Bartels. 2014. Mass politics in tough times. Opinions, voters and protest in the Great Recessions. Oxford: Oxford University Press.), no parece que la valoración de la situación económica sea el mejor factor explicativo del comportamiento electoral en los años de la crisis o, al menos, solo resulta estadísticamente significativo y con el signo esperado en tres de los doce casos analizados. Tanto en Grecia como en Irlanda (elecciones 2009-2012 y 2007-2011, respectivamente), países pertenecientes al grupo de deudores (Halikiopoulou y Vlandas 2015Halikiopoulou, D. y T. Vlandas. 2015. "The rise of the far right in debtor and creditor European countries: The case of European Parliament Elections". The Political Quarterly 86(2):279-288.), la valoración retrospectiva de la economía resulta estadísticamente significativa y con el signo negativo: aquellos electores que consideraban que la economía de su país había empeorado fueron los más propensos a cambiar de partido. Esto mismo sucedió en Francia (elecciones comprendidas entre 2007 y 2012), otro de los países en los que sus electores más padecieron la crisis: la variable es estadísticamente significativa al 90 por ciento.

Por su parte, otro de los elementos destacables del gráfico 2 es el efecto de la variable económica en Portugal (país perteneciente también al grupo de deudores tras la Gran Recesión). Así, los que valoran de forma positiva la economía fueron los más propensos a cambiar de partido entre las elecciones de 2011 y 2015. Este resultado, que no sigue lo observado en Grecia, Irlanda y Francia, se justificaría por el año de elección (ver datos de la tabla 1). En Portugal en 2015, los altos niveles de volatilidad se explicarían por el desgaste e impopularidad de los partidos del Gobierno y no tanto por las condiciones adversas de la economía que, en aquel momento, aunque tímidamente, crecía tras varios años de caída (Fernandes, Magalhães y Santana-Pereira 2018Fernandes, J. M., P. Magalhães y J. Santana-Pereira. 2018. "Portugal’s leftist Government: From sick man to poster boy?". South European Society and Politics 23(4):503-524.). En resumen, la H1 no se cumple.

En relación con el resto de las hipótesis, el mismo gráfico 2 (paneles 2, 3 y 4) muestra los efectos marginales medios de las variables que miden la desafección política y la identificación de partido: eficacia política externa, satisfacción con la democracia e identificación partidista.[11] La primera de estas variables tiene un efecto negativo y estadísticamente significativo en países como Alemania, Francia, Reino Unido, Finlandia (al 90 por ciento), Grecia e Islandia. En los cuatro primeros, sus sistemas de partidos cambiaron notablemente entre las elecciones analizadas. Los partidos tradicionales perdieron apoyo a la vez que emergieron partidos de reciente creación —caso del partido de los Verdaderos Finlandeses (PS), Alternativa por Alemania (AfD) y el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP)— o formaciones que hasta el momento habían ocupado un papel secundario en la vida política (FN en Francia) pasaron a tener un papel principal, siendo llaves de gobierno en muchas ocasiones. Los votantes cambiaron de partido entre elecciones, entre otros motivos, como reacción a un sentimiento de distanciamiento con los partidos y políticos establecidos. A su vez, este distanciamiento fue canalizado por nuevas formaciones o por aquellas con discursos populistas que centraron su mensaje en la democracia directa y la participación de la gente en la toma de decisiones políticas.

Gráfico 2. Efectos marginales medios de la eficacia política externa, satisfacción con la democracia e identificación de partido en 12 países de Europa occidental

Efectos marginales medios de la eficacia política externa, satisfacción con la democracia e identificación de partido en 12 países de Europa occidental

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Grecia e Islandia fueron, junto a Portugal, Irlanda, Italia y España, algunos de los países más sacudidos por la crisis económica. En este contexto, por razones económicas y debido a la emergencia de nuevos temas políticos, una parte importante de electores dieron su apoyo a formaciones antiestablishment. Estos son los casos de SYRIZA, los Griegos Independientes (ANEL) y la Izquierda Democrática (DIMAR) en las elecciones generales de 2012 en Grecia; y el Partido Pirata y Futuro Brillante (BF) en las de Islandia en 2013.[12] Así, tanto por la mala situación económica como por la crisis de los partidos tradicionales, los votantes exhibieron una mayor propensión a cambiar de partido entre elecciones debido al sentimiento de apatía respecto de los partidos medido a través de la eficacia política externa. De hecho, en Grecia aquellos menos satisfechos con el funcionamiento de la democracia fueron también los que, con mayor probabilidad, cambiaron de voto entre 2009 y 2012.

En Austria, Alemania, Francia y Noruega, aquellos menos satisfechos con la democracia fueron los que tuvieron una mayor probabilidad de cambiar de partido entre elecciones. En los comicios legislativos de Austria celebrados en 2013, en medio de un contexto de crisis económica, surgen dos partidos nuevos que entran en el Parlamento: la Nueva Austria y Foro Liberal (NEOS) y el Equipo Stronach. El primero es un partido liberal proeuropeo, mientras el segundo ha sido calificado como populista de derechas y euroescéptico (Schmuck, Matthes y Boomgaarden 2016Schmuck, D., J. Matthes y H. Boomgaarden. 2016. "Austria: candidate-centered and anti-immigrant right-wing populism". Pp. 85-98 en Populist political communication in Europe, editado por T. Aalberg, F. Esser, C. Reinemann, J. Strömbäck y C.H. de Vreese. New York: Routledge.). Además, en estos comicios creció el apoyo al Partido de la Libertad (FPÖ), una formación de la derecha populista radical (Mudde 2007Mudde, C. 2007. Populist Radical Right Parties in Europe. Cambridge: Cambridge University Press.). Los niveles de volatilidad fueron notablemente altos, sobre todo los producidos entre nuevos y viejos partidos (Emanuele 2015Emanuele, V. 2015. Dataset of electoral volatility and its internal components in Western Europe (1945-2015). Rome: Italian Center for Electoral Studies. http://dx.doi.org/10.7802/1112.). Este incremento en la volatilidad por regeneración podría explicarse, como muestra el gráfico 2, por la insatisfacción con el funcionamiento de la democracia en general y el malestar con los partidos tradicionales en particular (no por la economía). Esto mismo se aplicaría a los casos de Alemania y Francia, pues en sus elecciones de 2013 y 2012, respectivamente, surgen nuevos partidos y formaciones populistas de derechas con un discurso centrado en la democracia directa (Arzheimer 2015Arzheimer, K. 2015. "The AfD: Finally a successful Right-Wing Populist Eurosceptic party for Germany?". West European Politics 38(3):535-556.; Mondon 2014Mondon, A. 2014. "The Front National in the twenty-first century: From Pariah to Republican Democratic Contender?". Modern and Contemporary France 22(3):301-320.).

Por último, la variable que, de todas las analizadas, mejor explicaría (por su mayor coeficiente y la elevada significatividad estadística) el cambio de preferencias electorales en los comicios seleccionados es la de identificación partidista. Los votantes afines a una formación son los menos propensos a cambiar de partido entre elecciones incluso tras la Gran Recesión, momento en el que se podría esperar una mayor importancia de las valoraciones de la situación económica. Sin embargo, mientras que esta variable resultó significativa en los países más golpeados por la crisis (Grecia, Irlanda y, en menor medida, Francia), no lo hizo en el resto de los países. Tanto en los Estados deudores como en los acreedores de la Unión Europea, factores como la satisfacción con el funcionamiento de la democracia y la identificación de partido fueron los mejores predictores. Las H2, H3 y, sobre todo, la H4 quedarían confirmadas.

Por último, en la tabla 3 pueden comprobarse los efectos marginales medios de las variables de control relevantes, como el nivel de estudios y la edad. El primero resulta significativo al 90 por ciento y con signo negativo en los casos de Grecia y Noruega, no teniendo efecto en el resto de los países. En el caso griego, todo apuntaría a que, ante una crisis económica y financiera como la vivida entre las elecciones de 2009 y 2012, los sectores con mayor riesgo de pobreza (o de quedar sin empleo), entre los que se encuentran aquellos con bajos niveles educativos, fueron los que de forma más acentuada optaron por cambiar de preferencia partidista. Por su parte, el año de nacimiento resulta en la mayor parte de los casos significativo y positivo: los electores más jóvenes son los más propensos a cambiar de partido de una elección a otra. Las únicas excepciones a esta pauta son Austria, Suecia y Suiza. Así, y sobre todo después de la Gran Recesión, los jóvenes exhibieron una mayor predisposición a cambiar su voto. Tal y como había mostrado Dassonneville (2013Dassonneville, R. 2013. "Questioning generational replacement. An age, period and cohort analysis of electoral volatility in the Netherlands, 1971-2010". Electoral Studies 32(1):37-47.: 43) en el caso holandés, la edad tiene un efecto negativo y significativo en la volatilidad electoral que, a su vez, es resultado de un efecto de ciclo vital: debido al poco hábito de voto, los electores de menor edad no han creado aún vínculos con un partido y cambian de preferencia electoral entre comicios. Si estos electores están, además, menos satisfechos con el funcionamiento de la democracia, consideran que los partidos no los tienen en cuenta y no se identifican con ninguna alternativa política; de cara al futuro, los altos niveles de volatilidad electoral serán más una constante que una rara avis.

Tabla 3. Resumen de los efectos marginales medios en los doce países analizadosa

Resumen de los efectos marginales medios en los doce países analizados

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CONCLUSIONES Top

Las elecciones que se celebraron en los países europeos tras la Gran Recesión mostraron una pauta común: elevados niveles de volatilidad electoral y aumento en la fragmentación partidista. Sin embargo, estas consecuencias compartidas no han sido generadas por las mismas causas. Distintas explicaciones ayudan a entender por qué, tanto en Grecia como en Austria, sus sistemas de partidos cambiaron notablemente en las elecciones posteriores a la crisis de 2008, pese a que las condiciones de vida de sus ciudadanos se viesen afectadas de muy distinta manera: mientras los griegos padecieron todo tipo de recortes sociales, los austriacos apenas notaron la desaceleración de la economía.

Así, este trabajo centrado en los factores individuales que explican el cambio de partido entre dos elecciones sucesivas después de la Gran Recesión en doce países europeos, ayuda a entender qué factores explican mejor la volatilidad electoral en cada país. Dentro de los que menos sufrieron la crisis económica, la desafección política (insatisfacción con el funcionamiento de la democracia), combinada con una baja identificación partidista, son factores que ayudan a explicar la volatilidad en Austria, Alemania y Francia. En cuanto a Islandia, Reino Unido y Finlandia (países igualmente poco afectados por la Gran Recesión), la volatilidad electoral a nivel individual se explicaría mejor por la desconexión política y el sentimiento de no influir en la toma de decisiones de los partidos (eficacia política externa). En aquellos países que más padecieron la crisis (Grecia e Irlanda), las razones por las que un elector modificó su preferencia política tuvieron que ver con las condiciones económicas (factor de corto plazo), pero también, al menos en el caso griego, con la desafección y el sentimiento de que su voto no importaba.

En general, en buena parte de los países y elecciones analizados, nuevos partidos con un discurso centrado en nuevos temas (la inmigración, el proceso de integración de la Unión Europea) entraron en los Parlamentos nacionales al tiempo que las formaciones tradicionales menguaron su apoyo (Hooghe y Marks 2017Hooghe, L. y G. Marks. 2017. "Cleavage theory meets Europe’s crises: Lipset, Rokkan, and the transnational cleavag". Journal of European Public Policy 25(1):109-135.). Este aumento de la oferta partidista tuvo sus implicaciones en la volatilidad electoral: los votantes, bien por la situación económica, bien por la insatisfacción con el funcionamiento de la democracia, la escasa identificación con los partidos tradicionales o el sentimiento de no participar en la toma de decisiones políticas, o debido a una combinación de distintos factores, cambiaron ente elecciones su preferencia partidista.

Los resultados de este trabajo destacan que la edad y la identificación de partido (los más jóvenes y aquellos que no sienten afinidad con una formación) son los elementos comunes en la mayoría de los países analizados para explicar el cambio de partido entre elecciones. Así, en contra de lo que se afirmó tras la Gran Recesión, las valoraciones de la economía no fueron la mejor variable explicativa del cambio de partido. Una explicación alternativa, la crisis sistémica e institucional de los sistemas de partidos europeos, constituiría la mejor explicación de los niveles de volatilidad electoral registrados en la mayor parte de los países de Europa occidental tras la Gran Recesión.

 

AGRADECIMIENTOSTop

Nos gustaría agradecer a José Ramón Montero, Guillermo Cordero y Andrés Santana sus valiosos comentarios y sugerencias a este texto, así como a los participantes del Seminario de Investigadores en Formación de la Universidad Autónoma de Madrid. Asimismo, agradecemos la labor de tres revisores anónimos de la RIS que ayudaron enormemente a que este texto mejorase.

 

NOTAS Top

[1]

Estos elevados niveles de volatilidad se deben al incremento de la denominada volatilidad de demanda (Rose y Munro 2003Rose, R. y N. Munro. 2003. Elections and parties in New European Democracies. Washington D.C.: C.Q. Press.), volatilidad de reemplazo (Birch 2003Birch, S. 2003. Electoral System and Political Transformation in Post-Communist Europe. Palgrave Macmillan: New York.), volatilidad por el éxito de partidos genuinamente nuevos (Sikk 2005Sikk, A. 2005. "How Unstable? Volatility and the Genuinely New Parties in Eastern Europe". European Journal of Political Research 44(3):391-412.), volatilidad de tipo A (Powell y Tucker, 2014Powell, E. N. y J.A. Tucker. 2014. "Revisiting electoral volatility in Post-Communist countries: New data, new results and new approaches". British Journal of Political Science 44(1):123-147.), volatilidad externa al sistema (Mainwaring, Gervasoni y España-Najera 2017Mainwaring, S., C. Gervasoni y A. España Najera. 2017. "Extra- and within-system electoral volatility". Party Politics 23(6):623-635.) o volatilidad por regeneración (Chiaramonte y Emanuele 2017Chiaramonte, A. y V. Emanuele. 2017. "Party system volatility, regeneration and de-institutionalization in Western Europe (1945-2015)". Party Politics 23(4):376-388.). Esta volatilidad mide el porcentaje de votos que, entre elecciones, cambia entre los partidos establecidos y aquellos que son nuevos en un sistema de partidos (Lago y Torcal 2018Lago, I. y M. Torcal. 2018. "Electoral coordination and party system institutionalization". Party Politics 26(5):570-580. https://doi.org/10.1177/1354068818795191.).

[2]

Así lo demuestra el trabajo de Dassonneville y Lewis-Beck (2018Dassonneville, R. y M. Lewis-Beck. 2018. "A changing economic vote in Western Europe? Long-term vs. short-term forces". European Political Science Review 11(1):91-108.), quienes concluyen, en su estudio a nivel agregado e individual de los países de Europa occidental, que la valoración retrospectiva de la economía, a pesar de la globalización, continúa siendo un factor decisivo del voto, al menos en las elecciones nacionales.

[3]

Véase, entre otros trabajos, el Special Symposium publicado en Electoral Studies y editado por Michael S. Lewis-Beck, Marina Costa Lobo y Paolo Bellucci en 2012Lewis-Beck, M. S., M. Costa Lobo y P. Bellucci. 2012. "Special Symposium: Economic Crisis and Elections: The European Periphery". Electoral Studies 31(3):469-642. sobre el comportamiento de los votantes en los países de la periferia durante la crisis económica iniciada en 2008.

[4]

La ‘eficacia política’ (interna y externa) alude a la confianza de los ciudadanos en el Gobierno y a su creencia de que pueden influir en los asuntos políticos. La eficacia política interna se mide a través del grado de acuerdo o descuerdo con la frase: “los políticos solo están interesados en defender los intereses de los partidos, los ricos y los poderosos”.

[5]

La eficacia política externa, a su vez, se mide a través del grado de acuerdo o descuerdo en torno a frases como “los políticos no se preocupan mucho por lo que piense la gente como yo” o “que un elector vote no marcará la diferencia”.

[6]

A excepción del caso francés, en el que tomamos las elecciones presidenciales de 2012 y 2007.

[7]

Cabe puntualizar que los indicadores utilizados para comprobar las hipótesis son los mejores de los que dispone la base de datos del CSES. Para medir la confianza en las instituciones sería preciso contar con indicadores de confianza en el Parlamento nacional o en los partidos. Sin embargo, al no ser este el caso, pero apoyados en la literatura existente, hemos optado por emplear otras variables que sirvan como aproximación a los distintos conceptos que aquí se abordan.

[8]

Para poder combinar los distintos gráficos de efectos marginales medios que se han producido con el comando canónico de Stata, margins, se ha utilizado el comando combomarginsplot (Winter 2014Winter, N. 2014. "Combomarginsplot: Stata module to combine the saved results from multiple calls to margins into one marginsplot". Statistical Software Components S457804. Boston College Department of Economics.).

[9]

Las variables independientes están estandarizadas (desviación estándar = 1) en aras de que los resultados gráficos sean fácilmente interpretables.

[10]

Para conocer los niveles de significatividad estadística de cada una de las variables, consúltese la tabla 3.

[11]

Aunque no ha sido considerada en la mayor parte de los estudios sobre volatilidad electoral a nivel individual, al introducir la variable de ubicarse en una posición ideológica dentro de una escala de 0 (izquierda) a 10 (derecha), frente a declarar que no se tiene ideología, su efecto no resulta significativo en ninguno de los casos de estudio.

[12]

En Islandia, la eficacia política externa resultó una variable principal para explicar la volatilidad electoral en 2013. Entre 2009 y 2013, Islandia padeció una grave crisis bancaria y política en la que se sucedieron multitud de protestas ciudadanas (Revolución de las Cacerolas) y se convocaron varios referendos (incluso para votar si los ciudadanos debían rescatar o no a los bancos).

 

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SOBRE LOS AUTORESTop

JOSÉ RAMA es Lecturer de Métodos Cuantitativos en el Departamento de Economía Política del King’s College de Londres. Es Doctor en Ciencia Política por la Universidad Autónoma de Madrid, donde ha sido investigador y profesor de Técnicas de Investigación y Elecciones y Comportamiento Político. Además, ha sido Visiting Fellow en la Universidad de Nottingham. Ha publicado en revistas internacionales como Government and Opposition, European Political Science Review, Representation, East European Politics o European Politics and Society, entre otras. Es uno de los autores de VOX: The Rise of the Spanish Radical Right (Routledge, esperado en 2021). En 2019 recibió el premio de la Asociación Española de Ciencia Política (AECPA) al mejor artículo de revista en lengua no española y el Third Routledge Award of the Research Network on Elections, Parties and Party Systems por el mejor trabajo presentado en el congreso del Council of European Studies, celebrado en 2019 en Madrid.

LISA ZANOTTI es Investigadora Postdoctoral en la School of Government and International Relations y en el Centre for Governance and Public Policy en Griffith University (Brisbane, Australia). Es Doctora en Ciencia Política por la Universidad Diego Portales (Chile) y en Humanidades por Leiden University (Países Bajos). Además, es investigadora asociada en el Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (ICSO-UDP) en Santiago de Chile. Es una de los autores de VOX: The Rise of the Spanish Radical Right (Routledge, esperado en 2021). En la actualidad trabaja en un manuscrito en el que analiza los factores que explican la polarización política en torno al cleavage populismo / anti-populismo en Italia y en perspectiva comparada. Es revisora para revistas académicas de impacto como Comparative Political Studies, Government & Opposition, Political Behavior y Social Policy and Administration.